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Número 9 - Diciembre 2001

Los prejuicios, la creación y el juego en el envejecer

Ana Luz Chieffo
aldist@netizen.com.ar

Sergio L Fajn
piedralibre2001@yahoo.com.ar

A MODO DE INTRODUCCION

El intento durante un instante será tratar de problematizar acerca de algunos elementos que hacen al juego en la vejez.

Algunas preguntas: ¿existe el juego en la vejez? ¿qué lo define?, ¿presenta alguna característica distintiva?, ¿qué aspectos se conservan del juego de otras etapas de la vida?, ¿qué papel juega la memoria en las situaciones lúdicas?, ¿los prejuicios del sujeto en que medida coartan el juego?, ¿qué papel desempeñan los prejuicios de los otros, de los no jugadores?, ¿qué pasa con la sexualidad y con las fantasías sexuales durante el juego?.

Para desarrollar el tema emplearemos una tira cómica de Quino que facilitará nuestro recorrido.

En la primera viñeta aparece un sujeto mayor recordando. Sus evocaciones se remontan a la infancia donde se ve a sí mismo leyendo revistas de aventuras. Esa lectura lo incitaba a jugar. Para ello recurría a lo que tenía mas a mano para construir lo deseado. Abre un armario lleno de objetos para la limpieza, toma una escoba, se trepa y se sujeta de la cuerdita para por fin "creerse" que ese es su caballo y él, naturalmente es el Llanero solitario.

La siguiente tira nos muestra al mismo anciano pensativo que abre un armario, pero que esta vez encuentra un artefacto, una aspiradora. Explora, mira y sujeta el cable que empieza a tomar forma de cuerda. Se trepa dejando pasar por entre sus piernas el tubo. Con preocupación se traslada sobre el objeto que rueda. Quizás sin darse cuenta, concentrado en su tarea pasa de habitación y allí se encuentra con tres mujeres. Se detiene. Presumiblemente una es su señora que está con visitas sirviéndoles el té. Sus miradas se posan en lo que este hombre lleva entre las piernas, "eso" que les está apuntando. Nuestro héroe se queda mirando sus miradas.

Por fin el último cuadrito lo presenta siendo arrojado de su casa, como un objeto igual que su sombrero.

POSICIONES FRENTE AL JUEGO

En este personaje, que denominaremos Manuel, la evocación aparece con un afecto agradable. Este modo de tomar el pasado quizás nos hable de un envejecer saludable. En un sano envejecer el recuerdo se nutre del pasado pero de un modo placentero no nostalgioso. La función de sus reminiscencias es que reconectándolo con sus afectos, le permiten ir reescribiendo su historia y esto le posibilita sostener su identidad.1 Las reminiscencias son recuerdos evocados con placer que ayudan a elaborar el duelo por la vida pasada. Esto se diferencia de la posición nostálgica que está asociada con el duelo patológico, en tanto no se soporta el paso del tiempo y se necesita encontrar un culpable por lo perdido y habitualmente el diálogo con las otras generaciones se dificulta.

Si se piensa que todo lo pasado fue mejor y que del futuro no se puede esperar nada bueno esto determina un presente abatido.2

Nos preguntamos ¿este viejo se la pasará siempre recordando lo mismo, aunque sea con placer?, si es así, podríamos dudar del sentido de estos recuerdos, que si bien pueden ser con afectos agradables están al servicio de conservarlo atado a un pasado que no brinda elementos para seguir transitando el presente ni permite proyectar el futuro.

¿Para iniciar sus juegos necesitará siempre recurrir a sus escenas infantiles, o solo será una operación que se presente en ocasiones?. Esto nos permite pensar que en su infancia una modalidad que tenía para encender sus juegos era por la vía de la lectura de historietas. Así, saltaba al juego de protagonizar3 cambiando de posición para imaginar que él ahora era el aventurero. Nos deslizamos por el camino regrediente que indica como se fue construyendo la matriz lúdica. Por lo pronto nos advierte que una secuencia que seguía este niño fue: lectura, búsqueda de objetos, construcción de la escena de juego. Pero también podemos pensar que la escena de juego ya se empezaba a diseñar desde el instante de la lectura.

