Vértigo en la tercera Edad
Silvia Bermúdez
bersili@hotmail.comLa mayor parte de las personas están familiarizadas con los problemas asociados al envejecimiento paulatino de los órganos de los sentidos, y entre ellos debieran tenerse en cuenta los causados por el deterioro del sistema vestibular y sus conexiones, que conllevan a una importante disminución de la calidad de vida. Se estima que cada año entre un 20 a 40 % de adultos mayores sufre una caída.
El sistema del equilibrio es necesario para que una persona sea capaz de estar consciente del movimiento de su cuerpo y su cabeza en relación con el espacio. El oído interno, los ojos, los músculos, tendones, articulaciones y la piel envían continuamente mensajes al cerebro. Si alguno de estos sistemas de información está alterado, el encéfalo interpreta erróneamente el cambio de señal como un movimiento o como un cambio en la posición corporal y la persona experimenta vértigo. Por consiguiente, el sistema vestibular forma parte del sistema de orientación, tanto del cuerpo respecto del espacio exterior como de partes del mismo cuerpo y se integra además por el sistema propioceptivo musculo tendinoso y la visión. En razón directa de la edad, todos los tipos de vértigo, desequilibrio progresivo a la marcha, caída y otros síntomas asociados son frecuentes en la edad avanzada.
La sintomatología de la patología de las personas de tercera edad, es sensación de desequilibrio, borrachera, vahído, caída al suelo, desmayo, hipoacusia, acufeno, sensación de estar andando en piso blando y que las cosas dan vueltas sobre él. El vértigo y otro mareo (presbivértigo) o desequilibrio (presbiataxia) de los individuos mayores sin causas aparentes pueden ser ocasionadas por procesos degenerativos de la célula ciliada, otolitos, células ganglionadas y terminaciones nerviosas del sistema vestibular periférico y central. Hay un declino en el procesamiento central, reduciéndose la habilidad de combinar señales visuales, propioceptivas, vestibulares y de modificar los reflejos adaptativos. Por lo cual es necesario un enfoque multidisciplinario con una labor coordinada por neurólogo, otorrinolaringólogo, gerontólogo y en la rehabilitación el kinesiólogo en conjunto con el fonoaudiólogo.
La rehabilitación vestibular constituye un muy importante aporte que realiza el fonoaudiólogo para resolver todo aquél trastorno del equilibrio con la finalidad de obtener la máxima compensación que el sistema nervioso puede aportar, evitando las respuestas vestibulares anormales.
A través del aprendizaje de nuevas modalidades de equilibrio, el paciente mejorará la estabilidad dinámica y el estado general del mismo posterior a una lesión vestibular.
En base al diagnóstico neurootológico se confecciona un programa de rehabilitación de 10 a 12 sesiones si la lesión es periférica y de 2 a 6 meses si la lesión es central. El mismo va a depender de la edad, el estado emocional y la voluntad del paciente.
Se utiliza un protocolo prestablecido en base a relajación de cabeza y cuello y combinación de técnica respiratoria. Estabilización de la mirada y coordinación de los movimientos cefálicos y oculares complementados con las aferencias propioceptivas. Estrategias de control postural en plataformas especiales que le permitan al paciente afinar sus respuestas posturales. Estrategias de desensibilización frente a circunstancias que le puedan producir malestar visual o de movimiento.
Como conclusión el equilibrio estático y dinámico dependen de la buena condición física en general, son aconsejables los buenos hábitos de salud y nutrición, incluyendo ejercicios regulares, examen físico frecuente y asegurar que el entorno de la persona mayor sea seguro mediante una buena iluminación, superficies planas, pasillos libres, pasamanos disponibles, superficies antideslizantes en los baños etc. con el fin de prevenir caídas y sus consecuencias.
Bibliografía:
Gall, MarinPP, Castro S. Hoyl T, Valenzuela E. Caídas en adultos mayores institucionalizados. Rev. Med.Chil 2003; 131:887-94.
Guia clínica para la atención primaria de las personas adultas mayores .OPS/OMS 2003.