II Congreso Iberoamericano de Psicogerontología
I Congreso Uruguayo de Psicogerontología
"Envejecimiento, memoria colectiva y construcción de futuro"
7, 8 y 9 de noviembre de 2007
Montevideo, Uruguay
Panel de Capacitación Psicogerontológica:
Fundamentos Epistemológicos del Campo de la PsicogerontologíaGraciela Zarebski
zarebski.graciela@maimonides.eduVoy a referirme al fundamento epistemológico del campo de la Psicogerontología a fin de explicitar cómo concebimos la formación de los Especialistas y Magisters en Psicogerontología en la Escuela de Gerontología de la Universidad Maimónides de Buenos Aires.
¨ El surgimiento del enfoque ´de la Complejidad ´ -desde las primeras décadas del siglo XX, con mayor intensidad y evidencia en su segundo tercio, hasta la eclosión como tal del campo que hoy denominamos ´ Teoría o Enfoque de la Complejidad ´ en la década del 80 de dicho siglo atestigua cómo su corpus transdisciplinario (conceptual, metodológico y metódico) de conocimientos se ha ido constituyendo a partir de una u otra disciplina (por cierto de numerosas de ellas, exactas, naturales, técnicas y sociales) y, con posterioridad, las ha nutrido con lo elaborado transdisciplinariamente La comprensión de ´redes en red´ ha sido adoptada como ´metáfora central´ por casi todo el espectro disciplinario ¨
(Sotolongo Codina; Delgado Díaz, 2006: 3)Sólo pude dar el paso de construcción de este espacio de formación, cuando dejé de pensar exclusivamente en función de los psicólogos y lo pude pensar desde la complejidad del objeto de estudio, gracias a mi pasaje desde la Carrera de Psicología de la Universidad de Buenos Aires a una Escuela de Gerontología como la que creamos en la Universidad Maimónides a partir de la iniciativa del Dr. René Knopoff.
Es decir, pasar del recorte que una disciplina, la Psicología, realiza sobre el objeto de estudio a partir de sus postulados teóricos y herramientas de intervención, a la visión compleja de este objeto de estudio.
Al decir Escuela hacemos referencia a un Departamento que comprende los distintos niveles de formación e intervención gerontológica, lo cual hizo propicio este pasaje desde una concepción monodisciplinaria a una concepción inter y transdisciplinaria de la salud mental en el envejecimiento.
Me interesa destacar el ámbito institucional del que parte la formación porque en general lo que vemos en distintas latitudes, es la resistencia desde las instituciones, sean universidades o ámbitos de salud, a abrir espacios que den lugar a la creatividad inter y transdisciplinaria, por lo que la sede desde la que se dictan los programas de formación tiñe la orientación que adoptan: si provienen de Escuelas de Medicina serán más psicogeriátricas, si provienen de Áreas de Humanidades, serán más psicogerontológicas.
Hago referencia, entonces, a la Escuela de Gerontología porque fue el marco adecuado para poder partir de una definición de la Gerontología como campo interdisciplinario abarcativo de todo abordaje del envejecimiento.
Pienso que, como primer paso para poder delimitar especialidades se hizo necesario jerarquizar al campo de la Gerontología en su verdadera dimensión, campo que considero - y lo vengo planteando desde la década de los 90 (Zarebski, G. 1999) - estaba devaluado en su definición. ¿Por qué? Porque se lo recortaba y se lo sigue haciendo de dos modos:
1) Haciéndolo sinónimo de la Gerontología Social: si a la Geriatría se la pensaba como el estudio y abordaje de los procesos biológicos del envejecimiento, se consideraba que, para pasar a la interdisciplina, bastaba sumarle a la Geriatría la Gerontología como aporte de las cuestiones referidas al contexto familiar, ambiental, económico, etc.
Teníamos así Geriatría más Gerontología (Social) por eso muchos médicos se presentan como geriatras y gerontólogos causas biológicas más causas sociales desde un enfoque dualista con el cual también solían armarse los servicios y los programas en Congresos, Cursos e Instituciones (Gerencia Social y Gerencia Médica del PAMI, por ejemplo). Este modelo refleja también las creencias vulgares acerca del tema: los viejos estarían afectados básicamente por las condiciones sociales y por las condiciones biológicas del envejecimiento.
