Se expresan los adultos
mayores
Una mujer entre dos siglos
Martín Carrasco
Los jóvenes que hoy atienden en las casas de video son, en su mayoría, admiradores de Quentin Tarantino, director que tuvo el mismo empleo. Si se los consulta, pueden recomendar títulos que no tienen suficiente prensa, como " Abajo el Telón" ("Cradle Will Rock"), film que llegó a las videotecas sin paso previo por la pantalla grande.
Dirigida por el versátil actor Tim Robbins, "Abajo el telón" es una película atractiva; tal vez le sobren algunos metros. Reúne una cantidad de actores de primera línea en papeles de trascendencia secundaria como ocurrió con "La vuelta al mundo en 80 días"-: Rubén Blades, los hermanos Joan y John Kusack, Cherry Jones, Bill Murray, Susan Sarandon, John Turturro, Emily Watson y la insoslayable Vanesa Redgrave, entre muchos otros.
La trama gira en torno de un caso real en el intento por dar trabajo a todos para generar riqueza en los pauperizados Estados Unidos de los años 30, a través del New Deal, de Franklin D. Roosevelt.
El film toca lo que se llamó Compañía del Teatro Federal, plan para que porofesionales de las tablas pudieran poner en escena obras de bajo costo, en compañías itinerantes, con personal que cobraba poco, pero podía ejercer su profesión.
En una tendencia conocida, Robbins plantea una panoplia de cuestiones particul ares dentro del cuadro general: el actor que no admite cambiar de oficio (excelente Turturro), la prostituta que se hace tramoyista (Watson) y la directora ejecutiva que lucha contra todo (Jones).
El clima es tenso: presupuestos mínimos, acusaciones sobre la ideología supuestamente de izquierda de la compañía y la fuerza de los sindicatos, ajenos a la realidad coyuntural de miseria generalizada.
Vanesa Redgrave encarna a la Condesa LaGrange, una aparente tilinga llena de dinero, que es una mujer con principios irreductibles bajo su sonrisa y sus educados modales.
Redgrave, de una familia de tradición artística (hija de Michael Redgrave y de Rachel Kempson; madre de Natasha Richardson y suegra de Liam Neeson), ha ingresado decorosamente y con tesón profesional en la condición de adulto mayor.
Nacida en Londres en 1937, actuó desde muy chica en teatro y debutó en el cine mayor en 1960. Pelirroja de 1,80 de estatura, el ácido Roger Ebert ha dicho de ella: "Posee una armonía física y mental perfecta".
Redgrave pasó de jovencita a dama joven y a adulto mayor, sin tratar de frenar la máquina del tiempo ni con papeles extemporáneos, ni con los agravios de repetidas intervenciones estéticas; tal vez un toque aquí y allá de cuando en cuando, pero nada demasiado aparente.
Hoy, terminada su intervención en "Byron" (aún no estrenada) y mientras rueda "La leyenda de Omar Khayyam", Vanesa Redgrave vive otra forma de permanencia: no ha clausurado sus relaciones íntimas.
Hace mucho, estuvo casada con Tony Richardson, con el que tuvo dos hijas; después, formó pareja con el italiano Franco Nero y con él tuvo un hijo; pasó un tiempo tórrido con el fugaz 007 Timoty Dalton y está como ella dijo - "sexualmente activa, pero sin estruendos".
Para Redgrave, la actividad profesional no es ya un pasatiempo: este año se alzó con el Tony por su actuación en la obra de O´Neill "Largo viaje de un día hacia la noche".
Entre películas y series para la TV ha rodado más de 90 obras y sigue vigente, como cuando fue la Jane de BlowUp (1966); la mujer libre imaginada por Lillian Hellman para "Julia"; Isadora Duncan, la reina Ginebra, María Estuardo y la señora Dalloway.