El cerebro y sus potencialidades creativas en la segunda mitad de la vida
Estela Victoria Tamer
Cada persona puede bucear en su cerebro
y desarrollar su propia creatividad
trabajando en sí mismo para lograrlo.
Un rasgo singular de la especie humana es la capacidad creadora que nos permite imaginar la realidad y dejar nuestras propias huellas, como parte integrante, en un mundo de transformaciones cada vez más aceleradas.
El proceso creativo tiene su origen en el cerebro, órgano fundamental del ser humano, dotado de un alto nivel de complejidad y de una dinámica organizativa difícil de acceder en forma directa.
Nos enfrentamos al mundo desde nuestro cerebro, creativo por excelencia y conectado con el exterior a través de verdaderos canales de información constituidos por millones de frágiles fibras nerviosas sensoriales.
Si bien la creatividad es un concepto amplio, complejo según los enfoques que se le quiera dar, se puede decir que es una capacidad vinculada con la realidad, en especial con la vida. Cada persona puede tener protagonismo propio en las transformaciones que conforman los múltiples escenarios que le toca transitar. Asumiendo la capacidad de participar en los cambios, el sujeto creador hace aportes significativos y se distingue por sus acciones.
Las neurociencias en las últimas décadas avanzan en el estudio de la relación entre el sistema nervioso y la producción de obras creativas y sus aportes enriquecen el conocimiento del génesis de esas manifestaciones. La neurofisiología, la neuroquímica, la neurocirugía, la neurofarmacología y la neuropsicología, entre otras disciplinas, ofrecen, desde sus campos disciplinares una nueva visión sobre la comprensión del origen, dinámica y éxito de ideas innovadoras y enriquecedoras cuya fuente es el cerebro.
Definir qué es la creatividad es muy complicado, aunque cualquiera pueda reconocer sus signos. Algunos hablan de creatividad como inspiración, especialmente los que transitan por las artes, otros la llaman invención y, en el mundo científico, muchas veces se la asocia con la genialidad. Pero la mayoría de las definiciones de creatividad aluden al proceso mental que genera algo nuevo y que incluye imaginación, intuición, interés, hipersensibilidad, curiosidad, motivación, autonomía y poco respeto a lo convencional.
Las posibilidades del pensamiento creativo son mayores cuando nos imaginamos algo que nunca hemos visto o se buscan estímulos y ambientes no experimentados. En esos casos, el cerebro no usa las conexiones por experiencias pasadas y debe desarrollar nuevas vías neurales al mismo tiempo que se rompe el ciclo de clasificación por experiencia con el fin de reconfigurar las redes que regulan la percepción y la imaginación.
"Creatividad es dejar huella personal, institucional o social". "La creatividad es un bien social, una decisión y un reto de futuro, diferenciándose de otros conceptos psicosociales por su carácter alocéntrico, poliédrico, ético y constructivo, paradójico y problemático (Torre, 2006).
En la actualidad, gracias a las investigaciones neurocientíficas y a las neuroimágenes, se va recorriendo nuestro maravilloso cerebro y se va investigando la capacidad de creación que tiene ese órgano.
El intentar comprender cuáles son los procesos cognitivos y mentales involucrados con el pensamiento creativo y con la creatividad motivó a neurocientíficos a realizar investigaciones, incluyendo las resonancias magnéticas funcionales, para entender cómo se enciende la "chispa de la creatividad" y qué ocurre hasta en algunas personas que aún padeciendo de un tipo de demencia, pueden demostrar talentos y capacidad creativa.
La percepción de lo estético por el cerebro humano nos da una aproximación neurobiológica para explicar cualquier tipo de arte, literatura, pintura, música, teatro abordando los principios neurocientíficos desde los correlatos neuronales que se producen ante el estímulo del color, tamaño, forma, efectos lumínicos, simetría, entre otras múltiples variables.
El cerebro humano es un procesador de información con base en el tiempo y en el espacio, matizado por su propio potencial y por las influencias del entorno.
Si nos centramos en la observación del hemisferio derecho y del izquierdo no podemos dejar de señalar una cierta especialización de funciones. Sin embargo ambos comparten una enorme complicidad para entender el entorno, siendo capaz de hacer imágenes del mundo exterior, creando un sinnúmero de otras realidades que sólo el cerebro, desde su complejidad, lo puede hacer.
Facundo Manes, neurólogo, director del Instituto de Neurociencias de la Universidad Favaloro expresa que no existe un solo centro cerebral ligado a la creatividad. El cerebro opera en red y en un proceso creativo se activan distintos circuitos neuronales. También se refiere a pacientes con demencia frontotemporal ya que son buenos ejemplos de cómo interactúan la neurobiología y la creatividad.
En un estudio, comenta Manes, se observó que una degeneración en el lóbulo temporal izquierdo produjo en algunos pacientes un aumento significativo de la creatividad, más allá de que antes no eran personas dedicadas a actividades artísticas. Quizás el control que perdió el lóbulo izquierdo sobre el derecho hizo que éste se independizara y produjera creativamente.
