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Repensando la propia vida
Trabajo monográfico para el
Curso Virtual Educación para el Envejecimiento

Elena M. Macagno
eleformi@yahoo.com.ar

Introducción.

Cuando me inscribí en este Curso Virtual de Educación para el Envejecimiento, lo hice con el propósito de completar, con el aporte de las enseñanzas de especialistas en el tema, lo que yo voy vivenciando en mi propio proceso de envejecimiento. Ya hace tiempo que lo he comenzado, pues he cumplido 72 años, y hace diez años que me jubilé como docente.

La lectura y reflexión de todas las clases y la bibliografía sugerida en las páginas, me fué confirmando mi propio posicionamiento frente a este proceso inevitable. Debo decir que me dió mucha satisfacción comprobar que desde el propio juicio, y a veces desde la improvisación o los impulsos, fuí encontrando el camino para que esta etapa de la vida fuera un tiempo placentero, al menos desde lo psicológico y espiritual. Quizá el estado físico es mi asignatura pendiente, pues siempre tuve hábitos demasiado sedentarios, pero puedo aún modificarlo y me lo planteo como proyecto.

A través de una de mis primeras aventuras después de jubilarme, que fué introducirme en el mundo de la informática, tomé contacto con la revista Tiempo, y su directora, la Dra.Viguera, quien con mucho cariño me fué conduciendo en estos temas y me dió la oportunidad de participar de este curso. El presente trabajo debería ser una Monografía, como requiere el Curso. En mi caso será más bien una especie de reflexión sobre lo que los distintos temas me van aportando a la propia experiencia de vida y me permiten configurar a modo de proyecto.

La lectura de los temas no la hice sola, sino que me acompañan algunas amigas de más o menos mi edad, con quienes compartimos lo que nos van sugiriendo las clases, entablando así un diálogo que nos construye y nos alienta. Por ese motivo, ellas también van a hacer su aporte, y aunque no se han inscripto por no tener computadora, van a dejar expresadas sus propias reflexiones.

Nos anima sobre todo lo que expresaba una de las participantes del curso, Mónica, cuando decía en un mensaje: "Quisiera más participación de los Adultos Mayores, que integran este grupo. Creo que ellos nos pueden brindan lo que le falta a tanta teoría, que es la experiencia, me parece que ya dije esto, pero quiero repetirlo: yo puedo leer, estudiar, saber mucha teoría, pero siempre me faltará la otra parte del conocimiento que es la vivencia, entoces creo que sólo puedo adquirir, parte de ella, a través de lo que las mismas personas que transitan su vejez expresan."

 

Comenzar el milenio siendo adultos mayores.

Creo que la Dra. Viguera describe muy bien las características de los adultos mayores de este tiempo, cuando dice que "nacieron y se educaron con otros valores y otras normas; ni mejores ni peores: diferentes, en donde los tiempos incluían proyectos y realizaciones para un futuro que creían previsible". Yo agregaría que incluso los adultos jóvenes, de 30 años en adelante, o sea nuestros hijos, tambien fueron educados dentro de esas pautas, porque fuimos nosotros los que los educamos de acuerdo al modelo conocido. Y ellos, que ahora están inmersos de lleno en la vida laboral, tienen que desaprender rápidamente muchas pautas, para poder adaptarse a la realidad descarnada del mundo posmoderno, con su catarata de valores cambiantes y efímeros que semejan un caleidoscopio.

M.Leveut-Gautrat nos asigna un rol importante al decir: " ... los abuelos de hoy tienen para dar una enseñanza esencial a las generaciones que le siguen: como afrontar y vivir el envejecimiento." Y realmente se nos impone la urgencia de buscar y encontrar nuevas pautas para transitar este tiempo, ya que no nos sirven los modelos tradicionales para envejecer. No nos sirven a nosotros, ni tampoco podemos transmitirlos tal cual los recibimos. Tenemos que elaborar nuevos modelos, y si pretendemos que no sean exclusivamente para nuestro tiempo, tendremos que elaborarlos en colaboración con los adultos jóvenes, para que sea viable el poder transmitirles algo de nuestra experiencia. Por eso es bueno tender a ellos la mano para que nos ayuden, pues al hacerlo ya les estamos dando una enseñanza valiosa, saber "pedir ayuda", cosa que a ellos les cuesta tanto, despues que los hemos criado y educado para saber "valerse solos".

