La voz de las mujeres
E. Alvarez Gallego
eagallego@cop.es
Resumen:
Las personas mayores que ingresan en una Residencia Asistida, mujeres en su gran mayoría, de edades comprendidas entre los 80-85 años, han de hacer frente a un gran desvalimiento para el que no parecen tener armas. Junto con las poderosas razones que les llevan a ellas, o a su familia, a solicitar un ingreso, está el hecho de iniciar y dar forma a un nuevo cuerpo de relaciones sociales. Quizás el modo de entender el sentido de su vida ahora, es alumbrarla con la palabra que recuerda el pasado, tendiendo así, los hilos entre el camino recorrido y el que queda por recorrer.
Encaminado a ese esfuerzo es para lo que se ha realizado la experiencia de trabajo que a continuación se describe. Está inspirado en el esquema de investigación-acción de Kurt Lewin según el cual, la investigación inspira la acción y también, la acción va dando forma a una investigación en la que las hipótesis se construyen a posteriori.
Palabras clave:
Construccionismo social. Revisión de vida. Narrativas.
IDEAS RECTORAS PARA LA ACCIÓN.
El pasado de las personas puede que parezca inamovible pero curiosamente, podemos transformarlo con la magia de la palabra. La realidad no existe como tal, sino que vamos construyéndola a medida que hablamos de ella o que pensamos en lo sucedido. Así, con la conversación creamos ocultas versiones posibles de los hechos. Cuando esto se hace con la intención de promover un cambio, entonces se puede hablar de que hemos encontrado un camino terapéutico.
En los ámbitos residenciales vemos con frecuencia a gente abrumada por su pasado: siempre miran al mismo espejo, siempre parecen contar la misma versión viciada y limitada de su vida. En ocasiones escapan de hacerlo para no caer en la melancolía . Su estrategia es la de víctimas, con una reducida capacidad para asumir la responsabilidad de sus decisiones. Han dejado que decidieran por ellas: su familia o su situación de pobreza.
En la Residencia para Personas Mayores de Laraxe (A Coruña), hemos trabajado con el propósito de dejar hablar a las mujeres de sus experiencias presentes y pasadas, mezclándose las de la psicóloga y otros miembros del personal que en algún momento han participado en las sesiones semanales, durante un periodo de 5 meses.
La narración oral de las historias de 6 u 8 señoras, se iba recogiendo en una grabadora. La psicóloga entregaba al día siguiente a las participantes un resumen de lo hablado intentando hacer de "filtro optimizador" en lo que había sido un "relato de aflicción". En los relatos escritos, se tenía la pretensión de resaltar la valentía y el afrontamiento a las vicisitudes de la vida diaria que habían hecho esas mujeres, ahora viejas, y que se veían a sí mismas carentes de valor. De esta manera, se intentaba crear un efecto reparador y de mayor satisfacción con el vivir actual, por medio de la reorganización de sus autobiografías.
"La voz de las mujeres" es un modelo de comunicación en el que es fácil entrar en el juego de las tonalidades del mensaje, en la broma, en las expresiones reservadas para cuando hay confianza, que van coloreando el discurso.
El mundo femenino tradicional es la casa, la parroquia y en él predomina el habla. Encontrar la propia voz significa desenvolver un sentido de identidad personal dentro de las relaciones con los otros (con las otras voces), es encontrar así un antídoto para las dificultades emocionales y mentales que vayan surgiendo. Posiblemente no estemos diciendo nada nuevo. Estas mujeres viejas siempre lo supieron sin embargo, su situación no es ahora la que ellas esperaban (estar pasando sus últimos años en una Residencia) sino otra muy distinta a la que ellas preveyeron. La palabra ha de hacer aquí una función integradora y reparadora, así como de puente entre lo vivido y el presente.
Paulo Freire hablaba de un "modelo partero" de aprendizaje frente al "modelo bancario" en la que el experto depositaba conocimiento o cura sobre aquel que nada sabía. Según el "modelo partero" el terapeuta ayuda a mantener una conversación en la que se va emergiendo un saber hecho con las experiencias y el sentir de las personas.
Desde la consideración de que los seres humanos nos ayudamos con el lenguaje para expresar nuestra forma de entender y reordenar la experiencia exterior e interior, podemos también suponer que son los nombres y calificativos que empleemos los que van a conformar la realidad de los hechos.
Diciendo que la realidad objetiva no existe no queremos caer en una filosofía solipsista, esto es, en una forma radical de subjetivismo según la cual solo existe o solo puede ser concebido el propio yo. Vamos a ir más allá y a cuestionarnos también una de las "cinco vacas sagradas" de la psicología moderna, según Hoffman: la existencia del yo, y del tipo de realidad interna irreductible que representa. El autor considera que cada persona conoce una canción y que esta es tan solo una estrofa de una canción más amplia. Al hablar se intercambian lineas de entonación y de conocimientos. La imagen de la identidad individual se construiría, según esta explicación poética, cantando y "caminando" al encuentro de otras canciones.
REFLEXIONES SOBRE LA EDUCACIÓN PROFESIONAL RECIBIDA.
Quienes trabajamos con personas mayores fuimos educados en las Escuelas y Facultades, lo que nos lleva a ponernos en una postura "del que sabe" y dar así sentido a todo lo estudiado mas, podemos preguntarnos qué es lo que sabemos de las inquietudes de estas mujeres viejas, sin resultar soberbios. Nuestra escucha pues, tendrá que ser desde una posición de ignorancia. Adoptar esta posición es suponer que no existe un punto de vista privilegiado. Las preguntas que el terapeuta hace expresan su necesidad de saber más, no dando nada por supuesto, sin interpretar, sin saber "a priori" por qué suceden los hechos, sino que debe confiar en las explicaciones de los narradores.