¿ Dónde estaba la Psicogerontología en este enfoque simplista? La encontrábamos repartida: un poco en la Geriatría, desde el aporte de los psicogeriatras,
y un poco en la Gerontología Social, cuando se alude o se investigan los a spectos ambientales, psicosociales, del envejecimiento. En esta concepción epistemológica de sumatorias, los especialistas eran los psicogeriatras, con un enfoque biologista hegemónico.
2) El segundo modo de recortar a la Gerontología, complementario del anterior, era haciéndola sinónimo del estudio del envejecimiento normal y abordaje preventivo, diferenciada de la Geriatría como estudio del envejecimiento patológico y el abordaje clínico.
Desde este recorte, la Psicogerontología comienza a tener lugar como co mplemento de la Psicogeriatría, para ocuparse sólo de la tarea preventiva, a cargo de todo profesional no médico.
Debemos destacar, además, el mal que esto hace a la Geriatría misma, si no incorpora en la formación de los geriatras y psicogeriatras las herramientas para la tarea preventiva en equipos interdisciplinarios.
¿Qué consecuencias arroja esto en la práctica? Si revisamos qué se está investigando y presentando en Congresos, veremos que sigue habiendo un predominio de estudios biológicos acerca de depresiones y demencias, en especial el Alzheimer, y cuando se estudian los factores de riesgo para estas patologías desde una mirada preventiva, la indagación queda en los aspectos manifiestos acerca del ambiente o la calidad de vida, temas que profundicé en mi conferencia inaugural.
Todavía sigue sin aparecer el sujeto envejeciente y cómo éste va construyendo a lo largo de su historia particular su envejecimiento, incluyendo cómo trata a su cuerpo y cómo arma su entorno. Es decir, como sujeto pro-activo.
Vemos así que, a partir de una concepción simplista del envejecimiento, asentada en un paradigma positivista de las ciencias, arribábamos al estudio del envejecimiento en general y la salud mental en particular, fuertemente biomedicalizado, desestimando el alcance del trabajo interdisciplinario en Gerontología y su pre-requisito: el vínculo horizontal entre las ciencias.
¨ Michel Foucault ha argumentado extensamente acerca del poder disciplinario, ese usufructo de las desiguales-circunstancias-en-favor-de-algunos (los especialistas de una u otra disciplina) y en-desfavor-de-otros (los no pertenecientes a las mismas), que ha caracterizado, y sigue caracterizando, al ejercicio de los saberes disciplinarios. Posiblemente todos hemos sentido, en una u otra ocasión, lo difícil que se torna ser aceptado por los ´ expertos ´ especializados en una u otra disciplina cuando no se procede de la misma y se intenta vincularse con ella. Tales conformaciones (prácticas) de saber-poder-disciplinario han sido y lo son aún uno de los principales obstáculos para el diálogo multi, inter y transdisciplinario ¨ (Sotolongo Codina; Delgado Díaz, 2006: 5).
El filósofo Edgar Morin (Morin, E., 2004: 2), uno de los impulsores de la Epistemología de la Complejidad, dice - citando a David Bohm - que ¨ las leyes físicas primarias jamás serán descubiertas por una ciencia que intenta fragmentar el mundo en sus constituyentes.¨ ¨ No reduciremos los fenómenos antroposociales a los fenómenos biológicos, ni éstos a las interacciones físico-químicas ¨.
Se trata entonces, de no reducir el espíritu al cerebro, ni el cerebro al espíritu, de entender la ´endo-exo´ causalidad, la recursividad, es decir, cómo uno coproduce al otro. Si el producto es al mismo tiempo el productor, deberemos estudiar cómo lo ´endo-exo ´ fue armando el curso de la vida particular en interacción con el medio ambiente.