Vuelvo a citar a Mónica, quien en uno de sus comentarios dice: "... creo que el modelo de vejez del 1900, ya quedó fuera de tiempo y por eso hay tantos prejuicios dando vueltas aún. Pero lo más lamentable del caso es que somos los jóvenes quienes mantenemos en pie dichos prejuicios. Creo que es hora que se produzca un cambio en la visión de la tercera Edad en general, y siento que de a poquito se va logrando, con estos cursos donde intervienen Adultos Mayores, otros donde los mismos asisten a la universidad para la tercera edad (así llamados), etc....El trabajo es de todos, los Adultos mayores deben animarse a desligarse de los prejuicios, y los jóvenes también para educar a los niños libres de esas falsas verdades."

Los adultos mayores que hemos tenido el privilegio de entrar al siglo XXI nos encontramos con un panorama diferente en nuestro horizonte. Es como si descubriéramos delante nuestro nuevos caminos, con muchas más posibilidades de las que aguardaban a nuestros mayores. El concepto de Educación Permanente, con la certeza de que "se puede aprender a lo largo de toda la vida", nos muestra que esta posibilidad no es exclusiva de algunos cerebros privilegiados, como se creía. Está al alcance de todos, siempre que hagamos el esfuerzo permanente para adaptarnos, con un contínuo entrenamiento a la realidad que va cambiando a un ritmo cada vez más acelerado. Corresponde a las generaciones más jóvenes ir proporcionandonos los espacios donde irlo logrando, haciendo una valoración justa de nuestras potencialidades, para que esos espacios no sean meramente de "entretenimiento", sino que permitan un verdadero crecimiento en todas las áreas de la persona.

Los cambios que percibimos en nosotros y en nuestro entorno.

En algún momento de nuestra adultez tomamos conciencia de que se habían producido cambios, que al comienzo desestimamos, hasta que fuimos notando que persistían o se aumentaban. Algunas veces fué el cuerpo el que dió el primer aviso, las primeras canas, cambios en la piel, menos agudeza en los sentidos, disminución de habilidad motriz, en fin, señales del paso del tiempo. Otras veces son los cumpleaños, los cambios de décadas (sobre todo los cuarenta...) o bien algún comentario de hijos o alumnos adolescentes que impiadosamente nos reflejan lo que los demás ven o piensan de nosotros.

En este siglo en que se vive una "cultura de la apariencia", "...belleza vigor, lozanía como atributos de una juventud inacabable constituyen rasgos sobreestimados"

que van desplazando la vigencia de otros valores o ideales y por lo tanto su búsqueda. Por esta razón cuando se registran señales de envejecimiento, que el espejo muestra sin piedad, el efecto suele ser sumamente traumático para algunos adultos que han asignado a estos atributos un gran valor en sus vidas.

En la actualidad hay mucha información, y además una abundante oferta de tratamientos y métodos tanto médicos, como de la industria farmacéutica y cosmética como para prevenir y mitigar el natural deterioro físico. Además está comprobado que muchas habilidades van disminuyendo en realidad por falta de entrenamiento.

Algunos otros cambios que tambien vamos percibiendo, se relacionan con otros aspectos de nuestra persona y tienen que ver con ausencia de logros, o bien con pérdidas en el ámbito laboral , social, o familiar. Esto tiene incidencia en lo económica, o en lo afectivo, y va desarmando el andamiaje de la autoestima, cuando ésta se ha edificado apoyada sobre todo en la valoración que los demás hacen de nosotros. Se va instalando poco a poco la sensación de que el tiempo pasa inexorablemente y hay vivencias que no tienen retorno.

