Imagen, Narcisismo y Vejez
María del
Verdún Domínguez Umpiérrez
maverd@adinet.com.uy
Resumen
Vivimos pendientes de nuestra imagen en el espejo del otro, debemos ser competentes, productivos, competitivos, y con esto el viejo se siente culpable porque ya no produce. La imagen del viejo está "devaluada" y me cuestiono cómo podemos nosotros que estamos comprometidos con el área social y de la salud, revertir esta situación.
En la vejez se da muchas veces una tendencia al quiebre del narcisismo, no todo se debe a la pérdida de la autoestima sino el sentimiento de no sentirse completo. Algunos adultos mayores se sienten muchas veces vulnerables e inseguros.
Al igual que la imagen de Narciso se desvanece en las aguas, la imagen del viejo se desvanece en el espejo en el que no se reconoce en ese rostro arrugado, en ese rostro de hoy que es el mismo de ayer y tan diferente.
Como reflexión final me cuestiono cómo seremos nosotros estudiantes de psicología y psicólogos que trabajamos con adultos mayores, cómo seremos mañana como viejos, adoleceremos de ese "viejismo" introyectado, cómo será nuestra sexualidad, cómo será nuestra imagen, tendremos muchas heridas narcisistas, cómo elaboraremos los distintos duelos, cómo enfrentaremos la cercanía de la muerte....
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Estas Jornadas de Psicología me brindan la oportunidad de trasmitir mis reflexiones sobre una fase que como otras, nos atañe a todos, la vejez. Para ello deseo encontrar los vínculos que a mi juicio existen entre: Imagen, Narcisismo y Vejez. Por otra parte, el tema referido a la vejez es demasiado importante en un país, que como el nuestro presenta un alto porcentaje de adultos mayores en el total de la población, que irá creciendo progresivamente en los próximos años, según estudios recientes que anuncian el deterioro de una ya de por sí baja tasa de natalidad, así como una mayor expectativa de vida.
Khun mencionaba que en el paradigma se incluye todo, qué pensar y cómo pensarlo, en toda época hay paradigmas que proponen esquemas o modelos de problemas-soluciones. O sea, que ya nos está diciendo qué puede ser problema.
Algunos de los paradigmas que se manejan hoy en día son por ejemplo, modelo de cuerpo, eterna juventud, cuerpo atlético, por lo tanto, el viejo queda fuera, además no produce, molesta.
Joaquín Rodríguez Nebot menciona otros paradigmas que tienen que ver con el tema tratado, objetivación del semejante, el otro es signo sexual, situación de pérdida de lo temporal, todo se da junto y mezclado, un vale todo, sin ética, sin principios, creando un mundo light, tolerante.
Vivimos pendientes de nuestra imagen en el espejo del otro, en el qué dirán, porque de pronto ser críticos es una utopía, o tal vez tenemos un doble discurso, es imposible escapar a los pliegues, Deleuze en Foucault, menciona cuatro pliegues de subjetivación, el primero es nuestro propio cuerpo que es envuelto en el pliegue, el segundo tiene que ver con el pliegue de las relaciones de fuerzas, el tercero es el pliegue del saber y por último es el pliegue de afuera.
Hoy en día para justificar cualquier situación que afecte a los valores que hasta ahora eran reconocidos como conquistas indiscutibles de la humanidad se recurre a la excusa de que ello sucede por causa de la globalización y que debemos resignarnos ante este fin de la historia pues esta naciendo el hombre y la sociedad del futuro, es el triunfo definitivo de la democracia liberal y del fin de las utopías, según el libro de Francis Fukuyama, que intenta sesgar hacia la derecha el estudio de las ciencias sociales.
Si evitamos oír los clarines triunfales del "Fin de la historia y el último hombre" podremos reconocer que el término globalización comprende efectivamente situaciones actuales que afectan al hombre y a nuestra sociedad desde el presente proyectándose hacia el futuro.
La cultura occidental actual, neoliberal y excluyente, que nos hace correr sin sentido, que nos hace sentir vacíos, nos hace competir, y no importa que "el otro" quede en el camino, porque el mundo es de los fuertes. ¿Y dónde quedan los viejos? Ya no se los considera "sabios" ya no se necesitan sus "consejos", sus cuerpos no son esbeltos, ni siquiera son rápidos, además no entienden nuestro mundo de hoy, han perdido sus roles más importantes, su status social, ya no son los ancianos venerables de otrora.
Y surge el tema de la culpa, la culpa como forma de dominación, es una forma de miedo, es dividir al hombre contra sí mismo, dentro de sí mismo ¿el viejo se siente culpable porque no produce? No lo sabemos, puede que sí o tal vez no, lo que sí sabemos es que siente malestar, no se siente útil ni para el mismo, y mucho menos para los demás.
