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Número 18 - Abril 2006

La imagen del anciano en la pintura de Antonio Berni y Carlos Alonso

Carmen de Grado - Jacinta Keisman
cdegrado2002@yahoo.com.ar - jacikei@yahoo.com.ar

La temática de la vejez ha sido poco tratada por los artistas a partir del siglo XIX, ya que éstos con un criterio totalmente equivocado la han asociado con lo feo, lo antiestético.

La ponencia que aquí presentamos, fruto de un trabajo interdisciplinario, entre una licenciada en arte y una psicogerontóloga, permitirá profundizar el tema y demostrar a través de las obras de dos grandes maestros argentinos de la pintura como Carlos Alonso y Antonio Berni el error cometido por quienes rechazaron esta temática.

Proyectaremos unas quince obras de estos pintores mostrando la imagen corporal del viejo y ello nos dará lugar para el desarrollo de conceptos centrales a la subjetividad del hombre latinoamericano de hoy: la pulsión de trasmisión, su fracaso en formas institucionalizadas de corrupción, la resiliencia en un marco de diversidad y ejercicio intergeneracional, lo indestructible del deseo y esa lucha permanente del ser humano por vencer con su trabajo los límites que su ser biológico le impone.

La pulsión de trasmisión, su fracaso en formas institucionalizadas de corrupción

Comenzaremos este recorrido con Berni, quien en ¨Susana y el viejo¨, hace referencia al tema bíblico representado por pintores de todos los tiempos y lo acerca a nuestra realidad latinoamericana.

Foto y autorretrato del autor

Antonio Berni nace en Rosario en el año 1905 y muere en Buenos Aires en 1981. Al celebrarse en el 2005 el centenario de su natalicio se organizaron en nuestro país innumerables actos y una exposición en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.

Desde muy chico, Antonio siente predilección por el dibujo y se inicia como aprendiz en un taller de vitrales en su ciudad natal.

A los 20 años obtiene una beca para viajar a Europa, se instala primero en Madrid y luego recorre París donde conoce al grupo surrealista adhiriendo a sus propuestas liberadoras.

En la ciudad luz, se encuentra con otros pintores argentinos entre ellos con Lino Enea Spilimbergo con quien entabla una profunda amistad que perdura en el tiempo.

Cuando Antonio Berni regresa a la Argentina asume como artista su compromiso social, a partir de 1933 sus planteamientos están relacionados con el hombre y sus problemas, lo que define un nuevo planteo estético, el del ¨realismo social¨.

Comienza a trabajar con telas de grandes dimensiones, en especial arpilleras cosidas para mostrar la monumentalidad de las figuras.

Con Spilimbergo realiza algunos murales, en el año 1939 el del Pabellón Argentino de la Feria de Nueva York y luego el de la cúpula del edificio de las Galerías Pacífico en Buenos Aires que se inaugura en el año 1946. El tema convocante de este mural, se refiere a las fuerzas que mueven al hombre y a la naturaleza.

Berni, recibe innumerables premios a nivel nacional e internacional. En 1943 el Gran Premio de Honor del Salón Nacional y en 1962 el primer premio en dibujo y grabado en la Bienal de Venecia.

Susana y el viejo. Berni.

En el libro de Daniel, (traducción griega) aparece éste como un héroe legendario que salva a la Casta Susana de la muerte a la que había sido condenada por la asamblea del pueblo israelita.

Los dos ancianos jueces del pueblo que ardían de pasión por ella, ante su desaire la acusaron de infidelidad hacia su esposo Joaquín y dijeron que la habían visto acostarse con un joven en el jardín.

Cuando la llevaban a la infortunada Susana a la muerte, apareció el joven Daniel quien exclamó: "¡Yo soy inocente de la sangre de esa mujer!" Enfrentó a los ancianos jueces, comenzó a interrogarlos, se descubrió la mentira y se los condenó a la muerte.

