Se expresan los adultos
mayores
LA CIUDAD NUEVA
Carmen Bentivegna
Alumna de los talleres La experiencia de vivir en la literatura y Los mitos como sabiduría de la humanidad.
( Proyecto 3. Santa Fe. Argentina)
Me contaron que la vieron en la estación, parada al borde del andén, esta vez sola y sin equipaje.
Su rostro maduro, los ojos sin el brillo y vivacidad de años atrás, pero con una mirada decidida y desafiante.
Evidentemente había cambiado mucho.
Me contaron que había viajado y recorrido varias ciudades como las de Felicidad, desencanto y Tedio, donde había sido halagada y despojada, que había sentido el paso del amor, excitante y fugaz, llenándole las manos con su luz de bengala. Había dicho tantas veces "me marcharé" a una ciudad mucho más bella que éstas, estas ciudades donde cada paso aprieta el nudo corredizo en los tristes arrabales donde se camina incansablemente de la juventud a la vejez.
Pero este viaje era distinto quizás. Despertó un día cualquiera y, viajera de su propio misterio, decidió por fin internarse en los profundos caminos de su propio ser, sola, libre, sacándose de encima a esa extranjera que la acompañaba siempre, tirando de sus faldas para no dejarla avanzar.
Y descubrió que podía transitar todavía las anchas avenidas de sus arterias palpitantes, que su cerebro florecía en inquietudes nuevas, que la plaza de su corazón rebosaba de ansiedades, que las ventanas de su conciencia se abrían buscando la verdad.
Y encontró por fin que este viaje la llenaba de dicha porque había aprendido a dar sin esperar, porque había descubierto que sus ojos podían ver lo que antes había ignorado o despreciado y que el goce de vivir no le sería más negado. Porque ella, como su propio titiritero, podía manejar uno a uno los hilos de su existencia. Y pudo ser por fin su propia ciudad.
No se la volvió a ver en el andén.