Volver a la página principal

Pensando la vejez y su relación con el tiempo libre
Trabajo monográfico para el
Curso Virtual Educación para el Envejecimiento

Mónica Spano
mspano@ciudad.com.ar

Resumen: Ciertos momentos de la vida, se presenta en los sujetos, como momentos de reaprendizaje, donde se cuestiona el rumbo a seguir.

Nuestra sociedad, no propicia, la inserción del viejo, más bien, lo segrega y discrimina.

El objetivo del trabajo, sería conceptualizar las actividades en la tercera edad, como reales momentos de aprendizaje. Y preguntarnos hasta donde nuestra preparación profesional nos permite acercarnos y buscar caminos conjuntos con los viejos, viejos, que mañana seremos nosotros.

 

 

Estamos en un país donde los índices de mortalidad infantil son elevados, donde la desnutrición amenaza el crecimiento de los más chicos, donde la educación primaria conserva altos porcentajes de deserción. País en donde muchos jóvenes viven con el fantasma del desempleo y de toda clase de inestabilidades.

Parecería, por todo esto, que destinar recursos, no sólo económicos sino humanos para la vejez resultaría ser un lujo.

Nuestra sociedad globalizada, en constante movimiento, no parece poder, ni querer distraer fuerzas en aquellos que justamente la van perdiendo.

Nada, de todo lo que nos rodea, parece tener los tiempos que nuestros viejos necesitan, ni la sincronización de los semáforos, ni las condiciones sociales, y mucho menos las económicas.

Sólo algunos espacios, sólo algunas tareas pueden ser asumidas por ellos, y cada una de estas tareas, con un previo esfuerzo para hacerse del lugar que se merecen.

El desplazamiento de los ancianos a "instituciones especializadas" y pido disculpas por el irónico encomillado, pero algo de la experiencia, me hacen comprometerme a pensar de qué hablamos cuando las nombramos como "especializadas". Siguiendo decía, que esta modalidad, marca hoy en día una tendencia. Estos lugares serán, con suerte, donde realicen alguna actividad de tipo manual y en donde dispondrán de un televisor grupal que les presente al mundo como una gran ventana.

Si tomamos y tratamos de entender al hombre desde nuestra concepción de vida occidental, nos toparemos ciertamente con un "hombre en acción". No en vano, más de la tercera parte de la vida, es trabajo y la ausencia de tal coloca al sujeto, luego de su jubilación en un vacío, con una gran carencia de cualquier modo de participación social.

Es allí donde sólo unos pocos lugares, y con grandes esfuerzos nuclean a nuestros viejos con el objeto de ofrecerles actividades que resulten una rica fórmula que combine aprendizaje y crecimiento.

A partir de esto, se me ocurre una suerte de reflexión sobre como estamos preparados para entender, los profesionales de la salud, la capacitación y la recreación en los adultos mayores.

Deberíamos ante todo, pensar la recreación, como un proceso desde el punto de vista educativo, entonces no es mi intención hablar de cualquier clase de recreación sino de aquella que tenga una intencionalidad.

En esta etapa de la vida, que hoy nos ocupa, las actividades recreativas se realizan por fuera del sistema educativo formal, pero eso no significaría que se diera sin los marcos de cierta continuidad temporal y con procesos pautados.

Los espacios en blanco, de nuestros viejos, los llevan, muchas veces a estados de apatía y alejamiento del entorno, de allí la idea de la necesariedad de conceptualizar un tipo de recreación para y del Tiempo Libre. Tiempo en donde el sujeto se halla liberado de obligaciones y donde se deberá "reaprender" a elegir el qué hacer de acuerdo a sus deseos.

Sin embargo, por lo enunciado al principio, la situación en lo real de nuestra sociedad, hacen que este tipo de experiencias, estén aún hoy, privilegiadas a unos muy pocos.

De modo tal que las actividades que debieran ocupar esos "tiempos libres" , quedan del lado de lujos que anotician a cada instante que algo "falta", y la persona queda muchas veces, en un estado de soledad e indefensión, frente a todo ello, sin poder hacer demasiado.

En este momento crítico, en el que se encuentra, desde lo individual un viejo se encuentra con la certeza, de que por lo menos cuatro factores se están perdiendo:

pérdida de afectos cercanos, por ausencia de amigos y parientes cercanos.

Pérdida de jerarquía social, por el alejamiento del proceso productivo.

Pérdida económica, porque en lo general los recursos se presentan como insuficientes para cubrir las necesidades básicas.

Pérdidas de salud: por posibles deteriores orgánicos

No podemos tomar como un hecho casual, las consultas de las familias de estos viejos, ante estados depresivos debido al simple, pero no por ello penoso suceso de sentirse desvinculados de todo, incluyendo los vínculos que hasta no hace muchos los sostenían.

