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Número 33 - Septiembre 2016

Los Prejuicios y los Procesos cognitivos en el envejecimiento.

Dra. Virginia Viguera.
virginiaviguera@gmail.com

1 - Objetivos.

Tomamos  uno de los problemas a enfrentar dentro de lo  que llamamos los fantasmas del envejecer.  Nos referimos a los prejuicios y a los miedos, prejuicios y miedos que atormentan muy frecuentemente a los Adultos Mayores, enfrentados como están a una etapa de cambios, de pérdidas, de incertidumbres. Tomamos los prejuicios en una primera parte. La idea es , a partir de brindar información y herramientas adecuadas, lograr desaprender los prejuicios que como veremos están instalados en el Imaginario social y que habitan no solo en la sociedad en su conjunto, sino también en los propios Adultos Mayores y en los que trabajan con ellos. .

2 - Introducción:

Los organismos internacionales encargados de la salud (OMS.),  (OPS.) han emprendido en las últimas décadas campañas en favor de la Promoción y  Prevención de la salud, para reducir los riesgos de las patologías y estimular el auto-cuidado para la obtención  de mejores condiciones de vida para los Adultos Mayores..Para esto se redefine el concepto de Salud:
Que es Salud?
La OMS dice que “es un estado de completo de bienestar físico, psíquico y social y no meramente la ausencia de enfermedades biológicas”.
Introduce este concepto de bienestar que es muy útil incorporar en el trabajo con Adultos Mayores.            
Precisamente la promoción de estos objetivos en los Adultos Mayores nos marca la necesidad de tener en cuenta los fenómenos que acarrea una sociedad que envejece, la mayor esperanza de vida, y fundamentalmente de que manera entender el impacto que estos cambios demográficos tienen en la sociedad toda y en los propios Adultos Mayores.

 Cambios demográficos que además ocurren en una época signada por lo vertiginoso de los adelantos científicos y tecnológicos pero también por una crisis de valores que determinan que lo imprevisible, lo azaroso, lo superficial y transitorio, cercanos a lo desechable, desplacen a los valores  conocidos  por nuestros mayores.

Características de los prejuicios y el Imaginario social.

Los prejuicios ( pre- juicio)  significan, “antes de tener un conocimiento.” son ideas erróneas que cobijan una ignorancia de algo, pero implican también  una actitud, en respuesta a algo.
Los prejuicios pueden ser  negativos o sea de rechazo  o positivos, pero en general son negativos, discriminatorios, son formas de aprender mal la realidad pero por eso insistimos en que pueden ser desaprendidos.
Los prejuicios son formas de interpretar la realidad desde una información incorrecta aunque a veces desde una buena información se cuela igual el prejuicio. Otra característica es que el prejuicio dificulta el cambio.

Los  prejuicios y las ideas erróneas que están instalados en el
imaginario social son varios y se ciernen sobre los Adultos Mayores, oprimiéndolos, ya que los lleva a tener conductas acordes a lo determinado por ese imaginario.

¿Qué es el Imaginario Social?.
Según la definición de Wikipedia “El imaginario social es un concepto creado por el filósofo griego Cornelius Castoriadis, usado habitualmente en ciencias sociales para designar las representaciones sociales encarnadas en sus instituciones. El concepto es usado habitualmente como sinónimo de mentalidad, cosmovisión, conciencia colectiva o ideología, pero en la obra de Castoriadis tiene un significado preciso, ya que supone un esfuerzo conceptual desde el materialismo para relativizar la influencia que tiene lo material sobre la vida social “

Conformando parte del imaginario colectivo, cierta cantidad de ideas erróneas acerca del envejecer y la vejez, funcionan ya como mitos o solo como prejuicios , pero en todo caso perjudicando el buen envejecer y dificultando una adecuada inserción del Adulto Mayor a la sociedad.
Estos prejuicios, incorporados a la mentalidad de la gente, funcionan determinando actitudes negativas frente al proceso del envejecer acentuándose aún más con los viejos. Los Adultos Mayores, participantes a su vez de estos estereotipos culturales buscan “cumplir” con lo así predeterminado.

