Análisis
de algunos aspectos sociales relacionados con la calidad de vida
del adulto mayor en Viña del Mar
Trabajo
monográfico para el
Curso Virtual Educación para el
Envejecimiento
Ketty
Cazorla Becerra
kettycazorla@starmedia.com
RESUMEN
El presente documento pretende entregar un breve ensayo acerca de algunos factores de orden social que caracterizan la calidad de vida de adultos mayores pertenecientes a la ciudad de Viña del Mar, como una manera de reforzar la escasa información existente en esta área, cuando hablamos de gerontología.
La literatura de mayor acceso enfatiza aspectos biológicos y psicológicos, en donde lo social aparece como un contexto o marco general que apoya la discusión. Sin embargo, "lo social", entendido bajo la perspectiva del trabajo social, tiene una alta repercusión en la evaluación y tratamiento de la calidad de vida de los adultos mayores.
Es por ello, que se ha escogido profundizar brevemente acerca de 4 aspectos sociales que, según la experiencia y la observación incurrida hasta el momento, corresponden a factores de crucial importancia al momento de analizar e intervenir interdisciplinariamente la vejez. Estos aspectos corresponden a:
- - condiciones económicas y ambientales (vivienda) en que viven los adultos mayores
- - relación entre el adulto mayor y su familia, analizando las características de los hogares en que habitan los adultos mayores.
- - condición de actividad de los adultos mayores, intentando dilucidar el sentido del trabajo después de los 60 años
- - calidad y acceso de la salud y seguridad social
Cabe señalar, que lo expuesto es producto de una sistematización de lo observado en el espacio laborar diario, por lo que la literatura utilizada se aleja de un rol consultor, para mantener un rol de marco general y lenguaje común.
CONDICIONES ECONOMICAS Y AMBIENTALES (VIVIENDA) EN QUE VIVEN LOS ADULTOS MAYORES
La forma de enfrentar la vejez desde una perspectiva individual varía tanto por factores biopsicosociales internos como externos, lo que no es una excepción en el caso de necesidades materiales como las económicas o ambientales. En este sentido, las condiciones de ambas variables varían según aspectos geográficos, subetáreos, culturales, sociales, educacionales, entre otros.
Sin embargo, en un contexto local y general, se puede señalar que estadísticamente los adultos mayores en su mayoría son propietarios de su vivienda, producto de esfuerzos de años anteriores o herencias. Esta vivienda en muchos casos presenta dos características:
Deficitario estado de conservación, debiéndose a la escasez de recursos económicos o materiales para remodelar, terminar o reparar la infraestructura básica, a lo que se suma el factor años de antigüedad, ya que en general la vivienda se adquiere durante los inicios de la etapa laboral.
Falta de implementación adecuada para los cambios físicos y psicológicos de la vejez, tanto a nivel de vivienda como de contexto vecinal. Es decir, los baños, escalas, caminos, iluminación, y otros espacios, no cuentan con mecanismos de prevención de riesgos que eviten caídas o aislamiento. Esto último es de vital importancia, considerando que un adulto mayor que ve dificultado su traslado físico hacia un centro comunitario, por ejemplo, tiende a marginarse de la participación.
Además de lo anterior, el adulto mayor producto de la jubilación recibe como promedio una pensión que equivale a la mitad de su sueldo en vida laboral activa, lo que le ha obligado a reordenar la forma de jerarquizar sus necesidades y forma de satisfacerlas.
Esta situación económica no facilita que el adulto mayor participe en organizaciones comunitarias o actividades de orden cultural, educativo o artístico, pués sus ingresos van dirigidos a satisfacer necesidades básicas de alimentación, salud y servicios básicos, marginando variables de tipo educacional, recreativo y social.
RELACION ENTRE EL ADULTO MAYOR Y SU FAMILIA, ANALIZANDO LAS CARACTERISTICAS DE LOS HOGARES EN QUE HABITAN LOS ADULTOS MAYORES.
El adulto mayor que presenta avanzados niveles de autonomía social, psicológica y económica busca vivir físicamente independiente de su familia, manteniendo lazos directos con sus familiares. Sin embargo, cuando esta situación no puede darse por dificultades económicas o de salud, el adulto mayor opta por vivir con aquel pariente que cuente con las mejores condiciones materiales y afectivas para recibirlo.
Es así como las estadísticas nos muestran que en su mayoría son las hijas quienes reciben a sus padres en sus hogares para hacerse cargo de sus necesidades, a cambio de la administración de sus ingresos. (esto presenta variadas formas de adaptación según el tipo de relación familiar predominante).
Pero, al margen de esta característica de orden casi geográfico (donde y con quien vive el adulto mayor), llama la atención que a nivel de relaciones familiares, y puntualmente de límites familiares, se observan dos grandes tendencias:
-Adultos mayores que viviendo o no bajo el mismo techo que sus familiares cercanos, presentan claros límites en sus relaciones familiares, es decir, cumplen su rol de abuelos, mantiene sanas relaciones con grupos de pares, ocupan con creatividad su tiempo libre, toman sus decisiones de manera independiente y tiene un propio proyecto de vida.
