Política del Psicoanálisis |
La crisis en la Internacional de los Foros del Campo Lacaniano
"Tirar la toalla"
Michel Sauval
6 de noviembre 1999
1 - La asamblea del FPBA
El 1° de noviembre de 1999 se realizó la asamblea del Foro Psicoanalítico de Buenos Aires (FPBA) convocada, inicialmente, para discutir la "charte des forums" (el texto fundacional de la Internacional de los Foros del Campo Lacaniano) y elegir los representantes argentinos a las instancias organizativas de la IF-FCL.
La asamblea sesionó con apenas 36 miembros activos (el foro llegó a tener mas de 50 miembros activos y mas de 20 miembros adherentes). La coordinación de la asamblea tuvo que anunciar mi renuncia y la de Jorge García (quien oficiaba hasta entonces como Coordinador General del Foro).
La coordinación de la asamblea no consideró pertinente leer mi renuncia, a pesar de que la misma fue planteada por escrito.
A continuación, Laura Marengo (quien oficiaba hasta entonces de Directora de la revista "Lacaniana") leyó su propia renuncia. Luego de lo cual algunos colegas plantearon que se pasara a un cuarto intermedio para que se pudiera debatir con amplitud estas renuncias. Se impuso el criterio de que la asamblea continuara a los efectos de votar los representates del FPBA a las instancias jerárquicas de la próxima Internacional de los Foros.En síntesis, la asamblea:
- no pudo discutir seriamente las renuncias y sus causales (lo cual requiere, minimamente, que se disponga de los textos y materiales implicados en las mismas)
- no discutió, ni aprobó, el texto de la "charte des forums", es decir, no explicitó su mandato a los representantes que luego votó para la IF-FCL
- se sometió a las puras exigencias institucionales de inclusión del FPBA en la organización de la IF.
Finalmente, el representante argentino al "colegio de conexiones" (lo que sería la Comisión Directiva de la IF) pudo reunir solamente 26 votos (la votación se completa con 5 votos en contra y 5 abstenciones).
En mi respuesta a la carta de C. Soler a los miembros del FPBA (respuesta que la CD del FPBA se negó a distribuir por correo postal, tal como lo había hecho con la carta de C. Soler, teniendo en cuenta que muchos miembros del FPBA no tienen Internet), señalaba lo siguiente: "Como se comprenderá, con este mensaje, C. Soler ha generado una nueva crisis en el FPBA. Sus acusaciones e imputaciones no pueden ser, obviamente, sin consecuencias. Y dudo que ella no sea consciente de ello (...) El primero de noviembre, el FPBA tendrá su próxima asamblea. No se que resolverá, ni como se planteará la discusión. Pero como decía en la segunda parte de mi intervención del lunes 20 de septiembre, la cuestión democrática no se juega tanto al nivel del recuento de votos como de los condicionamientos en que esa votación se realiza (hace falta recordar Barcelona 98?). Y es en ese sentido que esta operación de falseamiento, de pura retórica y manipulación de las transferencias, de "pousse" a la expulsión, no puede considerarse sino en el marco de una tendencia a la liquidación de la democracia".
La imposibilidad en que se encontró la asamblea del FPBA del 1 de noviembre de discutir seriamente las causales de las renuncias así como de discutir la "charte des forums" y definir un mandato para sus "representantes" es el testimonio mas claro de esta tendencia y la degradación de la democracia al puro formalismo de una votación de "representantes".
La carta de C. Soler, mas allá de la aparente demarcación de lo que quedaría "dentro" del "espíritu de los foros" y lo que quedaría "fuera", abortó, por su misma metodología, toda posibilidad de discusión, y aseguró lo que hasta ese momento se presentaba como extremadamente improbable: la elección de "su" candidato al colegio de conexiones de la IF.
Por diversas razones, incluida, probablemente, la costumbre ya asimilada en grandes sectores del movimiento analítico argentino de subordinación a casi cualquier dictado que provenga de París, el FPBA no supo, de conjunto, responder al atropello de esa carta y de esa metodología.