Aparece con fuerza una "crisis de identidad", ya no nos reconocemos como lo que éramos, ni terminamos de saber como somos en realidad. Esto puede llevarnos a un trabajo muy positivo de reconstrucción de la propia historia, integrando todos los aspectos ya vividos, y los que aún descubrimos en potencia como posibles de ser desarrollados y vividos en plenitud.

Esto no se hace de un día para otro, se va haciendo camino al andar, y cada experiencia, como cada vida, es única. Pero pueden ser de mucha ayuda los señalamientos que recibimos desde cursos como éste de Educación para el Envejecimiento. Nos va mostrando con mucha claridad todos los obstáculos que podemos ir encontrando, sobre todo las ideas preconcebidas que nos anunciaban un panorama de sombras y tristeza para esta edad de nuestra vida: los prejuicios y los miedos que debemos aprender a enfrentar y a vencer.

Quizá lo más significativo del cambiante entorno social que se ha ido desarrollando nuestra vida de adultos mayores, haya sido la velocidad creciente de las comunicaciones y por lo tanto del intercambio de información. Esa sensación de estar presente y en primera fila observando sin poder intervenir, toda clase de catástrofes y sufrimientos que sacuden la vida de tantos hombres y mujeres en todas partes del mundo, y que irrumpe en nuestra vida cotidiana produciendo un impacto que no es sencillo llegar a dimensionar.

Hemos ido asistiendo a lo largo de nuestro tiempo al surgimiento y caida de ideologías, a la pérdida de vigencia de valores que algunos seguimos creyendo que son permanentes y universales. Día a día nos enfrentamos a noticias sobre avances científicos o tecnológicos, que nos conmueven profundamente, y a veces nos aterran, y nos obligan a ejercitar nuestra capacidad de juicio desde perspectivas nuevas, sin renunciar a lo que significa el fundamento de nuestra vida. No nos resulta tarea fácil confrontar nuestras vivencias de hoy, sobre todo cuando compartimos este momento presente con quienes son más jóvenes en edad individual, aunque todos celebremos cada año que pasa el mismo cumpleaños de la humanidad.

Como nos posicionamos frente a estos cambios.

Este es el desafío que se nos presenta, encontrar un lugar que sea realmente nuestro, donde seguir siendo quienes somos, sin evadirnos de la realidad que nos rodea y de la cual seguimos formando parte. Creo que es el momento de repensar nuestra vida, reubicándonos frente a nosotros mismos y frente a los demás.

El Lic. José Luis Conde Sala llama a ésto "vivir la vejez positivamente", y en su trabajo propone un programa de vida que permita: Conservar las capacidades físicas, prevenir las enfermedades y promover la salud, y mantener las capacidades intelectuales.

Me pareció muy importante el punto 3 de su trabajo, en que habla de la vivencia del propio envejecimiento. Dice: " Se hace necesario, en la medida que uno se aproxima a la Vejez, activar las capacidades de elaboración, es decir de comprensión y aceptación del momento vital en el que estamos."

Creo que solamente a partir de una correcta elaboración es posible tomar la decisión de encarar las distintas tareas que, en palabras del Lic.Conde Sala, "pueden contribuir mejor a una vivencia más positiva de la Vejez". Las enumero aquí, porque describen muy bien las áreas de trabajo personal que debemos encarar para no evadirnos de la realidad:

- Considerar la vejez como una etapa más de crecimiento personal, aunque este crecimiento tenga contenidos, ritmo y perspectiva social diferentes.

- Defender la autonomía personal y social, conservando la capacidad de decisión, y reclamando dignidad y respeto en el marco familiar y social.

- Aceptar las limitaciones en el plano físico (salud), afectivo (pérdidas) y social (menor protagonismo).

- Elaborar el tema de la muerte como algo natural que forma parte de nuestra existencia.

