Volver a la página principal
Número 3 - Enero 2000

Lógica de la cura

Olga Molina


El psicoanálisis ha elaborado una concepción de la cura que se diferencia del concepto de cura tradicional por lo que sostiene la posibilidad de pensar la castración desde la constitución de la metáfora constitutiva misma, lo cual implica una dirección de la cura que no tiene en su horizonte la castración como meta a alcanzar, sino que está en el punto de partida de un sujeto dividido por el significante. El análisis por lo tanto se dirige a aquello que el psicoanalizante metaforizó con su síntoma, cubrió con su fantasma o sustituyó con sus inhibiciones, es decir la falla en ser originaria.

Desde esta conceptualización de la cura, la etiología de la enfermedad tiene un estatuto paradojal ya que nos conduce a lo incurable por definición , entonces ya no será buscar la etiología para operar sobre ella sino operar sobre las respuestas que el analizante construyó, sobre la axiomática que significó como enfermedad, o sea clínica de lo real por la vía del significante.

 

Algunos Puntos de Diferenciación

Habitualmente pensamos la función de la causa como determinante de una resultante, allí podemos correlacionar criterios como razón necesaria y razón suficiente, pero en psicoanálisis la función de la causa se presenta siempre como una hiancia que torna indefinida su aprehensión conceptual y en esa hiancia Lacan va a ubicar el descubrimiento freudiano del inconsciente como perteneciente al orden de lo no realizado. En relación a las cuatro causas Aristotélicas, el psicoanálisis se ubica respondiendo a la causa material, diferenciándose de la formal de la ciencia, de la final de la religión y de la eficiente de la magia, y se postula como pudiendo constituirse a partir de su experiencia un saber sobre la verdad, la verdad de la causa. En la dirección de la cura se suspende lo verdadero como opuesto a lo falso, se suspende lo referencial para aislar la referencia en el objeto a, referencia de la falta de referencia, que más allá de constituir un juego de palabras, marca la particularidad del término causa en psicoanálisis, para poner el acento en los efectos. Efectos de la estructura que no dan margen para pensar una sustancia, sólo el goce, la sustancia gozante, pero con el paradojal resultado que sin el significante no podría abordarse.

Si el primer punto de diferenciación es etiológico, el segundo se manifiesta en que no cabe la generalización, sino la particular manera del sujeto, su particular estilo de establecer mediante el sentido, la consistencia del ser que se sostiene en su fantasma. Lacan aborda la problemática del psicoanálisis desde varios campos del saber, desde el teorema de Gödel y la paradoja que señala Russell en el desarrollo temático que pretendía hacer Fregue respecto de las matemáticas, desde el abordaje de la obra de estos autores fundando la lógica del no-todo, arribará también a relativizar el concepto como delimitación exhaustiva de lo que cae bajo su universo, como límite del abordaje de un todo.. Nos introduce además a un indeterminable, el tiempo, que en la cura analítica sigue los lineamientos que Lacan señala en su escrito sobre el tiempo lógico y el aserto de la certidumbre anticipada, a diferencia de la cura pensada con un criterio de tiempo cronológico. Es decir el instante de ver, el momento de comprender, la instancia de concluir, como salida de la tensión temporal, que se pondrá a prueba nuevamente y cada vez el sujeto quedará en suspenso. Pasamos entonces de lo absoluto de términos tales como causa, concepto, tiempo, etiología a la relativización de los mismos con un criterio respecto de la cura que se afianza más de irreductible lógico que finalmente nos llevan a una formalización lacaniana, el matema, que introduce unidades mínimas de transmisión, de la máxima significancia, factibles de ser utilizadas en una combinatoria en la que la verificación se posterga, es decir se pospone su significación para abordar a partir del discurso las relaciones mutuas de los elementos que componen dicha combinatoria.

A esta conceptualización teórica se suma una clínica en la que se suspende el referente para considerarla desde la particular combinatoria en la que se manifiesta el goce en el caso por caso. Una clínica dirigida a la producción del S1, que comanda el discurso, goce del Uno como Uno solo, hacia la ubicación del sujeto como un uno, a nivel de la cuenta.

Una clínica que va de la falta en ser hacia el advenimiento del saber hacer.

Desde la consistencia del Otro imaginarizada en el fantasma, hacia la inconsistencia como forma de un real inabordable.

Desde la identificación al ideal, a la destitución del S1 como significante amo.

Desde las identificaciones parciales que constituyen la ortopedia del ser en imaginaria completud al des-ser propio del fin de análisis.

