Número Aniversario (10
años!!) - Noviembre 2008
Decidir el futuro
Norma L.
Tamer
ntamer@arnet.com.ar / ntamer@unse.edu.ar
"La vida sólo puede ser comprendida
mirando hacia atrás
pero sólo puede ser vivida
mirando hacia adelante"S. Kierkegard
Este encuentro es una buena oportunidad para hacer un alto y pensar juntos sobre las circunstancias actuales y los acontecimientos de nuestro tiempo que nos sorprenden día a día pero no para quedarnos en el diario vivir, sino ir más allá, pensar el futuro.
Hasta hace muy poco tiempo, lo lógico en un encuentro de personas mayores hubiese sido hablar sobre el pasado o, tal vez, sobre el presente. Hablar de futuro parecía improbable pues el futuro era considerado privativo de los niños y de los jóvenes. Más aún, decidir el futuro hubiera parecido desacertado.
Si nos detenemos a pensar en este asunto bien podemos decir que aquí y ahora estamos inaugurando nuevos tiempos, estamos haciendo historia.
También tenemos que advertir que tomar decisiones nos pone en situación diferente, muy interesante, pero comprometida a la vez. Nos lleva a pensar acerca de tres importantes interrogantes de carácter existencial:
- -quiénes somos: es decir, conocernos a nosotros mismos, lograr nuestra identidad.
- - dónde estamos: no sólo geográfica o físicamente sino saber el lugar que ocupamos en la familia, en la comunidad, en la sociedad global.
- - qué queremos: para nuestra vida, para la de los demás y tiene que ver con nuestras expectativas, deseos, proyectos.
Para ello, es mi intención invitarlos a que juntos podamos revisar ciertos conceptos acerca del envejecimiento y la vejez tomando como punto de partida la perspectiva de la "longevidad"3 en cuanto cambio revolucionario del presente siglo. Este hecho inédito a la humanidad, por su complejidad y por sus derivaciones al futuro, nos muestra el horizonte de la transformación demográfica mundial: un mundo que envejece, con profundas consecuencias para cada uno de los aspectos de la vida individual y comunitaria, nacional e internacional con repercusiones que se proyectan, a su vez, a todas las dimensiones de la existencia humana, social, económica, política, cultural, psicológica y espiritual.
Hoy sabemos que el envejecimiento, en cuanto proceso histórico-social o individual, es dinámico, extremadamente heterogéneo y particularmente contextualizado, tanto como para afirmar que cada uno envejece como ha vivido, como ha llevado el propio proceso existencial, singular, único, de "hacerse a sí mismo", inmerso en un mundo, particular e irrepetible, de circunstancias, aconteceres y vínculos. Por ello, si bien advertimos la necesidad de re-pensar, re-significar la vejez a la luz de los cambios socio-culturales de nuestra época, también creemos que para lograrlo, acertadamente, debemos entenderla como parte del ciclo vital en su totalidad, en sus significados y construcciones socioculturales.
En consecuencia, reflexionar sobre el envejecimiento y la vejez es reflexionar sobre la vida misma entendida como un continuo. Al respecto, Guardini (1997) en su libro Las edades de la vida, al tratar sobre el transcurso vital humano, nos dice que en todas las fases es siempre la misma persona quien envejece y, si bien reconoce fases en la vida, advierte que ellas forman en conjunto la totalidad de la vida. Cada fase es en orden al todo y en orden a cada una de las otras fases. Dañarla es dañar el todo y cada uno de los elementos singulares. En este sentido, una vejez saludable y activa dependerá de una niñez, adolescencia, juventud y adultez, también saludables y activas (Tamer, 1995).
A nuestro entender, el término "longevidad" ("vida más larga" "largo tiempo de vida") refleja muy bien la situación actual. Nos permite re-significar no sólo el envejecimiento como proceso evolutivo sino también el alargamiento del ciclo vital de la vejez, longevamente masiva y nos indica la urgente necesidad de su reconstrucción y redefinición.
Los estudiosos e investigadores sociales están atentos a esta nueva perspectiva de la vida dado que hace prever importantes efectos no sólo sobre el estado y el número de personas mayores sino también sobre todas las instituciones sociales (familia, mercado laboral. jubilación, sistema educativo, sistema sanitario y de pensiones).
A medida que los sujetos y las poblaciones envejecen, las sociedades también se ven afectadas por las características y ritmos del envejecer ya que cada cultura, cada época, cada tiempo histórico, manifiestan sus propios patrones de envejecimiento y configuran modelos de envejecer y de vejez.