Estas ideas no surgen azarosamente, sino que son producto del tipo de sociedad a la que pertenecen: una sociedad asentada sobre la productividad y el consumo y con enormes adelantos tecnológicos, y donde la importancia de los recursos están puestos en los jóvenes y en los adultos que pertenecen a la rueda productiva.
La jubilación actúa como barrera demarcatoria dejando afuera de este círculo a todos aquellos que cumpliendo 60 o 65 años engrosan las filas de los llamados “pasivos.” obligándolos a replegarse sobre sí mismos, a un reposo forzoso y así  de alguna  manera marginados de la sociedad.
Los prejuicios tienen que ver también con lo que se llama estereotipos.
“Un estereotipo es una imagen convencional o una  concepción popular sobre un grupo de personas y constituye una forma de categorizar conjuntos de individuos grupos de gentes de acuerdo con sus apariencias, comportamientos y costumbres (McMahon y Quin, 1997). Los estereotipos refuerzan los prejuicios y convicciones que tenemos sobre los objetos, las clases sociales, las instituciones e incluso sobre nosotros mismos (nuestro grado de aceptación o autoestima están afectados por convicciones estereotipadas).”

Los estereotipos tienen una base autoritaria porque lleva a imponer, en especial desde los medios de comunicación, modas, características físicas y psíquicas de grupos de personas o conductas. Aunque los adolescentes son más proclives a identificarse con determinados estereotipos, también estos afectan a los mayores. (como debe ser, como actuar, como vestirse, que cosas ya no puede, etc.)  
Algunos de los  prejuicios que trabajamos, en relación a los Procesos cognitivos  los enunciamos así:

Cada día se le da mayor importancia a la influencia que una actitud positiva frente a la vida tiene en el retardo de un mal envejecer


Todavía se critica o no se ve bien a un adulto mayor que rehace su vida amorosa después de una viudez o una separación y muchas veces son los propios hijos los que desaprueban esas decisiones.
         También es común atribuir a "la edad" distintas dificultades como si fuera un sello imposible de modificar.

         Cuando los adultos mayores toman conciencia de que se puede seguir aprendiendo durante toda la vida se sienten muy gratificados y toman con entusiasmo, actitudes creativas, de aprendizaje,  de reflexión, y esto se revierte en una mejoría de la auto-estima y un mejor disfrutar del tiempo.
         Casi una tercera parte de la vida transcurre entre el envejecimiento y la vejez: no hay duda que hay que vivirla y lo mejor posible.

Cada día se le da mayor importancia a la influencia que una actitud positiva frente a la vida tiene en el retardo de un mal envejecer.

La actividad corporal, intelectual, social, ayuda a esa actitud positiva redundando en el logro de una mejor calidad de vida.

La actitud positiva tiene que ver también con el buen uso que se haga del humor. Está demostrado como el buen humor atenúa las tensiones, disminuye el estrés, ayuda a enfrentar enfermedades , operaciones o traumatismos y ayuda así a un mejor resultado de los tratamientos.

El humor también significa risa. Es importante reírse, de uno mismo, de una situación, de un chiste. Los Adultos Mayores no fueron educados para poder reírse francamente, no se miraba bien , en especial a una mujer que se reía a carcajadas. Ahora se ayuda a aprender a reírse pues la risa moviliza muchos músculos del organismo y entre los que se encuentran los que ayudan a movilizar mejor la sangre por las arterias y venas. Esto repercute en una mejor oxigenación de los tejidos.

Comprobamos que la información posibilita el desaprender los prejuicios y encarar este período con una actitud de crecimiento, aprendiendo, recreándose, haciendo nuevos vínculos, recordando, viviendo con la mayor plenitud posible. Veamos otros de los prejuicios.

*la pasividad

Esta concepción nacida de los ejes de la producción, necesitaba  alguna teoría que la respalde y surgen teorías del envejecimiento que hacen de éste un período de descenso, de imposibilidad en el  aprender, de desapego de los vínculos, y de auto-exclusión.
         Es oportuno recordar la teoría que surgió en 1961 elaborada por dos
investigadores norteamericanos Cumming y Henry, teoría que no compartimos, muy criticada, y que sustentaba que había una necesidad del sujeto envejescente a desvincularse , a desapegarse de los afectos y a su vez a la sociedad a ir aislándolos. Se la consideraba como una conducta “adaptativa”, “universal”, “necesaria”.
Es la llamada Teoría de la desvinculación, a la que rápidamente se le opusieron las teorías del apego y la actividad, dentro de las que ubicamos la Educación para el envejecimiento.
Que el Adulto Mayor busque el reposo, la inactividad, la soledad, la espera pasiva del final no son sino otras ideas erróneas, ya que decir actividad no significa siempre ni trabajo remunerado ni juventud.                 
Actividad significa distintas acciones, tareas, intercambios, de aprendizaje, de recreación, de enseñanza, de uso del tiempo libre en favor de si mismo y/o solidario con otros.
                  
