II Congreso Iberoamericano de Psicogerontología
I Congreso Uruguayo de Psicogerontología
"Envejecimiento, memoria colectiva y construcción de futuro"
7, 8 y 9 de noviembre de 2007
Montevideo, Uruguay
Curso-Taller
Mitos, realidades, actitudes y sentimientos frente a la vejez de nuestros padres
Anita
Steiger, Mag. Sylvia Korotky
anita@internet.com.uy / sylkor11@adinet.com.uy
Resumen
A partir de la práctica profesional cotidiana se detectan situaciones complejas y conflictivas entre los integrantes de la familia que experimentan el impacto que genera la vejez de los padres. Esto afecta fundamentalmente a los hijos adultos, quienes a la vez transitan por una etapa de desafíos y demandas a muchos niveles. Al mismo tiempo, los padres están cursando una etapa vital difícil de constantes transformaciones y pérdidas.
Estas diferencias en las situaciones vitales afecta a ambas generaciones de distinta manera y pueden comprometer la relación y por lo tanto la calidad de vida en la vejez de los padres. Atendiendo a estas situaciones surge la propuesta "Abordando la vejez", una experiencia piloto en el marco del Departamento de Trabajo Social de la Comunidad Israelita del Uruguay. El objetivo fue brindar un espacio de información, reflexión, intercambio, orientación y contención a hijos adultos que tienen padres mayores. La población usuaria del curso era heterogénea en situación socio económica y cultural, pero muy similar en situación de vida familiar (padres mayores).
Metodología: charlas participativas sobre temas relevantes de la vejez, alternando con talleres de intercambio que propician la reflexión y el apoyo a partir de la información recibida y las propias experiencias y vivencias.
Evaluación: Participaron en forma sostenida veinte personas, 80% de las cuales manifestaron que la propuesta había tenido gran impacto en su vida (se enfrentaron a realidades que antes no podían ver o entender), el 73% experimentaron cambio en sus actitudes y sentimientos frente a sus padres (pudieron verlos, sentirlos y entenderlos con otra óptica), el 93% de los asistentes afirmaron querer continuar la experiencia, abordando otros temas.
Conclusión: la propuesta satisfizo los objetivos buscados, por lo cual se plantea su continuidad en forma anual, generando un espacio anteriormente inexistente y relevante para la calidad de vida de ambas generaciones involucradas.
Palabras clave: vejez, pades, mitos, realidades.
Introducción
El presente trabajo tiene por objetivo compartir los resultados de una experiencia piloto generada en el marco del Departamento de Trabajo Social de la Comunidad Israelita del Uruguay, realizada entre los meses de mayo y junio de 2007. Esta experiencia focalizó el análisis de los mitos, realidades, sentimientos y actitudes de los hijos adultos que tienen a su cargo a padres mayores.
Se trata de un abordaje intergeneracional de la vejez( que brinda un espacio de reflexión para los hijos adultos) con dos modalidades de trabajo:
1) instancias informativas mediante charlas de especialistas sobre temas puntuales y preocupantes para la generación más joven.
2) talleres de intercambio entre los participantes y la coordinación, acerca de los temas desarrollados en las charlas.
La experiencia fue propuesta, diseñada, implementada, coordinada y evaluada por dos profesionales capacitadas en el área de la gerontología: Lic. Sylvia Korotky y yo Lic. Anita Steiger.
A partir de nuestra práctica profesional cotidiana, hemos detectado situaciones complejas y conflictivas entre los integrantes de las familias -especialmente los hijos adultos- que experimentan un marcado impacto en distintas áreas de sus vidas al enfrentarse a la tarea de hacerse cargo de sus adultos mayores.
Por otra parte ,fue constatamos la carencia -salvo excepciones puntuales- de espacios grupales o sociales que apoyen a los hijos adultos en esta situación. Este proyecto se creó con la aspiración de que un espacio de esta naturaleza contribuyera a mejorar la calidad de vida de ambas generaciones en esta importante etapa del ciclo familiar.
Fundamentación
El aumento de la longevidad humana se traduce en muchos casos en la existencia de familias de tres o cuatro generaciones , situación que genera muchas veces dificultades en las relaciones intergeneracionales y problemas en el desempeño de múltiples roles, sobre todo cuando la generación más vieja necesita de la asistencia de las generaciones más jóvenes.