Berni reinterpretó el texto bíblico a su manera, en este caso la escena se desarrolla en el interior de la habitación y el "voyeur" es una sola persona. En esta obra, Berni comienza a utilizar por primera vez en nuestro país un nuevo recurso plástico, el collage, pegando elementos de revistas. La calidad de las telas, el terciopelo de la cortina, el satén decorado de la sábana, la gasa transparente y los paños sinuosos acompañan la escena erótica. Cierto que de erotismo no hay más que unas coberturas lujosas ya que los rostros y distancia de los protagonistas dicen de su aislamiento. La cara de Susana aparece tensa, poco feliz, contrariada. En cuanto a él, aparece hermético, alejado, presa de sus pasiones, con un cuerpo pequeño, que no corresponde a la cabeza, escondido, medio rostro en la penumbra. Podemos pensar que Berni abre una acusación sobre la cabeza de este hombre acicalado que aparece tras de una abertura. La obra está en la línea de denuncia de los viejos que guiados por sus pasiones no encuentran formas amorosas de expresión. Dice de hombres públicos, que ocupan cargos importantes, que mienten para satisfacer sus ambiciones y condenan inocentes con su accionar inescrupuloso.

Este tema es tratado por muchos otros pintores, especialmente clásicos:

Susana y los viejos. Guido Reni, pintor italiano 1600-1642.

En esta obra vemos a Susana sorprendida por los dos ancianos quienes intentan chantajearla, uno de ellos le indica con una mano sobre su boca que se calle, con la otra intenta sacarle el paño que oculta su desnudez.

Susana con su bello cuerpo y rostro iluminados lo desafía con su mirada, no les tiene miedo porque confía en su propia inocencia y en Dios.

El dinamismo de la obra está dado por la sinuosidad de la figura y los paños y por los contrastes lumínicos.

Susana y los ancianos. Tintoretto, pintor italiano 1518-1594

Vemos a Susana en el medio del jardín frente a un espejo con un pie dentro de la fuente y el otro fuera envuelto en un paño. Distribuidos en el jardín observamos aves y algún animalito doméstico.

En cada uno de los extremos del cerco de matas verdes y flores los dos viejos ardientes de pasión la espían para acosarla sexualmente y obligarla a acostarse con ellos.

Este cuadro es considerado como una de las obras más famosas de este pintor veneciano.

En Tintoretto, la luz es la protagonista de sus fantasías visionarias. Hay una búsqueda de movimiento a través de las luces y sombras. Es notable la luminosidad del color de las rosas, de las joyas y del propio desnudo.

La casta Susana en el baño. J M Blanes, pintor uruguayo

1862

Susana está vista junto a la fuente, rodeada de una frondosa vegetación. En actitud pudorosa y expectante, mira a su alrededor para asegurarse de que nadie la espía.

Con los pies en la fuente, retiene aún con su mano el manto que recubre parcialmente su cuerpo.

En este caso vemos a los dos ancianos descendiendo por la escalera esperando el momento de sorprenderla para concretar sus bajos deseos.

Es el primer óleo que realiza Blanes en Florencia y es también el primer desnudo femenino uruguayo

Hay que destacar aquí que la pintura renacentista hasta el siglo XVIII muestra temas donde el anciano aparece como líder ejemplar que contribuye a la construcción de sociedades más justas y organizadas, sin embargo no es así en el caso de ¨Susana y el viejo¨. Berni ha tomado la imagen de estos jueces, hombres aparentemente respetables, en la figura de este pequeño hombre calvo con bigotes, para denunciar su acción que atropella y confina a los otros. La escena que pinta describe la realidad social y política de Latinoamérica y de nuestro país. Podemos inferir que no sólo se refiere al atropello sexual sobre una mujer sino que lo hace extensivo también al hecho de obtener impunemente dineros, sin considerar si es a costa de las vidas de inocentes, condenando a la pobreza y a la más extrema miseria a miles de personas.