Insistimos que esta actividad  tiene como meta una búsqueda de   satisfacciones y de una mejor calidad de vida.
                  
Se muestra a los A.M. con evocaciones de precariedad, de aislamiento, de deterioro fisiológico y psicológico, casi discapacitados y tratados por tanto con rechazo o con paternalismo discriminatorio. Estas actitudes son netamente culturales. Además la noción de vejez fue variando tanto más en los últimos años que en el curso de toda la historia, en el siglo XIII tenían viejos a los 30 años y a principios de nuestro siglo XX, un hombre de 40 años ya era un hombre mayor.
Tomemos la diversidad de nombres con los que se denomina a esta etapa: tercera edad, luego se agregó la cuarta edad, vejez, ancianidad, senescencia, senilidad, gerontes, abuelos, adultos mayores.
Algunos términos son peyorativos, otros paternalistas. No está totalmente acordada por todos los investigadores en Gerontología, una denominación común como cuando se habla de adolescencia o niñez.
Los Norteamericanos hablan de viejos-jóvenes y viejos-viejos para separar dos etapas. Nosotros tomamos la denominación de Adultos Mayores para referirnos a aquellos que transitan entre los 55 y los  75 años, es el período del envejecimiento, y vejez y viejos, para los que están llegando a los 80 y más. La Asociación de Gerontología, había instituído a los 65 años como comienzo de la vejez y 55 a 65, como período de envejecimiento, pero cada vez los 65 se van desplazando en la medida en que la esperanza de vida también se alarga.
Esto redunda en un mayor tiempo de envejecimiento y es ésta la etapa precisamente sobre la que interesa trabajar con más intensidad dadas las posibilidades de modificaciones que en ella pueden lograrse.
                  

Los estereotipos sociales tienden a ir cambiando  toda vez que tomemos el envejecer como el aprendizaje de un nuevo rol. Un nuevo espacio en la sociedad

*El Viejismo:
                  
R.Butler, científico norteamericano describió en 1973, un conjunto de actitudes negativas que él veía en la sociedad con respecto a los viejos. Este fenómeno fue muy estudiado en nuestro país por  L. Salvarezza quien lo llamó “viejismo”. Y este viejismo significa rechazo, tendencia a la marginalización, temor, desagrado, negación, agresión, todas actitudes ligadas entre sí, y que operan discriminando a la persona que envejece.
El viejismo es un prejuicio, esto es una actitud no pensada sino incorporada a través de los años y trasmitida en tanto por la cultura. Podemos si decir que no es una actitud general pero si muy frecuente, depende en mucho de las  identificaciones que desde pequeños hacemos con nuestros mayores.
La gerontofobia si bien relacionada con este prejuicio, es una actitud  fóbica, es decir un síntoma que depende de desplazamientos de fuertes temores, con causas personales, por vivencias individuales, sobre los viejos.  
Varios factores refuerzan el viejismo: se lo ve al envejescente declinar físicamente, ya no son portadores de lo que esta sociedad consumista levanta como modelos que giran alrededor  del “tener”: belleza corporal, poderío físico, despliegue de objetos valiosos. Ya no son productivos, lo que equivale en esta sociedad a no ser útiles. La tecnología rápidamente cambiante va reemplazando los “cuentos del abuelo” tan ricos en contenidos de experiencia vivida como en contacto afectivo. Ahora los niños están más atentos a la
televisión y a la computadora o a los videos.
                  