Desde la particular combinación del S1 y el objeto a, a establecer la máxima distancia entre ambos que es establecer la diferencia entre la identificación a la insignia y la particularidad de un goce, operación que determina la destitución subjetiva.

 

Fundamentos de la Clínica

Estas referencias hechas para ubicar la cura analítica a nivel de su diferencia con el concepto tradicional de cura, permiten establecer diferencias más estrictas respecto de lo específico de la cura, para ubicar allí el síntoma, el fantasma y el Fénomeno Psicosomático.

Así decimos del Síntoma, que como metáfora obedece a la sustitución significante, abierto por lo tanto al desplazamiento retroactivo y a la modificación derivada de la emergencia de efectos de verdad, es entonces accesible a la interpretación. Del fantasma mencionamos su inercia, la significación de verdad absoluta de su axioma fundamental, la lógica derivada de su axiomática de origen, su resistencia a la retroación significante y a lo inabordable de la relación del sujeto al objeto que implica su matema, por lo tanto hablamos aquí no de interpretación sino de construcción.

Pero hay otro efecto que nos interesa destacar, que también es respuesta a la angustia frente al deseo del Otro, el efecto psicomático, del que interesa destacar como su mismo nombre lo indica, es lo que aparece con un efecto de goce, que es específico, dirá Lacan, porque se basa en lo que podríamos llamar una alteración de la metáfora constitutiva misma, que es la ausencia de afánisis. En la operación de alienación sabemos que hay sustitución del vacío del conjunto sujeto por el S1, por eso podemos hablar de metáfora constitutiva, que es la condición de la metonimia de la cadena significante, metonimia que comienza con la llamada al S2, pero el $ también puede operar con su falta, aquí utilizamos la figura de la intersección y ya hablamos de afánisis.

La intersección entre el $ como vacío y la falta en el Otro da como resultado el objeto a.

El $ se reúne con el Otro en tanto se aliena al sentido, la segunda elección es aquella en la que se aísla como vacío. Una vez que se ha captado como vacío está en un esquema de exterioridad, está el $ y está el Otro, por eso habla de separación.

El $ no se reconoce en su propio vacío, viendo la falta en el A (A barrado), es hacia el fin de análisis que se puede lograr que se reconozca en esta segunda operación.

De esta operación hay un producto, el objeto a, que en su seminario "Lo que hace insignia", Miller describe como una función significante, porque es escribible como la intersección del $ y de la falta en el A(A barrado), es decir que es función del significante.

¿Cuál es la importancia de la función significante del "a"?

Nos permite pensar la doble inscripción de la que habla Lacan en RSI: "El Otro es matriz de doble entrada, el petit a y el Uno del significante". Para ello debemos pensar además la homología entre el S1 y el "a", esto es que puedan ser homologables en tanto sin sentido.

Es en La Tercera que Lacan menciona esta homología entre el objeto del que no hay idea y el S1 tomado en su momento inaugural.

De estos conceptos se deriva la consistencia lógica del objeto "a" que se sintetiza en la escritura del losange, que es una escritura sencilla que define en sí misma las dos operaciones constitutivas , conjunción e intersección, además de la implicación que define la relación del $ al objeto.

Ausencia de Afánisis

La ausencia de una de las operaciones constitutivas tiene consecuencias.

Si la afánisis no se cumple, ¿qué se deriva?

  1. El proceso de constitución del $ comienza en la alienación, allí se produce la primera identificación al S1.
  2. Cuando el $ debiera estar en afánisis, es decir, cuando tuviera que operar con su falta, no sólo con su identificación significante, esto no ocurre, es como si se detuviera todo el proceso por un instante. O sea, el $ podrá operar con su identificación significante, pero no con su vacío, con su falta.
  3. Si el $ no puede operar con su vació, tampoco con el del A (barrado), en consecuencia la pregunta por el deseo de ese A(barrado) queda suspendida a nivel de la demanda.
  4. La resultante de la intersección entre el conjunto sujeto y el conjunto A (barrado), el "a", tiene un estatuto que no alcanza la consistencia lógica necesaria para que siendo un real pueda tener función significante.
  5. Y si el "a" no está en función significante aparece ligado a la materia eventual que viene a apoyarlo, es decir alguna cosa del cuerpo responde allí con la especificidad de un goce.

De donde se deriva:

A - A nivel de la homología S1 y "a" hay una cierta coalescencia porque al estar suspendida la intersección, el producto que debiera producirse, el "a", queda incorporado en una particular combinatoria que soslaya, escapa la significantización, de modo tal que hay efecto $ y en la afánisis retorno de goce.

