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Número 34 - Agosto 2017

Genealogía de la orientación vocacional con adultos mayores

 

Lic.Abran, Patricia  patoabran@hotmail.com 
Lic.Bonanata, Dora  dbonanata@gmail.com
Lic.Gastaldo, Zulma zgastaldo@gmail.com
Lic.Saidman,Roxana roxanasaidman@yahoo.com.ar

Introducción

El presente trabajo se propone brindar un acercamiento a las relaciones posibles entre los conceptos de genealogía de la categoría de Adultos Mayores como sujetos sociales activos, y la Orientación Vocacional. En este recorrido trataremos de establecer los vínculos entre el contexto biopsicosocial de la época y la necesidad histórica de abordar desde el ámbito de la Orientación a este grupo etario.
Recorreremos los cambios de los conceptos de Adulto Mayor, Envejecimiento  y Vejez  y la evolución de la Orientación Vocacional ligada a la elección de carrera hacia el acompañamiento en las transiciones dando lugar al diseño activo de un proyecto de vida.

1- Genealogía
“El   conocimiento de  los momentos en  los cuales emergen  las  teorías dan cuenta de su  incidencia en  las producciones propias de las disciplinas, de las investigaciones que se realizan y de  las prácticas en general de la orientación vocacional” (Kligman, 2016, p 1 )
En este sentido, la genealogía de la orientación vocacional en adultos mayores se define como el estudio crítico relacionado con la historia,  donde se cuestiona el surgimiento de teorías y conceptos mostrando, a su vez,  historias alternativas y subversivas que acompañan su desarrollo. La genealogía posibilita la interpretación de los acontecimientos dando lugar al conocimiento del entramado discursivo que los sostienen y las tensiones que los habitan.

2- El abordaje del envejecimiento a través del tiempo

2.1- El lugar de los mayores en la historia

La ancianidad o el hecho de ir envejeciendo no ha sido considerado de igual manera ni en la historia, ni en las diferentes sociedades, con sus muchas variables. Todo esto ha influido en la percepción, la consideración de lo que supone ser “anciano” y el cómo valorarlo.
Los hombres prehistóricos tenían como objetivo principal la supervivencia, y para ello se conformaron en grupos o tribus, lo que les daba mayores posibilidades de lograrlo. La forma de vida y los riesgos, hacían difícil sobrevivir más allá de los treinta años. Los que llegaban a esa edad eran considerados como divinos  y se les asignaban tareas especiales como consejeros de los más jóvenes. También como chamanes o brujos, con gran poder de decisión.
Desde los tiempos más antiguos, fundamentalmente antes de la escritura, los ancianos eran la mayor fuente de información en las culturas primitivas. La tradición oral imponía un llevar en los labios la propia historia y transmitirla de generación en generación, de padres a hijos, de abuelos a nietos. Ellos, los ancianos, eran los que conservaban el recuerdo tan necesario que abría las puertas del presente y proyectaba el futuro. Eran el orgullo de sus pueblos, tenían un lugar de privilegio, se los consultaba ante decisiones importantes, eran educadores y muchas veces actuaban como jueces. Eran los responsables de transmitir lo más sensible de cada rito o ceremonia, el momento exacto en que se debía llevar a cabo y los detalles más importantes de las mismas. También solían ser quienes las presidían. Existen algunas representaciones artísticas y literarias que dan cuenta de esto.
Los griegos sientan las bases de lo que hoy son la mayoría de las sociedades occidentales. Y es también con ellos que comienza a cambiar la valoración hacia los ancianos. Tenían diferentes formas de entender la vejez. Por un lado, los atenienses, eran amantes de la belleza y la perfección. No era precisamente la vejez algo deseable entre ellos. Los ancianos eran considerados en las leyes pero no así en las diferentes esferas sociales. Eran sí considerados como consejeros pero las decisiones eran tomadas por los jóvenes. En general, la Vejez junto a la Muerte configuraban lo que los griegos llamaban Keres, es decir, el grupo de males de la vida, por tanto, la vejez sería considerada como un castigo.
Por otra parte los espartanos conformaron la Gerusia, que era la suprema autoridad deliberativa y que estaba constituida por 28 hombres de al menos 60 años de edad, llamados gerontes, los cuales eran elegidos en asamblea pública y de por vida. Los gerontes junto a dos reyes, deliberaban y decidían sobre los asuntos de suma importancia para el estado.