Por otra parte, los envejescentes marcan y recuerdan el paso del  tiempo que es inexorable y del cual ningún ser viviente puede escapar y esto causa primero molestia y luego desencadena angustia, temor ( a la vejez, a la muerte) y sabemos que el temor genera hostilidad y negación.
No queremos ver eso que genera miedo y esto en gran medida está conformado por el desconocimiento. Y no olvidemos que dentro de la sociedad y formados por ella están los profesionales de la salud.
Es de notar que son pocos los psicoterapeutas que trabajan  con envejescentes. Desde que Freud escribiera que a partir de determinada edad ( y esa edad era puesta en los 50 años) el sujeto no era analizable, dada la falta de flexibilidad del psiquismo, los terapeutas se dedicaron a niños, jóvenes, familias, adultos, parejas, pero es recién en las últimas décadas que se toma como objeto de estudio y tratamiento la etapa del envejecer.
Esto no es casual, no es redundante repetir que después de mitad de siglo y más aún ya al terminar el siglo XX, los cambios vertiginosos de la tecnología y los adelantos científicos hicieron posible algo tan anhelado por el ser humano: el vivir más años.
Esto está ocurriendo, la esperanza de vida se ha alargado. De lo que se trata ahora es conseguir una mejor calidad de vida para  esos años.

                   *Es el envejecimiento una enfermedad?

Para desvirtuar esta falsa idea o prejuicio tenemos que referirnos someramente a qué es el envejecimiento. Es útil recordar que el envejecer es una parte del ciclo vital y que si fuéramos estrictos, deberíamos considerar que se empieza a envejecer en el momento de nacer, si bien esto no nos resulta de ninguna utilidad para lo queremos analizar. El criterio cronológico es arbitrario para definir el comienzo del envejecimiento, 55, 60, 65 años? Pero sabemos, a poco de observar alrededor, que no es únicamente la cantidad de años lo que da cuenta del envejecimiento.
Decimos que el envejecimiento es un proceso natural, gradual, de cambios y transformaciones a nivel biológico, psicológico y social, que se estructuran en torno al tiempo. Y es precisamente la idea de tiempo una idea clave para el comienzo del envejecer.
El  adulto mayor se interroga acerca del tiempo como nunca lo había hecho antes. En ese antes, el tiempo casi no tenía límite, se podía hablar de “algún día”, de “ya habrá tiempo”, como si no se percibiera el transcurrir del mismo.
Ahora se lo empieza a notar, resulta inexorable, se repara en lo que pasó, en lo que se vivió o no, los cumpleaños lo marcan, el crecimiento de los hijos también, el espejo es muy poco piadoso, nuestros mayores están muy grandes o ya no están, los nietos significan la abuelidad. Los cambios se empiezan a notar.            
Por eso insistimos en que no hay una vejez ni un envejecimiento, sino vejeces diferentes como sin duda es diferente la forma de vivir de cada persona, diferente tanto en las manifestaciones como en las vivencias y esto por motivos internos y externos.
En lo corporal, la piel, los sentidos, la motricidad, muestran el desarrollo de este proceso. Muchas veces es la mirada del otro lo que nos muestra que estamos envejeciendo o el espejo que actúa a modo de mirada externa.
Es más frecuente ver a los otros envejecer que a nosotros mismos.
A nivel psicológico se producen cambios sin duda muy  significativos y relacionados con la vivencia de pérdida y el trabajo de duelo que lleva a elaborar esas pérdidas.
La vivencia de pérdida es otra característica del envejecer.
Pérdidas en relación a lo corporal, la pérdida del cuerpo joven, o la menopausia; pérdida de roles parentales o laborales, pérdidas de seres queridos.
Estas pérdidas requieren una elaboración y ésta se hace a través de un trabajo psíquico que es el duelo.
La jubilación, la independización de los hijos, las muertes cercanas son las más importantes por la incidencia que tienen.
Hasta ahora nos hemos referido a cambios y a vivencias como procesos normales, nada de esto significa enfermedad.

Las limitaciones no son enfermedades.
No se es enfermo porque se tiene más o menos canas, o necesite usar lentes para leer, o no pueda correr o nadar como antes o no pueda hacer el amor todos los días o no pueda procrear, o se jubiló del trabajo ( que no significa jubilarse de la vida).Podemos hablar de cambios, de disminuciones, de ritmos distintos en las distintas esferas.
Incorporar el concepto de diferente, distinto, es útil para comprender mejor este proceso y entonces poder visualizar las potencialidades que tiene; lo que sí se puede, lo importante de ejercitar las funciones tanto intelectuales como  las físicas.           
Muchas veces se atribuye al envejecimiento, dificultades que están dadas por la falta de hábito o de entrenamiento.
                  