En las últimas décadas se ha venido desarrollando un interesante trabajo grupal con personas mayores, como describe el Lic.Conde Sala, donde se proporcionan contenidos informativos a la vez que se trabaja sobre vivencias y experiencias de los participantes. Con estos grupos se logra favorecer a la vez la subjetivación (saberse situar como sujeto respecto al propio envejecimiento), y también la vinculación (de modo que con la integración social se evite centrarse excesivamente en uno mismo).

Los grupos de Reflexiones sobre el Envejecer, del P.E.P.A.M. en la Plata, bajo la dirección de la Dra. Viguera, cumplen un objetivo importantísimo, estimulando la reflexión sobre la etapa que se está viviendo, y posibilitando el cambio de actitudes necesario para vivir esta etapa en plenitud.

La participación en grupos de reflexión se hace necesaria para poder luego buscar con un mejor soporte interior, los espacios donde desarrollar las potencialidades que uno va descubriendo con posibilidad de crecimiento.

Respecto a los espacios de actividades dirigidas a los adultos mayores, ha habido en el pasado inmediato una tendencia a ofrecerles ámbitos donde "entretenerse", pasando el tiempo de ocio disponible en forma grata e intrascendente. En el trabajo "Por los viejos tiempos", se menciona la dificultad que existe para pensar que los adultos mayores puedan tener un "proyecto de vida", porque se considera éste como tarea propia de etapas anteriores, y se ubica a los viejos como pasivos, al margen de la toma de decisiones. Los autores expresan una alternativa diferente. "Si pensamos que el objetivo del trabajo con viejos, es colaborar con ellos, en la tarea de apropiación de sus propias vidas, o sea generando un nuevo proyecto, se abre una multitud de posibilidades para la integración de propuestas a un proceso donde no les sea negada su propia capacidad de reflexión y crítica".

Resulta muy prometedor constatar el creciente número de profesionales que se orientan a trabajar con los adultos mayores o ancianos, no solo en una tarea terapéutica con los que ya transitan esta etapa de la vida, sino tambien en una tarea preventiva de los aspectos que puedan convertirse en patológicos. Creo que se ha trabajado y se trabaja mucho en lo que respecta a prevenir las patologías físicas, y no lo suficiente en las areas de prevención psicológica. Es muy común observar a los adultos jóvenes preocuparse por conservar el estado físico, y no es tan común que se preocupen por hacer una tarea de reflexión sobre el transcurso del tiempo, de su tiempo de vida, e ir desarrollando y adoptando actitudes que los ayuden a aceptar este paso del tiempo, con todo lo que ello implica de pérdidas. Claro que la actividad a veces exagerada de la mediana edad deja poco o ningún espacio para la reflexión, pero si se aprende a buscar estos espacios, también se logra ir descubriendo las "ganancias" que cada edad de la vida brinda a quien conserva la mirada atenta y el espíritu abierto.

Posiblemente en el futuro, y como resultado del trabajo desarrollado con las presentes generaciones de adultos mayores, sea más sencillo posicionarse frente al propio envejecimiento, puesto que desde etapas anteriores se puede ir desarrollando una reubicación progresiva en las diversas edades con sus características propias, y al mismo tiempo cada vez seremos más numerosos los referentes positivos que colaboremos en disipar los prejuicios y fantasmas que rodean este tiempo de la vida, que es sobre todo un tiempo de vivir.

Algunas reflexiones y experiencias de vida.

Quiero incluir en este trabajo, los aportes de quienes me acompañaron en la lectura y reflexión de los temas del Curso, porque creo que ha de ser enriquecedor para quienes lo están siguiendo como profesionales que acompañan a adultos mayores. Nosotras pudimos seguir los temas con mucho interés y con un cierto "conocimiento y experiencia" propia de lo tratado en los mismos.

María T. (75) expresa: " Confieso que el llegar a aceptar mi entrada en la etapa del envejecimiento, en este tiempo, me costó un poco (o quizá más que un poco). De pronto era un reubicarme frente a una realidad nueva que me planteaba un desafío. Con todo, me gustan los desafíos.