Esto afecta fundamentalmente a los hijos adultos, quienes están transitando por una etapa de desafíos y demandas en muchos niveles, debiendo enfrentar las exigencias del trabajo, de la familia (dependiendo de cada caso, pueden tener a la vez padres mayores, hijos adolescentes, hijos casados y nietos) y de la economía familiar, entre otras. Al mismo tiempo, los padres mayores están cursando una etapa vital difícil, signada por transformaciones y pérdidas.
Si bien la vejez es una construcción personal afectada por factores biológicos, psicológicos, sociales y/o históricos, que puede cursarse en forma normal, patológica o exitosa, en la mayoría de los casos, sobre todo en edades avanzadas, aparecen distintos grados de limitaciones que obligan a los hijos adultos a la necesidad de asistir a sus padres u otros familiares mayores (tíos, suegros, ex suegros, etc.), en distintos aspectos.
La instalación puntual o crónica de situaciones adversas o patológicas en los niveles funcional orgánico, psicológico, social y económico genera tanto en los hijos como en los padres sentimientos y actitudes variadas y especialmente ambivalentes.
En nuestra cultura, la familia y en especial los hijos son en general los cuidadores principales de los adultos mayores en situación de limitación o enfermedad
. En 1983 Cantor documentó lo que llama un "sistema de soporte jerárquico"( en cuanto a la asunción de esta responsabilidad) que comienza con los familiares más cercanos como cuidadores principales: el esposo o esposa, luego los hijos adultos (mayormente las hijas), pudiendo alcanzar círculos de redes sociales más amplios como parientes lejanos, vecinos y/o instituciones estatales o privadas (citado en Schaie y Willis, 1991). Los cuidados más frecuentes que brindan los hijos adultos consisten en soporte emocional, servicios como compras, trámites, transporte y acompañamiento en el cuidado de la salud.
En situaciones de patologías o limitaciones mayores, pueden hacerse cargo de los cuidados en la vida cotidiana, tales como higiene, alimentación, medicación, apoyo económico, etc. Satisfacer estas necesidades de los padres mayores puede agotar los recursos emocionales de los hijos, ya que dicha situación, con la inversión de roles que acarrea, genera emociones y conflictos internos además de la preocupación concreta por la salud y seguridad de sus padres.
Los hijos ocupando el rol de cuidadores de sus propios padres también experimentan limitaciones prácticas en su vida cotidiana: deben ocupar tiempo en estas actividades, restringiendo por ejemplo el tiempo libre del que disponen, por ejemplo tienen dificultad para tomarse vacaciones y se les presentan conflictos en relación al cumplimiento de sus restantes roles como padres, abuelos, amigos/as, trabajadores, entre otras. La dificultad en aceptar los cambios que produce el envejecimiento de los padres y el sentirse demandados y sobrecargados, generalmente conllevan sentimientos de rabia, impotencia, culpa y angustia, que expresados directa o indirectamente comprometen la calidad de la relación.
Al decir de Zigman, "en condiciones similares, cada familia manifiesta un estilo propio de interrelación con sus padres mayores." Aunque perfectamente visible en la práctica cotidiana, dicha autora clasifica las distintas actitudes en cuatro grupos:
Familias que son sensibles a las necesidades de sus mayores, brindándole los cuidados necesarios, con una actitud de respeto y protección, a la vez que dándole aliento para hacer lo que pueden y desean.
Familias que los tratan como imposibilitados o ineptos y los sobreprotegen, anulando así la posibilidad de activar sus recursos potenciales y su resiliencia. (Staudinger, Marsiske, Baltes, 1995).
Familias que son abandónicas y/o bastante insensibles a las dificultades de sus mayores, excluyéndolos. En estos casos, más frecuentes de lo que comúnmente se cree la actitud se justifica en base a una mala relación paternal-filial anterior. Sin embargo, la experiencia muestra que en la realidad la relación anterior no siempre predice la respuesta del hijo a la vejez de su padre o madre. (Hay casos en que uno o todos los hijos abandonan al padre o madre hasta su muerte y casos en que a pesar de las dificultades anteriores el hijo o hija pueden asumir la tarea de cuidador).
