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Número 5 - Junio 2000

La vivencia de la Vejez

J. Lluís Conde Sala
lconde@psi.ub.es

Introducción

Una entidad privada, "Amics de la Gent Gran" * que realiza una tarea muy valorable, especialmente con Personas Mayores que viven solas, en el sentido de proporcionarles ayuda, compañía y estímulo para que se mantengan activos y conectados socialmente, me pedían un comentario sintético sobre ¿Cómo vivir la Vejez? .

La tarea era realizar un texto claro y conciso sobre el tema, a pesar de que las cosas sencillas y breves suelen resultar las más difíciles.

Esta demanda coincidía en el tiempo con curso impartido, por el autor del artículo, a Personas Mayores en dos Centros Cívicos ** del Ayuntamiento de Barcelona, Casa Elizalde y Casa Golferichs. El curso en cuestión se denomina: "Personas Mayores: Actividad, Ilusión y Relación".

A pesar de que esta actividad tiene el aspecto formal de un Curso como cualquiera de los múltiples que ofrecen estas Entidades, en realidad se desarrolla como una actividad de Grupo, de un grupo de Personas Mayores que piensan, hablan, reflexionan sobre su

vivencia de la Vejez. El grupo suele estar formado por 15-20 personas, las cuáles se han inscrito voluntariamente sin ningún tipo de mediación, y se desarrolla en 10 sesiones (una por semana), a lo largo de 2-3 meses. Es frecuente, casi habitual, que el mismo grupo pida continuar a los largo de otras 10 sesiones más.

De hecho el Curso no pretende sólo proporcionar elementos informativos sobre la Vejez, sino permitir y ayudar a propiciar algunos cambios que permitan enfocar de manera más positiva y favorable esta etapa. La demanda de realizar un curso más largo tiene que ver con esta necesidad, que requiere un cierto tiempo, para elaborar temáticas e introducir cambios reales en su perspectiva vital.

El texto ¿Cómo vivir el hecho de hacerse Mayor?, que ofrecemos a continuación en el punto 1, a partir del lema Actividad, Ilusión y Relación, es un texto simple y sintético que está pensado para ser escuchado o leído directamente por el público. Tiene relación con estas dos experiencias que estimulan al autor a ofrecer síntesis sobre este proceso aparentemente sencillo, en el que sin embargo constatamos diariamente ciertas dificultades para vivirlo y realizarlo de una manera favorable, positiva o exitosa.

Las estadísticas sobre trastornos mentales en la Vejez, sobre Personas Mayores que envejecen con dificultades importantes, nos señalan que una de cada cuatro o cinco (20- 25%) Personas Mayores esta afectada de un trastorno grave (Depresión, Demencia, Delirios). Esta temática y los elementos que aparecen en ellos implicados desde el punto de vista psíquico son los que van a merecer un comentario en el punto 2, donde se abordaran las tareas de sujeto en la vejez así como la problemática de las vinculaciones.

Finalmente en el punto 3 vamos a plantear las posibilidades de intervención formativa, relacional o psicoterapéutica en relación a las dificultades más habituales que se plantean en la vejez.

 

1.- Actividad, Ilusión y Relación

Cómo vivir el hecho de hacerse Mayor?

Vivir positivamente hacerse mayor quiere decir saber valorar las cosas positivas que podemos encontrar al tener más edad: mayor tiempo libre, más oportunidades de hacer actividades que nos pongan en contacto con los demás, así como mayor experiencia y conocimiento respecto a la vida, tanto para nosotros mismos como para transmitirlo a los demás, y quiere decir también saber aceptar las limitaciones que conlleva el paso del tiempo, especialmente por que hace referencia al tema de la salud.

ACTIVIDAD, ILUSIÓN Y RELACIÓN, podría ser una buena síntesis de cómo enfocar mejor esta etapa:

La pasividad, la tristeza y el aislamiento son los principales enemigos de las Personas Mayores. Aunque es verdad que necesitamos más tiempo para pensar en nosotros mismos y en nuestras cosas, hemos de evitar caer en la rigidez, la obsesión, el egocentrismo o la depresión. Una visión negativa y egoísta de nuestras circunstancias no hará más que empeorar la situación.