Decimos que la importancia de la homología entre el S1 y "a" es que se da entre dos elementos de los que se afirma no tienen relación al sentido, por lo tanto siendo homólogos pueden ocupar el mismo lugar, en tiempos diferentes, produciendo efectos diferentes.

Homología remite a uno u a otro, pero no a ambos al mismo tiempo. Y en las operaciones lógicas losange se aclara porque si pensamos al $ representado en su S1, es del otro lado del rombo que aparece el "a"; esto le otorga la consistencia lógica necesaria para que siendo un real pueda tener función significante. Lo cual hace posible que podamos pensar un semblante y también podamos pensar la relación del analista haciendo semblante del objeto "a".

Pero cuando la afánisis no se cumple, en lugar de homología tenemos una conjunción, esa coalescencia en un punto entre S1 y "a" de la cual hablaba Freud en el artículo Estado Amoroso e hipnosis, lo cual implica que el S1 y el "a" están ocupando el mismo lugar al mismo tiempo, luego el efecto es doble, porque el efecto $ se suma el goce.

En la Homología:

Si y solo sí S1 entonces $ - ALIENACION

Si y solo sí S1 entonces a - AFANISIS

Dos implicaciones que definen dos operaciones: mediación simbólica, mediación lógica, entonces semblante posible para lo real.

 

En Conjunción:

Si y solo sí S1 y "a" entonces $ - ALIENACION

Efecto de goce

El segundo término de la operación no puede desarrollarse porque el $ no entra en afánisis, es decir una implicación con dos operaciones en conjunción.

La conjunción S1 y "a " le otorga al significante amo la especificidad de un goce que en su reiteración se presenta como cifrado de goce, allí donde el significante barre el goce esta conjunción lo reitera.

B - A nivel de la holofrase:

La segunda consecuencia importante de la ausencia de afánisis, es la holofrase y la particularidad de su presentación aparece en una metonimia en la que Lacan ubica una holofracización del S1 y el S2, lo cual también dificulta la posibilidad de pensar el S1 como sin sentido para poder hace homología con el fuera de sentido del "a"

La holofrase es un sigfnificante o más de uno, que cumple su función como tal, es decir forma parte de la cadena significante como tal, pero tiene la particularidad de ser el resultado de la unión o conjunción de dos significantes, por lo tanto dicha combinación tendrá una significancia que engloba lo significantizable de las clases que reunió dicha combinación.

Esto equivale a la producción de significados que incluyen la clase que cada significante, componente de la holofrase define más su complemento. O sea, aquello que constituye la clase que designa, pero por la operación de reunión, no se excluye el complemento, que es aquello que la clase mencionada no debiera incluir. Luego, el significante resultante se articula en la cadena por diferencia y oposición, que es lo básico de un significante, pero el resultado es una función metonímica, que en tanto el sentido es engendrado por las combinaciones del significante, aparece con una alteración a la que Lacan llamó, trastornos por contiguidad, es decir de la cadena y dice que tienen la mayor dificultad del $ para distinguir. Da como ejemplo la relación de la palabra al adjetivo: beneficio-benéfico. Es decir, cuando la diferencia de sentido es mínima.

Es una combinación significante que afecta la metonimia porque arroja significados globales en lugar de significantes diferenciados.

Esta manera de expresar holofrases, nos acerca también a la Debilidad Mental, porque pensar globalidades sin lograr descomponerla en sus unidades elementales para poder realizar nuevas combinaciones, es uno de los problemas de esta patología.

Luego no encontramos en la clínica una particular holofrase a descifrar sino una metonimia cuya lógica se inscribe como clase, un significante que por englobar en su constitución el S1 y el S2 sólo puede repetirse como tal, ya que para entrar en la cadena como particularidad S1 S2 le falta su delimitación por diferencia.

En lo Psicosomático lo específico es el goce, en la Debilidad mental es la posición del $ ante diferencias mínimas.

Lacan piensa la holofrase en una serie de casos, la psicosis, la debilidad mental y la psicosomática. Voy a referirme en particular al fenómeno psicosomático.

 

Holofrase y Fenómeno Psicosomático

Esta particularidad de la metáfora subjetiva hace a la irrupción de un goce no cubierto por el fantasma ni metaforizado por el síntoma, sino un goce específico del fenómeno que aparece presentificando el cuerpo, un fenómeno que es respuesta a la conjunción en un punto del S1 y el "a" y que se repite en la misma combinatoria como tiché lograda que tiene en el automatón del S1 su aliado más preciso.