En este momento del envejecer el sujeto intenta recrear la misma secuencia pero al parecer no necesita atravesar por la lectura, aspecto que lo diferencia del momento infantil.

Otra posibilidad de lectura se refiere a que el personaje evoca el juego como recuerdo del pasado, como una actividad remota que no ha seguido realizando más allá de la infancia. Esto le reporta consecuencias que determinan su conducta regresiva.

La evocación positiva del juego de la niñez, rescata tal vez, la única vivencia imaginativa y creativa que por haber sido tan intensamente vivida, logra reavivar en el presente de la vejez, el deseo que lo impulsa a la acción.

Es probable que el protagonista no haya podido seguir jugando más allá de la infancia, ensayando soluciones creativas ante situaciones de la realidad. El retorno del deseo lo impulsa a recurrir al juego del pasado, un juego primario que no evolucionó.

¿Al abrir el armario irá en búsqueda de qué?, ¿irá en búsqueda del placer?, ¿buscará jugar?, ¿irá en búsqueda del paraíso perdido?, ¿cuál podrá ser ese paraíso?, ¿estará necesariamente perdido?. Quizás se ha impulsado detrás del placer de otros tiempos. O tal vez partiendo de esos recuerdos puede despegarse y construir nuevas escenas.

Estaríamos del lado de sujetos que se posicionan frente al juego de un modo patológico cuando:

El USO DE OBJETOS EN El JUEGO:

Otro aspecto que llama nuestra atención es que sigue necesitando de objetos materiales como sostén para el armado de su producción. Necesita todavía de elementos tangibles que sufren algún tipo de transformación o sustitución significante: de la escoba al caballo, de la aspiradora al caballo, ¿este sujeto siempre necesitará de objetos materiales para sus juegos?.

Una mirada posible es que en esta ocasión la elección y el uso del objeto-juguete hace alusión a su sexualidad, mientras en la niñez representaba la vitalidad sexual, en la vejez simboliza el deterioro de esta función.

Al igual que en la niñez, elabora mediante el juego su sexualidad. En la repetición del juego de niño no halla el placer de entonces: mientras el juego con la escoba satisfacía su deseo, la aspiradora lo perturba, en tanto su forma y la dificultad de manipulación, le representa el paso del tiempo y su realidad sexual.

 

LA CREACION DEL JUEGO

Vemos en todo caso a alguien que puede seguir jugando o que al menos lo intenta. Intento que se inaugura –al igual que en su infancia- en forma solitaria pero que se ve truncado al encontrarse con los otros. ¿qué es lo que interrumpe la creación?. Este hombre lleva entre sus piernas una aspiradora pero quizás para él, ya a esta altura de los acontecimientos se ha transformado en otra cosa, un caballo. El está convencido de que es otra cosa, su creencia transita por ese sendero. Ya sabe que es una aspiradora pero aún así hace como que es otra cosa. Allí radica la esencia del juego.

O. Mannoní señala en su artículo "Ya lo sé pero aún así"4 que para comenzar el juego habrá que sobrentender que las cosas están dispuestas de esta manera.. Es decir se establece una convención. A partir de esta convención todos participan del juego que consiste en una fantasía compartida. Esto no significa que esta fantasía compartida no tenga matices particulares e individuales en cada uno de los sujetos, y estos rasgos individuales suelen aparecer en el juego.

Por lo visto Don Manuel no tuvo oportunidad de establecer ninguna convención con estas señoras, solo empezó a hacer lugar a su propia fantasía. Está dirigido claramente al imaginario, apela a ese lugar5, es como si le estuviera diciendo a un compañero de juego "hacé como si fueras Toro y yo el Llanero solitario". Es la apelación a ser crédulo y por lo tanto algo loco. O. Mannoni nos dice que aquí funciona el "ya lo sé, pero aún así".