Solo hubo lugar para la dignidad de algunas de las renuncias.2 - Tirar la toalla
Ana Cárceles Aguirre plantea que el momento de "tirar la toalla", al menos para ella, quedó definido cuando (en relación lo que ocurria en la sección de Cataluña de la EEP) ya "no se trataba de un síntoma sino de una voluntad decidida de que las cosas fueran como eran, y que por lo tanto ningún esfuerzo las cambiaría". Y trae a colación lo buena que ha sido su experiencia de trabajo con sus colegas Forum Iniciativa Escola de Catalunya.
No creo que sea tan sencillo como parece establecer esta diferencia entre "síntoma" y "voluntad", o, en todo caso, no me parece que sea mas fácil levantar un síntoma que torcer una voluntad.
Plantear las cosas así nos conduce a la sencillez de suponer una "inocencia" asociada al "síntoma", en contraposición con una "voluntad".... "consciente"? Porque esta voluntad habría de ser menos sintomática que aquella "inocencia sintomática"?
Es este un malentendido constante.Por ejemplo, cuando señalaba, unos párrafos mas arriba, que dudaba que C. Soler no fuera consciente de los efectos de su carta a los miembros del FPBA, esta atribución de un cálculo consciente no busca ni implica reducir el problema a una "mala intención" de parte de C. Soler.
No se trata de una "buena" o "mala" intención. Se trata de una concepción del psicoanálisis y de una metodología de intervención política.
Es algo que vengo diciendo, al menos en esta red de foros, desde hace un año: en mi carta abierta del año pasado me extendí largamente sobre la cuestión de los Miller "bueno" y "malo".
Con los "bueno" o "malo", aplicados, sea a Miller, o a la "intención" de C. Soler, o a lo que sea, no vamos a ningún lado (en todo caso, no vamos mas alla de la anatomia imaginaria ya ampliamente desarrollada por M. Klein).Esto alcanza también a esas "experiencias de trabajo" a las que refiere Ana Cárceles Aguirre.
Supongo que Ana Cárceles Aguirre no pensará que en la AMP, o cualquier otra institución psicoanalítica, es imposible trabajar en absoluto. De la misma manera que supongo que no pensará que cualquier instancia de trabajo es posible entre los miembros de un Foro. La experiencia demuestra que eso no es así.
En el FPBA he podido participar de experiencias de trabajo excelentes (que afortunadamente continuarán desarrollandose, aunque probablemente al margen del FPBA). Pero también he hecho la experiencia de una imposibilidad radical de trabajar con varios otros miembros del FPBA. Inversamente, tengo acumuladas y en proceso, múltiples y excelentes experiencias de trabajo con miembros de la AMP, de la IPA, de Convergencia, etc, organizaciones todas respecto de las que no he ahorrado crítica alguna.
Reducir la delimitación política a una buena o mala experiencia de trabajo nos va a llevar nuevamente a un callejón sin salida.
Obviamente, también es cierto que muchas de las cuestiones políticas no dejan de traducirse, a menudo, en dimensiones de este tipo (personajes mas o menos autoritarios, imposibilidad de discutir o trabajar, etc.)
El punto pasa por poder delimitar las cosas a otro nivel.La carta de C. Soler, incluido su cálculo muy probablemente consciente, da cuenta de un problema estructural mas profundo, que Lacan precisó con exactitud cuando señala, en la proposición de octubre del 67, el "real en juego en la formación misma del psicoanalista" y que "no es menos patente el hecho de que este real provoca su propio desconocimiento, incluso produzca su negación sistemática".
3 - La negación
¿Sobre qué cuestiones la Carta de C. Soler produjo como "desconocimiento", incluso como "negación sistemática"?
3.1 La integración al Estado
Por un lado, varios cuestiones conceptuales.
Primeramente la asociación "familiar" de la transmisión de la enseñanza de Lacan (incluida la responsabilidad del propio Lacan en esta elección) y sus consecuencias. Esta "negación" tuvo que apuntalarse en su momento en el aparato represivo del estado ("affaire" Stécriture). Hoy permanece vigente en la medida en que este es uno de los puntos respecto de los cuales no hay autocritica (decir "no era cosa mía" no corresponde, al menos cuando se comparte el trabajo y la dirección política de la organización que se benefició con esa "represión"), y en la medida en que dicha, carta, no responde a este cuestionamiento y busca distraer la atención por la insistencia con que he venido interviniendo sobre este tema.