La oportunidad de reunirme con personas de la misma edad, más o menos, me hizo comprender la reacción mía como bastante normal. Era como llegar aparentemente al fin del camino, y de pronto descubrir un recodo que nos presenta un nuevo horizonte, diferente pero con no menos posibilidades, y sobre todo con mucho por recorrer.

El momento de la jubilación, por ejemplo, fué un punto crítico. A la vida activa, regida por el horario impiadoso sin tiempo para la reflexión sigue la sorpresa de encontrarnos con un caudal de tiempo en las manos que debemos simplemente llenar, ocupar o enriquecer.

En mi caso recorrí el camino de mi vida con la curiosidad de conocer mis "asignaturas pendientes". Una de ellas, escribir; ¿y sobre qué? Ya abuela pensé en cuentos para mis nietos, cuentos diferentes... (no me gustan los temas y las fantasías con que los aturden hoy). Con ello empecé mi cadena de logros, grandes o pequeños no importa, logros al fin.

Mi amor por la historia y mis creencias, me llevaron también a investigar temas religiosos buscando orígenes, antecedentes, interpretaciones que no había tenido tiempo de profundizar antes.

Y luego me atreví a otra experiencia que me atrajo desde niña. Y entré en un taller de teatro. Somos un grupo de gente mayor, con la particularidad de tener un director joven y creativo. Allí desarrollamos una labor de creación colectiva que nos incentiva, nos rejuvenece espiritualmente y también contribuimos a dar a otros una visión optimista de esta etapa de la vida, mostrándola como una experiencia apasionante que todos pueden llegar a descubrir.

Susana V., (65), nos cuenta algo relacionado con sus nietos, y que muestra como las instituciones pueden colaborar con el bienestar de los abuelos teniéndolos en cuenta. Dice: " Soy una abuela de diez nietos y una biznieta, veintiun años la mayor y veinte días la menor. He disfrutado más a mis nietos que a mis propios hijos, porque siempre tuve que trabajar y no podía dedicarme a ellos como hubiera querido. A toda esta bendición y felicidad tengo que agregar una hermosa experiencia relacionada con mis nietos más pequeños, hijos de mi hijo menor, Matías (10), Nicolás (8), y Lucía Belén (6), que cursan el primario en la Escuela Madre Teresa de Calcuta, de Florencio Varela.

Las autoridades del Colegio, los maestros y los chicos reciben a los abuelos como algo muy importante, y ellos tienen un rol muy destacado, por eso quieren que los abuelos estén presentes en todos los eventos. Por ésto agrego con satisfacción que mis nietos me invitan cada vez que tienen una fiestita o reunión importante, y se sienten defraudados si por algún motivo no puedo concurrir. Ellos recuerdan a veces los momentos vividos, y yo siento que ellos necesitan de mi apoyo."

Julia G. (74), encuentra de mucho interés los temas tratados y nos dice: "Este curso de Educación para el Envejecimiento tiene el objetivo de estudiar esta etapa de la vida, sobre la cual pocas veces nos detenemos a razonar, y sobre todo a prepararnos para lograr una existencia acorde con los cambios físicos y espirituales del Adulto Mayor. Tabúes, errores y malentendidos signan esta época de la vida; es necesario revertirlos para sentirse útil y capaz de poner en práctica las dos palabras claves del Objetivo del Curso: actividad y mejor calidad de vida."

Mercedes M. (61), dice: "Hace solo un año y medio que me jubilé como maestra, ya sintiendo el cansancio y con deseos de tiempo libre. El reflexionar sobre estos temas me ayudó a ver con claridad el camino a recorrer; pude considerar las precauciones que debo tomar en cuenta, el cuidado de la salud física y psicofísica, las actitudes a tomar con mi tiempo libre, respecto a mi familia. Los temas tratados me mostraron la importancia de recordar lo que viví, para integrarlo al presente y proyectarme en el futuro. Yo no había pensado antes que la función de la reminiscencia era algo necesario en este tiempo, para conservar nuestra identidad..."