Pero de qué bastaría, escribir, a modo de recordatorio, que es lo que ocurre, si de nuestro lado nada se intentaría modificar.

De algún modo, se siente que a esta altura del nuevo siglo, la teoría del desapego, postulada por sus autores E. Cummings y W.E. Henry, está en el imaginarios demasiado presente. Recordemos que la teoría sostenía que a medida que un sujeto envejece se produce una reducción en su interés vital por todas las actividades y los objetos que los rodean, que poco a poco lo van alejando de lo social.

De este modo, y mirando la vida desde este cristal, los viejos quedarían separadas del resto de la sociedad y la conducta "aconsejable a seguir" frente a los viejos, ya sea como profesionales, como familiares o como amigos, es inducir y favorecer un apartamiento progresivo como preparación para lo inevitables, la muerte.

Más allá del malestar que nos pueda provocar este último párrafo, ¿estamos en condiciones de decir que en nuestra sociedad, no es está la teoría vigente? Pero, ¿estamos en condiciones de negar, que ese desapego no es el producto de las conductas adversas del entorno? , entre los cuales no podemos no incluir, muchas veces a colegas, que tal vez por temor a su propia vejez, y atravesados por prejuicios, la avalan y la hacen crecer.

Pero volviendo al eje, aunque de alguna manera siento no haberme alejado, que es la recreación, que es el qué hacer para hacer de la vejez un momento de "crecimiento y de aprendizaje".

Actividades como la propuesta por Ud. hacen sin dudas, diferencias al respecto. Desde mi propia actividad con adultos mayores, muchas veces, comento actividades que se realizan, les leo, para reflexionar juntos, producciones de personas, que como ellos, están en esta etapa de la vida.

Escuchan, con atención, la repercusión de los "Papelnonos", e imaginan posibles destinos, diferentes a esta vida que llevan. Fantasean, fantaseamos actividades, como hemos podido realizar el año pasado, una suerte de taller literario, que convocó a algunos más que otros, pero que generó la escucha y el respeto de todos..

Por eso digo, algo, así mínimamente algo, desde el lugar profesional, estoy convencida que debe hacerse, motivarles, las posibilidades de seguir aprendiendo, acercarles información a cerca de Internet, contarles como funciona desde lo práctico y desde lo teoría esta nueva puerta que nos acerca al mundo.

Recordarles todo el tiempo, y no por temor a que las fallas de memoria, les impida recordar, sino porque nunca esta generación de viejos, ha vivido con la idea presente que se puede aprender "durante toda la vida". Luchar contra los prejuicios que se nos "metido en lo más nuestro" a cerca de la pasividad, de este lamentables hecho habitual que nos hace tratar de negar nuestro futuro próximo envejecimiento y cada vez, que cada día se le adjudiquemos a aquel viejo real que tenemos frente a nosotros en diferentes momentos de nuestras vidas. Como dice Simón de Beauvoir "nos negamos a reconocernos en el viejo que seremos"

Para cerrar, me pareció adecuado transcribir una reflexión "La vejez no puede ser disminuida si es vejez, ni aislada porque está con la gente misma, no es un traje, ni puede ser puesta a distancia, aunque se lo intente de mil maneras con operaciones intelectuales, previsionales, geriofílicas o recreativas: está ahí y se viene y, por paradoja, si lo que significa es la proximidad de la muerte, la muerte prematura es lo único que la puede evitar"(1)

Vuestro proyecto, el seminario que acabamos de concluir y el próximo que sin duda disfrutaremos el próximo año, quedan en la línea de alejarnos de la idea de la muerte prematura como camino necesario. Ojalá con voluntad, deseo y preparación, podamos aportar nuestro granito de arena para no tener que "temer a nuestra propia vejez", y disfrutar junto a los que hoy la viven, como una etapa de la vida, que como cualquier otra merece ser dignamente vivida.

 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

 

Silvia G. De Veinsten - Enrique Veinsten: "La Orientación vocacional ocupacional geriátrica"

Leopoldo Salvarezza: "El fantasma de la vejez"

Leopoldo Salvarezza: "Psicogeriatría. Teoría y clínica"

Virginia Viguera: "Curso de educación para el envejecimiento"

Simón de Beauvoir: "La vejez"

Forteza, José: "La preparación para el retiro"

Sergio Fajn: "Pensar la recreación"

René Knopoff: "Prejuicios, mitos y estereotipos"

Alicia Oubiña: "Prevención de la crisis vital del geronte frente a su institucionalización"

(1) Noé Jitrik "La vejez una cuestión ética"

 

Resumen de Curriculum Vitae

Volver al Indice del número 9 de Tiempo

PsicoMundo - La red psi en Internet