Segundo, el tema de la enseñanza también es fundamental. Como ya me incitó a pensarlo Luisa Cáceres (de Mallorca), aquí se juega un problema esencial: el de las relaciones entre el psicoanálisis y el estado, en función de las relaciones con el mercado.
En mi respuesta a la carta de Luisa Cáceres decía:Releia hace poco un viejo texto de C. Soler (de 1987) que Lia Shenfeld hizo circular por la red hace un tiempo. Alli se planteaba la cuestion de que "debe poderse localizar al analista, aunque solo sea para saber que puerta tocar. Esta es a menudo la obsesion del analizante: teme equivocarse o haber confundido la direccion (...) Es una necesidad a la cual la institucion debe responder".
12 años despues C. Soler, en un texto difundido por la lista del espacio escuela, sigue insistiendo en esta preocupacion, en nombre del "realismo", para hacer de los titulos de la escuela, titulos "fuertes", titulos que puedan competir con otros titulos academicos o profesionales.Agrego otras líneas del mismo texto de C. Soler de 1999 ("Por una Escuela"):
"N'oubions pas que nous sommes en Europe avec une épée de Damocles sur la tête : celle d'une éventuelle réglementation de la profession par les Etats. Le jour ou ca arrivera en France, les modalités d'application tiendront nécessairement compte des dispositifs de garantie des Associations existantes, au premier rang desquels on trouvera IPA et AMP. Il y a peu de chances pour que le législateur soit sensible aux vertus des titres éphémères (et encore moins, d'ailleurs, a celle d'une Ecole qui n'aurait pas de statut légal). Les deux points précédents m'amènent a conclure, au nom du réalisme, qu'il ne nous faut rien faire pour affaiblir les titres qui sanctionnent la "qualification" analytique, quoiqu'il faille tout faire pour que cette qualification ne soit pas dominée par des considérations et des puissances extra-analytiques".
Traduzco:
No olvidemos que estamos en Europa con una espada de Damocles sobre la cabeza: la de una eventual reglamentación de la profesión por los Estados. El día en que ello ocurra en Francia, las modalidades de aplicación tendrán necesariamente en cuenta los dispositivos de garantía de las asociaciones existentes, en la primera de las fila de las cuales encontraremos la IPA y la AMP. Hay pocas posibilidades que el legislador sea sensible a las virtudes de títulos efímeros (y aún menos, incluso, a los de una escuela que no tuviese estatuto legal). Los dos puntos precedentes me llevan a concluir, en nombre del realismo, que no debemos hacer nada para debilitar los que títulos que sancionan la "calificación" analítica, aunque haya que hacer todo para que estas calificaciones no sean dominadas por consideraciones y poderes extra analíticos".¿En qué ha cambiado la posición de C. Soler desde 1987 a 1999? En qué ya no solo se buscaría responder a la "obsesión del analizante" acerca de qué "puerta tocar", cuestión que en primera instancia no requiere intervención estatal, sino que ahora se buscaría agregar al conjunto de "indicaciones" acerca de qué "puerta tocar", la "oficialidad" proveniente del estado.
La posición de C. Soler, en ese sentido, es coincidente con la de la mayor parte del movimiento analítico que, rompiendo con una tradición casi centenaria de independencia y distancia respecto del Estado, mas allá de sus discursos "pour la gallerie", ha tomado el camino de una progresiva integración al Estado.
En mi carta abierta de diciembre del año pasado desarrollé ampliamente este tema (analizé como intervenía esto en la política de la AMP, cómo habían sido estas mismas preocupaciones las que habían presidido la constitución de Convergencia, como esta problemática también era tomada en cuenta en la IPA, etc.)¿Porque puedo decir que el camino es el de una progresiva integración al Estado?