Esta posición de ignorancia , de curiosidad, puede parecer fácil pero a menudo nos vemos tentados a imponer nuestra particular visión de las cosas. El psicólogo es aquí un hombre o mujer más, con su historia que también relata sin hacer énfasis, sin tratar de que sea dominante. Es lo que algunos autores llaman "compromiso relacional" concordante con el hecho de que todas las personas tienen voz. Esto supone acortar las distancias entre estas mujeres gallegas ancianas que vienen a vivir sus últimos años a una Residencia, y la trabajadora que pasa buena parte de la jornada con ellos pero que cobra por su trabajo y tiene otra vida fuera. La distancia se acorta pero no desaparece, reflejado en el poder que ellas te otorgan.
LENGUAJES ORGANIZADORES DE LA EXPERIENCIA.
Siguiendo esta idea, durante las sesiones no se tenía un guión preconcebido, ya que cualquier tema podía ser bueno para tratar. La psicóloga hacía las preguntas o llevaba materiales que pudieran iniciar el diálogo. Pero el gran resorte fue la complicidad que surgió en el momento de sabernos poseedoras de un lugar seguro para recrear cualquier parecer. Nos hemos reído mucho, la risa ha creado lazos y cuando ha llegado el momento de morir (como en varios casos), la despedida ha sido en paz.
En la conducción de las sesiones se fue siguiendo la orientación del modelo ecléctico del "construccionismo social" según el cual el único experto de lo que le sucede es la propia persona. A modo de estrategias o procedimientos para "el camino", se tuvieron en cuenta las siguientes:
Se trató de hacer un bajo nivel de hipótesis, no guardando para nosotros o los compañeros las explicaciones más rebuscadas.
Jugamos con otras formas de ver los hechos distintas a las que parecen evidentes.
La psicóloga procuró siempre entender y expresarse en el modo de hablar de estas mujeres. Eso hizo que el idioma fuera el gallego, con preferencia pero sin imposición, pues ellas son disglósicas combinando con naturalidad expresiones de una u otra lengua.
Hacer preguntas circulares en las que las mujeres puedan opinar unas de otras, incluída la terapeuta.
Fomentar un clima positivo favoreciendo alabanzas, bromas, etc. Generar eventos dando énfasis a alguna expresión, sorprendiéndose, pidiendo perdón, mostrando vulnerabilidad, recordando las sesiones anteriores, etc.
Utilizar el pasado para reordenar el presente, tratando de dar a su vida una dimensión en el tiempo.
No temer el hecho de introducir elementos nuevos: otras mujeres, personal en prácticas, trabajadores del Centro, así como materiales diversos: videos, postales, fotos, lecturas, etc.
Mantener el grupo en un horario y espacio fijos. Lo demás puede ser variable.
EL FRACASO DE UN METODO Y EL HALLAZGO DE OTRO
(SOBRE LA MARCHA).
Como ya se ha indicado, las sesiones se iban grabando en audio con el fin de elaborar un resumen de las mismas escrito por la psicóloga. Un día se descubrió que ninguna de ellas leían los papeles ("alí os teño gardados na habitación, os leen os meus sobriños cando veñen, eu non, cando quera devolvollos") y entonces la terapeuta pensó en dejar de hacer ese trabajo a mayores, en sus tareas diarias (esto es, escuchar de nuevo la cinta de una hora) al no ser leídos por esas mujeres, que por otra parte acostumbraban a ojear periódicos o revistas.
Luego la psicóloga volvió a pensar que, muy probablemente el provecho de esos relatos escritos era para ella y para los que, como ella trabajaban con los viejos. Así, siguió haciendo resúmenes (pero ya sin entregárselos) y recopiló todo el material generado.
El día de Reyes las señoras del grupo tuvieron el regalo de unos escritos encuadernados, con ellas como protagonistas. Se sintieron muy orgullosas, revalorizadas en su saber y dieron su consentimiento para que "el libro" pudiera ser leído por los trabajadores del Centro.
Los compañeros agradecieron el tener acceso a esas narraciones. Con su lectura evocaron los dichos de sus abuelas, las costumbres de cuando eran niñas, en la aldea... Sirvió a su propósito de conocer parte de la recreación de unas vidas (las de las residentes), que ahora son vistas en su recta final marcadas por la enfermedad y la muerte próxima, con el inevitable sesgo de la "carga de trabajo" que supone su cuidado.
El material ha quedado como un libro propio de la Residencia hecho de capítulos inacabados que dan pistas, a los que trabajamos con las señoras ancianas, para empezar a hablar en otros grupos, formales o informales, que se van generando en la actividad diaria de la Residencia.
El grupo inicial y otros que se hicieron con el mismo propósito, se van renovando a medida que las señoras van falleciendo y llegan nuevos ingresos. Los recuerdos de estas mujeres se encuentran y entrecruzan en estas conversaciones, buscando a través de la ironía, el sentido de su vida presente. La reconciliación de estas mujeres con su pasado, contribuye a su vez, a la reconstrucción de nuestra vida abocada, igual que la de ellas, a la vejez y la muerte.
Por último, parafraseando a Valdés-Stauber, diremos: "Y si se diera el caso de que mi memoria se quebrase, quizás otros encontrarán sentido en regalarme dignidad con su propio intento de comprender mi pasado". Eso es lo que intentamos.
BIBLIOGRAFÍA:
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