La pulsión de trasmisión ha fracasado, no se configura una visión más universal y trascendente, un pasaje del egoísmo al altruismo, ni se da una comunión cósmica con el espíritu del universo que lleva necesariamente a una reducción del narcisismo y a una dialéctica pasado, presente, futuro que permite mediante el aprendizaje realizado poder proyectarse eficazmente hacia las generaciones futuras. (J.Yuni)

La resiliencia en un marco de diversidad y ejercicio intergeneracional

La diversidad, lo heterogéneo de los rostros ancianos que observamos en ¨Manifestación¨ habla de los recursos de estos hombres comunes, del pueblo, de su conducta resiliente para afrontar la adversidad.

Manifestación 1934. Berni

Los manifestantes, hombres, mujeres y niños que avanzan a la defensiva hacia el espectador piden Pan y Trabajo. A lo lejos observamos unas casas flanqueando la manifestación pacífica. Algunos muestran en sus rostros surcados de arrugas la crisis de los años 30´ con la mirada en alto o hacia el espectador. El niño tiene en la mano una piedra, o un pan? ….Cada cara tratada en forma individual a la manera de un collage, acentúa el dramatismo de la escena y nos trasmite la inquietud por descubrir la estructura psicológica que se esconde detrás de cada uno de los personajes.

La maestría de este artista otorga a la escena de encuadre fotográfico, una unidad indiscutible. Si observamos los rostros vemos la gran diferencia étnica, de expresión y de edad que hay entre ellas, ello nos permite ilustrar el tema de la diversidad en nuestro tiempo y en las sociedades latinoamericanas y ver la vejez como el punto de máxima diferenciación. La imagen muestra el cuerpo, este requiere nuestra atención no sólo cuando está enfermo, sino por el valor que adquiere al transformarse con los años. ¿Qué lleva ese niñito central de la escena en su mano, una piedra o un pan? ¿Dependerá ello en parte de lo que este grupo humano que lo rodea pueda transmitirle? Seguramente en esa dialéctica de intercambio entre estos ancianos que aparecen en la escena, otras personas de mediana edad y este niño se abren nuevas posibilidades de sentido. Y tenemos aquí otro gran tema de la psicogerontología: ¨toda formación y representación del cuerpo solo puede producirse y descifrarse dentro de la matriz intersubjetiva grupal que la ordena, le da su consistencia y su sentido¨ (R. Kaes 1995) Los viejos que vemos en esta obra, están ligados a los otros, viejos o jóvenes formando ¨una red, una malla de contención externa- interna, no está fijamente limitado lo que viene del afuera y lo que viene del adentro¨, (R. Knopoff. L. Santagostino. G. Zarebski). Este niño que parece en el centro de la escena, puede ser un enorme aliciente para que el mayor salga a reclamar ¨pan y trabajo¨ pero también es su niño interno siempre necesitado de futuro. En la dialéctica de la intersubjetividad se da la resiliencia. Hay otro o varios otros que realizan una ligadura y transformación:¨Quien quiera que sea portavoz habla en el lugar de otro, para otro y para el otro que hay en él¨ (R. Kaes 1995)

Lo indestructible del deseo

Sin título. Berni 1981.

Su último cuadro inconcluso puesto sobre un caballete fue encontrado por su hija en su casa taller de Lézica y Rawson poco después de su muerte.

Berni de 76 años, que por aquel entonces firmaba sus obras con el seudónimo de Antón Pirulero, estaba enamorado de Graciela

Amor, abogada de 35 años, quien aceptaba solamente su amistad. El cuadro sublimaba su amor por ella.

El inquietante paisaje marino de tonalidades oscuras entre azules y verdes, muestra a una mujer desnuda recostada en la arena a orillas del mar que se le acerca, pero que no la toca.