Hace mas de 70 años, en su diálogo con ese representante imaginario del Estado, Freud planteaba dos opciones aparentemente diferentes: o el estado no debe meterse con los analistas, o bien, si se mete, debe dejar las cosas en manos los institutos del psicoanálisis.
Son dos opciones "aparentemente" diferentes porque la segunda va de la mano de la primera, es decir, debe entenderse como otra variante del "no meterse". Esto porque, en primera instancia, para Freud, "la situación analítica no es compatible con la presencia de terceros" (OC Amorrortu, T XX, página 173)La diversidad institucional a que ha dado lugar, como una de sus consecuencias, la enseñanza de Lacan, nos enfrenta al problema de la rivalidad y competencia entre las instituciones analíticas. En estas condiciones, y como bien lo señala la preocupación de C. Soler, cualquier intervención del estado en el sentido de determinar una delegación en la calificación del analista, implicaría una intromisión en el psicoanálisis mismo.
Dejar todo a cargo de la institución analítica es equivalente a "no meterse" con el psicoanálisis en sí cuando esa institución analítica es única (como era el caso en tiempos de Freud, y como fue el caso durante mucho tiempo luego de la muerte de Freud). Pero intervenir mediante una selección u oficialización de una u otra institución analítica, en las condiciones actuales de diversidad, es equivalente a intervenir directamente en la reglamentación de su práctica.Por lo tanto, hoy mas que nunca, la consigna común de todos los analistas debería ser la del rechazo de toda injerencia estatal. Sin embargo la preocupación de la mayoría de las instituciones analíticas es la de ir preparando institutos de enseñanza, acuerdo con universidades, etc., en la perspectiva de estar bien "posicionadas" a la hora de obtener una delegación de esa "oficialidad" para la calificación de los analistas.
Y es esta misma "preocupación", y son estas mismas acciones, las que terminan fomentando la posible intervención del Estado.Eso es lo que, negro sobre blanco, plantea C. Soler. Y su preocupación final (que, obviamente, no podía dejar de incluir en la cita) por que "estas calificaciones no sean dominadas por consideraciones y poderes extra analíticos", no tiene ningún valor, en el sentido de que es totalmente inoperante frente a la legalidad ante la cual acepta subordinarse.
La preocupación de C. Soler es propia de quienes tienen su economía totalmente integrada al tema de la escuela y de la calificación de los analistas.
Obviamente, sería un absurdo plantear una separación total entre uno y otro aspectos, pues esto implicaría que la economía personal no resultaría de la práctica analítica. Los analistas "obtienen" sus pacientes a partir del conjunto de sus intervenciones en el psicoanálisis, tanto en extensión como en intensión.
Pero el tema de una minima distancia entre intereses económicos e institución analítica es algo que, si no se admite de entrada, por lo menos debería someterse a debate (en todo caso es uno de los problemas que se plantea en el FPBA donde las relaciones de la mayoría de sus miembros con algunas cátedras universitarias o institutos privados de enseñanza son cada vez mas estrechas)Pregunto: ¿no son temas estos que requieren un importante debate?
3.2 Una cuestión de método
La carta de C. Soler a los miembros del FPBA no solo opera una negación y deconocimiento respecto de estos temas. También da cuenta de un problema de método: el doble discurso.
Como lo señale en mi respuesta a C. Soler, es algo que ella misma supo denunciar en la AMP. Todo parece indicar que porque ella lo conocía a la perfección, pues no ha dudado en apelar al mismo a la hora de asegurar sus objetivos políticos.
El doble discurso es la expresión misma de la negación anteriormente planteada: por un lado se habla de preservar la falta en la asociación de los analistas, etc., pero por el otro lado se hace lo contrario.
