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Se expresan los adultos mayores

Aquí les cuento la historia
de este asunto 'e la memoria

Chiche de la Torre

 

"Atención pido al silencio
y silencio a la atención"
que quiero en esta ocasión
propicia para el festejo
hacer un breve bosquejo
de memoriosa cuestión.

Ese asunto ‘e recordar
me estaba fallando fiero
que resulta muy julero
el no poder acordarse
y al nombrar equivocarse
por problemas de balero.

Y me juí para el PEPAM
y en "Memoria y minicencia"
tuve suerte y me anoté.

Cuando el curso principié
se apareció una dotora
que venía a parlotiar,
era de nunca acabar
con sus recomendaciones:
-No se olviden los bastones
no se olviden de venir
no se olviden de escribir
ni de hacer los ejercicios.

No me hagan más estropicios
apaguen la luz y el gas.

Anoten en cuadernito
dónde escondieron las llaves
y cuidado con la clave
para el cajero automático
que con números erráticos
no les va a largar la guita.

Continuaba teorizando
la dotora en vejestú:
-A los quejosos combato
que es mejor ser veterana,
achacosa, llena ‘e canas,
que estar en la quinta ‘el Ñato.

En esto ‘e la senectú
hay muchas ideas erróneas
y gente que busca roña
con los adultos mayores:
Que perdimos los primores
que aura somo’ hinchapelotas
que por juanetes: ojotas
por cegatos: los antiojos
por los callos: vamos cojos
por esfuerzo: linimento
por piorrea: mal aliento
por cuero flojo: pañales.

Que perdimos el embale
que nos copan los dolores
que adictos a los dotores
gastamo’ mucho en remedio,
que siempre estamo’ en el medio
que no nos vamo’ al rincón...

Aguantemos el cimbrón
que la cosa está jugada
no hay vuelta atrás ¡Qué c...!

Si el tiempo se nos encoge
disfrutemos sin afloje,
sin enoje y sin sonroje.

Así ella nos enseñaba
a bancárnosla bien piolas:
al viejismo no dar bola
no anotarse en el viejazo
gritar - ¡Truco!- y no irse al mazo
no instalarnos en la queja
que más vale feliz vieja
que joven atribulada
y aunque no estés estirada
disfrutá, que sos añeja.

Y vino la "Minicencia"
y nos pusimo’ a evocar
el pasado en singular
y nos sentimo’ en la infancia
y antigüedades muy rancias
fuimos viendo aparecer:
que los mateos de alquiler,
que el Primus, que las ventosas,
alguna novia nerviosa
por guardar virginidá,
que la pluma cucharita,
El Tony
y el Maribel,
historias del anaquel
fuimos bajando, amorosas.

¡Recordamos cada cosa!

La rayuela, la escondida,
aquella canción perdida,
al amigo que se fue,
el almidón, el corsé,
la faja y el broderí.
el trolebús, el tranvía,
croquiñol, sombrerería,
aquella curiosidad
por "las cosas de la vida",
esa revista atrevida
que debimos esconder,
aquel culpable placer
en el oscuro zaguán,
el admirado galán
de aquella radionovela,
las materias de la escuela,
los tacos altos, el rouge,
Glenn Miller a media luz,
con ese olor a tabaco,
depilarnos los sobacos
con cera, que no se nota,
cabeza como pelota
por el peinado batido,
con los pies muy doloridos
por los zapatos puntudos,
una foto del barbudo
que estaba peleando en Cuba,
la parra llenita de uvas
y allá, en el fondo, la higuera...

Y así, reminicienciando
se reforzó identidad,
favoreció integridad,
la autoestima se aumentó
y se resignificó
la memoria en coletivo
revolviendo en los archivos
los duelos se elaboraron
y los tiempos se integraron
y casi no hubo más quejas
por esta cosa ‘e ser viejas
¡Viva la longevidá!

......................................

Todo el curso completé
y se las hago más corta:
Igual me sigo olvidando
pero eso... ya no me importa.

Chiche de la Torre. Dic/2003

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