En la medida en que fuimos entendiendo que en la trama de la vida no hay fronteras disciplinarias y que los procesos biológicos se van construyendo entramados con procesos sociales y subjetivos y que un envejeciente no es ni un organismo que se deteriora, ni un sujeto de deseos atemporales, ni un jubilado del sistema social, sino que es todo eso interrelacionadamente, y a la vez mucho más que eso, y que se torna imposible y estéril estudiar por un lado la patología y por otro, la normalidad y la prevención, pudimos comenzar a verlo como objeto de estudio complejo que, para ser entendido, plantea dos requisitos: especialización e interdisciplina. Interdisciplina hacia adentro y hacia fuera: en lo endo psico y en lo exo bio-social.
Porque además entendimos que cada una de las regiones epistemológicas (bio-psico-social) de esta región amplia que es la Gerontología, es en sí un objeto de estudio complejo que requiere un abordaje interdisciplinario, porque cada una de las disciplinas se ocupa de procesos normales y patológicos desde su área específica y abordajes clínicos y preventivos desde múltiples miradas y herramientas de intervención a cargo de distintos especialistas - en vínculos horizontales - geriatras y psicogeriatras incluidos a la par.
A partir de esta reformulación de la Gerontología como campo interdisciplinario - que, de paso, ya no es el estudio de los gerontes, de la vejez, sino del envejecimiento como proceso, lo cual nos lleva a re-definirla como Ciencias del Envejecimiento y a incorporar fuertemente a la mediana edad en ella - podremos ir delimitando cómo ubicamos y pensamos a la Psicogerontología.
Psicogerontología no es psicología de la vejez, en primer lugar porque la psicología de la vejez no existe, hablamos de psicología del envejecimiento, pero, además, porque la Psicogerontología no se reduce sólo a eso, ni es sólo lo que hacen los psicólogos, éstos no son los únicos psicogerontólogos, así como los asistentes sociales no son los únicos expertos en gerontología social, ni los geriatras los únicos expertos en biogerontología.
Hoy en día tenemos una evidencia rotunda de que ésta es la última y la de más reciente desarrollo entre las áreas de la Gerontología, en la cual se venía sosteniendo confundida dentro de la Biogerontología y de la Gerontología Social. En el buscador Google había hasta hace unos días 3.160.000 referencias a Geriatría: 760.000 referencias a Gerontología Social y 36.100 referencias a Psicogerontología, mientras que en el Primer Congreso eran 23.300, lo cual registra un aumento, en estos dos años, de un 50 %.
Como área diferenciada, representa hoy un nudo de convergencia de diversos desarrollos actuales en la salud mental: desde el psicoanálisis a la teoría cognitiva, pasando por el enfoque de las neurociencias, con los avances psiconeuroinmunoendócrinos, constituyendo, el logro de las interrelaciones, un desafío cotidiano en nuestros afanes investigativos. Debemos preguntarnos y bregar por la posibilidad de articulación entre disciplinas, entre prevención y asistencia, entre teorías diversas.
Deberemos encontrar las correspondencias estructurales entre todas ellas, todas son articulables, cada una aporta su óptica específica: los aspectos dinámicos en su interrelación con los neuro-cognitivos, con el sistema familiar y social que el sujeto construye y desde el que es construido.
Sin embargo, éste no es el panorama que prevalece hoy en día en el estudio de la salud mental en el envejecer. Seguramente en coincidencia con lo que sucede en todo el campo ´ psi ´, se realizan eventos científicos y producciones acerca del psicoanálisis de la vejez, separados de los concernientes a los trastornos cognitivos y de los referidos a las patologías y sus abordajes farmacológicos, con lo cual la ciencia sigue perdiendo la oportunidad de entender al sujeto que envejece en su complejidad.
De igual modo, los pocos programas que encontramos en este campo en otras latitudes, descartan el Psicoanálisis como teoría válida o desde ella, descartan a otras. Mientras tanto, el avance de las neurociencias lo vemos por ejemplo en los desarrollos del neurólogo norteamericano Eric Kandel, Premio Nóbel de Medicina 1999 - viene demostrando la validez de los postulados freudianos y la posibilidad de interrelacionar, como lo está posibilitando el enfoque de la Tercera Tópica, al Psicoanálisis con las neurociencias y los distintos tipos de memorias, más el enfoque psico-neuro-inmuno-endócrino que muestra la red de vínculos internos y externos que nos hacen vivir sanos o enfermarnos en el envejecer.