Ya es un tema común, casi cotidiano, aceptar que la vejez de hoy es diferente a la de ayer. En lo que debemos insistir es en seguir trabajando sobre el significado de qué es ser un adulto mayor en la sociedad del Siglo XXI y cómo podemos contribuir en la construcción de una nueva identidad social
En tal sentido, jornadas como estas que convocan a personas mayores, adultos de la mediana edad, en algunos casos, o de la segunda mitad de la vida, como mejor queramos denominarlos al referirnos a personas con experiencia vital, con acopio de conocimiento sobre la realidad, con dinamismo social, son espacios apropiados para generar alternativas de transformaciones personales y culturales tendientes a contribuir a la modificación de la representación social de la vejez y poner en evidencia los distintos modos posibles de envejecer. Así podemos citar casos diversos tales como: Phyliss Turner (94), la australiana de mayor edad del mundo en obtener el título de posgrado en Ciencias Médicas; Rita Levi Montalcini (98) reconocida por haber obtenido el premio Nobel de Medicina a los 77 años; longevos del monte salavinero en Santiago del Estero, quienes viven más de 100 años y gozan de buena salud, o tantos de nuestros participantes en los programas universitarios de mayores.
Las personas mayores y su compromiso hacia el futuro
Una cuestión básica a incluir en este discurrir es el pensar que el tiempo presente se vincula no sólo con el pasado sino también con el futuro. Pero, ello depende del sentido que cada uno le otorgue en el devenir de su existencia. Es atinado aquí citar a William Shakespeare quien sostiene: "El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que tienen miedo, muy largo para los que se lamentan, muy corto para los que festejan pero para los que aman es eternidad".
En el tiempo de nuestras vidas y, más aún si se trata de una vida prolongada, seguramente disponemos de una gran cantidad de información y experiencias en estado de latencia, de permanencia inexpresada que aguarda como potencialidad a ser "descubiertas" y actualizadas. Así, podríamos decir que este instante, este aquí y ahora, incluye todas las esperanzas, las expectativas, los deseos y potencialidades del futuro. El momentáneo presente está siempre creando y desarrollando senderos hacia el futuro.
En esta oportunidad, es mi propósito contribuir a reflexionar y evaluar sobre nuestro tiempo pasado y presente para potenciarnos hacia proyectos futuros. En el caso de las personas mayores cabe muy bien preguntarnos desde dónde.
Al respecto, es oportuno recordar a Julián Marías, filósofo y ensayista español, cuando fue entrevistado por La Nación al cumplir sus 80 años, en 1994. En ese momento, hace 14 años, nos decía: "En nuestro tiempo, la vida se ha prolongado considerablemente, diez o quince años respecto del siglo pasado, no digamos si se piensa en épocas más antiguas; y, lo que es más, se suele llegar a edades avanzadas en aceptable estado de conservación. Esto ha alterado la estructura de la vida, la sucesión de las edades, el horizonte de la proyección y la expectativa" Pero hay una edad que es la última, la que se solía llamar con la noble palabra "vejez", Y tiene una función: la recapitulación de la vida. ¿desde dónde? Sin duda desde el futuro, desde el nuevo proyecto en que la vida del viejo consiste ( ) porque la proyección es su condición insoslayable, de la que no se puede desprender. La proyección, la anticipación, la esperanza, la ilusión, el inicio de nuevas trayectorias, todo esto pertenece a la vida, cualquiera sea su edad, tal vez con mayor intensidad cuando se ha empezado a realizar la recapitulación".
Por lo antes analizado, frente a nosotros tenemos un nuevo desafío: vivir y valorar intensamente el presente, mirar esperanzadamente el futuro que bien podríamos enunciarlo como lograr el diálogo intergeneracional y la proyección social mediante redes solidarias de cooperación e intercambio.
Según nuestra experiencia en el Programa Educativo de Adultos Mayores de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (PEAM-UNSE) y en el caso particular de los Programas Universitarios de Mayores (PUM), podemos decir que han conformado, a lo largo de más de veinte años un movimiento social que ha contribuido a la modificación de la representación social de la vejez y ha puesto en evidencia los distintos modos posibles de envejecer (Tamer, 2006).
Los diferentes programas, alternativas y propuestas para los AM que actualmente existen a lo largo y ancho de nuestro país se muestran ya como un recurso existente y un espacio apropiado para fortalecer la autoestima, la imagen social, el ejercicio de la ciudadanía plena, el derecho a aprender a lo largo de la vida y las redes solidarias de autocuidado y de apoyo familiar y comunitario.
