La Educación con Adultos Mayores en la perspectiva de la Educación a lo largo de la Vida:
La Universidad como un Espacio Institucional posible. 1Norma Liliana Tamer
Una de las transformaciones sociales más importantes que se han producido desde mediados del siglo pasado y continúa de manera sostenida está relacionada con la explosión de la longevidad.
La conquista de la longevidad plantea inéditos desafíos en sus múltiples dimensiones y alcances. La presencia cada vez más evidente de personas mayores en el mundo está logrando que tomemos conciencia de que vivimos en una sociedad diversa y multigeneracional que nos exige nuevas formas de pensar, nuevos lenguajes y nuevas formas de comunicación y diálogo.
En los nuevos escenarios socioculturales emerge, en consecuencia, de manera elocuente, un nuevo modo de concebir el envejecimiento y la vejez que interpela y moviliza hacia su reconstrucción conceptual y resignificación social.
Estas nuevas miradas sobre el acontecer demográfico y socio-cultural vinculadas con el envejecimiento se corresponden, asimismo, con los estudios de campo de gerontólogos y geriatras, que muestran que muchas de nuestras creencias de "sentido común" y larga tradición sobre la vejez y el envejecimiento, basadas en concepciones biologistas, están totalmente equivocadas. Poco a poco, se va formando conciencia social acerca de que los mitos y los estereotipos negativos respecto de la vejez tienen poco que ver con la realidad.
Hoy podemos decir que estos mitos y prejuicios, tanto de raíz biológica (regresión, involución, deterioro inevitable), social (dependencia, aislamiento, ruptura del diálogo generacional e intergeneracional) y psicológica (pérdida de la autonomía funcional y de las capacidades cognitivas, disminución de la autoestima), han sido atravesados por la revolución de la longevidad, con evidentes efectos favorables para la población de personas edad avanzada. Asimismo, si bien en ese grupo etario hay quienes requieren de un soporte social importante, la mayoría de las personas mayores que lo integran aparecen como sujetos vigorosos y competentes, activos dentro de sus familias y en la comunidad.
La extensión de la vida hacia decenios más tardíos se ve acompañada de la conservación de la capacidad mental, la fuerza física y la productividad comunitaria de casi todas las personas mayores, quienes tienen variadas oportunidades, a menudo pasadas por alto tanto por la sociedad como por ellas mismas, para contribuir económica, social e interpersonalmente a las necesidades de sus familias y sus comunidades.
En ese marco, el campo de la educación se ve movilizado a reflexionar críticamente sobre los conceptos clásicos de educación para contribuir con alternativas y propuestas estratégicas ante los interrogantes que genera el nuevo escenario del siglo XXI. En ese sentido, la longevidad hecho universalmente observable, se presenta como horizonte en el que se inscriben las investigaciones socioeducativas y, en particular, las que se refieren a resignificación de la educación a lo largo de la vida. En tal contexto, se advierte la urgencia de generar prácticas que hagan posible la diversidad de oportunidades de inclusión educativa a cualquier edad.
Al trastocarse los tiempos y los espacios de la educación, emergen nuevos sujetos pedagógicos, nuevas razones de la educación y de las formas de las instituciones escolares que convocan a la resignificación de la educación a lo largo de la vida, enmarcada en valores asociados a la justicia, la solidaridad, el ejercicio de los derechos y la cultura de la paz en una sociedad abierta a todas las edades capaz de propiciar la inclusión y la participación social como de promover la ciudadanía activa.
La Universidad un espacio institucional posible para hacer realidad la Educación a lo largo de la vida.
En el escenario antes planteado los adultos mayores comienzan a ser motivo de nuevas miradas y representaciones positivas hacia su condición de personas que si bien cumplieron con un ciclo de vida y de trabajo están lo suficientemente motivados para continuar el curso vital con proyectos y acciones que les demanden igual o más actividad y participación como lo es el de aprender nuevas posibilidades y alternativas de incorporación social.
Cuando nos encontramos ante estos desafíos advertimos que en la medida en que se promueven espacios participativos de nuevos entornos de construcción del conocimiento, lo social cumple un papel fundamental por cuanto se promueven también nuevas expectativas de aprendizaje y de vida, de aprendizaje en la vida y de aprendizaje para la vida.
Las relaciones intergeneracionales aportan un camino de mutuo acompañamiento entre el saber experiencial y el saber vivencial. El objetivo es que la experiencia vivida de las personas mayores se conecte con la vivencia actual de los sujetos de generaciones más jóvenes. Por lo tanto, la prolongación de las expectativas de vida como un fenómeno social se convierte paulatinamente en expectativas de vivencias experienciales concretas. Por un lado, la sabiduría del adulto mayor se transforma en una necesidad social de nuevos conocimientos. Por otro, el horizonte educativo se amplía cada vez más cuando este grupo generacional tiene posibilidades de poner en juego tanto las capacidades que fueron competencias laborales, como aquellas capacidades que se desarrollan con el entusiasmo de descubrirlas gracias a la participación de otros de generaciones diferentes. El "otro" se visualiza como las personas sociales que promueven, acompañan, comparten, participan, motivan y revalorizan las expectativas de aprendizaje del adulto mayor.
La contrapartida de esta interrelación entre adultos mayores, adultos y jóvenes se ve premiada por la reciprocidad en el acompañamiento, la revalorización y la motivación intergeneracional. Los viejos y nuevos conocimientos se capitalizan en una construcción social del conocimiento que cobra su importancia cuando los espacios educativos se abren como nuevas oportunidades de vida.