Muchas veces introyectamos una imagen negativa de nosotros mismos, esto se va dando a través de la socialización, establecemos un diálogo que nos condena dentro de nosotros mismos y es ese malestar que siente el viejo porque no produce, porque no se siente útil, porque fue algo que fue "mamando" desde niño, que es lo que en definitiva hace que nos transformemos en sujetos sujetados, dominados.
Siguiendo a Marx, en la Sexta Tesis sobre Feuerbach dice: " la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo (sino) es, en realidad, el conjunto de las relaciones sociales" . O sea, que es el requerimiento indispensable, que cada marco social construya el hombre necesario para su mantenimiento y reproducción. Todos los aparatos ideológicos están abocados a esta construcción desde la infancia y lo continúan haciendo a lo largo de toda la vida de los hombres, no casualmente llamados sujetos.
Carrasco hace referencia a la "Imagen valorada", que sería aquella que está avalada por lo colectivo dominante (ideología), además de estar matizada por lo subjetivo individual.
La imagen del viejo está "devaluada", y me cuestiono cómo podemos nosotros que estamos comprometidos con el área social y de la salud, revertir esta situación. Y no resulta sencillo, porque nosotros también tenemos prejuicios sobre la vejez, y nos sonreímos a causa de sus reminiscencias, cuando nos hablan de los tranvías, la cocina económica, la radio a galena, etc., nosotros que estamos en la era de las computadoras, que navegamos por Internet, que descongelamos en el microondas la comida preparada que compramos en los Hipercentros, y no entendemos o no queremos ver que estos recuerdos hacen a la identidad del viejo, a su historia, cuando él era joven, y de esta manera poder elaborar de una forma "sana" sus duelos. El transcurso del tiempo es irreversible e inevitable, cuando el viejo se recuerda se encuentra extraño en este cuerpo de hoy.
Carlos Castaneda nos habla de la diferencia entre mirar y ver, mirar sería como no ver más allá de nuestra nariz, sin embargo, ver, es percibir la esencia de las cosas, no aprendemos a ver porque tenemos miedo, porque se nos caería a pedazos todo eso tan armado que tenemos de nosotros mismos, de nuestro mundo, porque estamos "programados" para no querer ver.
Parafraseando a Joaquín Rodríguez Nebot la televisión no comunica nada, porque en la comunicación se da un intercambio, se intenta lograr un entendimiento entre receptor y emisor, la televisión no demanda nada, y es por eso que fascina y a la vez "contempla los aspectos más destacados del panóptico" . En la frontera, pp..121
La televisión, como toda inversión neoliberal sustituye imágenes y deseos, sentimientos e ideas, utilizando para ello la técnica del "lavado cerebral", por lo tanto, nos crean el hábito de estar informado, de lo contrario sos un "dinosaurio".
En el terreno del estudio de la sociedad y la cultura, los efectos más importantes de esta "new age" han determinado que el hombre posmoderno reaccione de manera mimética a todo este bombardeo de situaciones que tratan de aislarlo individualmente y que le presentan un espejo en el cual podrá ver reflejada su imagen de triunfador, de ganador en la lid por obtener la mejor posición que el sistema reconoce al amparo de la eficiencia y en desmedro de sus semejantes.
El neoliberalismo nos hace mitificar la juventud, siguiendo a Umberto Eco "la mitificación como simbolización inconsciente, como identificación del objeto con una suma de finalidades no siempre racionalizables, como proyección en la imagen de tendencias, aspiraciones y temores, emergidos particularmente en un individuo, en una comunidad, en todo un período histórico". Apocalípticos e Integrados, pp..219
Kohut habla del "sí mismo" y lo que caracteriza el narcisismo no es la orientación de la libido sino que es la cualidad de la investidura, expresada mediante las formas que adopta el vínculo y las características de la transferencia.
En algunos adultos mayores se ve afectado el sentimiento de sí, donde se dan alteraciones de la autoestima. "El narcisismo está presente en toda patología así como en la vida psíquica normal. La condición narcisista no es específica de una particular entidad psicopatológica". Narcisismo, Jornadas de Narcisismo, Octubre 1992, Autores varios, Dra. Fanny Schkolnik pp..32
En la vejez se da muchas veces una tendencia al quiebre del narcisismo. Aunque las heridas que sufre el narcisismo no son solamente la pérdida de la autoestima, sino el sentimiento de no sentirse completos. La jubilación y la viudez los hacen sentirse incompletos, y tal vez de una forma engañosa, como si el trabajo o la pareja fueran todo, son parte importante en la mayoría de los seres, pero no lo son todo, son cambios que se van produciendo en la vida a los cuales hay que adaptarse luego de elaborar el duelo.