La relación con los demás, a través de las actividades, de la conversación, de las salidas, del voluntariado, etc... hará que nos sintamos acompañados, que nos sea más fácil encontrar ilusiones en las cosas de cada día, y que al mismo tiempo mantengamos un grado de actividad razonable (física, mental y afectiva) que nos permitirá vivir lo más positivamente posible, incluso ante las adversidades. Unas relaciones donde es importante que estén planteadas desde la autonomía, y que supongan intercambios afectivos favorables desde el respeto y no desde el dominio o la sumisión.

2.- Tareas de Sujeto y de Vinculación, en la Vejez. Dificultades y Carencias.

Vamos a centrarnos en esta segunda parte, en aquellos elementos que nos parecen más determinantes para tener una vivencia serena y positiva de la Vejez, y cuyos fallos o deficiencias los relacionamos con las patologías que observamos en las Personas Mayores. El objetivo es desarrollar estos aspectos, los cuales quedaron obviados en la primera parte ya que son más difíciles de formular de manera sencilla y sintética, y que sin embargo están en la base de estas dificultades para poder enfocar positivamente el hecho de hacerse Mayor .

 

2.1 Las tareas de sujeto en la Vejez

Las tareas que se plantean desde la perspectiva del Yo son diversas. Se corresponderían en parte, con el concepto de Integridad desarrollado por Erikson . Dicho autor secuencia el desarrollo humano en ocho etapas, situando al Yo como eje central de esta evolución. A la etapa de la Vejez le corresponde la dicotomía Integridad / Desesperación, cuyo resultado favorable sería el renunciamiento y la sabiduría, siendo el desfavorable el desdén y el rechazo. Más allá del concepto de Erikson vamos a subrayar aquellas tareas que a nuestro juicio nos parecen relevantes:

a) En primer lugar la consideración de la Vejez como una etapa más de crecimiento personal, en la que las actividades, las ilusiones y las relaciones con los demás pueden mantenerse en un primer plano, aunque con un contenido, ritmo, y perspectiva social diferente a otras etapas. Un crecimiento personal que puede ir acompañado de una mirada más serena, relativizante, benevolente y discreta, en función de un mayor conocimiento y experiencia sobre sí mismo y sobre los demás.

b) En segundo lugar la aceptación de las limitaciones y los cambios que comporta la edad, tanto en el plano físico (limitaciones de salud), como en el plano afectivo (pérdida de personas), como en el plano social (menor protagonismo). En este sentido, y en determinados momentos, la acumulación de pérdidas puede desbordar las capacidades de aceptación y elaboración de los Mayores. La amplitud de las redes de apoyo suele ser un elemento determinante para ayudar a amortiguar los efectos de estas pérdidas.

c) El tercer elemento es el de la elaboración del tema de la muerte, que suele ir parejo a la inevitable recapitulación y balance del Ciclo vital. Una temática que más que ir acompañada de una visión trágica puede ser considerada como algo que forma parte de la misma existencia humana, de la sucesión generacional.

Resulta curioso observar como, en todos los trabajos grupales sobre vivencias en la Vejez que he llevado a cabo, el tema de la muerte surge de una manera espontánea y natural. Nunca se ha propuesto como tema y en cambio suele desarrollarse con una cierta extensión e incluso con un cierto humor; constatamos que la mayoría de las personas no tiene miedo a la muerte sino al sufrimiento. Pues bien en las sesiones posteriores suele haber una mayor dinamización. Tal como hemos señalado en otro texto, diríamos que su abordaje permite relativizar muchos de las "pequeñas preocupaciones" que terminan por amargarnos la existencia.