Para el pueblo hebreo los ancianos ocuparon un lugar preponderante, tal como se puede saber a partir de los textos bíblicos que nos brindan información sobre la historia y la vida social de este pueblo.
En Roma la ancianidad fue objeto de estudio y de interés desde varios aspectos tanto políticos, sociales, psicológicos, médicos y demográficos. Se conoce que existían más ancianos en Roma que en Grecia, y que estos eran mayormente hombres, debido a la gran tasa de mortalidad entre las mujeres, en los partos. El Derecho Romano daba autoridad al anciano en la figura del Pater Familia, con gran poder sobre la familia y los esclavos. Esto dio origen a discordias y odio hacia ellos.
En la época de la República fueron altamente considerados, y se les confiaba el poder político. Con Augusto (Siglo I aC) cambian los valores tradicionales y los ancianos pierden poder, y se convierten en objeto de desprecio.
Entre el siglo  V y el X, sobreviene una época difícil y brutal conocida como la “Edad Oscura” o “Alta Edad Media”, donde los más débiles fueron los más sufridos. Época de guerras donde los ancianos, por carecer de la fuerza y la movilidad necesarias, dejaron de ser útiles para la sociedad.

La Iglesia tampoco fue, en esta época, considerada con los ancianos,ya que la ancianidad  era vivida como castigo por los pecados del hombre.  Hacia mediados del siglo XIV la peste penetra en Europa ocasionando la muerte de niños y hombres jóvenes mayormente. Esto da a los ancianos un lugar de autoridad y privilegio por cierto tiempo.
Con el siglo XV y el Renacimiento todo se inclina hacia la belleza. Las artes y las letras la honran, se rechaza la vejez abiertamente. Se recupera el número de jóvenes que había disminuido considerablemente en Europa a consecuencia de la peste.. Ya no se necesita la memoria de los ancianos dado que la utilización de la imprenta y la existencia de registros la hace innecesaria.
Con el advenimiento de la modernidad, y la Revolución Industrial, cambia la manera de valorar a aquellos que dedicaron su vida al trabajo. Por siglos los ancianos habían quedado al cuidado y responsabilidad de sus familias sin ningún tipo de ayuda económica por parte del Estado. A partir de esta época el Estado se ve en la obligación de compensar ante la sociedad a aquellos hombres que trabajaron toda su vida. Aparece entonces, en distintas formas, y en distintos momentos según los países, lo que hoy llamamos “jubilación” que proviene del latín “jubilare” que significa “lanzar gritos de júbilo”.
En estos tiempos que corren llegar a la vejez es normal, cuando antes lo lograba una minoría. Este es un fenómeno que podemos considerar nuevo en la historia de la humanidad, y por tanto amerita el interés y la mirada que sobre el mismo se ha puesto.

2.2 Los Adultos Mayores

Hoy se habla de tercera y cuarta edad, siendo esta última la de mayor fragilidad y gran dependencia. Pero más allá de cómo los llamemos algo es seguro, la edad tiene poca importancia. No los define, existen otras variables, no podemos responder sólo desde lo cronológico, sino que debemos hacerlo desde una perspectiva biopsicosocial o visión integral.
Envejecer es un proceso de cambios a través del tiempo, natural, gradual, continuo, irreversible y completo. Estos cambios se dan a nivel biológico, psicológico y social, y están determinados por la historia, la cultura y la situación económica  de los grupos y las personas. Cada persona envejece de manera diferente, dependiendo de sus características innatas, de las que adquiere a través de la experiencia y de las circunstancias a las que se haya enfrentado durante su vida.