Algunos adultos mayores se sienten muchas veces vulnerables e inseguros, es como si estuvieran sobre arenas movedizas "vivimos en la era del botón, con tanto botón que me dan miedo, no los entiendo, pero...pienso no nos volveremos todos tarados...." decía una señora en un taller cuando trabajábamos los descubrimientos desde la fecha de su nacimiento hasta la época actual.
Todo el bagaje de conocimientos y experiencias que poseen les resulta difícil poder trasmitirlos, porque nadie los escucha, porque hablan de cosas perimidas, cosas que quedan en lo anecdótico. Ahora no es prestigioso ser viejo, antes eran "los sabios", los que trasmitían "el saber", la tradición. Todo esto produce heridas narcisistas, una sensación de vacío existencial, que por otra parte los lleva a la depresión (aunque depresión no es sinónimo de vejez, es uno de los tantos prejuicios sobre la misma), y al manejo del cuerpo, a través de caídas, somatizando, como forma de llamar la atención a su alrededor.
Hay otras maneras de enfrentar las heridas narcisistas, y es nutriendo al narcisismo a través de la creación, recuperando la autonomía, por ejemplo en talleres de adultos mayores y talleres intergeneracionales, que estimulan la actividad grupal y la creatividad tanto grupal como individual, buscando integrar al sujeto como un todo en ese proceso de envejecer, en un espacio en que se lo escuche y que aprenda a escuchar a "otros".
Pensando en el mito de Narciso, era bello, hombres y mujeres se enamoraban de él, y él se enamora de sí mismo cuando se vio reflejado en las aguas cristalinas, pero no se reconoció, quiso abrazar a su amado y la imagen se desvanecía...., trato de asociar la imagen que se desvanece con la imagen del viejo, la que perdió, y cuando se mira en el espejo le cuesta reconocerse en esas arrugas, en ese rostro de hoy que es el mismo de ayer y tan diferente.
El espejo se muestra traicionero, lo está engañando, esa no es s u "verdadera" imagen, sucede, reflexiona el viejo, que este espejo siempre fue de mala calidad, está resquebrajado por el tiempo, pero el tiempo de él, no el mío, yo no soy el que muestra, está deformando mi imagen, voy a tener que cambiarlo.
"¿para qué intentas en vano atrapar fugitivas imágenes? Lo que buscas, no existe; lo que amas apártate y lo perderás. Esa sombra que estás viendo es el reflejo de tu imagen. No tiene entidad propia......(Narciso) contempla con ojos insaciables la engañosa imagen....Lo que ansío está en mí....¡Ojalá pudiera separarme de mi cuerpo!" Metamorfosis, Ovidio, pp..130-132
El viejo trata al igual que Narciso de atrapar una imagen que no existe, la del viejo es una imagen que quedó en el pasado, pero que es presente, "lo que ansío está en mí" dice Narciso, y lo que el viejo ansía está dentro de él, sigue siendo....en su mundo interno el de antes de las arrugas, sus ojos miran hacia dentro de él mismo, lo importante es que acepte este hoy con arrugas, porque su interior no se arruga o tal vez sí, sufre los avatares del tiempo de una manera distinta, tiene algunos moretones en el alma que lo han enriquecido, le han dado experiencia, aunque hay moretones que no ha logrado elaborar, pero que en definitiva, en conjunto lo han hecho ese ser que no reconoce en el espejo, esa riqueza en arrugas que a todos nos cuesta ver. El viejo también quisiera separarse de su cuerpo al igual que Narciso, quisiera que todos lo pudieran ver como él se "ve", o sea, sin arrugas, en un tiempo sin tiempo, donde pasado y presente se entremezclan.
"El adivino Tiresias le dijo a Liríope, la primera persona que consultó con él: Narciso vivirá hasta ser muy viejo con tal que nunca se conozca a sí mismo". Los mitos griegos, Robert Graves, pp..356, tomo I.
El mito por ser una relación alegórica entre el hombre y los dioses o entre el hombre y la tierra, da por resueltos dilemas sin admitir interrogantes ni cuestionamientos. De ahí que perduren en el tiempo, desafiando los modelos que los hombres han ido desarrollando, desde que el mito apareciera en un contexto determinado.
Pero, me pregunto qué quiere decir que nunca se conozca a sí mismo? Nosotros nunca terminamos de conocernos realmente, siempre actuamos de forma que nos sorprendemos, ya lo dijo Freud, el hombre es un ser en conflicto porque hay una parte de sí que no conoce, su inconsciente.
¿Qué sucede con el viejo que no se reconoce a sí mismo en ese rostro cubierto de arrugas, con la imagen que le devuelve el espejo y no logra aceptar como propia? ¿Qué sucede con su sexualidad?