El mismo Dr. Manes asegura que "un 10% de los autistas tiene un talento especial para las artes plásticas y la música. Ni hablar de la creatividad de ciertos matemáticos esquizofrénicos como John Nash, reconocido popularmente a partir de la película "Una mente brillante".
Es interesante mencionar algunas experiencias que se registraron mediante resonancia magnética y que muestran actividad creativa espontánea en el cerebro: Charles Limb y Allen Braun hicieron un experimento ingenioso: pusieron a seis buenos músicos de jazz a tocar un teclado mientras registraban su actividad cerebral. Cuando los músicos de jazz improvisan, generalmente tocan con los ojos cerrados, en un estilo personal que trasciende las reglas tradicionales de ritmo y melodía, La improvisación jazzística es un estado especial de la mente, en el que, de repente, los músicos generan música que nunca ha sido oída, pensada o tocada antes. Lo que sale es completamente espontáneo.
En la experiencia realizada, Charles Limb junto con el médico Allen Braun, del Instituto Nacional de Sordera y Trastornos de la Comunicación le pidieron a cada músico que, básicamente, tocara una típica escala en Do mayor (escenario escala) o que improvisaran (escenario jazz ) sobre una nueva melodía que habían escuchado antes de entrar en el aparato. La resonancia magnética funcional midió la cantidad de oxígeno que captaban las áreas del cerebro cuando se ponían en actividad durante uno u otro escenario (el rutinario o el improvisador). Esa medición permitió armar luego un mapa del cerebro con las áreas activadas en brillantes colores, mientras que las que no se utilizaron (aquellas ligadas a la inh ibición de la conducta y al autocontrol) permanecieron oscuras.
Así, los investigadores encontraron que todos los músicos activaban la corteza prefrontal media al improvisar, mientras mantenían inactivas las áreas dorsolaterales de la corteza prefrontal, generalmente utilizadas para controlar la conducta. Según Limb, "el jazz es una forma de arte extremadamente individualista. Lo que pensamos que ocurre cuando uno está tocando su propia historia musical es que está apagando los impulsos nerviosos que podrían impedir el flujo de nuevas ideas".
Cuando hablamos de creatividad y de improvisación tendemos a pensar en primer lugar en música o teatro o danza improvisados; pero más allá de los placeres que brindan, estas formas del arte son puertas hacia una experiencia que constituye el total de la vida cotidiana. "Todos somos improvisadores", dice el violinista y escritor Stephen Nachmanovitch. "La forma más común de improvisación es el lenguaje común. Al hablar y al escuchar, tomamos unidades de un conjunto de ladrillos (el vocabulario) y reglas para combinarlos (la gramática). Esto lo hemos recibido de nuestra cultura. Pero las frases que armamos con ellos tal vez nunca fueron dichas antes y tal vez nadie las dirá después".
No sólo el cerebro contribuye a la creatividad. También parece verdadero lo opuesto: el entrenamiento artístico mejora el cerebro en general y en sus conexiones particulares. No se trata de una relación causa-efecto, sino de una correlación sorprendente entre arte y actividades cognitivas cerebrales que los expertos en neurociencias están empezando a investigar.
También se sabe ahora que los seres más creativos utilizan más dopamina y norepinefrina (dos químicos transmisores de señales nerviosas) en sus lóbulos frontales. ¿Se explicaría entonces por la biología el hecho de que existan muchas personas talentosas, pero sólo algunas extremadamente creativas?. Ezequiel Gleichgerrcht, especialista en biología y neurociencias expresa que una persona puede tener mucha inteligencia general, un gran conocimiento de un dominio específico y las habilidades necesarias para ser creativo, y no poder serlo. Necesita un componente extra: la habilidad para desarrollar soluciones alternativas o un pensamiento divergente. Esto puede tener una base genética, pero definitivamente el factor sociocultural juega un rol esencial, pues el acceso a experiencias de distinta naturaleza va remodelando las conexiones neuroanatómicas necesarias para generar las soluciones innovadoras que resultan de este pensamiento divergente.
Creatividad y Aprendizaje en los Adultos Mayores
Según el doctor y escritor alemán Ulrich Kraft (2005), la creatividad no es propiedad de los genios, pero sí es algo que todo ser humano puede despertar en sí mismo a través del entrenamiento y el estímulo. Tampoco la creatividad se limita a la inteligencia como un "ingrediente crucial", más bien, su capacidad de desarrollo se vincula, de manera interesante, con la capacidad y fluidez del pensamiento divergente, que le permite al ser humano elaborar, resolver problemas, proponer, inferir de forma original, flexible, diversificada y creativa.
Los aportes de las investigaciones neurocientíficas, se constituyen en un importante llamado de atención para que se estimule el cerebro creativo como un todo, aún tardíamente, ya que los dos hemisferios participan en todo aprendizaje. Esto permite que pensamiento convergente y pensamiento divergente, en conjunto, estén presentes en los procesos de creación, combinando las habilidades de ambos hemisferios en un torbellino de ideas, conocimientos, destrezas, imaginación e intuición.