Familias que niegan o minimizan las limitaciones naturales de la vejez, exigiéndoles a los mayores la asunción de roles o tareas inadecuadas o iatrogénicas.
Por otra parte los adultos mayores pueden sentirse desplazados, ignorados, incomprendidos, sobreprotegidos o abandonados por sus hijos y/o nietos. La dificultad para compartir los sentimientos, vivencias y proyectos de vida de los hijos adultos los margina de poder transitar una vejez más digna, independiente y constructiva. Schaie y Willis (op.cit.) sostienen que "parecería haber una discrepancia entre las expectativas de las personas mayores en relación a la asistencia que esperan de sus hijos y lo que los hijos adultos sienten que deberían brindar a sus padres mayores".
El desconocimiento de recursos sociales disponibles (clubes, actividades culturales, programas de intercambio entre pares e intergeneracionales, voluntariado, etc.) se constituye en una limitante que no solamente conduce al aislamiento, sino también a la disminución progresiva de la autoestima, todo lo cual aumenta la demanda del adulto mayor sobre su familia.
La falta de espacios de intercambio, información, reflexión , contención y orientación para los hijos, limita la elaboración de las dificultades que son frecuentes, [pero que dificilmente llegan a ser compartidas
Atendiendo estas situaciones vinculares con un abordaje integral, es que surge la propuesta de este curso-taller, pensada para hijos adultos que tienen a su cargo a padres y/o otros familiares mayores.
Objetivos
Objetivos Generales:
- Fomentar el logro de una mejor calidad de vida para la población de adultos mayores y sus hijos
- Ofrecer un espacio nuevo para el abordaje de la vejez, dirigido a generaciones de adultos con padres mayores a su cargo
Objetivos específicos
- Brindar información, orientación, y contención, propiciando la reflexión y el intercambio , destinado a hijos adultos que tienen padres mayores.
- Fomentar en los hijos una nueva mirada acerca de los sentimientos, actitudes y demandas de los padres envejecidos, apuntando al logro de una mejor aceptación y manejo de la situación vincular.
Metodología de trabajo:
- A) Charlas participativas sobre temas puntuales relativos a la vejez, a cargo de un equipo docente especializado
- B) Talleres de intercambio entre los asistentes a partir de la información recibida, a la luz de las propias experiencias y vivencias , para facilitar su asimilación en la vida cotidiana.
Desarrollo
A partir de los objetivos trazados, abordamos las situaciones que más frecuentemente generan conflictos en la relación intergeneracional
Padres que aún cursando una vejez normal, manifiestan distintos grados de dependencia y lo expresan con variado nivel de demanda a sus hijos.
Padres cursando una vejez patológica lo cual incluye la posible situación de institucionalización, frecuentemente temida y/o rechazada por una o ambas partes.
Padres cursando una enfermedad terminal, que provoca muchas veces no solo tristeza y desgaste en sus hijos, quienes se defienden apelando a distintos mecanismos, de negación, enojo, autocuestionamiento, sumados a la sensación de culpa por no poder cambiar la situación .
Siendo la muerte un tema tabú en la sociedad, la mayoría de las personas p ierden la oportunidad de realizar una preparación para este momento de despedida final y/o elaborar un buen proceso de duelo posterior al fallecimiento del familiar.
Intercalar las charlas y los talleres, fue una estrategia metodológica, pensada para que la información se complementara con la posibilidad de compartir la experiencia y dar apertura a otros temas vinculados al tenor de las charlas, así como. también para contener emocionalmente a los participantes , dado el fuerte impacto de las temáticas.. Los talleres facilitaron la interrelación entre los participantes, que conociendo distintas experiencias, encontraron en el espejo de los otros lo común y lo diferente en sus situaciones.
Otra estrategia metodológica fue la participación nuestra en los talleres no sólo desde el rol profesional sino también como personas que hemos afrontado diferentes experiencias en cuanto a la vejez y/o fallecimiento de nuestros padres con el padecimiento y el aprendizaje que dichas experiencias nos aportaron. Esto favoreció la cohesión grupal y la creación de un clima cálido entre iguales, más allá de la heterogeneidad grupal.
