Volver al sumario de La Salamandra 1 Muertos sin sepultura
Nora Albornoz - Lucía Pascarelli

El deber de la memoria es el deber de los descendientes
y tiene dos aspectos: el recuerdo y la vigilancia.
La vigilancia es la actualización del recuerdo

Marc Auge " Las formas del Olvido"

Desde el comienzo de la humanidad, los hombres han necesitado siempre alguna forma de ritualizar la muerte. Es por ello que el cuerpo, una vez sin vida, sigue teniendo un valor simbólico, cuyo significado variará infinitamente según las distintas culturas.

Hoy en día, en nuestra cultura occidental, el arte funerario sigue en pie bajo el edificio de la modernidad globalizada y efímera.

"El hombre ha muerto como problema filosófico", solía decir Foucault en los albores de la posmodernidad, pero sin embargo no han muerto los "rituales de la muerte".

Vivir en un mundo donde se instaura lo efímero como norma, hace que se torne natural el olvido. Este destruye, en un instante cualquiera, lo que los hombres construyeron laboriosamente durante años/siglos. La memoria y el recuerdo de esos hechos, cuando persisten, son vistos como el producto afiebrado de mentes rígidas aferradas a los viejos tiempos, poco flexibles a los nuevos acontecimientos que mueren al nacer. En el crepúsculo del siglo, se cantan el fin de la historia y la caída de las utopías, tratando de diluir en el olvido la memoria del pasado.

Esto es lo que ocurrió con la vida social, política, económica y cultural argentinas, previo al golpe de Estado de 1976. Mal plasmado en los libros de textos escolares, son la parte nunca vista de un punto al final de un programa que se omite y quizás no siempre, por no entrar en un cronograma escolar; quizás se trata de una temática que se pretende eludir porque, carente de perspectivas, sigue cautiva en las profundidades de lo no entendido o mal entendido.

En esta historia de hace más de 20 años, múltiples voces se escucharon, pero en general apegadas a lo valorativo: a favor o en contra. Otras tantas propiciaron, en un tono más vulgar, dejar de lado el tema por "desagradable".

Como dice Todorov: "...Los otros, la población circundante, intenta borrar la memoria de los campos ( nosotros diríamos la memoria del golpe del ’76); cuando aceptan guardarla, es para simplificarla y esquematizarla hasta la caricatura, hasta hacerla entrar en alguno de los estereotipos disponibles, por ejemplo, el de policías y ladrones, o el de ángeles y demonios". 1

El momento previo al golpe queda reducido a él y al terror de Estado, que se inaugura con la asunción de la Junta Militar.

Pero... "hay otra historia.../ la verdadera historia"/ que quedó escrita en rígidos caracteres: que el gobierno militar haciendo uso del terrorismo de estado hizo del secuestro y de la desaparición de personas una práctica sistemática. Instaló y puso en funcionamiento centros clandestinos de detención, donde eran torturados y asesinados aquellos que hacían "desaparecer" forzadamente; operó el ocultamiento de los cadáveres enterrándolos como NN. Los más afortunados quedaron como presos políticos, otros pudieron tomar el camino del exilio.

¿Cuál puede ser el sentido o los sentidos de prácticas como las torturas, cargadas de humillaciones, de las escenificaciones del terror (como parodias de misa) y otros rituales que se realizaban en los centros clandestinos de detención?

¿Qué sentido tiene la desaparición de la persona y de su cuerpo?. O con las palabras de Tiresias, cuando le dice a Creonte: "Cede, pues, ante un muerto y no aguijonees ya al que ha dejado de existir. ¿Qué valor supone matar a un muerto por segunda vez? 2

Hay una opinión generalizada que ve la razón de la primera en el sadismo de los verdugos y la segunda en el ocultamiento y destrucción de las pruebas de estas prácticas violatorias.

Pero si esto es cierto en los niveles más manifiestos, conscientes y aparentes, hay otro nivel, menos evidente: el simbólico, que entra en juego en toda esta práctica del terror. Es en este nivel, desde donde vamos a ubicarnos para describir parte de un universo que pretende ser deglutido en la premisa de la desacralización de la vida y de la muerte.