-Adultos mayores que al margen de sus compañeros de vivienda, mantienen relaciones simbióticas con sus familiares, es decir, carecen de límites claros, estableciendo límites de carácter difuso. Esto los lleva a tomar el rol de padres de sus nietos, o en algunos casos nuevos hijos de sus propios hijos, estableciendo inadecuados lazos de dependencia. Siendo incapaces de tomar decisiones personales sin consultar, careciendo de un proyecto de vida personal que responda a sus necesidades subjetivas, etc.
Esta última tendencia, lleva en muchos casos al aislamiento, la soledad y la vejez no asumida como etapa vital íntegra, no importando si viven en la misma vivienda de sus familiares, pues aparece un factor social más predominante y de difícil diagnóstico que limita un adecuado enfrentamiento de un envejecimiento activo y autónomo.
CONDICION DE ACTIVIDAD DE LOS ADULTOS MAYORES, INTENTANDO DILUCIDAR EL SENTIDO DEL TRABAJO DESPUES DE LOS 60 AÑOS
En la vida contemporánea los valores de juventud, eficiencia y autonomía/poder financiera imperan en la forma de relacionarnos con los otros; siendo este contexto discriminador para aquellos adultos mayores que deben o desean jubilar, ya que la condición de jubilado presenta un bajo estatus, debido a las baja en los ingresos, la falta de espacios para crear o aportar al resto, el amplio tiempo libre, etc.
Hoy, no existe la libertad para elegir cuando y bajo que condiciones se quiere jubilar, lo que facilitaría el enfrentamiento de la jubilación como un importante hito social. Por el contrario, se imponen edades y condiciones que no responden a los principios enunciados por la política social nacional para la vejez, la que destaca la autovalencia, participación, integración y actividad para el adulto mayor como ejes de acción.
El jubilado, extraña el estatus y red de apoyo con los que contaba al ser un trabajador, y debe por sus propios medios, crear un proyecto de vida que lo replete de nuevas amistades, instancias sociales, nuevos ingresos y aprendizajes, entre otros aspectos. Lamentablemente no todos los mayores tienen la capacidad, oportunidad o apoyo para crear esta nueva estrategia de vida, apareciendo estados de angustia, depresión y enfermedades somáticas que reflejan la inadaptación de muchos adultos mayores en relación a este brusco cambio.
Frente a este medio un tanto hostil al que se enfrenta el jubilado, existen algunas instancias institucionales y otras creadas por los propios adultos mayores que pretenden entregar algunas actividades que suplan el rol que cumplía el trabajo en una vida laboral activa. Estas instancias se encuentran con numerosos interesados en aprender cosas nuevas, enseñar conocimientos adquiridos en años anteriores y canalizar el espíritu solidario hacia otros, lo que completa un ciclo generalmente exitoso.
Esto lleva a pensar que la jubilación frente a un medio social e institucional amable y atractivo en sus ofertas no traería consigo la conocida depresión postjubilación, y por el contrario aprovecharía el interés y potencialidad de este grupo etáreo por crear y traspasar información y conocimiento a generaciones jóvenes y pares en desventaja educacional o social.
CALIDAD Y ACCESO DE LA SALUD Y SEGURIDAD SOCIAL
Según la propia visión de los adultos mayores, sus principales preocupaciones rondan la economía y la salud, dos aspectos que consumen su presupuesto casi por completo y que generan grandes aflicciones. Esto indica que los programas sociales debieran apuntar hacia estas dos variables, respondiendo así a necesidades sentidas por este grupo etáreo y no a supuestas problemáticas, con ello se entregaría un real rol activo a los adultos mayores que están interesados en mejorar sus condiciones de vida a nivel general.
A pesar de la claridad de los adultos mayores acerca de sus principales necesidades, aún existen deficiencias políticas al respecto, siendo las pensiones considerablemente bajas para satisfacer la multiplicidad de necesidades de un adulto mayor promedio. A esto se suma que los beneficiarios directos del INP, de las diversas AFP, o de la pensión asistencial (PASIS), presentan graves confusiones acerca de sus derechos y red de apoyo, confundiendo instituciones, procedencias de ingresos, y características del beneficio, lo que les impide manejar sus decisiones previsionales con seguridad y eficiencia. En este sentido, la atención del sistema de previsión aún debe mejorar en cuanto a la entrega de información focalizada, implementando programas de seguimiento y atención personalizada y capacitada en el área.
Con respecto a la salud, se observan algunos avances en cuanto al acceso a la salud pública, específicamente en los beneficiarios de FONASA, quienes a los 65 años adquieren gratuidad en la atención. Pero ¿qué sucede con aquellos que no integran este sistema o que se encuentran en el rango de edad entre los 55 y 64 años? (los que según estadísticas representan un alto número en la región).
Si el acceso a la salud presenta reconocidas mejoras, es necesario señalar que la atención oportuna, aún presenta deficiencias, ya que el adulto mayor hoy debe esperar "gratuitamente" por una atención focalizada, como la oftalmológica, otorrina o cardiovascular. En este sentido la escasez de profesionales de la medicina especializados en enfermedades crónicas propias de la vejez, actúa como un factor que dificulta una atención oportuna, es decir en el momento preciso en el que se requiere.