Miriam (64), quien todavía trabaja como maestra de adultos expresa: "Reflexionar sobre estos temas me despierta muchas inquietudes que yo todavía no me había planteado. Me fuí dando cuenta que debo prepararme para el tiempo libre que tendré cuando me jubile. En este momento creo que el trabajo es lo que más me ocupa la vida. Quizá ya ahora es el momento de elaborar un proyecto para entonces."

Finalmente yo, Elena M.(72), agrego lo que fuí aprendiendo sobre todo en estos últimos diez años, desde que me jubilé como profesora de Inglés. Si bien al principio sentí el "vacío" laboral, que traté de llenar con menos trabajo en forma privada, ahora ya puede decir que no lo extraño para nada, y en cambio me encanta disponer de mi tiempo con más libertad. Por una parte esta libertad me permitió disfrutar mi "abuelidad" a fondo, con todas sus experiencias profundas de gozar a cada nieto plenamente, pues son cinco, pero han venido llegando de a poco, a diferencia de mis hijos, que son seis, y en su momento llegaron muy seguido...

Por otra parte, si bien en los primeros años de ocio laboral, probé incursionar en diversas actividades gratificantes y creativas, lo que finalmente me atrapó como pasatiempo favorito, ha sido la informática, con el acceso a la red. Comencé esta actividad buscando un puente generacional con mis hijos y nietos, y ahora me resulta una fuente de recursos que me mantienen informada, entretenida, comunicada, y activa en lo intelectual. Lo que más me aportaron los temas trabajados, ha sido el convencimiento de que no cuido mi actividad física y espero poder revertir ésto.

Algo que completa el panorama de mi vida es la concurrencia a un grupo de iglesia, donde adultos mayores y jóvenes compartimos la fe cristiana. Estos encuentros de interioridad, nos permiten tener una visión trascendente, no solo de la vida, sino también de la muerte como misterio que a todos nos aguarda. Esto lleva a experimentar paz y consuelo en el corazón y a vivir serenamente más allá de las diversas circunstancias, a veces difíciles o dolorosas, que nos depara cada día que comienza.

Conclusión.

Seguramente quedan muchos aspectos que podríamos seguir comentando sobre el curso, y también sobre nuestra experiencia de vida. Pero fué muy interesante poder participar de esta propuesta, y nos queda el deseo de poder continuar en la segunda etapa. También expresamos como deseo la posibilidad de participar de encuentros más amplios que intentaremos promover en nuestra ciudad de Quilmes.

En nuestro medio, disponemos de variados espacios para encauzar el tiempo libre en forma positiva, pero lo que quizá no se ha encarado en forma sistematizada son los espacios de reflexión sobre temas como los que propone este curso, que tienen que ver tan directamente con nuestra vida.

Esta tarea nos compromete en un proyecto que a la vez nos entusiasma, ya que pone en juego nuestras potencialidades y voluntad de servicio a la comunidad en el sector de los adultos mayores, buscando espacios donde ocupar las energías que descubrimos que tenemos.

Resumen:

Despues de expresar los motivos para participar de este curso, y para presentar este trabajo, voy haciendo una reflexión sobre lo que significa ser adulto mayor en este comienzo de siglo. En un segundo punto voy describiendo los cambios que nos van alertando sobre esta nueva etapa de nuestra vida, y lo que eso nos significa internamente, teniendo en cuenta también los cambios que vamos percibiendo en la sociedad en la que vivimos. Intento luego describir como posicionarnos frente a estos cambios, haciendo referencia a lo elaborado en el curso. Por último incluyo los aportes de quienes me acompañaron en la lectura y reflexión de los temas, y las inquietudes que los mismos nos fueron dejando como proyecto.

Bibliografía consultada:

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Datos personales:

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