Cabe preguntarnos entonces:
- ¿Cuál es la responsabilidad de las instituciones educativas en general y de la Universidad en particular en este nuevo escenario educativo y social?
- ¿De qué manera las políticas educativas actuales contemplan mecanismos de reformas para dar respuestas a las demandas planteadas por esta nueva condición social de incorporar a los adultos mayores?
- ¿Quiénes, cómo y desde qué lugar se promueven espacios de participación socio-educativa para concretar la inclusión social de los adultos mayores?
- ¿Qué ofrecemos y qué esperamos de este grupo etáreo para contribuir a generar y sostener, en el tiempo, los vínculos intergeneracionales?
- ¿Cómo se legitima la participación del adulto mayor en la sociedad actual?
Puede que éstos y otros interrogantes se han venido planteando de diferentes formas y en diversas circunstancias. Tal vez no resulten novedosos, pero lo importante es que sigamos planteándolos en el marco de las discusiones académicas, teóricas, políticas y prácticas. Un discurso educativo en una realidad demandante hará la diferencia entre la mera construcción de ese discurso y la concreción de sus aportes, cuando cada uno de estos espacios de discusión se retroalimenten en función de nuevas oportunidades educativas para las personas mayores.
Si recorremos cada uno de estos espacios de discusión, encontramos una variedad de propuestas e implementación de experiencias que avalan diversas perspectivas teóricas e innumerables decisiones políticas, pero seguramente que lo novedoso y extraordinario es el hecho de que en el espacio de las universidades, estas discusiones se conviertan cada vez más en temáticas académicas inherentes con el compromiso social de brindar servicios educativos a los adultos mayores que superen las propuestas de meras actividades prácticas y recreativas. Se trata de incluirlas en el marco de estos nuevos escenarios para afrontar las emergentes y complejas demandas socioeducativas.
Los Programas Universitarios de Adultos Mayores.
Los Programas Universitarios de Mayores (PUM) son un recurso y un espacio apropiado para fortalecer la autoestima, la imagen social, el ejercicio de la ciudadanía plena, el derecho a aprender a lo largo de la vida y las redes solidarias de autocuidado y de apoyo familiar y comunitario.
A lo largo de sus más de un cuarto siglo en nuestro país los PUM han conformado un movimiento social que ha contribuido a la modificación de la representación social del viejo en un ambiente de franco diálogo generacional e intergeneracional.
Los logros de transformación e inclusión social de los Adultos Mayores se transfieren a sus familias y al contexto social en el que viven y actúan, en donde impactan con efecto multiplicador.
En cuanto al interior de las universidades, los PUM generan importantes cambios institucionales e innovaciones que se manifiestan en voluntad política de derribar fronteras que limitan y de construir condiciones de inclusión social mediante la integración, el aprendizaje cooperativo, el encuentro intergeneracional e interdisciplinario, la gestión participativa y democrática, la opción libre de una nueva oportunidad de crecimiento y proyección vital, sin importar la edad o las condiciones socio-culturales.
En el caso del Programa Educativo de Adultos Mayores (PEAM) de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) se puede mostrar el desarrollo de propuestas innovadoras sustentadas en concepciones teóricas y en prácticas de educación a lo largo de la vida que permiten dar "visibilidad" al colectivo de las personas mayores en un espacio tradicionalmente asignado a jóvenes. Se trata de mantener la participación y la inclusión de los mayores como "ciudadanos de plenos derechos". Asimismo, inaugura alternativas que fundamentan principios básicos de la educación con adultos mayores y promueven acciones interactivas con jóvenes y adultos mediante encuentros y diálogos intergeneracionales.
La transformación sociocultural e institucional lograda es sostenida por la investigación-acción desarrollada en los Programas del Instituto Interdisciplinario Regional de Investigación y Estudios en Gerontología (IIRGe-FHCsSyS). Desde ese marco, nos proponemos vincular los avances de la investigación educativa con el trabajo de campo, orientados a generar acciones que movilicen a aprender, entre todos, a construir nuevos espacios de inclusión social y participación ciudadana
A modo de reflexión final
La experiencia recogida en nuestro transitar nos permite sostener que la Universidad, a partir de la reflexión teórica, la investigación científica y la extensión universitaria, de su responsabilidad y compromiso con políticas educativas para la formación de recursos y la gestión de estrategias para la inclusión social y la participación a lo largo de la vida, resulta ser un espacio natural y posible para el replanteo cultural de la sociedad y para propiciar el encuentro fecundo y creativo entre distintas generaciones. La Universidad acepta hoy este nuevo desafío y tiende a asumir su compromiso social y académico. En ese ámbito, la educación se constituye en mediadora entre las tensiones provocadas por el binomio exclusión-inclusión y en generadora de nuevas formas de representación y de inclusión socioeducativa de los adultos mayores. Contribuye, asimismo, a transformar la mirada de los jóvenes hacia la vejez y hacia los viejos al descubrir otros modos de "ser mayor" en la sociedad de nuestro tiempo.
Notas
Esta ponencia fue presentada en el Primer Congreso Latinoamericano de Gerontología Comunitaria organizado por el Ministerio de Desarrollo Social, la RIICOTEC. Facultad de Psicología de la UBA y la Facultad de Psicología de Mar del Plata. Bs. As. 17 al 19 de noviembre de 2011.
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