2.3- Posiciones actuales sobre el rol del Adulto Mayor a nivel mundial.

El Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) en el año 2008 refiere los principios básicos que promulgó La  Asamblea General de Naciones Unidas (1991)  sobre las personas mayores:
• Independencia: reconociendo el derecho de las personas mayores a tener acceso a ingresos, alimentación, vivienda, medicamentos, así como a una educación y formación adecuada.
• Participación: resaltando la importancia de la integración de las personas mayores en la sociedad a través de mecanismos que la favorezca, poniendo especial atención en los movimientos sociales o asociaciones.
• Cuidados: señalando la relevancia de la atención a la salud y el bienestar, la disponibilidad de recursos, servicios sociales y de la calidad de vida de las personas mayores.
• Autorrealización: favoreciendo el acceso a los recursos sociales que apoyen las oportunidades para desarrollar su potencial.
• Dignidad:   poniendo especial atención en la protección de su seguridad integral en materia de explotaciones y malos tratos.  (Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), 2008. Pag. 16 )
Si bien,  no hablan de Orientación Vocacional, está claro que nuestra intervención como profesionales de la Orientación con adultos mayores favorece todos y cada uno de estos  principios.
En la Asamblea citada, se hace hincapié en la participación social como propiciadora de la salud física y psíquica de las personas mayores. Esta participación se desarrolla en diferentes áreas: Participación política,  laboral,  en el ámbito educativo, social, en los medios de comunicación y en actividades de ocio y tiempo libre.
En el año 2002 tuvo lugar en Madrid la celebración de la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento que, dentro de sus propuestas de actuación, se destacó la relevancia de la participación social de las personas mayores en dos aspectos importantes: su contribución a la sociedad y su calidad de vida.
Estas nuevas conceptualizaciones sobre este grupo etario, constituyen el escenario donde la Orientación Vocacional tiene apoyatura para desplegarse como una práctica, no sólo válida sino también imprescindible para el abordaje integral de la salud de los adultos mayores.

2.3.1- El envejecimiento activo.

Como referimos anteriormente, la edad cronológica no siempre es un indicador de envejecimiento. Por lo tanto las políticas sociales no deberían considerar sólo la edad cronológica para hablar de envejecimiento.
"El envejecimiento activo es el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen".(OMS, 2002 pág. 99)
Posibilita a las personas desarrollar una vida saludable desde el punto de vista físico, social y mental con mayores capacidades de participación y decisión en sus ámbitos familiares,  económicos, sociales, culturales, comunitarios y políticos, revalorizando su rol en esta contribución.
El envejecimiento activo apunta a mantener la autonomía e independencia a medida que se envejece. "La autonomía es la capacidad percibida de controlar, afrontar y tomar decisiones personales acerca de cómo vivir al día de acuerdo con las normas y preferencias propias". "La independencia se entiende comúnmente como la capacidad de desempeñar las funciones relacionadas con la vida diaria es decir la capacidad de vivir con Independencia en la comunidad recibiendo poca ayuda o ninguna de los demás." (OMS, 2002. pág 98)
La interdependencia y la solidaridad intergeneracional es un aspecto importante para promover el contacto con el contexto de amigos, compañeros, vecinos y familiares.
Realizar un planeamiento del envejecimiento activo sustituye la planificación estratégica que parte de las necesidades. El envejecimiento activo parte de la consideración de los Derechos Humanos de las personas mayores.
La respuesta política al envejecimiento de la población requiere de medidas internacionales, nacionales, regionales y locales. El marco político requiere la acción sobre tres pilares básicos que son la salud, la participación y la seguridad.
Desde nuestro ámbito de la Orientación Vocacional el aspecto de la participación es aquel en el que podemos realizar nuestro mayor aporte. Para ello es importante destacar las oportunidades de educación y aprendizaje durante el ciclo vital, permitir la participación activa de las personas en el desarrollo económico, en el trabajo formal e informal, en los voluntariados. También hacer hincapié en generar una imagen positiva del envejecimiento, estimular los vínculos intergeneracionales y proporcionar ayuda a aquellas organizaciones que representan a las personas mayores.