Para poder manejarse con las fantasías, para poder jugar, se requiere compartir una convención, un hecho social, que permita alojar en un lugar de la misma a la creencia. Y la creencia supone el soporte del otro; el otro es el que cree. Pero la convención es la que permite por su presencia la existencia del otro como soporte de una creencia.6

La posibilidad de jugar incluye este pedido de rechazo a la realidad como primer paso " dale que éramos...". Con la Verleugnung, como dice Mannoni, todo el mundo entra en el campo de la creencia y también en el del juego. Dice Reinoso que aquí nos acercamos al problema de la creación.

Freud inaugura la problemática de la creencia al dar toda la precisión necesaria al concepto de Verleugnung, vocablo alemán que puede traducirse por retractación o repudio. Esta palabra aparece en los escritos de Freud a partir de 1923, siempre en pasajes que se refieren explícita o implícitamente a cuestiones de creencia.

La Verleugnung no tiene en si misma nada en común con la represión, como Freud lo dice expresamente. Se la puede comprender como el simple repudio de la realidad.7

 

ALGUNOS MECANISMOS CONSTITUTIVOS

El compromiso es un elemento constitutivo de la escena de juego, el modo de presentación en esta ocasión es vía la preocupación, que nos habla del nivel de implicación con la tarea. Preocupación expuesta en sus búsquedas exploratorias, examinando, tocando, observando. Si bien su expresión denota seriedad él está compenetrado en lo que se arma. El objeto se construye, el se construye, el espacio toma otro valor. Cada cosa va dejando de tener su significado habitual y es sustituido por otros.

Esta escena de juego se arma con elementos diversos.

Necesita de un tiempo para desplegarse. La convención tarda en establecerse. Exige un tiempo de desarrollo.(D. G. Reinoso) Un tiempo necesario donde el abanico se va abriendo. Un tiempo insuficiente no permite que nada suceda. Un tiempo excesivo destruye la magia. Es posible que Don Manuel no contó con el tiempo mínimo para poder despegar. Despegar de lo concreto. Saltar a la dimensión de la imaginación. Recubrir los objetos, el espacio y los sujetos de fantasía.

Despegar a otra escena distinta. Esta otra escena soportada en un objeto (serán la escoba, la aspiradora, es decir los juguetes) real y momentáneo, sobre el podemos ubicar nuestro mundo imaginario.

Aunque no sabemos muy bien hasta donde pudo llegar en su aventura de transformaciones, igual intentó desarrollar su ceremonia de creación, para ir viendo, viéndose de otro modo, en la búsqueda de salirse por un instante de esa habitación, imaginando estar quizás en el campo (sustitución del significante del espacio), transformando la aspiradora (sustitución del objeto) y mutando también él (sustitución del sujeto en personaje).

Así, siguiendo a Eduardo Gili y a Pacho O´Donnell "el jugar resulta transformador, ya que es un hacer en el cual lo imaginario adquiere categoría de acción; por contraste con el no hacer en un nivel concreto que se da en el fantaseo".

 

INTERRUPCIONES DEL JUEGO

Un problema con el que se encuentra Manuel es que en un momento de su construcción irrumpe sin aviso, sin preparaciones en el otro salón donde están las damas. Es posible que ellas solo tomen un aspecto de la sustitución, pero sin que esto se convierta para ellas en juego.

Pueden estar viendo:

A) UN VIEJO VERDE.

Un tipo que anda mostrando como un perverso que tiene un pene gigante. No es tomado como juego, ni como chiste. "El imaginario social piensa a los viejos en extremos opuestos: o son asexuados ó son perversos o asquerosos. En este recorrido les recorta la dimensión del deseo y deja al amor sin objeto."8

Con lo cual al aparecer escenas de contenido sexual pueden ser rápidamente expulsadas por los otros como defensa para no enterarse de lo que sigue existiendo o bien se la reprime ubicándolo como un degenerado.