El famoso tema del "estilo" con el que se pretende tildar mis intervenciones como contrarias al discurso analítico es ilustrativo de este problema. El "estilo" que parece requerirse es el estilo de la permanente elipsis, donde nunca se dice lo que hay que decir, donde todo funciona por alusión, como si eso asegurara una mayor relación con el discurso analítico, como si eso asegurara una mayor cercanía con las dificultades para "nombrar lo real" (1). La carta de C. Soler es el reverso de da cuenta de lo real de este supuesto "estilo analítico".En alguna parte de mi carta abierta a la red de foros del año pasado señalaba las relaciones entre lo que se dice en el "recinto" y en el "pasillo". En cierto sentido, esta división es estructural: no se puede decir "todo" en el recinto (aunque mas no sea porque no se puede decir "todo", a secas).
Pero me parece que es una cuestión imprescindible para la posible construcción de una escuela, es decir, de una asociación entre analistas, que no se funde en esa sistemática negación de lo real de la clínica, que un cambio se produzca entre las cosas que quedan en uno y otro ámbito.4 - Tirar la toalla bis
Para terminar vuelvo a la cuestión de "tirar la toalla".
Transcurrieron mas de tres semanas (casi cuatro) entre la carta de C. Soler a los miembros del FPBA y mi renuncia a dicho Foro (y, consecuentemente, a la IF).
Ese tiempo tomó en cuenta las reacciones que provocó esa carta, mas precisamente, la falta de reacción.
Y en esto no está en juego solo el FPBA, sino toda la futura Internacional de los Foros.
Ya lo había anticipado al momento de la crisis con el Foro de Sao Paulo: de como el conjunto del movimiento de los foros reaccionara se deduciría la lógica que primaría en su funcionamiento.
La carta de C. Soler y la crisis en el FPBA completan los elementos y tiempos para una deducción.Los representantes del FPBA no solo llegarán completamente desacreditados al encuentro de París (todavía no han tenido el coraje de sacar comunicado alguno informando de los resultados y de la falta de mandato de la asamblea del pasado 1 de noviembre). También encarnarán en dicho encuentro la realidad de una crisis que también afecta al conjunto de la IF, pues la carta de C. Soler, lo que dicha carta "desconoce" y su metodología política, por involucrar a la propia C. Soler, involucra al conjunto de la IF. Nada han dicho en público (otra cosa es en privado, me consta) los miembros de la IF, de esta carta. Eso no será sin consecuencias (2).
No sé como transcurrirá el encuentro de París, pero el que quiera escuchar seguramente percibirá una particular repartición entre lo que se dice (y lo que se resolverá) en el "recinto" y en los "pasillos".
Mi renuncia no es, por lo tanto, un "tirar la toalla" en términos de renunciar a trabajar por lo que habitualmente se llama la "causa analítica". Sino un tomar nota de ciertas cuestiones de estructura que me conducen a la conclusión de que la política de la IF no es la política de la escuela.
Esto para nada significa que no sea posible desarrollar algun trabajo en cualquiera de sus foros.
Seguramente, los efectos de esta política se harán visibles en diferentes tiempos en cada lugar. Cada cual necesita sus propios tiempos para comprender. Como lo dije antes, quizás, eventualmente, lo que para mí hoy es un momento de conclusión, no sea mas que una precipitación que me conduce a errar. El tiempo dirá quien tiene razón.
Cuando me sumé al FPBA y a la red de Foros, mas de un amigo antimilleriano me dijo "pero, vos pensas que C. Soler cambió en algo?". Les respondí que no hacia una cuestión personal de eso, que me parecía, por lo que pasaba en Buenos Aires, que una lógica diferente a la AMP podía ponerse en juego.
Hoy, nuevamente digo algo similar: no hago cuestión personal con C. Soler ni con ningún miembro de la red de foros. Intervine con honestidad y dedicación en favor de otra política que la verificó como irreversible en la IF.
En consecuencia, no tiene sentido que siga en la IF.Notas
(1) Hay un interesante libro de Baños Orellana ("El idioma de los lacanianos") que aborda estos problemas y que recomiendo a los interesados
(2) En Argentina, la marca de nuestra dolorosa historia política ha hecho popular aquellos versos que comienzan así: "primero se llevaron a ....". La analogía no deja de ser forzada. Lo que quiero simplemente subrayar es que cuando hay un "primero", siempre hay un "segundo". Y en la IF, hace rato que la cuenta ya comenzó.