En relación a este tema es preciso subrayar también que algunos pocos individuos, pueden tener una reacción de horror, tragedia y catástrofe ante esta temática, y nos referimos evidentemente a personas mayores. Éstas son sin duda las que van a necesitar más ayuda no únicamente respecto a este tema sino a aceptar y asimilar su vejez.

Respecto a estas tareas cobran relevancia algunos aspectos que interesa destacar desde el punto de vista del equilibrio de la estructura psíquica:

2.2 Identidad y relaciones simbióticas

En estas tareas de sujeto enunciadas anteriormente, relacionadas con un necesario reordenamiento de la identidad, pueden plantearse dificultades de una cierta magnitud.

Algunas de las razones por las cuales las personas mayores no pueden abordar satisfactoriamente estas tareas no tienen su origen en la propia Vejez, sino en otras etapas.

Erikson señala la adolescencia como la etapa en la que se cristaliza la propia identidad, a partir de los procesos identificatorios propios de la infancia, de la necesaria rebelión y demanda de autonomía respecto a los padres y también de la incorporación de otros modelos de procedencia social. La cristalización y consolidación de la identidad es la que va a permitir encontrar al sujeto un lugar en la sociedad adulta a través del trabajo y de la emancipación económica, así como ser capaz de establecer relaciones afectivas autónomas con un cierto grado de compromiso e intimidad.

En este proceso de consolidación de la identidad se constatan dificultades, ya que un sector de adolescentes quedan excesivamente fijados en relaciones de compromiso o hipoteca con otras personas. En este contexto y sobre estos déficits, pueden generarse en la juventud un tipo de relaciones que podríamos calificar de simbióticas en la medida que se establecen relaciones de dependencia, donde las tareas de sujeto, propias de la identidad personal, se desarrollan excesivamente vinculadas a un otro que es el que en parte afronta o resuelve sus temáticas vitales. Dicho de otra manera, el otro actúa de suplencia, compensando los déficits en las tareas propias del sujeto.

En última instancia estos déficits relacionados con la identidad personal, tienen su origen en déficits generados en la infancia. En consecuencia la relación simbiótica, viene a compensar un déficit que tiene su origen en etapas más precoces. El termino simbiótico aunque en el texto se aplica a un determinado tipo de relaciones adultas tiene su origen en la concepción de Bleger y Malher . Estos autores lo utilizan para referirse a determinadas fijaciones a experiencias de fusión del niño con la madre, y/o a regresiones de las relaciones objetales, tendentes a restaurar una simbiosis con el objeto primario.

Esta relación permite a lo largo de la vida adulta el funcionamiento de lo que podría llamarse "el como si", como si fuera él mismo el que afronta y resuelve las diferentes temáticas que la vida conlleva. No se elimina y diluye la fragilidad personal, ya que no hay una comprensión y elaboración del fenómeno, aunque si permite el funcionamiento del individuo, siempre y cuando las figuras compensatorias no se fragilicen y puedan continuar desarrollando con esta función, o bien las tareas a afrontar no superen las limitadas capacidades del sujeto.

Resumiendo, si la entrada en la edad adulta se ha hecho de forma simbiótica, dependiente, en al tarea de abordar las tareas propias del yo, la salida de la edad adulta y la entrada en la Vejez va a necesitar también esta ayuda para abordar las tareas señaladas. Sin embargo ni las tareas son las mismas, ni las vinculaciones tienen el mismo grado de fortaleza. Cualquier dificultad o fragilidad en éstas (tareas y vinculaciones) va a ir acompañada de manifestaciones sintomáticas indicadoras de las patologías correspondientes.