El arte ayuda a las personas de cualquier edad a expresar sus emociones, hablar de lo que les pasa, a responder mejor frente a situaciones de estrés. Cuando el arte es el centro del ambiente de aprendizaje, todos los implicados en este proceso se vuelven más creativos.
Según Howard Gardner(1994) "el aprendizaje artístico no implica únicamente dominar una serie de habilidades o conceptos. Las artes son también unas áreas profundamente personales en las que los estudiantes encuentran sus propios sentimientos, así como los de otras personas"
La necesidad de una educación creativa viene dada por un mundo en constante cambio Las situaciones nuevas fuerzan, demandan o exigen respuestas y soluciones antes desconocidas. El acto creativo es polifacético,irrepetible, incluye aspectos intelectuales, físicos, ambientales, culturales. En este sentido, la creatividad está conectada con elementos que ya existían. No creamos de la nada. Crear es relacionar de distinta forma elementos ya existentes. Según Bruner (1991), todas las formas de creatividad surgen de una nueva actividad combinatoria, de situar los objetos en una nueva perspectiva.
Destacar la dimensión de la creatividad en la segunda mitad de la vida implica promover, sobre todo, actitudes creadoras que dinamizan las potencialidades individuales, favoreciendo la originalidad, la apreciación de lo nuevo, la inventiva, la expresión individual, la curiosidad y la sensibilidad respecto de los problemas.
La creatividad no depende de los años que se tienen. Al igual que todas las actividades mentales puede ser desarrollada y mejorada mediante el trabajo personal, la voluntad y un aprendizaje a lo largo de la vida.
El filósofo y dramaturgo francés Gabriel Marcel dice "todos hemos conocido a lo largo de nuestra existencia seres esencialmente creativos ellos hicieron una contribución positiva a la obra invisible que da a la aventura humana el único sentido que puede justificarla" "Hay modos de creatividad que son accesibles a todos y por muy humilde que sea el nivel de creatividad en que uno se mueva hace libre a la persona e implica una apertura al otro".
Con mucha razón el Principito, en el relato homónimo de Antoine de Saint Exupery reprocha a las personas mayores el no haber descubierto en el simple acto de oler una flor una acción creativa. Esto, dice, lo hubiera llevado a recrear el mundo de los colores, del sol, del agua, de la expresión de las plantas y hubiera transformado algo cotidiano en una maravillosa experiencia creativa.
Nada hay en la persona humana que tenga más gratificación personal que su capacidad creativa que por cierto se constituye en un verdadero proceso sin límites cronológicos. Pero, para que el cerebro trabaje creativamente necesita entrenamiento, pensamientos positivos, libertad individual, receptibilidad, vivir con alegría y buenos sentimientos.
La historia de la humanidad est á llena de ejemplos de personas mayores creativas: Gandhi tenía 75 años cuando lanzó su última campaña por la independencia de la India, Picasso creó obras de arte hasta sus 92 años. Cousteau exploró el océano hasta los 80 años, Goethe terminó El Fausto a los 80 años. Asimismo, en nuestro alrededor más próximo hay personas con muchos años encima, que con ingenio y permanente innovación trabajan y se renuevan con optimismo en este tramo de su ciclo vital. Así, en cada una de las provincias de nuestro país podemos descubrir a gente mayor que se destacan por su ingenio y originalidad. En Santiago del Estero tenemos nuestros propios representantes que hasta edad avanzada dieron muestras de acentuada creatividad en la producción y difusión de sus obras. Entre ellos, el violinista y quichuista Sixto Palavecino, el poeta y dramaturgo, Bernardo Canal Feijóo, el maestro Domingo Bravo y Vitillo Abalos, quien aún hoy con sus 90 años hace vibrar los corazones de niños, jóvenes y adultos al ritmo de sus chacareras.
Las personas mayores tienen un impresionante bagaje para lograr múltiples creaciones a partir de sus experiencias y, mediante el diseño de proyectos innovadores en cada contexto, pueden mantenerse en permanente actividad mental, física y por qué no productiva y redituable.
En la segunda mitad de la vida la creatividad se torna como un nuevo caudal de energía que permite a los mayores tomar diferentes caminos y expresarse libremente en forma novedosa. Pueden ver a la vida en forma positiva y desafiar las exigencias de nuevos entornos y renovados ámbitos socio-comunitarios apoyados en la propia plasticidad cerebral, sin detenerse por pensar en los años que se tiene.
Concluyendo se puede decir que todos tenemos la capacidad de crear, es una capacidad innata. Sin embargo, muchas veces el cerebro se vuelve cómodo a causa de los hábitos y rutinas de la vida cotidiana. Por eso es importante poder romper esos moldes y potenciar la creatividad en cualquier área de nuestra vida.
El simple hecho de reflexionar por qué hacemos algo o por qué pensamos esto toda la vida, puede que nos lleve a pensamientos diferentes y con ello a territorios hasta ahora inexplorados por nosotros. En este sentido, compartimos lo expresado por Albert Einstein "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo."