Ayer fue primavera
Martha
Susana Tetamanti
martasusanatetamanti@topmail.com.ar
Este año la Primavera se adelantó en Mar del Plata. Con más precisión, en el Complejo Universitario Marplatense, en las calles Peña y Funes, cerca de la famosa y bella Casa del Puente.
El sábado 2 de setiembre, a las 9,30 horas de la mañana, una música familiar y desconocida a la vez, se precipitó escaleras hacia arriba, desde el Aula Magna "Coca Maggi"... Era el ensayo, antes de la función, del grupo musical Papelnonos.
Actuaron, a partir de las 10,15 horas ante un público reducido, que observó con estupor e incredulidad la particular manera en que estos viejos tan jóvenes, le pintaban el sol a la mañana.
Todos conocemos la idiosincrasia del estudiante, y el peculiar "ambiente académico" argentino. Heredera de una cultura que la identifica y diferencia de otros puebles de Sudamérica, la intelectualidad argentina, en la que me incluyo, no escapa del ficticio almidón y la hiperracionalidad folklórica.
"Todo proyecto de levantar un mapa de lectura de la Argentina entre los años 1880 y 1910 supone necesariamente la incorporación y el reconocimiento de un nuevo tipo de lector. Surgido masivamente de las campañas de alfabetización con que el poder político buscó asegurar su estrategia de modernización, el nuevo lector tendió a delimitar un espacio de cultura específica en el que el modelo tradicional de la cultura letrada continuó jugando un papel predominante, aunque ya no exclusivo ni excluyente.............................................."
................"En Europa este espacio común de lectura se consolidó a mediados del siglo XIX, luego de un proceso varias veces secular en el que los circuitos de lectura popular y la culta habían seguido líneas de dirección si no paralelas al menos visualizadas como profundamente distantes. En el caso argentino, esa consolidación se establece de hecho, sin que el circuito de la literatura popular pudiera invocar el dominio de una fuerte y distintiva tradición propia"......................
(Prieto, Adolfo: "El discurso criollista en la formación de la Argentina Moderna" - Edit. Sudamericana - Bs. As.- 1988).
A lo largo de su libro Prieto señala los encuentros y fracturas que siguen coexistiendo aunque hoy sean expresados de diferentes formas. Así, la Universidad alberga, a mi entender, en una burbuja que resiste el embate de la realidad social comunitaria, valiéndose del discurso de turno, cualquier intento de variación de sus viejas estructuras de élite. Casi sin darnos cuenta, quienes ejercemos la docencia oscilamos entre la limitación heredada de nuestros mayores de la Vieja Europa, y el intento yuppi de EE.UU.
Con toda la modestia del caso no nos permitimos sentirnos lo suficientemente orgullosos de ser pálido eco del Werther de Goethe, desesperadamente solos en un inmenso universo, desgarrados por las tensiones de la vida, aquel que encontró que, el fin de la vida, es la misma actividad que la define.
Como si ser romántico, en esta época, fuese vergonzante...!
Pero toda la artillería de dominación desde lo intelectual, etc., etc., aun apoyada sobre el escepticismo melancólico del argentino típico, no es capaz de vencer cuando el oponente es gigante.
La CONCEPCIÓN DE UN NUEVO VIEJO implica en sí misma mucho más de lo que se puede comprender con esta frase. Ese nuevo viejo, "foco de resistencia" ante el post-modernismo, según palabras de la Secretaria de Extensión de la Facultad de Psicología marplatense, ese nuevo viejo, en alianza indestructible con el arte y la cultura, es el que combate con una sonrisa, ofreciéndonos una imagen nueva de nuestras raíces, una visión relativa a los sueños, al amor y al tiempo, que rompen con lo establecido:
..."Que el tiempo es una danza
que está esperando
que dos almas inquietas
se pongan a bailar.
Que el tiempo es una danza
Que no tiene final
Que nace a cada instante
Mirando gracia adelante
Sin olvidar......"
Nos enseñan cómo dar, y sobre todo, cómo recibir.
Estos NUEVOS VIEJOS, vitales, capaces de actuar con el mismo entusiasmo ante cuarenta que ante doscientas personas, que dejan fluir la vida como un préstamo, bellos y entusiastas, jóvenes alegres, trabajadores de la cultura, combatientes empedernidos y subversivos de los geriátricos y la decadencia, la hacen, finalmente, con una sonrisa, un corte de manga espectacular al supuesto post-modernismo y a la frialdad del escepticismo de gran parte, (no toda), la intelectualidad argentina.
Nos marcan el camino para vencer, una vez más, la muerte.
Ayer, 2 de setiembre del año 2000, fue Primavera en Mar del Plata. Gracias, nuevamente.