La concepción psicogerontológica desde la complejidad se propone no fragmentar, entender el proceso en el tiempo, en su historicidad. Nos vemos confrontados a una doble temporalidad, al decir de E. Morin (Morin, E., 2004): el envejecimiento como historizante y diversificante, y como corrupción y dispersión. Eros y Tánatos operando en el tiempo de autoproducción de sí, en un proceso de complejización creciente y de desorganización creciente en el que aparecen ligadas la repetición, el progreso, la decadencia.
Si la complejidad es un tejido (complexus: lo que está tejido en su conjunto) de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados (Morin, E., 1997), somos ¨tejidos¨ que andan, al decir de Eduardo Galeano1: red PsicoNeuroInmunoEndócrina, red neuronal y red de lenguaje, con redes de vínculos, en el vector temporal de la historia, en continua transformación, de modo tal que el sujeto ya no es ése que limita su piel. Su mente y su ser están en un espacio virtual, en el entretejido dinámico, siempre cambiante.
Para poder entender cómo se va armando una demencia, un envejecimiento patológico o normal, situaciones de maltrato, lo deberemos hacer desde este entramado, no lo entenderemos nunca estudiando por separado las neuronas o el contexto cultural y familiar o la herencia genética o la personalidad previa o los esquemas cognitivos. De tal modo que, a partir de este paradigma complejo del sujeto humano y su envejecimiento, arribaremos a una definición del envejecimiento normal que no tendrá que ver tan sólo con que el sujeto logre ser longevo, satisfecho de su vida, con ´ éxito ´ y logros renovados, sino incorporando además la perspectiva de su contexto de vínculos. Que su longevidad haga feliz a otros, que también sean normales los intercambios, el dar y el recibir
Éste es el contexto psico-bio-socio-cultural que el equipo psicogerontológico se propone favorecer y estimular, en síntesis: un yo complejo que esté en condiciones de de- sarrollar resiliencia frente a los avatares del envejecer. Deberemos entender, entonces, el desencadenamiento de las patologías mentales por el paso del tiempo, como el fracaso en la construcción de este modelo de subjetividad y de intercambio vincular.
Las intervenciones diagnósticas y terapéuticas farmacológicas o no deberían partir de esta consideración compleja del envejecimiento a fin de actuar con mayor lucidez y evitar i atrogenias.
A partir de estas consideraciones que fundamentan cómo concebimos la formación de los psicogerontólogos, quiero destacar algunos ejes que caracterizan la carrera (Zarebski, G. 2002):
Un paso importante en la tarea formadora del psicogerontólogo, fue la de incorporar a la currícula la conceptualización de los mecanismos psíquicos que llevan a un envejecimiento normal incluyendo los factores de riesgo psíquico que llevan a un mal envejecer - y cuál es el aporte que realizan a este proceso los emprendimientos preventivos y recreativos.
El contar con un eje organizador desde el psiquismo - la modalidad del narcisismo y el armado de la propia identidad a lo largo del curso de la vida - para explicar los avatares del envejecer subjetivo, sus continuidades y sus rupturas, es lo que permite desarrollar un campo de conocimientos netamente diferenciado del social y biológico en Gerontología, a la vez que actúa como articulador de los distintos contenidos de la Carrera que hacen al envejecimiento normal y patológico y sus diferentes abordajes: trabajo anticipado acerca del propio envejecimiento, el uso del tiempo libre y las posibilidades de aprendizaje en la vejez, las descompensaciones ante los temas que instala el paso del tiempo - la viudez, la jubilación, duelos diversos, modificaciones corporales - modalidades normal y patológica de asumir la sexualidad y la abuelidad, cuadros psicopatológicos, enfoque psicosomático e incluso predisposición psíquica a las dementizaciones y a todos los modos siniestros de irrupción de la vejez, netamente diferenciados de los mecanismos psíquicos que permiten el armado de un modo normal de envejecimiento.
La Carrera se nutre de los aportes de las distintas disciplinas y de sus campos de aplicación: las técnicas de multiestimulación, los talleres de memoria, de trabajo corporal, musicoterapéuticos, los procesos de aprendizaje en la vejez, los grupos de reflexión y terapéuticos, el abordaje de la pareja y la familia del viejo, el proceso psicodiagnóstico y psicoterapéutico, las terapias psicofarmacológicas, la técnica de gestión o administración del caso como herramienta para el psicogerontólogo, articuladora de la atención del sujeto a través del equipo, las instituciones y las redes comunitarias, etc.
La determinación de los temas y la constitución del equipo docente fue y sigue siendo un proceso dinámico que se asienta en la evaluación de los resultados que nos devuelven las prácticas de alumnos y egresados y sus producciones teóricas, lo cual es indicativo de que la carrera se va armando en el diálogo docentes alumnos, ya que pretendemos que no quede anquilosada en un formato impuesto e inamovible si pensamos que, al mismo tiempo que formamos profesionales, estamos construyendo nuestro modo de concebir el campo científico.
El mismo carácter interdisciplinario de los alumnos constituye un estímulo permanente para una posición abierta a la interdisciplina y la transdisciplina, como superadores del trabajo multidisciplinario.
Por otra parte, el atravesamiento por los diversos contenidos de la carrera somete a los cursantes a una revisión personal constante del propio proceso de envejecimiento, lo cual constituye un requisito imprescindible para quien se ocupa o se va a ocupar de escuchar y ayudar a resolver estas cuestiones en otros. Es por esto que desde el comienzo de la cursada se enfrenta el alumno a un cuestionario que le lleva a reflexionar acerca de cómo trabaja anticipadamente su propia vejez, lo cual promueve en algunos, a lo largo de la formación, importantes efectos de transformación subjetiva y de auto cuestionamiento, condiciones psíquicas éstas que caracterizan un envejecimiento normal. Estamos implicados como sujetos en el saber acerca del envejecimiento: sujetos al paso del tiempo y a la muerte.
Vamos acercándonos así a la comprensión de ese Tejido, hecho con hilos de tiempo y de palabras que, según Galeano, van armando nuestro transcurso vital. Si los seres humanos son un entramado, ´ tejidos que andan ´, deberemos aprender a ser buenos tejedores, ´ entramarnos ´ con el equipo a fin de poder seguir el movimiento complejo de cada trama en particular.
Finalmente, como propuesta formativa ante la construcción de futuro a la que invoca este Congreso, quiero citar estas palabras (Díaz Gómez, A. 2006: 8-9): ¨ incidir desde la formación de las nuevas generaciones en cuanto éstas se ubican ante nuevas sensibilidades sociales, contextos vitales, horizontes teóricos, perspectivas políticas y éticas, para responder al tiempo presente, al día de hoy; reconocer puntos teóricos de referencia tanto desde las humanidades como desde las otras disciplinas que las fundamentan y complementan, pero no en calidad de universales, menos aún de absolutos, dogmas o recetas; desarrollar nuestros propios procesos de pensamiento y creatividad radical para significar la realidad que nos corresponde vivir y, con ello, las opciones de intervención que nos sean pertinentes; y dotar de nuevos sentidos los procesos de acompañamiento que realizamos desde los escenarios formativos de la educación superior.¨
Notas
1 - ¨ Quien escribe, teje. Al fin y al cabo, texto viene del latín textum, que significa tejido. Con hilos de palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo: los textos son, como nosotros, tejidos que andan. ¨ Tejidos. Eduardo Galeano.
Referencias bibliográficas
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Sotolongo Codina, P. L.; Delgado Díaz, C. J. (2006). La Complejidad y el Diálogo Transdisciplinario de Saberes. En: La Revolución Contemporánea del Saber y la Complejidad Social.Hacia unas Ciencias Sociales de Nuevo Tipo. Cap. IV. (En prensa). ISBN 987-1183-33-X http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/campus/soto/capituloIV.pdf
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Zarebski, G. (2002). ¿Por que una Especialización en Psicogerontologia? En: Rev.Psico- Logos, Tucumán: Publ. Univ. Nac. de Tucumán.