En el cielo, la luna se asoma por entre las nubes y un avioncito simboliza la distracción de Graciela respecto a sus sentimientos. Antonio le escribe: sobre ¨la hembra en celo¨, sobre ¨el semen final…¨ sobre ¨la lenta atrofia del pene varonil¨ y se pregunta:¨

Puede modificar el espíritu el goce sensual de la pareja?

¿Puede la libido del alma
superar la cópula carnal
de los sexos abrochados?

Existirán otras zonas erógenas insospechas en los huesos, en la piel, en la mente, residencias de ignoradas, escondidas sensaciones?

Goce dilatado, goce sin fin,
Deseo más allá de la forma, más allá del tacto,
más allá de la extensión, la medida, el peso,
Penetrable sustancia blanda
Como reloj de Salvador Dalí
Amor de palabras suaves
Dulce amor de caricias
En tu pelo, tu rostro y tus senos".

Berni premonizó su final. Unos días antes de su muerte llamó a la modelo para decirle" Estaba pintando tu cuadro y he sabido que no lo voy a terminar, que me voy a morir primero ".

Berni muere el 13 de octubre de 1981, en el Sanatorio Anchorena.

Le realizan un estudio de esófago y posiblemente por negligencia médica, lo tienen que operar, sufre dos paros cardíacos y no se puede recuperar. Surge en ese entonces la historia de que se atragantó con un hueso de pollo cuando comía con una amiga en un restaurant de Caballito. Consultada la mujer comentó que Berni había comido esa noche lomo.

Nuestro ser biológico y la construcción de la subjetividad

Carlos Alonso, realizó una serie de pinturas sobre grandes maestros en la última etapa de sus vidas: Spilimbergo, Monet, Renoir.

Las obras de Alonso nos muestran el valor de la amistad, el trabajo y la pulsión de transmisión. Dejar testimonio de sus maestros es construir futuro.

Foto de joven y foto de viejo de C Alonso

Carlos Alonso, mendocino, 78 años, como tantos otros hombres de la cultura se exilió en Europa después del golpe militar de marzo de 1976. Esta herida se profundizó cuando en el año 1977 secuestraron a su hija Paloma.

Regresó a la Argentina en 1981 y se instaló en Unquillo, Córdoba

Obtuvo innumerables premios, algunos de los últimos, en 1982 y en 1992, el Konex de platino en dibujo y en pintura respectivamente. En el año 2004 el Fondo Nacional de las Artes le otorga la mayor distinción por su trayectoria artística.

La amistad que lo unió a su maestro Lino Enea Spilimbergo, pintor de gran compromiso social hallado muerto en su humilde casita de Unquillo, en marzo de 1964, marcó algunos de sus lienzos.

En poco tiempo pinta 43 obras que bajo la denominación de "TODO LINO" exhibe en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires en 1967

Son muy conmovedoras las palabras expresadas por Alonso en aquellos momentos:

"A Spilimbergo lo vi en Unquillo, azotado por la enfermedad, con excemas en las manos y en las piernas; lo vi vendado, lo vi sufriente, casi olvidado... Sentí que tenía que decir eso.

Las críticas de los diarios son muy detractoras. Leonidas Barletta en el semanario "Propósitos" del 25 de octubre de 1967 escribe:

"Befa y escarnio de Spilimbergo"

Mostrar un Spilimbergo hecho una piltrafa, borrachín, sucio, con asquerosas vendas en las manos y los pies revolcándose en la cama con modelos de grotescas nalgas, no es tarea que pueda ennoblecer la obra de un artista joven.

[...] Si Alonso conocía pormenores de la vida doméstica del que por unos meses fue su maestro, esta "verdad" no es útil al mundo, no genera optimismo, ni dispone para la lucha en ningún terreno"

Spilimbergo, 1967

En la serie que dedica a su maestro pone énfasis en las vendas.

El pintor se encuentra parado frente a la tela en blanco. Con las manos vendadas y la mirada al frente. Con una mano sostiene el pincel, con la otra la paleta.