Los tópicos abordados en las charlas se refirieron a las transformaciones psicosociales, orgánicas y funcionales en la vejez; el impacto en la familia frente a distintos tipos de deterioro cognitivo hasta los cuadros de mayor gravedad, como las demencias y en especial el mal de Alzheimer; ancianos en situación terminal, cuidados pa liativos y el apoyo de y a la familia; valores, familia, relaciones intergeneracionales; enfoque de la vejez dentro del judaísmo.
El curso taller se desarrolló en 7 encuentros, uno por semana, de dos horas de duración, en horario nocturno
Resultados
Se conformó un grupo de veinte participantes, cuya asistencia fue continuada. Dando cierre al trabajo se aplicó a los participantes una pauta de evaluación escrita, de carácter anónimo que arrojó los siguientes resultados:
Impacto personal:
- El 80% de los participantes definió que el impacto personal del taller había sido mucho.
Al preguntar por las razones de ese impacto las respuestas fueron diversas. Las más frecuentes fueron poder entender cómo hablar y escuchar a las personas mayores y comprender mejor sus acciones, actitudes y necesidades. Manifestaron poder percibir la relación con los mayores con más atención y detalle, pudiendo cambiar alguna de sus actitudes en dicha relación. A partir del curso taller expresan haberse sentido aliviados por poder hablar en un ámbito grupal temas de difícil abordaje, como la muerte, la situación de demencia de un familiar, etc Para muchos participantes el impacto consistió en re significar situaciones del pasado, mirar con otra perspectiva el presente y adquirir una actitud de previsión y prevención en cuanto al futuro de sus mayores y su propia vejez.
- Aludiendo al subtítulo del taller, se preguntó si habían experimentado cambios en los mitos, realidades, actitudes y sentimientos frente a la vejez de sus padres.
El 73% contestó afirmativamente, el 13% contestó que NO" y el otro 13% no contestó la pregunta. El cambio mayor se verificó en la transformación de actitudes, destacando dedicar más tiempo a la compañía de los mayores, apertura en la comunicación (logrando una mejor escucha), tener más tolerancia y poder ajustarse en mayor medida a las necesidades de los padres. Manifiestan que este cambio de actitud se hizo extensivo a la comprensión de las diferencias entre las generaciones en general (sus hijos, nietos, etc.). En algunos casos, se destacó como hecho altamente positivo el poder tomar distancia de algunas actitudes de los padres que resultaban conflictivas. En cuanto a los sentimientos, los cambios manifestados fueron la posibilidad de hacer concientes las dificultades y de manifestar afecto en la relación de manera más natural y saludable
- El 93% de los participantes manifiesta querer continuar como grupo, abordando otros temas en los que les gustaría profundizar, en relación a las inquietudes surgidas en los talleres.
Conclusiones
La generación de un espacio anteriormente inexistente y relevante para la calidad de vida de ambas generaciones, satisfizo ampliamente los objetivos buscados, lo cual avala la necesidad de darle continuidad a la propuesta de manera anual
La metodología resultó ser asertiva, aunque se demanda la extensión en el tiempo de la propuesta. Se comprobó que pueden abordarse temas de alta carga emocional como la muerte, las demencias, las limitaciones en la vejez, etc. aún en un grupo de corta duración. Utilizando metodología grupal adecuada y estableciendo las normas de respeto y confidencialidad desde el principio, los participantes pudieron expresarse en temas íntimos, lográndose un clima de confianza, intimidad y calidez.
A través de esta experiencia piloto, confirmamos que la formación de este tipo de instancias grupales es necesaria ,en virtud de los logros alcanzados para los participantes. Se constata la necesidad de recibir información sobre la vejez, ya que muchos de los temas planteados no eran conocidos para los participantes. En especial, la falta de información sobre las patologías asociadas a la vejez derivaban en desentendimiento y conflictos de los hijos hacia los padres.
Entender que cierta actitud de un padre o madre mayor era producto de una enfermedad y no una intención deliberada y contar con herramientas para enfrentarlas resultó de gran utilidad. Los participantes pudieron ampliar su mirada hacia la complejidad de las relaciones intergeneracionales en la familia y adquirir conocimiento ahondando la comprensión para mantener una buena relación afectiva, con menor grado de conflicto.