2.3 Vinculaciones en la Vejez. Dificultades y carencias

No es exactamente en la Vejez donde se dan únicamente las pérdidas, tanto en el aspecto físico, afectivo, como social. Podríamos decir que a partir de los 50-55 años empiezan a producirse un conjunto de elementos que van a poner a prueba las capacidades de elaboración del individuo. Citemos algunos: emancipación de los hijos, procesos enfermizos y muerte de los propios padres mayores, y prejubilaciones en el medio laboral, leves declives físicos e intelectuales. A partir de los 65 años con la entrada oficial, desde la perspectiva social, en la etapa de la Vejez algunos procesos de pérdida van a irse intensificando, algunos referidos al yo (envejecimiento físico, pérdida de rol social) y otros a las relaciones de objeto (pérdida de personas y relaciones)

Nuestro objetivo no es reseñar exhaustivamente y/o sobrevalorar estos fenómenos. De hecho se producen de una manera general para todas las personas. Lo que nos interesa subrayar es que en algunos individuos más que en otros estos fenómenos parece que tienen una capacidad mayor de generar dificultades.

La razón no hay que buscarla únicamente en estas pérdidas, sino sobretodo en determinadas estructuras psíquicas que por razones de configuración y de desarrollo presentan una mayor fragilidad. Nos referimos especialmente a aquellos individuos que han mantenido relaciones simbióticas (de dependencia) en su vida adulta, ya sea con sus familiares de origen o con los propios de la vida adulta. Una fractura, o una ausencia, puede poner de relieve sus propias incapacidades para asumir las tareas de sujeto que mencionábamos anteriormente. Incluso más allá de las fracturas o ausencias, las propias capacidades de elaboración frente a los temas propios de la vejez, y especialmente la presencia en el horizonte de la temática de la muerte, pueden quedar desbordadas en los individuos más frágiles psíquicamente.

Es decir, consideramos a las pérdidas, o a los elementos vitales estresantes, como factores capaces de actuar de detonantes o desencadenantes de una patología, siendo la estructura de la personalidad el factor clave que determina la desorganización patológica.

En este sentido cabe citar una investigación que el autor está desarrollando, con la esperanza de poder publicarla durante este año, alrededor de la personalidad premórbida de las personas con demencia . Aparecen en ella diversos elementos interesantes: un elevado número de ausencias de las figuras parentales en la infancia y adolescencia, así como un elevado número de pérdidas relacionales en el final de la edad adulta y la Vejez.

Sin embargo el dato que queremos subrayar con más énfasis hace referencia a la presencia de rasgos de personalidad premórbidos, en la Demencia de tipo Vascular, del tipo: dominancia, impulsividad, irritabilidad, rigidez, autosuficiencia, egoísmo, pesimismo. Y en la Demencia de tipo Alzheimer, del tipo: sumisión, continencia, dependencia, pacífico, ausencia de criterio propio, evitación, carácter ilusorio, altruismo, optimismo, flexibilidad.

Algunos de estos datos, especialmente los de dominancia y sumisión aparecen igualmente en investigaciones parecidas, de las cuales citaremos las de Bauer y Kropiunigg .

Resumimos en el cuadro estas actitudes:

Dominancia: atrapar, apoderarse del otro. Posición activa. Impulsividad DV
Autonomía y relación. Afrontamiento de las tareas de sujeto Normalidad
Sumisión: depender, engancharse al otro. Posición pasiva. Evitación DTA

 

El conjunto de la concatenación de elementos hipotéticos referentes a la personalidad premórbida para las demencias, con los que trabajamos, lo podemos resumir así:

Infancia y Adolescencia

a) Muerte precoz o ausencia de los padres.

b) Identificación padre/madre dominante o sumiso

Juventud y Adultez

a) Establecimiento de relaciones se suplencia o compensación

b) Relación de dominancia o sumisión

Adultez tardía o Vejez

a) Ruptura o presencia en las relaciones de algún elemento que altera este estatus

b) Elementos vitales estresantes

Por otra parte y del mismo modo que para las demencias, la mayoría de los autores están de acuerdo también que las pérdidas que se producen en la Vejez no son suficientes para explicar los trastornos depresivos de esta etapa. Existen otros elementos que juegan un papel en la génesis de la Depresión:

a) El antecedente de una pérdida significativa en la infancia, por ejemplo uno de los padres.

b) La incapacidad previa para sobrellevar situaciones semejantes en otras épocas de la vida.

c) La personalidad previa: Las personas más vulnerables a la depresión son aquellas con fuertes rasgos de carácter narcisista por un lado y de tipo obsesivo por otro.