Según dicen los mayores, participantes en estos Programas, en su mayoría mujeres, es el motor para hacer resurgir proyectos de vida postergados o ignorados que revitalizan su propia existencia y les generan motivaciones, expectativas y energías para:
resignificar los vínculos e intercambios de apoyo, estímulo, soporte afectivo, re-socialización con sus pares generacionales (renacer de amistades abandonadas, aparición de nuevos lazos afectivos)
actualizar y potenciar nuevas y positivas formas de convivencia familiar ya sea en la misma casa o en casas separadas (transferencia de conocimientos, experiencias, prácticas ciudadanas, micro-emprendimientos familiares).
revalorizar la función de "abuelidad", según estos tiempos y bajo nuevas circunstancias, a la cual se le imprime significativos vínculos de intercambio afectivo y de experiencia vital que fortalecen los lazos intergeneracionales y l a transmisión transgeneracional.
Desde sus lugares, ellos colaboran en la construcción de una cultura de participación equitativa, con protagonismo responsable y proyección social sin interesar la edad.
Pareciera que estamos justo a tiempo para dejar de lado el mirarnos a nosotros mismos, levantar la mirada, observar alrededor y a la distancia con el propósito de promover, sugerir, generar, llevar adelante con protagonismo social las transformaciones socioculturales necesarias para el bienestar de todos con la cooperación de las personas mayores. Animarnos a poner en práctica el desafío del diálogo intergeneracional y la participación social mediante acciones tales como: el voluntariado social, proyectos comunitarios y culturales, redes intergeneracionales para la animación socio-cultural, redes de apoyo social, sólo a modo de ejemplos, ante los mundos de posibilidades de los que nos tocan formar parte.
En esta comprometida y urgente convocatoria ciudadana están incluídas las personas mayores quienes son los verdaderos actores sociales, los sujetos históricos que pueden transformar "su mundo" y "el mundo de las generaciones que vienen".
Hoy, cuentan a su favor con algunas conquistas tales como:
- El reconocimiento del capital social individual, comunitario y cultural que representan para la sociedad de nuestro tiempo.
- La percepción de la fuerza social que surge de los vínculos individuales, familiares y comunitarios, construidos a lo largo de sus historias de vida.
- La resignificación de la función sociocultural que les compete, conforme a la valoración de experiencias, aportes y trayectorias.
- La capacidad demostrada para movilizar recursos y contribuir a fortalecer la disponibilidad y sostenimiento de las redes de apoyo social.
A modo de reflexión final
Los Adultos Mayores constituyen, en la actualidad, una importante fuerza social para contribuir en la orientación hacia un nuevo rumbo capaz de privilegiar "el acceso a" y "la permanencia en" una cultura que sostenga el ejercicio de la ciudadanía crítica, activa y responsable, con posibilidades concretas de proyección social.
En tal sentido, podemos interrogarnos acerca de cuál parece ser la contribución particular de las personas mayores a una nueva sociedad que afronta el desafío de ser más equitativa y solidaria. Al respecto, es posible acordar que si la conquista de la longevidad es un hecho ya evidente y de extensión previsible, debiera transformarse en un tiempo con profundo sentido humanizador. Esto será factible si el colectivo de los mayores, cada vez más numeroso en relación a los otros grupos etarios, se decide a correrse del lugar de meros receptores de asistencia, ayuda o sostén para ejercer activamente su condición de sujetos con derechos y con deberes de ciudadanía, responsables de su bienestar, que aportan a sí mismos, a sus familias, comunidades, a la sociedad. Igualmente, atribuirse derechos y obligaciones sociales por los que se conviertan en verdaderos dadores de vida, de bienes, de valores, de servicios para sus otros pares en situación de dependencia y para otras generaciones. Así, probablemente, lograrán dejar profundas huellas, tejer fuertes redes y marcar nuevo s caminos que confluyan a hacer del mundo un lugar más digno para todos. Coincidiendo con Victor Hugo sostenemos que "el futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad".
Notas
(*) Disertación presentada en las 1º Jornadas Nacionales de Adultos Mayores."Otoño en Carlos Paz". RESCATAR EL PASADO, ADUEÑARSE DEL PRESENTE YDECIDIR EL FUTURO. Carlos Paz, Córdoba. 6 al 9 de mayo de 2008
(**) Doctora en Cs. de la Educación. Magister Scientiae en Educación con énfasis en Educación de Adultos (U.de Costa Rica). Docente e Investigadora. Facultad de Humanidades, Cs. Sociales y de la Salud. Universidad Nacional de Santiago del Estero UNSE. Directora del Programa Educativo de Adultos Mayores (PEAM-UNSE) y del Instituto Interdisciplinario Regional de Investigaciones y Estudios en Gerontología (IIRGe-FHCsSyS-UNSE). Dirección Electrónica: ntamer@arnet.com.ar / ntamer@unse.edu.ar