2.3.2  Estudios de Adultos Mayores en Argentina

Julieta Oddone desarrolla un análisis del papel asignado a los ancianos y la imagen del viejo, a partir de las lecturas de libros utilizados por niños de segundo grado de escolaridad primaria a nivel nacional, en escuelas dependientes del Estado. De esta manera ha podido rastrear cómo la sociedad transmitió, en sus diferentes momentos históricos, pensamientos e ideologías sobre la vejez a las nuevas generaciones.
Entre fines del siglo XIX y principios del XX es el momento de la Argentina agroexportadora, con ideales liberales de la generación del ´80. Los ancianos cohabitan con sus familias, donde conviven dos o tres generaciones (tipo de familia extensa). Ocupan un rol de consejero, educador y transmisor de los valores fundamentales: importancia de las tradiciones, la educación como valor fundamental para el progreso de la nación, el respeto a la patria y a los mayores. Se valoriza el lugar del abuelo y se garantiza la continuidad del apellido, lo que ayuda a evitar la angustia de muerte. Los ancianos son físicamente pasivos pero ideológicamente activos. La experiencia es un valor dominante.
Durante las décadas del ´40 y ´50 se continúa con el tipo de familia extendida, el abuelo como transmisor de la cultura. Al mismo tiempo que aparece la imagen del anciano activo, aparece la imagen del anciano minusválido que necesita ayuda. Los derechos vigentes en relación a las personas mayores son el derecho a la asistencia, al trabajo y al respeto. Este es un período en el que se tiene en cuenta la declinación física de los ancianos y la protección que debe brindárseles.
A partir de la década del ´60 el tema de la vejez prácticamente no se encuentra en los textos de lectura. Es una época de valoración de la juventud y el culto por la belleza corporal. Los ancianos quedan relegados a un rol secundario, al tiempo que el tipo de familia es el nuclear y aparecen nuevas formas de organizaciones familiares. Se ignora a la vejez y por lo tanto la cercanía con la muerte. Con los avances tecnológicos los valores que transmiten los ancianos están desactualizados.
Entre las décadas de los ´60 a los ´90, los viejos son definidos por su rol de abuelos sin tener un rol social definido.
En la década del ´90 donde comienza una cultura tecnológicamente globalizada, la sociedad transmite valores relacionados con el crecimiento material y el incremento de la riqueza por sobre otros valores. Los ancianos muchas veces vuelven a ocupar el rol activo de abuelos porque tienen que colaborar con las familias. Entonces vuelven a tener un papel de referentes para los chicos. Socialmente se los vuelve a valorizar con roles activos y físicamente fuertes.
Es el momento de aparición de disciplinas como la gerontología, en un marco de mayor crecimiento del envejecimiento de la sociedad.

3- Orientación Vocacional

3.1 La Orientación vocacional y sus cambios históricos.           

Diana Aisenson señala tres periodos paradigmáticos en la evolución de la orientación vocacional en el mundo.
El Primer Paradigma, comienza a fines del siglo XIX y se extiende hasta aproximadamente 1950. Aparecen nuevos oficios que dan la identidad a la persona. Se hablaba de identidad profesional. Parsons publica su libro “Eligiendo la vocación” (1909), planteando tres postulados: que los individuos difieren por sus rasgos; que las profesiones se distinguen por las exigencias que requieren y que es posible asociar sujetos a profesiones. Por tal motivo la orientación tenía como objetivo aparear personas a profesiones. El orientador evaluaba los rasgos personales de los jóvenes y aconsejaba, como experto, sobre la correspondencia con oficios y profesiones. Es un modelo sencillo y estático, no contemplando cambios en las personas ni en el mundo del trabajo.
Con respecto al Segundo Paradigma, que comienza después de los años 50 hasta los años 70 aproximadamente, se fundamenta en las teorías del desarrollo y en teorías de la personalidad. Donald Super define a la carrera como la secuencia de profesiones, empleos y situaciones desarrollados durante el curso de la vida de una persona. y estudia el desarrollo profesional y los patrones de carrera. Define la madurez vocacional, siendo uno de los objetivos del orientador que el sujeto llegue a ésta, que se produce cuando la persona está en condiciones de elegir. De esta manera el encargado de la orientación ayuda al sujeto en su desarrollo.

El Tercer Paradigma, comienza a partir de los años 70, con grandes cambios a partir de las nuevas tecnologías, el avance de la informática y el surgimiento de  grupos económicos. Las transformaciones se producen en los planos: social, económico, político, cultural; crisis en los empleos, precariedad del trabajo, movilidad, nuevas capacidades de comunicación, flexibilidad, entre otros. Surgen teorías que intentan dar cuenta de cómo el sujeto se enfrenta a cambios de contextos y como ayudarlo. La orientación comienza a acercarse a la educación, la tarea del orientador es promover los aprendizajes. La orientación es un dispositivo que ayuda a las personas a lo largo de la vida en momentos de precariedad de trabajo, crisis y transiciones, teniendo el sujeto un lugar activo.

Esta etapa podría caracterizarse por el abordaje de las problemáticas vocacionales desde  un paradigma crítico, complejo y transdisciplinario.
Dentro de este paradigma encontramos las conceptualizaciones de Life designing. Teniendo en cuenta los nuevos desafíos que se plantean para este siglo relacionados con nuevas formas de organización social del trabajo, y la propagación a nivel mundial de prácticas en orientación vocacional, es que un grupo de investigadores internacionales se reunió con el fin de abordar estas temáticas buscando conciliar ambas y posibilitar la creación de modelos de trabajo y orientación que puedan ser utilizados en diferentes países y culturas. Así este grupo de especialistas e investigadores, armaron un modelo al que llamaron “Life Designing” (Construir su vida) en el año 2009 , en el cual se implementan las teorías de la construcción de sí, de Jean Guichard, y de la construcción de las trayectorias profesionales de Mark Savickas.

En la actualidad es necesario hablar de “trayectorias de vida”, durante las cuales las personas irán diseñando y construyendo su propia vida a medida que la misma va avanzando. Ya no hablamos sólo de adolescentes enfrentados a esta disyuntiva, sino también a toda persona que esté viviendo situaciones de cambio generadas por diferentes motivos relacionados con la salud, el empleo y otros.
El proyecto  postula  cinco presupuestos de la consulta en orientación para acompañar a los individuos en la construcción de su vida.
En el primer presupuesto reflexionan acerca de las identidades profesionales, que no se comportan como estructuras rígidas e inalterables sino como “configuraciones cambiantes”, como resultado de las diferentes historias de vida de cada persona, la forma en que se fue organizando a través del tiempo y de las diferentes experiencias vividas. Un adulto mayor con sus diferentes trayectorias y recursos que él mismo habrá utilizado en cada momento, aporta una experiencia única a su vida. Es por tal motivo que el acompañamiento del profesional de la orientación deberá estar preparado para situaciones novedosas en cada caso, no pudiendo apelar a herramientas estandarizadas y estáticas.
El segundo presupuesto se relaciona con trabajar el “cómo hacer” con el consultante y no tanto el “qué hacer”. El orientador debe estar muy informado, pero es imprescindible poner el foco, como se dijo antes, en el “cómo hacer”, en focalizar en estrategias de supervivencia y dinámicas de afrontamiento. Recuperar estas instancias desde las trayectorias de vida de cada uno, lo cual es plenamente compatible con personas mayores con historias de lucha en sus trayectorias.
El tercer presupuesto que trata este documento refiere a la imposibilidad de predecir el resultado final en cuanto a éxito y estabilidad laboral fundada en aptitudes e intereses, ya que estos últimos no son inmutables a lo largo del tiempo. Es, por tanto, necesario ampliar la perspectiva, y establecer un acompañamiento profundo en una construcción más holística de la vida. Esta es una tarea que demanda tiempo y experticia por parte del orientador. En los adultos mayores el correr del tiempo y las situaciones que habrán tenido que enfrentar y superar, habrán armado en ellos un bagaje de herramientas que podrían identificar, refrescar y poner en uso con el acompañamiento del profesional, pudiendo elaborar luego posibles hipótesis de trabajo que se analizarán para establecer la viabilidad de las mismas.

El cuarto presupuesto aborda otra temática que es la diversidad creciente de las realidades individuales, ya muy alejadas de las trayectorias tradicionales, donde educación, trabajo y familia se iban dando en esa misma secuencia. Hoy, personas de todas las edades vuelven a la escuela, buscan formarse, pierden su trabajo, conforman nuevas familias. Esto conlleva a la existencia de realidades múltiples y de igual manera el forjamiento de sus identidades. Es por tal motivo que se busca enfocar la construcción progresiva del orientante y la reconstrucción de sus realidades subjetivas y múltiples. A tal fin sería importante “la participación de los mismos en actividades y búsquedas de sentido que les permitan construir alguna nueva visión de ellos mismos” (Savickas, M. et alt. 2009. Pág. 6). En cuanto a los adultos mayores, teniendo en cuenta las diversas experiencias vividas, la forma en que se han ido adaptando a las mismas  y  cómo las fueron resolviendo, se puede apelar a ese potencial real y estimular la adaptación a la propia realidad, a su propio ecosistema, abriendo nuevas perspectivas, pudiendo hacerse cargo de su propia situación (empowerment), como otras veces y en otras situaciones lo hicieron.
Finalmente, el quinto presupuesto atiende a la evaluación de los resultados de todos estos cambios propuestos.

4.- Conclusiones
Iniciamos este recorrido  formulando el concepto de genealogía  y  el lugar del adulto mayor a través de la historia. Luego puntuamos el devenir de la orientación vocacional para acercarnos después a desarrollos teóricos  y  prácticas con adultos mayores. Aún cuando el trabajo con este grupo etario es creciente, observamos que no es suficiente ya que es un grupo que aumenta con el paso del tiempo y que se sigue enfrentando a prejuicios y mitos difíciles  de erradicar. Esta es una problemática nueva, que requiere de investigaciones sociales para posicionar la temática en la agenda pública  y  que los Estados realicen inversiones  y políticas que posibiliten a  todos los adultos mayores la elaboración de un renovado proyecto de vida. Estas intervenciones cumplirían un rol preventivo logrando así estilos de vida saludables para poder alcanzar un envejecimiento activo.
Como corolario compartimos un poema de José Saramago que refleja lo que pensamos acerca de lo que significa ser un adulto mayor en estos días.

¿Qué cuántos años tengo? José Saramago
 ¡Qué importa eso!
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido.
. Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo,
y otros "que estoy en el apogeo".
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos,
 rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: ¡Estás muy joven, no lo lograrás!...
¡Estás muy viejo, ya no podrás!...
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,

ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
y otras... es un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados,
mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas...
¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cincuenta, sesenta o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos
¿Qué cuántos años tengo?
¡Eso!... ¿A quién le importa?
Tengo los años necesarios para perder ya el miedo
y hacer lo que quiero y siento!
Qué importa cuántos años tengo.
o cuántos espero, si con los años que tengo,
¡¡aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!!

 

Bibliografía:

 

Palabras claves: Orientación vocacional - Life designing – Envejecimiento activo

 

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