El sentido
de la inmunidad
Capítulo
correspondiente del libro:
"Psicogerontología: psicosomática psicoanalítica de la
vejez"
Ed. Roca Viva, Montevideo, 1998
Dr. Edgardo
Korovsky
korovsky@chasque.apc.org
Psic. David
M. Karp
dmk@olemail.com
La función del Sistema Inmunitario es defender al sujeto de la intromisión de sustancias u organismos extraños a él, que pudieran modificar su identidad. Desde este punto de vista, podríamos decir tanto que el ser humano puede enfermar por la incorporación de estas sustancias o elementos patógenos, como por la reacción, la lucha contra esta penetración.
Es decir, que el sistema inmunitario funciona como un mecanismo de defensa biológico. En psicoanálisis el concepto de mecanismo de defensa se utiliza de una manera bien definida para referirse a modalidades mediante las cuales el Yo evita la intromisión de estímulos internos (provenientes del Ello) o externos que pueden provocar displacer -en el mejor de los casos- o que pueden llegar a desestructurarlo. El concepto de narcisismo, que en la obra de Freud es polisémico, básicamente incluye el de amor a sí mismo y el de cohesión de la identidad. En gran medida podemos considerar que los mecanismos de defensa, al evitar el displacer, tienen como misión defender el narcisismo y la identidad del sujeto.
Podríamos razonablemente establecer entonces que el sistema Inmunitario es el correlato biológico del narcisismo y de la defensa de la identidad, o si se prefiere, que éstos son el correlato psicológico del primero.
El Sistema Inmunitario está organizado de tal manera que los linfocitos puedan reconocer los tejidos propios de lo extraño, y de generar los anticuerpos específicos contra eso extraño que se introduce en la intimidad del organismo, para neutralizarlo y destruirlo.
El tema de lo propio y lo ajeno, lo extraño, preocupó a Freud bastante tempranamente. Para el yo-placer purificado, `propio' es todo lo que produce placer, `extraño' es lo displacentero. El niño recién nacido siente el pecho de la madre como propio; solo frustraciones mediante va a distinguir que él no "es" el pecho, fuente de placer, pero que puede tenerlo a través de la madre. Dice Freud: "Y aun puede afirmarse que los genuinos modelos de la relación de odio no provienen de la vida sexual, sino de la lucha del yo por conservarse y afirmarse" (Pulsiones y destinos de pulsión, pág. 132, AE)
También Margaret Mahler ha denominado período de autismo normal al que va desde el nacimiento hasta el primer mes de vida, que hace coincidir con el narcisismo primario absoluto descrito por Freud, donde el infante no tiene conciencia de la existencia de un objeto maternante. Luego surge el período de simbiosis normal, al comienzo en forma incipiente, por eso también lo vincula al narcisismo primario, donde progresivamente va apareciendo en forma obscura la conciencia de que las satisfacciones pueden provenir de algún lugar fuera del sí-mismo. La fase simbiótica normal se prolonga hasta los 6 meses, a partir de los cuales comienza progresivamente la fase de separación-individuación, con la primera subfase de diferenciación (de 5 a 9 meses).
Sin embargo, no debe hacerse un paralelismo absoluto temporal entre la evolución psicológica del niño y la maduración de su Sistema Inmunitario. Pero resulta interesante que el S. I. reconoce como propio todo lo que ha sido incorporado a él durante la etapa prenatal (embrionario-fetal) y los primeros momentos de la vida posnatal. Recordemos que el niño mantiene los anticuerpos de la madre, y que no deben darse vacunas muy tempranamente, pues el S. I. no está aún capacitado para la formación de anticuerpos.
Decíamos que el S. I. funciona como un sistema defensivo. Aún en el lenguaje popular se dice cuando alguien se enferma, sobre todo por una infección, que "se le bajaron las defensas" o que "se quedó sin defensas". En la actualidad está suficientemente demostrada la relación entre el antecedente de pérdidas afectivas y el desencadenamiento de enfermedades autoinmunes; y no solo en el desencadenamiento, sino que, en pacientes con estas patologías, que son crónicas y evolucionan alternando períodos de mejoría y empeoramiento, en cada uno de éstos se ha encontrado un correlato de conflictos afectivos.