Esto que irrumpe es retirado de la vista, de la casa. Ven en realidad un pene, es como si vieran un pene. Se les hace intolerable, horroroso. La mirada de ellas está cargada de contenido sexual. ¿es traducida como la escena de un exhibicionista? ¿lo echan por perverso? ¿qué hubiera sucedido si ellas hubieran presenciado todo el procedimiento de la transformación?. En todo caso esto nos advierte que la sexualidad sigue estando presente en la vejez y por lo tanto en sus juegos. Aquí hay lugar para las fantasías, los deseos, para hacer y ser aquello que en la realidad no se puede ser o hacer. Espacio privilegiado para invertir las contingencias de la vida cotidiana. Lugar para el ejercicio del poder. Aún así el juego no garantiza transformaciones para aquellos que no están dispuestos a cambiar de posición frente a la vida, frente a los otros. En este ejemplo se presenta en alguien que podría aceptar pasivamente a ser expulsado por otros, por querer disfrutar, por querer jugar o divertirse, por querer recordar que no ha perdido su sexualidad.

En estas señoras la mirada se convierte en horrorosa, aparece presentificado un miembro viril, re-presentado por la manguera de la aspiradora. Es decir, no ven en realidad, sino imaginan ver lo que no está. Bien podrían jugar con eso, pero no pueden, se les hace intolerable y lo resuelven al modo neurótico: reprimiendo. Se defienden. Si hubieran podido satirizar, reír, bromear, desdramatizar aquello que aparece, quizás alguna de ellas también podría haber construido una escena, su escena de juego que no logra desplegarse.

B) UN VIEJO JUGANDO.

Es reprimido simplemente por estar jugando. Jugar en esta etapa de la vida no está bien. Es visto como alguien desubicado que hace algo que no tiene que ver con su edad.

Nos preguntamos ¿cuáles son los juegos que están socialmente aceptados en la vejez?, ¿cuáles no?, ¿tienen que ver con la edad, la circunstancia, el momento histórico, las características del sujeto que juega, las características del sujeto que mira?

El juego fantástico está permitido en la infancia, cuando aparece a otra edad es considerado signo de alteridad. Quino además nos está diciendo, que a pesar de las reglas sociales que señalan lo permitido y lo prohibido, el deseo de crear, la simbolización, el jugar a ser "otro", pervive aún en la vejez.

Para la mirada social la aparición de lo fantástico, de lo imaginario, sólo es tolerado a partir de determinadas prácticas culturales de carácter artístico y de lo que podríamos llamar los juegos socialmente aceptados.

C) ALGUIEN QUE ESTÁ FUERA DE LUGAR O LOCO.

Muchas veces cuando los juegos son observados desde afuera no se comprenden, se ven cosas incoherentes. Los juegos tienen una lógica interna que en ocasiones solamente es comprensible para los protagonistas.

 

Entonces, los sujetos añosos que juegan pueden presentarse ante la mirada cargada de mitos y prejuicios como: degenerados o asexuados, desubicados o fuera de su edad, o como locos.

Nuevas preguntas ¿qué lugar se hace el sujeto para el placer, para sus juegos y/o diversiones?, ¿qué condiciones se necesitarán para que aparezca el juego, para ser sostenido, para ser desplegado?, ¿el sujeto en la vejez podrá salir de su propia matriz de juego iniciando nuevas e inéditas formas?.

 

CONDICIONANTES DEL JUEGO

 

CREACION DE LAS CONDICIONES DEL JUEGO

La creación de las condiciones de juego dependerá de las siguientes cuestiones:

Seguramente que para abrir el armario en búsqueda de objetos debió haber contado con un bagaje de recuerdos que hoy le sirven de sostén y de material para armar nuevas escenas lúdicas.

