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Historias que hacen Historia

Shaw

Dr. Benito Mario Guerstein
bubi@terranet.com.ar

 

George Bernard Shaw es uno de los escritores más importantes del siglo que terminó, y es el que más polémicas desató. La vivacidad de sus escritos, las situaciones en que coloca a sus personajes, su ironía y su sarcasmo provocaron toda suerte de

sentimientos encontrados en sus contemporáneos. Se le compar ó con Shakespeare, aunque él mismo se consideraba superior al Cisne de Avon.

Anterior a los sesenta años, encontramos en forma sucesiva en la producción de

Shaw, en "Hombre y superhombre", en "Pygmalión", en "Cándida" y en "Androcles y el león", entre otras, las siguientes constantes: una pugna entre el autor y el público burgués, que constituye, en el fondo, el motivo principal de todo el teatro de Shaw; afición por la paradoja, espíritu polemista y humor personal, no exentos de humanismo, de ternura y de nobleza; diálogo con dignidad y poesía; combinación con dichos centelleantes, juego de las agudezas y sutiles contrastes.

Su infancia en Dublin fue pobre porque se padre era alcohólico y su madre se dedicó al canto y no a sus hijos, con separación de la pareja paterna; lo que dio un Shaw huraño, tímido y solitario. No obstante ello, ya en Londres, fue forjándose en él una sólida cultura musical, artística y literaria, lo que le permitió ser columnista en

revistas especializadas y en los diarios principales.

Inspirado en Ibsen y amigo de Oscar Wilde, escribió cinco novelas, sin éxito hasta cincuenta años más tarde, como "Inmadurez".

Socialista toda su vida, a la manera de H. G. Wells y en contra de escritores de derecha como Kipling, perteneció a la Sociedad Fabiana y escribió ensayos muy agudos, como "Guía del socialismo para la mujer inteligente", en el 28, y "Guía política de nuestro tiempo", en el 44.

En el 17, y con más de sesenta años, Shaw escribió "La casa de las penas", comedia que se estrenó en el 20.

En el 20 también, dio a conocer "Volviendo a Matusalén", que es un ciclo de cinco comedias subtitulado "Pentateuco metabiológico": "En los orígenes", "El evangelio de los hermanos Barnaba", "La cosa ocurre", "La tragedia de un caballero entrado en años" y "Hasta donde pueda llegar el pensamiento". Se estrenó en el 22.

En el 23, produjo "Santa Juana", drama histórico en seis actos y un epílogo.

En el 25 recibió el Premio Nobel de Literatura, cuya suma donó para fomentar el conocimiento de las letras suecas y su traducción al inglés.

En el 28 publicó el ensayo "Guía del socialismo para la mujer inteligente".

En el 29 encribió la comedia "El carro de las manzanas".

En el 31 publicó nuevamente la primera de las cinco novelas escritas muchos años antes, en 1879, "Inmadurez".

En el 32 dio a conocer la hermosa narración "Aventuras de la negrita en busca de Dios", que escribió durante la convalescencia de un accidente que sufrió en Africa.

Estrenó más obras de teatro en el 32, 33, 36, 38, 39 y 48. Esta última a los noventa y cuatro años. Como algo asombroso para destacar en Shaw, es el haber escrito la "Guía Política de nuestro tiempo" a los ochenta y ocho años, que corrigió a los noventa, para su primera edición en castellano.

George Bernard Shaw murió el 2 de noviembre de 1950, poco tiempo después de caer de un árbol que estaba podando, accidente que le provocó la grave fractura del cuello de fémur.

Shaw tuvo que resistir los embates de los proletarios, que le llamaron "socialista de salón", "socialista apoltronado" y "socialista de gas y agua caliente". Nada más injusto, ya que brindó al movimiento socialista obras monumentales, como las ya mencionadas "Guía del socialismo para la mujer inteligente" y "Guía política de nuestro tiempo", "Evoluci ón de la sociedad hacia el socialismo", "El movimiento fabiano", "El verdadero programa radical" y "Socialismo para millonarios". Injusto porque el movimiento socialista necesita trabajadores en todas las esferas de la sociedad, y especialmente en las intelectuales. Shaw combatió desde las cuatro paredes de su gabinete de trabajo, así como desde la calle, la plaza y la esquina, pacíficamente, logrando cambios importantes, como la fortaleza del Partido Laborista de Inglaterra, y de las grandes democracias europeas como la alemana, la francesa, la italiana y la española de nuestros días, entre otras. Cuando se escriba la historia de esos movimientos, Shaw estará entre los precursores más lúcidos.

Testimonios sobre Shaw y su obra: uno de sus críticos escribió: "ha llevado a cabo una terea tan colosal a los sesenta y seis años (...) habiendo escrito una obra que empieza con Adán y Eva y termina treinta mil años después de nuestros días (se refería a "Volviendo a Matusalén"). Borges señaló que "la obra de Shaw, en cambio (al comparar con otros escritores) deja un sabor de liberación". "La crítica de la época lo consideró en vida el mejor escritor en lengua inglesa, el primero después de Shakespeare", escribió Liliana Viola .

De Shaw sobre sí mismo: "El valor intelectual es el coraje de mi profesión, y yo lo poseo en el más alto grado; pero cuando empiezan los disparos, exijo el derecho a meterme debajo de la cama y a dejar la pelea a las personas cuyas vidas, por carecer de valor, no están providencialmente protegidas por una sensata cobardía". De Shaw a Tolstoi: "Supongamos que el mundo fuera una broma de Dios; ¿no querrías trabajar para que al menos fuera un buen chiste?". "Soy un clásico. Nunca pretendí ser otra cosa. Juego el juego en la forma tradicional, en el tablero viejo y con las piezas ya desgastadas por el uso, como lo hacía Shakespeare". "Yo nunca luché, ascend í por propia gravitación".

Lector: no puedo dejar de recordar, por repetido, lo que George Bernard Shaw contestó a una bellísima actriz (creo que fue Bárbara Hutton) cuando ésta le propuso matrimonio para tener entre ambos un hijo con la belleza de ella y la inteligencia de él:

"¿Y si nace con su inteligencia, señora, y con mi belleza?"

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