*Puede el Adulto mayor seguir aprendiendo?

La educación estuvo ligada al aprendizaje para la vida productiva.
El niño y el joven se capacitan para poder ingresar en el mundo del trabajo e incluso la educación de adultos tiene esa finalidad. Pero ahí se terminaba. Para qué quería aprender un jubilado, si  ya estaba fuera de ese círculo productivo?.   Los estudios de la Gerontología moderna dieron lugar al desarrollo de un movimiento educativo nuevo en todo el mundo, un verdadero desafío para todos nosotros cual es el de la Educación Permanente. Movimiento insertado en el complicado y problemático fin del siglo XX y con miras al nuevo siglo XXI, y que tiene como consigna fundamental la que dice que “se puede aprender y educar a lo largo de toda la vida”.
 Por lo tanto la educación no tiene que estar únicamente al servicio de la producción. En relación a las dificultades que el envejescente tendría para aprender se habla de mayor lentitud, menor flexibilidad, pérdida de la capacidad de atención y concentración y por consecuencia pérdida de la memoria, dificultades en la escritura y en las matemáticas, incapacidad para incorporar conocimientos nuevos. Es cierto que la inteligencia fluida está enlentecida, que es la que permite entender y aprender rápidamente conocimientos nuevos, pero la otra forma de inteligencia que es la cristalizada está saludable y puede compensar a la primera.
La lentificación es un proceso que se da básicamente en el envejecimiento, se tarda más en reconocer a alguien, a recordar un dato inmediato, se tarda en tomar una resolución o resolver un problema.
Diríamos que disminuye la agilidad, es decir el tiempo o rapidez pero no las habilidades. En relación a las otras funciones, atención, concentración, memoria, escritura, cálculo, muchas dificultades son atribuibles a la falta de hábito ya que están sin ejercitarse durante mucho tiempo.
De todos modos no decimos que la capacidad de aprender de los mayores sea igual a la de los jóvenes, no, decimos que los envejescentes  pueden seguir aprendiendo en forma diferente, distinta, con otro ritmo y talvez otros recursos educativos.
Por eso la Educación Permanente o Educacion a lo largo del Curso de la vida no tiene plazos, ni programas  rígidos, ni exigencias generales o iguales para todos, se realiza en libertad y en beneficio de cada sujeto particular. Para la Educación Permanente entran a jugar otros factores: estar al servicio del placer, de la creación, de la recreación, brindar espacios de interacción con otros sujetos, ejercitar o seguir ejercitando funciones que no deben dejarse de lado, poder transmitir sus experiencias, la Educación Permanente está al servicio del hombre y de una mejor calidad de vida, a través de lo que llamamos Educación para la actividad. Los estudios modernos de las neurociencias, muestran como esa propiedad tan maravillosa que tiene el cerebro , la plasticidad, permite que al estimular las neuronas, nuevas  sinapsis se producen, nuevas funciones, compensando la muerte de células nerviosas que sí,  se dan en el envejecer y que no se recuperan pero si se compensan.
                  
*Es insano recordar el pasado?

La reminiscencia , mal vista desde el imaginario, es una función saludable al dar continuidad e integridad a la historia personal, reforzando la identidad y trasmitiendo a las nuevas generaciones las historias vividas.
El prejuicio dice que “es insano recordar el pasado”
Con la Reminiscencia además  se mantiene la memoria colectiva.
La Reminiscencia es una función por la que se recuerda el pasado, ayudando a elaborar duelos no elaborados, fortaleciendo la autoestima al verse a lo largo de la historia personal.   
        