 

3. Posibilidades terapéuticas

3.1 Prevención y tratamiento de disfunciones depresivas leves

Hace años, en 1988-1997, desarrollamos un trabajo de grupo con Personas Mayores en un Centro de Servicios Sociales. El objetivo era ayudar a personas que estaban en situación de aislamiento social, a integrarse en contextos donde pudiera mejorar tanto su sociabilidad, como su estado de ánimo que en general era bajo. En las primera ediciones del trabajo grupal, las personas mayores eran derivadas por trabajadores sociales que detectaban alguna situación de riesgo, sobre todo de falta de relación.

Dada su resistencia a seguir los consejos de los trabajadores sociales para integrase a actividades y Centros de Personas Mayores o de Actividades socio-culturales, decidimos establecer unas reuniones de grupo donde pudieran ser analizados y comentados los procesos que habían generado esta situación de aislamiento y rechazo a un marco más normalizador. Las reuniones de grupo no eran consideradas como sesiones de psicoterapia propiamente dichas; tomaban el nombre más genérico y menos comprometedor de "Tertulias para personas mayores" 2, 4. El curso descrito en el primer punto de este artículo: "Actividad, Ilusión y Relación", tendría muchos elementos de continuidad con esta experiencia que describimos a continuación en la tabla resumen:

 

Tertulias para personas mayores. Espacio de trabajo grupal

Aspectos formales

 

Tertulias para personas mayores. Espacio de trabajo grupal

Aspectos de contenido

Este tipo de trabajo preventivo es especialmente adecuado hacia aquellas situaciones en las que el aislamiento y la tristeza están presentes en algún grado. De todas maneras el Espacio de Tertulias fue evolucionando hacia un modelo que pretendía de forma genérica ayudar a las Personas Mayores a enfocar su vejez de manera más satisfactoria.

Los resultados más objetivables del trabajo grupal, en general muy valorado por los participantes, se daban tanto en un grado mayor de relación social, como en una mejora de su apariencia física ( vestido, aspecto, etc...). Los resultados más subjetivos tendrían que ver con una mayor elaboración de los temas que tenían pendientes en su vida personal y que en parte habían sido trabajos en las reuniones.

Es indudable que las técnicas grupales no son suficientes para abordar trastornos graves de depresión y que en estos casos es preciso un abordaje psicoterapéutico individual, siendo incluso necesario un tratamiento que contemple la posibilidad de utilización de fármacos. La temática suele ser tanto la del abordaje focal de la situación concreta, como la mejora de los mecanismos yoicos de respuesta frente a la situación.

3.2 Abordaje psicoterapéutico de la demencia

El abordaje clásico hacia las personas con demencia lo constituye la Estimulación Cognitiva , : las técnicas de orientación a la realidad, de entrenamiento sensorial, reconocimiento de objetos y personas, de terapia ocupacional, de musicoterapia, o psicomotricidad, etc... son las más habituales. A pesar de que los pacientes pueden ser atendidos individualmente, habitualmente los son en Grupo, en el contexto de los llamados Centros de Día terapéuticos, siendo agrupados por nivel de deterioro cognitivo.

Menos habitual suele ser el abordaje psicoterapéutico de la Demencia como trastorno que pueda ser tratado desde la vertiente de la personalidad y especialmente desde los aspectos yoicos y emocionales. Enumeraremos dos referencias que nos parecen importantes, las cuáles señalan un camino que está prácticamente en sus inicios.