Entendemos por el contrario que esta imagen da cuenta de la lucha de Spilimbergo, y en él la de todos los seres humanos que estamos irremediablemente sujetos a la naturaleza y, por lo tanto, a la muerte biológica y al sufrimiento que este proceso hacia la muerte a veces implica. Que estamos también más allá de todo esto, unidos para siempre a los otros por la creación que nuestra vida y tarea nos permiten. Atrapados en esta paradoja que nos dice de nuestro límite y de nuestra posibilidad simultáneamente. Nos jactamos de dominar la naturaleza, pero se nos impone como nuestro cautiverio. Veamos al pintor, sus manos vendadas, frente a la tela en blanco pero no ha dejado su pincel y su paleta, siempre dispuesto a una nueva búsqueda, a un nuevo hallazgo, a no detenerse en el camino de la creación y del hacer interminable sin solución de continuidad, que ello conlleva.

Interpretamos esta serie de pinturas como un rescate de lo valioso de la pulsión de trasmisión. Carlos Alonso destaca el valor de sus maestros por persistir en la obra lo cual seguramente les significa una herida a su narcisismo en aras de ¨adquisiciones¨ en el plano de la creación.

Spilimbergo y la modelo, 1967

Vemos una modelo desnuda recostada en la cama. Una blanca almohada sostiene su cabeza, otra sus pies.

Por detrás en el centro de la escena, se asoma la figura del pintor.

Podemos interpretar que el aspecto creativo está representado por la modelo, una mujer inspiradora, activadora del deseo. Representante ella de esa inagotable tarea de crear, de intentar una nueva representación algo que todos nosotros buscamos en la vida, a veces sin demasiado éxito. Como dice Juarroz: ¨los cementerios están llenos de fraudes, hay pocas muertes completas¨.

La mano de Spilimbergo N° 1 y N° 2, 1991

Las manos vendadas del pintor trasmiten toda su humanidad. Los pliegues de las vendas y las carnaciones de los dedos son trabajadas con la misma expresividad. La enfermedad de Lino no es una barrera para desarrollar su pasión, la pintura. La imagen nos dice no sólo de los límites que impone lo biológico sino también de los límites culturales. Hay belleza en las manos del artista, hay belleza en la obra pictórica que las representa, pero la destrucción es una condición inherente a la naturaleza de la belleza. Si no entiendo, si no acepto ésto, pienso por lo tanto, como este periodista que despreciaba el trabajo de C. Alonso sobre Spilimbergo.

Renoir Viejo pintor

Viejo pintor, 1978

Auguste Renoir (1841-1919) Pintor impresionista francés, quien

lamentablemente pasó los últimos años de su vida en una silla de ruedas pero que sin embargo nunca dejó de pintar.

En la mayoría de sus obras, Alonso le cubre las piernas con una manta a cuadros. Aquí podemos observar al pintor barbado con su boina típica, el cuerpo cubierto con un sobretodo negro y la manta de cuadros cubriendo sus piernas.

Se destacan por el tratamiento expresivo y por el color blanquecino, las manos y el rostro.

En estas dos obras la silla de ruedas es empujada por una mujer desnuda. Es muy interesante el juego simbólico-erótico que se establece entre el viejo pintor y su partenaire

Vemos al famoso pintor impresionista llevado en una silla de ruedas por una mujer desnuda, de pechos y vientre iluminados por la luz que también arroja sus destellos sobre el rostro y las manos del pintor. Las manos de ella, toman con firmeza esa silla de ruedas, es ella, su vientre fecundo, sus pechos generosos... la que guía al artista. Y desde ya, lo que ello simboliza en un camino donde la imaginación no se detiene. El cuerpo de la mujer aparece inacabado, en partes borroso, más allá de lo real.

Invernadero, 1979

Divide a la tela en forma horizontal en dos mitades. En la primera observamos al pintor sentado en el invernadero, sobre una banqueta apoyada su valija de trabajo. En el otro medio la exuberante modelo se presenta desnuda de espaldas al espectador. Su única vestimenta son las sandalias rojas de tacos altos. Las plantas otorgan gran dinamismo a la escena.

