El discurso médico y el discurso psicoanalítico cuando se trata de algunos padecimientos comparten territorio: el cuerpo.
Pero a la vez se plantean como dos discursos diferentes que implican dos maneras de acercarse al sufrimiento.
La medicina interviene sobre el paciente con los procedimientos que la ciencia le proporciona, esperando obtener acerca de la enfermedad un saber cerrado, totalizante.
El psicoanálisis escucha al enfermo y apuesta a que allí surja algo del deseo del sujeto.
No pensamos que el discurso psicoanalítico tenga más validez que el discurso médico. Ambos, psicoanálisis y medicina, son prácticas necesarias y su separación posibilita la apertura de un lugar para la palabra del sujeto.
En este número reunimos un conjunto de artículos que representan distintas vertientes del discurso psicoanalítico.
En "Cuerpos arrasados", Osvaldo Couso realiza un recorrido por conceptos freudianos y lacanianos que sustentan el abordaje de cuestiones ligadas al cuerpo.
Adriana Bauab Dreizzen desarrolla en su trabajo la noción de falla epistemosomática para enlazarla con la clínica del fenómeno psicosomático ("Falla epistemo-somática: una cuestión ética entre la demanda y el goce").
Emma Realini de Granero articula en "Crisis, trauma y cuerpo" situaciones referidas a lo social y a la singularidad de cada paciente, incluyendo criterios para reflexionar sobre los pacientes psicosomáticos.
Mabel Malinowsky da cuenta de su investigación acerca de patologías que presentan una "envoltura atérmica" ("La inercia libidinal como consecuencia de la envoltura atérmica. Cuerpos desinvestidos").
Lidia Scalozub en su texto "Adolescencia: Marcas de época y des-tiempos generacionales" transmite la clínica de una adolescente, en relación con marcas en el cuerpo, articulando el discurso de época y lo familiar
Alicia Manzotti
Psicoanalista. Colaboradora docente del Equipo de Asistencia e Investigación en Psicosomática del Hospital Argerich
Email: tatuajes@psicomundo.com
Colaboraron, para este número, Graciela Silvera, Myriam Carrasco y Marta Mietta