En los ancianos, si bien no hay disminución del número total de linfocitos, se modifica la distribución de los mismos con la edad
En las personas ancianas disminuye la capacidad inmunitaria hacia los antígenos externos y aumenta la reacción a los antígenos autólogos. Esto implica un aumento de la autoinmunidad, lo cual hablaría de trastornos en la identidad, en tanto no se reconocería lo propio como tal sino que se lo trataría como ajeno. A medida que aumenta la autoinmunidad, disminuye la tasa de supervivencia.
ENFERMEDADES POR AUTOAGRESION O AUTOINMUNIDAD
Es un trastorno del S. I. el cual reacciona frente a un tejido propio como si fuera ajeno. Implica claramente un trastorno de la identidad (aunque el SENTIMIENTO DE IDENTIDAD puede estar aparentemente conservado). Habitualmente, el órgano o tejido afectado recibe la identificación de un objeto perdido real o fantaseadamente, por ejemplo, la desilusión de un objeto idealizado. Sería entonces el equivalente biológico de una situación melancólica..
En la situación analítica, el terapeuta recibe la identificación del objeto perdido, de tal manera que también queda identificado con el órgano atacado. Es muy probable que en el vínculo transferencial-contratransferencial se ponga de manifiesto una modalidad vincular similar a la que se da en la melancolía: el paciente hace autoreproches que en realidad son reproches al objeto (el copartícipe actual, el analista) o se queja amargamente (por ejemplo, porque no se lo cura, porque lo que se le da no sirve, etc.). Pero además, esta relación es la misma que se establece: a) en el campo terapéutico, entre paciente y terapeuta; b) en el mundo interno del paciente, donde intrapsíquicamente se establece la tensión entre el yo y el superyo, estando el yo del paciente identificado con el objeto perdido ; y c) en el terreno biológico, donde el Sistema Inmunitario ataca al órgano alienado, desconocido como parte del propio organismo a la manera de un cuerpo extraño. ¿Por qué a "ese" órgano específicamente? Porque ese órgano (o sistema) cumple en el organismo una función equivalente a la que cumplía el objeto en la vida del paciente, lo que lo hace adecuado para representarlo simbólicamente, recibiendo su identificación.
A nivel celular, la respuesta normal está dada por un reconocimiento de histocompatibilidad, es decir, una parte de nuestro cuerpo reconoce a otra como propia.
Autotolerancia es la tolerancia inmunológica que el sujeto "se codifica" para reconocer y no reaccionar contra aquellos objetos codificados. La codificación, tanto auto como héterotolerante se presenta en dos valores: lo reconocido como propio (con lo cual uno puede identificarse y llegar a querer como a uno mismo: Eros) y aquello que rehusamos reconocer como propio (que atacamos: Thanatos). Esto implica que aquellos objetos que en determinado momento reconocimos como propio y amamos, podemos llegar a considerarlos persecutorios por un cambio en su codificación, y atacarlos.
Este rasgo inmunológico tiene distintos correlatos a nivel del aparto psíquico determinados por las resignificaciones secundarias que reciben.
Por todo esto es que podemos afirmar que la aparición de la patología autoinmune da cuenta de un proceso por el cual el ataque al objeto con el cual hasta ese momento se pudo convivir, ya sea por la pérdida de ese objeto, o por la imposibilidad de compatibilizar le relación, y ante la incapacidad de expresar el conflicto, éste es introyectado y el ataque se produce en la intimidad del sí mismo.
Los modernos trabajos de investigación vinculados al sistema inmunitario permiten replantear el carácter autoinmune de muchas patologías que hasta ahora no se consideraban como tales. Esto nos obliga a estar al tanto de estos estudios a los efectos de poder tomar una correcta actitud clínica en cada caso.
Desde el VIH SIDA (donde lo agresivo y persecutorio viene de afuera) hasta algunas teorías de la enfermedad de Alzheimer (en la que el deterioro es provocado por causas internas) pasando por el aún poco conocido proceso de envejecimiento del cartílago, todos actualmente han recibido una explicación en donde lo inmune o lo autoinmune está puesto en juego.
De acuerdo a todo lo expuesto, nos interesa plantear que lo "inmune-autoinmune-narcisista" de alguna forma, siempre está jugado en cada una de las manifestaciones somáticas de enfermedad.