La pérdida del cuerpo joven, es uno de los duelos que debe afrontar el adulto mayor, nos comunicamos por medio de nuestro cuerpo, ¿qué está comunicando un cuerpo viejo? Nos comunica que ha vivido, que ha amado y se ha dejado amar. Que está sucediendo con su ideal del yo, cuyo origen es narcisista, y tiene que ver con el narcisismo perdido de la infancia, cuando él mismo era su propio ideal. Cuando el viejo no se reconoce en ese cuerpo, tal vez se quedó fijado a un tiempo pasado, como que todo tiempo pasado fue mejor, no acepta el presente, no acepta que lo que es hoy es por lo que fue ayer, el mundo presente es el mundo social, en el que me encuentro con el otro en este ahora, sino lo acepta, se deprime, se aísla, se muere. Vivimos en una temporalidad inmanente, vivimos el hoy al instante que estamos, le damos una continuidad.
. Con respecto a la sexualidad, es diferente para hombres que para mujeres, aunque en ambos casos es censurada a nivel social: "Hace un siglo me cagaron la vida con ese pobre hombre porque éramos demasiado jóvenes, y ahora nos lo quieren repetir porque somos demasiado viejos". Más adelante sigue: "Sí: el también, como su hermana Ofelia, pensaba que el amor tenía una edad en que empezaba a ser indecente". El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez, pp..444/5
Entiendo que ambos sexos siguen sintiendo igual, aunque algunas mujeres se sienten liberadas de no tener que "cumplir con sus obligaciones maritales", lo que cambia con la edad son los tiempos, al respecto dice García Márquez "....se besaban despacio, gozaban la embriaguez de las caricias sin el estorbo de la exasperación". Más adelante continua: "...hicieron un amor tranquilo y sano, de abuelos percudidos, que iba a fijarse en su memoria como el mejor recuerdo...." Idem. pp..460 y 469
Como escapar de los prejuicios hacia los viejos, que Salvarezza los denomina " viejismo", cuando trabajamos en una pasantía, cuando nos miramos en el espejo de nuestro futuro, el temor a la muerte, como aprender a diferenciar lo que nosotros sentimos desde nuestro lugar y desde nuestro rol, y que no tiene porque coincidir con lo que ellos sienten realmente, un docente del Servicio, nos decía que nuestros miedos no son necesariamente los que sienten los viejos, que no proyectásemos, que las cosas que nosotros pensamos que los pueden afectar, tiene que ver con lo que nos afecta a nosotros y no a ellos.
Debemos aprender a acompañarlos en sus duelos, sabiendo que a nosotros también nos da miedo la muerte y la soledad, y no estoy hablando sólo de la muerte física, sino de todas las pérdidas, (pérdida de rol social, pérdida del cuerpo joven, pérdida del status social mantenido hasta ese momento, muchas veces pérdida de la pareja, pérdida de los hijos que se casan y abandonan el hogar paterno, nido vacío, etc.) que van transcurriendo en el proceso de envejecimiento.
Los sentimientos que nos despiertan los viejos muchas veces son ambivalentes, entendemos que es una etapa en la vida, pero no tenemos experiencia vivencial al respecto, las ideas que tenemos sobre la vejez son abstractas, nuestros tiempos no son los de ellos, tampoco nuestra historia de vida puede tener similitudes en cuanto a los sentimientos que despierta la edad, lo único que tenemos en común es que todos somos seres humanos, y que entendemos que se los debe tratar como tales, sin exclusiones, sin marginarlos, no como seres pasivos, sino como seres activos, que es lo que continúan siendo aunque ya estén fuera de la esfera productiva.
Como última interrogante a modo de reflexión final, me pregunto como seremos nosotros estudiantes de psicología y psicólogos que trabajamos con adultos mayores, que todo lo racionalizamos y tratamos de entenderlos, comprenderlos y acompañarlos, cómo seremos nosotros mañana, en ese futuro que se aproxima, cómo seremos como adultos mayores, adoleceremos de ese "viejismo" introyectado, cómo será nuestra sexualidad, nos negaremos la oportunidad de volver a amar, cómo será nuestra imagen, nos reconoceremos en el espejo, cómo nos sentiremos ante las diferentes pérdidas, concurriremos a centros de adultos mayores, a talleres intergeneracionales, o nos aislaremos a lamernos las heridas, cómo elaboraremos los distintos duelos, cómo enfrentaremos la cercanía de la muerte, cómo nos sentiremos con la soledad, qué predominará con respecto a nuestros recuerdos: las reminiscencias o las nostalgias, nos sentiremos excluidos y marginados en una sociedad que ya no nos entiende o tal vez lucharemos para reivindicar nuestro espacio....
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* Expositora y participante de las V Jornadas de Psicología Universitaria, "Psicólogos y Psicología entre dossiglos. Consultas, demandas e intervenciones" Facultad de Psicología, Universidad de la República. Montevideo, Uruguay realizadas el 28, 29 y 30 de setiembre del 2000.