Es frecuente atribuirle a los mayores el que siempre estén contando cosas del pasado. Es cierto que el presente bombardea a los adultos mayores con sus vertiginosas cambios en lo tecnológico, en las costumbres, en la vida en general.
Si hacemos memoria, muchos mayores nacieron cuando recién comenzaba la radio y el cine mudo, después vino la televisión, la video, el hombre a la luna, la computadora, y porqué no las malas también, dos cruentas guerras, la bomba atómica sobre Hiroshima, los campos de concentración y el exterminio allá en Europa y acá entre nosotros. A todo eso hubo que vivirlo y además adaptarse.
Agreguémosle los cambios en las costumbres, el destape sexual,  el SIDA, las mayores libertades individuales, las frivolidades del        postmodernismo.
El ritmo es por momentos vertiginoso y es al empezar el envejecimiento, cuando el Adulto Mayor se encuentra consigo mismo y con su tiempo libre que nunca aprendió a usar , cuando necesita recordar, reconstruir su propia historia para integrarla a este    presente.
La reminiscencia, que es la función que permite recordar pensando o relatando los hechos del pasado es una función  saludable para el A.M. siempre que eso no signifique que quede anclado en el pasado y entonces no sea una rememoración  sino un rumiar lo mismo sin integrarlo.
La reminiscencia refuerza la identidad dándole continuidad a la vida.
A menudo actúa como revisión de vida permitiendo resignificar situaciones vividas conflictivamente y darles así un significado menos doloroso.
También ayuda a mejorar la auto-estima al traer a la memoria experiencias vitales y placenteras.
R.Butler dice precisamente que hay “una correlación positiva entre reminiscencia y la adaptación positiva a la vejez gracias a la conservación de la auto-estima y a la consolidación del sentido de identidad”. Se recuerda a través de la memoria y a su vez es una forma de ejercitarla.
La reminiscencia además permite mantener la memoria colectiva al transmitir los hechos del pasado a las nuevas generaciones. Puede ocurrir que el recordar, como lo apuntáramos más arriba, se transforme en una huída del presente y esto es lo que se configura como patológico. Es decir, que el rememorar es saludable si se logra expresarlo de algún modo, ya que refuerza la auto-estima y la integridad permitiendo una mejor adaptación.
         Podemos puntualizar las funciones de la reminiscencia y porque contribuye para un buen envejecer diciendo que:
        

         * Favorece la integración de lo vivido, del pasado al presente constituyéndose así una vivencia de continuidad, de historia de vida.   Además al integrar el pasado, hay una reconciliación con la vida que tocó vivir, evitando así una excesiva añoranza por lo no vivido.
Se le encuentra significado y propósito a la vida.       
Lograr la integridad  es una de las características del buen envejecer.

Conclusión:  En las últimas décadas , poco  más de dos ,  los estudios en el campo de la Psicogerontología han avanzado a tal punto que se ha incrementado la bibliografía ,sobre el tema pero fundamentalmente los espacios ocupados, yo diría “ganados” por cientos y cientos de Adultos Mayores que demandan seguir con su desarrollo personal aun después de su jubilación. Lo hacen delineando una nueva Cultura del Envejecimiento y empoderándose a partir de un nuevo  paradigma, el del Envejecimiento activo y Saludable.

Los Prejuicios pueden y deben ser desaprendidos a través de una buena información y reflexión acerca de los mismos.


   
Palabras clave:   Prejuicios.  Procesos cognitivos.  Envejecimiento.

Bibliografía: Lecturas  sugeridas:

Chieffo  A. L.  y Fajn S.L (2009). Los prejuicios, la creación y el juego en el envejecer. Revista Tiempo Nº 9.
Monchietti   A.,  Sánchez M. – Lombardo, E. y Krzemien D. (2005) Actualización en Psicología del Envejecimiento. Investigaciones en la Universidad. Revista Tiempo Nº 17.

Monchietti A, y Lombardo E. Representación Social de la vejez. En Rev.Tiempo N°  4. Marzo 2000.

Moragas R.       Gerontología Social. Edit. Herder. Barcelona. 1995.

Rodriguez A.  Dimensiones psicosociales de la vejez, en Buendía J.   Envejecimiento y psicología de la salud. Siglo XXI. España. 1994.

Salvarezza L. El viejismo. En Psicogeriatría.  Teoría y clínica. Paidós. BsAs. 1988-
 
Vega y Bueno  Desarrollo Adulto y Envejecimiento.Cap.1.Sintesis. España. 1996.

Rev.Tiempo www.psicomundo.com/tiempo N°10.Nov.2008. Tema especial: Reminiscencia. (varios autores)

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