 

El JUEGO COMO POSIBILIDAD

En un envejecimiento sano se puede contar con recursos para construir escenas de juego valiéndose de los recuerdos infantiles y a partir de ellos también se puede hacer uso de otras estrategias de creación. Sosteniendo y desplegando sus fantasías sobre objetos materiales que mutan, se deforman o sustituyen y además diseñando circunstancias a veces sin necesidad de elementos tangibles, tocables, palpables; haciendo circular y multiplicar la imaginación.

Conocer estos aspectos permitirá analizar con cuidado que elementos pueden facilitar la elaboración de cuestiones referidas al envejecer y cuales podrán inhibirlas.

En caso de que sea una ocasión dirigida es conveniente que el conductor o coordinador cuente con un dispositivo adecuado para intervenir, favoreciendo a que aparezcan cada vez mejores posibilidades para la creación, la diversión, el disfrute, la espontaneidad y el compromiso del jugador. Estableciendo un clima compartido de libertad, confianza, libre de prejuicios.

Resulta conveniente tener en cuenta el contexto de la acción, identificando si se trata de juegos socialmente aceptados, ya que de otro modo requeriría de la creación de estrategias tendientes a romper los prejuicios que provocan resistencias para el desarrollo del juego. Algunos de los cuales se asocian con representaciones sociales que los vinculan a juegos infantiles y/o descalificados.

El juego en la vejez permite hacerse un lugar para la expresión, la representación y presentación de conflictos, reconocer el deseo y desplegar la creatividad individual y social

Estas consideraciones resultan relevantes para la práctica de los profesionales dedicados al trabajo con viejos, en tanto puedan ofrecer, con los cuidados pertinentes, oportunidades para desplegar la imaginación, la creatividad, lo simbólico, lo fantástico y de esta manera posibilitar, la elaboración de cuestiones referidas a la vejez y al aparato psíquico.

Notas

1 Zarebski de Echenbaum, Graciela, Un viejo sano. En PAMI Científico Nº9, 1993.

2 Idem 1.

3 El juego de protagonizar es una modalidad explorada por Elkonin como forma desplegada de juego de roles. Ver D. B. Elkonin, Psicología del juego. Pablo del Río Editor. Madrid 1980.

4 Mannoni O. Ya lo sé pero aún así. En La otra escena. Claves para lo imaginario. Amorrortu Editores. Bs. As. 1973.

5 Idem 4.

6 Reinoso García Diego. Juego, Creación, Ilusión. En Gaceta Psicológica.

7 Idem 4.

8 Salvarezza Leopoldo, Amor y sexualidad después de los 60. En Actualidad psicológica Nº252, abril de 1998.

BIBLIOGRAFIA

Elkonin, D, B. Psicología del juego. Pablo del Río editor, Madrid 1980.

Mannoni O. Ya lo sé pero aún así. En La otra escena. Claves para lo imaginario. Amorrortu editores. Buenos Aires, 1973.

O´Donnell Pacho, Gili Eduardo. El juego, técnicas lúdicas en psicoterapia grupal de adultos. Editorial Gedisa.

Pavlovsky Eduardo, Kesselman Hernán. Espacios y Creatividad. Edic. Búsqueda. Bs. As. 1980.

Salvarezza Leopoldo, Psicogeriatría, teoría y clínica. Edit. Paidós, 1era. Edic. 1988.

Salvarezza Leopoldo, Amor y sexualidad después de los 60, En Actualidad Psicológica Nº252, abril de 1998.

Scheines, Graciela: Los Juegos de la Vida Cotidiana. Editorial Universitaria de Buenos Aires, Bs. As. 1985.

Winnicott, d.w.: Realidad y Juego. Editorial Gedisa, Barcelona, 1996.

Zarebski de Echenbaum, Graciela, Un viejo sano, En PAMI Científico Nº9, 1993.

Zarebski de Echenbaum, Graciela,: Lectura Teórico - Cómica de la Vejez. Editorial Tekné, Buenos Aires, 1990.

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