Sorprende una vez más la desinformación a nivel social en cuanto a temas de vejez y envejecimiento, lo cual permite constatar la necesidad de propuestas educativas a lo largo del ciclo vital, para que se cumpla el lema del año 1999, "Una sociedad para todas las edades". Dicha falta de información sobre la vejez constituye una de las fuentes de sufrimiento e insatisfacción en la relación hijo adulto-padre o madre mayor. En virtud de que la propuesta satisfizo los objetivos buscados, se plantea su continuidad en forma anual, generando un espacio que apunta a mejorar la calidad de vida de ambas generaciones.
Si consideramos que datos del Censo 2004 para el Instituto Nacional de estadísticas ( INE) arrojan una cifra de 440 personas con más de 100 años de edad, lo que significaría 1 centenario por cada 7.366 habitantes, estamos de cara a una extensión de la vida para la que la sociedad aún no est á preparada a abordar.
Tanto los resultados obtenidos en esta experiencia piloto, como el dato concreto de que Uruguay cuenta con una población adulta mayor creciente, avalan y refuerzan la idea de que es necesario continuar brindando espacios como el que desde la Comunidad Israelita del Uruguay hemos gestado.
Concluímos con una frase expresada por los participantes ."estas clases nos brindan una amplia posibilidad de encarar con buen criterio cada una de las situaciones a las que nos vemos enfrentados día a día, ya sea con nuestros familiares o con las personas que se encuentran a nuestro cuidado "
Referencias bibliográficas
Schaie, K. y Willis, S (1991) "Adult Development and aging". New York: HarperCollins Publishers.
Staudinger, U.; Marsiske, M.; Baltes, P. (1995) "Resiliencia e níveis de capacidade de reserva na velhice: perspectivas da teoria de curso de vida". En Liberalesso Neri, A. (org) (pp. 195 - 228). Campinas: Papirus Editora
Zingman de Galperín, C. (2003) "Psicología de las familias tri y cuatri-generacionales" Ponencia presentada en el III Mercoseti Encontro do Mercosul Sobre A Terceira Idade. Brasilia. Agosto 2003.
Anita Steiger
Es Licenciada en Trabajo Social egresada de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República y Terapeuta Familiar Sistémica egresada de la escuela de la Asociación de Terapia Sistémica. Actualmente se desempeña como Asistente Social en la Comunidad Israelita del Uruguay, Asistente Social en el Departamento de Becas de la Embajada de Israel, Asistente Social en la Escuela No. 31 Complejo Varela, coordinadora del Programa de "Promoción en Salud" del Instituto Ariel Hebreo Uruguayo y Escuelas Públicas de contexto crítico. En la Comunidad Israelita del Uruguay dirige los programas Servicio de Auxiliares Gerontológicos (S.A.G.) y Servicio de Asistentes Personales (S.A.P.) para personas con discapacidad física. Fue creadora y coordinadora del Club Hatikva de adultos mayores. Socia fundadora y prosecretaria del Centro de Estudios e Investigaciones Gerontológicas del Uruguay (CEIGU). Socia fundadora de la Asociación de Terapeutas Familiares Sistémicas (ATEFAS). Asesoró técnicamente a hogares residenciales de adultos mayores y fue docente de "Recursos de la Comunidad" en la Escuela Universitaria de Servicio Social. Además, asistió y presentó ponencias en congresos y seminarios en relación a la gerontología, discapacidad, trabajo social y terapia familiar sistémica en Uruguay, Argentina, Israel, Brasil, Cuba, Paraguay y escribió artículos publicados en revistas de Trabajo Social y en la Red Latinoamericana de G erontología.Sylvia Korotky
Licenciada en Psicología - UDELAR (1989). Master en Gerontología Social. IV Edición Iberoamericana. Universidad Autónoma de Madrid - Imserso (2002-2005). Diploma en Educación Universitaria - Universidad Católica del Uruguay (1998-1999). Integrante del Programa de Gerontología Social de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Católica del Uruguay (1996 a la fecha). Docente de cursos para adultos mayores del Programa de Gerontología Social de la Facultad de Ciencias Humanas - Universidad Católica del Uruguay. Ha realizado actividad docente y como conferencista sobre aspectos psicosociales del envejecimiento en distintas organizaciones e instituciones. Participó en congresos presentando trabajos sobre temas de gerontología. Coautora del libro: Korotky,S.; Blanc,L.; Martin,H. "Aportes a la preparación para una vida longeva". Universidad Católica del Uruguay , Montevideo, 2003.