El fenómeno psicosomático puede presentarse en cualquier estructura porque solo es eso, no es una estructura, está fuera de los efectos del significante, no es abordable por la interpretación.

Tampoco es factible de construcción, porque no conforma un sistema lógico, ni hay una frase en particular que lo represente, sino que la holofrase como particular estilo metonímico forma parte de la gramática que articula la axiomática del fantasma. La holofrase es una particularidad de la letra y su lectura se hace posible al atravesar el fantasma, es decir cuando llegado el fin de análisis, la separación entre el S1 y el "a" ofrezca otra oportunidad a la afánisis del $, esta vez mediante la destitución subjetiva y del significante amo.

No operamos sobre el fenómeno psicosomático sino sobre las condiciones de su presentación.

Es alrededor del S1 que gira la cuestión del S1, sostenido en un cifrado de goce, porque a su identificación significante se suma el goce, en tanto está en conjunción con el "a".

Por ello Lacan definirá este cifrado de goce como algo del orden del número, por su condición de real y por la reiteración de un cifrado que daría la fórmula exacta de un goce.

 

Fin de Análisis

La concepción de fin de análisis de Lacan es solidaria de la forma de pensar la cura desde la metáfora subjetiva porque la mayor distancia que propone para fin de la cura es precisamente marcar al máximo la homología como diferente de la identidad, marcar entonces la doble inscripción hará posible pensar el fin de análisis en sus aspectos de destitución subjetiva, del significante amo, del saber y el advenimiento del objeto "a", en su estatuto de "yo soy eso", pensado por el inconsciente.

Que el objeto advenga al "allí donde era" del inconsciente, implica un pensamiento sobre el ser bajo la forma "soy eso" . Que el -j advenga a la lógica del ello, implica un ser de la castración. La falta asume su causa en -j y la pérdida la suya, objeto "a", de donde el saber sobre la verdad adviene a su causa. En la medida que el análisis hace pasar el goce al inconsciente como interpretable, constituye un proceso de verdad, un proceso que abre la dimensión de la verdad de los dos inverificables, lo real y el no-hay.

En la combinatoria que implica el fin de análisis, el des-ser hace a la falta en ser definitiva, quiere decir que el $ reconoce su lugar original como elisión. Pero el pase tiene efecto de ser en el "a", es la experiencia de desubjetivacíon que pone frente a la pulsión. Aquí el $ viene a encontrar una nueva sujeción que es el estatuto del objeto " a " que él deviene para el deseo del A (barrado).

Es justamente porque adviene el objeto "a ", que el saber sobre la verdad toma un estatuto que torna insustancial la función de quien sostenía un saber supuesto.

Es el punto en el que la inconsistencia del A (barrado) toma su nivel bajo el advenimiento del significante que hace de relevo del S1 destituído. El S(A barrado) toma su estatuto de máxima significancia en la desarticulación del SsS.

El pase implica también una doble inscripción, la del -j alojado en la lógica del ello, la del petit "a" en la del inconsciente.

Este pasaje que Lacan piensa en "eclipse" otorga la posibilidad de una escritura, la escritura del F que cesa de no escribirse, pasando de la contingencia a la necesidad que tiene su movimiento en el no cesa, no cesar de escribirse, lo cual introduce la interesante cuestión de un permanente movimiento en el hacerse a ser. O sea el -j se aloja en una lógica pero no genera una inscripción que vuelva a la inercia fantasmática, sino que su operatividad está en la condición de necesariedad, de lo necesario que se sostiene del no-cesa de esa escritura.

Este movimiento es la fiel expresión de la inconsistencia del A (barrado).

La contingencia es a la incompletud como lo necesario es a la inconsistencia.

La escritura A (barrado) define un Otro incompleto, cuando a ello se suma S(A barrado), el significante, estamos en presencia de un significante que define la inconsistencia de ese Otro incompleto.

La combinatoria con la que Lacan piensa el fin del análisis se desarrolla con los mismos términos con los que piensa la metáfora subjetiva, en una combinación que hace cauce al S (A barrado) como el término que completa la coherencia del sistema teórico que hace a su clínica.

Es en el fin del análisis que el Fenómeno psicosomático tiene la posibilidad de perder la inercia de su presentación cuando la conjunción entre S1 y "a" dé lugar a la consistencia lógica del objeto, perdiendo entonces su cualidad de goce específico.

Volver al sumario del número 3

PsicoMundo - La red psi en Internet