Ferrey, Le Goues y Bobes , por una parte, explicitan el concepto de Psicólisis, dónde el elemento característico sería la división del yo, que se da no como un corte, sino que aparece como una alternancia de estados sintónicos con otros de escape del yo. Señalan entre otros los siguientes elementos:

a)Reducción de la represión. Los conflictos son administrados por lo que queda de la estructura mental anterior.

b) Movimientos afectivos. Existen demencias capaces de desarrollar una transferencia positiva, y por otra parte demencias "frías" que no responden a interpelaciones

c) Depresión del demente. El componente depresivo suele estar siempre presente.

d) Papel del yo auxiliar. La red de soporte: cónyuge, hijo, vecino, profesionales juegan un papel importante en el mantenimiento de sus funciones yoicas.

e) Papel del terapeuta: reconstruir la identidad a partir de la transferencia. Constatan la dificultad de un trabajo basado en la capacidad para lograr un reencuentro.

Bauer , por otra parte, presenta un caso de una terapia con un paciente demente en fase inicial durante dos años, con el cual ensaya un tratamiento basado en la Psicoterapia interpersonal y en la Psicoterapia para Mayores de Radebold . Enuncia unas reglas básicas para la psicoterapia de pacientes de Alzheimer en estado precoz:

a) Genéricas

b) Específicas

Bauer da especial importancia la relación con la persona de referencia en relación a dos aspectos: por una parte la pareja tiene una especial sobreprotección de la cual el paciente quiere emanciparse; por otra parte los pacientes delegan en su pareja tareas que no se atreven a realizar. Considera importante que los parientes entiendan la relación de dependencia que se ha generado a lo largo de los años y el hecho de que colaboren para lograr una mayor autonomía.

Esta consideración es congruente con el resultado de la investigación llevada a cabo por el mismo, Bauer (1995)8, es coincidente con los resultados de Kropiunigg (1999)9, y asimismo con los datos que van apareciendo en mi propia investigación.

Notas

* Amics de la Gent Gran, Amigos de las Personas Mayores, es una entidad que desarrolla su labor en el ámbito de Cataluña aunando esfuerzos de personas voluntarias, en ayuda a Personas Mayores que viven solas con ciertas dificultades

** Los Centros Cívicos, dependientes del Ayuntamiento de Barcelona, son equipamientos de dinamización socio-cultural que van dirigidos al conjunto de la población y no a un sector determinado. Son por tanto lugares donde las actividades que realizan las Personas Mayores, coinciden con las de otros sectores de edad. Sus actividades más habituales son Cursos, Talleres, Seminarios, Itinerarios y Rutas, Exposiciones, Audiciones musicales, etc..

(1) Vázquez, C. y Lozoya, G. (1994). "Evaluación y diagnóstico diferencial de los trastornos depresivos en Personas de Edad", en J. Buendía (comp.), Envejecimiento y psicología de la salud. Madrid: Siglo XXI, pp. 247-272

(2) Conde, J.L. (1997). Subjetivación y Vinculación en el Proceso de Envejecimiento. Anuario de Psicología 1997, nº 73, 71-87. Revista de la Facultad de Psicología. Universidad de Barcelona.

(3) Erikson, E.H. (1963). Infancia y sociedad. Buenos Aires: Ed. Hormé (1993)

(4) Erikson, E.H. (1982). El ciclo vital completado. México: Ed. Paidós (1993)

(5) Conde, J.L. (1993). Tertulias para personas mayores. Rev Gerontol 1993; 3: 173-174

(6) Bleger, J. (1967). Simbiosis y ambigüedad. Buenos Aires: Paidós (1989)

(7) Malher, M. (1968). Simbiosis humana: las vicisitudes de la individuación. México: Joaquín Moritz (1972).

(8) Conde, J. L. (1999). Factores de riesgo y personalidad premórbida en la enfermedad de Alzheimer. Rev mult Gerontol 1999: Dic. 9: 200-207

(9) Bauer, J. ; Stadtmuller G. et al. (1995). Premorbid psychological processes in patients with Alzheimer's disease and in patients with vascular dementia. Z Gerontol Geriatr 1995 May; 28(3): 179-189

Barcelona. Marzo de 2000

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