La palmera, 1972

Renoir está sentado sobre una silla común.

Sobre la mesa se observan todas las herramientas de trabajo y objetos varios. Por detrás de la ventana se observa la palmera que da el título a la obra.

Monet Cataratas, 1986

Cataratas, 1991

Observamos al viejo pintor recostado en una cama, con una mano sostiene el cuaderno, con la otra un lápiz. Presenta una larga barba agrisada y el bigote negro. En forma similar un vidrio del anteojo es oscuro y el otro claro

Recibe una visita, parece ser la imagen de Van Gogh quien sostiene entre sus manos el sombrero. Unas cortinas floridas, una mesa, una taza y unos libros, completan la escena.

El diseño de la manta ocupa buena parte del cuadro, es un diseño circular, dinámico de movimiento permanente, tal vez el movimiento del espíritu trascendente que cubre la figura del artista.

Mesa de trabajo de C Alonso, 1970.

La bandera como símbolo de la argentinidad. Las pinturas y demás elementos amontonados sobre la mesa, la tela en blanco y la mano que toma el pincel dan cuenta de que el artista se dispone a comenzar la obra.

Vemos en las obras de los artistas y particularmente de los pintores, plasmadas en un lienzo, sus luchas por obtener una nueva representación, y siempre otra, su afán de simbolizar en lo gráfico resolviendo con ello el dilema que se les plantea, que nunca es resuelto pero si abordado. Tal vez todo consista en este seguir siempre, en el ir resolviendo en un fecundo juego de la imaginación: Las manos del pintor transmiten toda su humanidad, ciertamente, lo propiamente humano consiste en esta lucha, por eso nos conmueve, por eso las palabras de C A: ¨Sentí que tenía que decir eso.¨

Quien soy

En ¨Quién soy¨, Carlos Alonso nos muestra el movimiento de la vida, hombres y mujeres de distintas edades, etnias y situación, todos corriendo juntos en una misma dirección, todos parte del río de la vida con alguna figura central de un viejo portador de historias, constructor de futuro y otra imagen quebrada, con muletas, son hombres y mujeres comunes con los cuales nos identificamos. Otra vez el tema de la diversidad y el hilo conductor de Eros uniendo todo e insuflando unidad al grupo.

 

Bibliografía

Becket, Wendy, Historia de la pintura, Ed. La Isla, Bs. As. 1995

Catálogo muestra Carlos Alonso/ Guillermo Roux, 2004, Galería de Arte. Bs.As.

García, Fernando, Los ojos. Vida y pasión de Antonio Berni, Ed. Planeta, Bs. As. 2005

Giudice, Alfredo, Malosetti Costa, Laura, Carlos Alonso, (auto)biografía en imágenes, Ediciones Bs. As. 2003

Glusberg, Jorge, en catálogo MNBA, Antonio Berni, Ed. Gaglianone, Bs. As. 1997

Gomensoro, Grandes Maestros de la Pintura Rioplatense, catálogo de remates Montevideo, Uruguay , 1999

Pinacoteca de los Genios N° 13, Tintoretto, Ed. Codees S.A., Bs. As. 1964.

Kaes, Rene. El grupo y el trabajo del preconciente en un mundo en crisis. Congreso Int. de Psicoterapia de Grupo. Bs. As. 29 de agosto 1995. Ficha

Yuni, José. Optimización del desarrollo personal en la adultez y vejez mediante la intervención educativa. Extracto de la Tesis de Doctorado presentada en la Universidad de Granada. España 1999.

Zarebski, Graciela. Hacia un buen envejecer Editorial Emece Bs. As.1999

Knopoff, Santagostino, Zarebski. Resiliencia y Envejecimiento. Ficha

Castoriadis, C. La institución i maginaria de la sociedad. Ed. T usquets Bs As.

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