La tragedia de Antígona, viene a ilustrar arquetípicamente, la relación existente entre asesinato y política, como dice Enzensberger: " Entre asesinato y política existe una dependencia antigua, estrecha y oscura. Dicha dependencia se halla en los cimientos de todo poder. Hasta ahora: ejerce el poder quien puede dar muerte a los súbditos..." 3

En esta perspectiva crimen-poder vamos a poner en relación y en paralelo, la tragedia de Antígona, con nuestra historia reciente: la Dictadura Militar de 1976.

En este ensayo, exploratorio, sobre el carácter simbólico de la desaparición de personas, nos gustaría reflexionar en torno a la manipulación que hace determinada forma de poder político (Dictaduras, Totalitarismos) sobre la muerte y el cadáver; y repensar en este eje (cultura-poder-muerte) el lema de la modernidad sobre la desacralización del mundo.

 

Muerte y Poder: Motores de la tragedia

La tragedia de Antígona viene desde tiempos lejanos, míticos: pertenece a una estirpe signada por el dolor y el sufrimiento. Desacuerdos humanos o designios divinos tejen la trama de la historia.

Ésta comienza en el momento en que los dos hijos de Edipo, Eteocles y Polinice, que debían reinar en Tebas por turno, se batieron y mataron entre sí al pie de los muros de la ciudad, porque Eteocles, al término de su mandato, se negó a ceder el poder a su hermano. Siete grandes príncipes extranjeros, a quienes Polínice había ganado para su causa, son derrotados frente a las siete puertas de Tebas. En ese momento, la ciudad queda a salvo, los dos hermanos, enemigos y enfrentados, están muertos y Creonte se hace cargo del poder. Como rey ordena que a Eteocles, el buen hermano, el que muere defendiendo a su reino, se le hagan imponentes funerales, pero que Polinice, el rebelde, quede sin llanto y sin sepultura, presa de las bestias. El rey Creonte decide entonces rendir homenaje al defensor de la patria y dejar el cuerpo de Polinice (el traidor) sin honor.

Porque la ley no puede ser la misma para quien muere en defensa de la patria, (quien representa al poder legitimado) que para quien muere atacándola.

Quien se atreva a rendirle homenaje fúnebre será castigado con la muerte.

Aquí la orden es clara: " Polinice tendrá que desaparecer y ningún rastro de él deberá encontrarse. Ni en la subjetividad de sus deudos (prohibición de llorarlo, de realizar un trabajo de duelo) ni en la concreción de ese duelo como estela funeraria" 4

Antígona, hija de la relación incestuosa entre Yocasta y Edipo, se revela contra la ley de Creonte, el tirano que es a su vez su tío y el padre de su prometido: Hemón.

Ella, se resiste a que uno de sus hermanos quede sin sepultura obedeciendo las leyes familiares al tiempo que sagradas: pues no darle sepultura significa negarle acceso a la mansión de los muertos y la posibilidad de resurgir entre los vivos, (antigua creencia de que los muertos deben ser enterrados para poder renacer). Por esta desobediencia a las leyes humanas es condenada a ser enterrada viva.

Una doble muerte en la tragedia de Antígona; Polinice condenado al olvido, a ser un cuerpo muerto sin tumba, y Antígona, a ser un cuerpo vivo con tumba, que con su gesto de rebeldía no puede vencer a la muerte, pero sí al olvido.

Y este hecho nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué la importancia del sepulcro, a tal punto de entregar su vida, de bajar viva a la tumba, para que haya una para su hermano muerto? ¿Por qué sacrificar su vida, para cumplir con el deber del enterramiento de un cuerpo que pertenece a los Dioses subterráneos y al que se quiere privar de su derecho a ofrendas?

Es que la cultura, mediante el ritual funerario, logra lo impensable: arrancarle la muerte a la naturaleza y entregársela a la historia.

El cuerpo, sujeto a las leyes naturales de degradación, cobra un status diferente en una tumba. Allí deja de ser "un cuerpo" para ser "el cuerpo de alguien" que ya no esta vivo, pero que tuvo y tiene un nombre y un lugar privilegiado en la memoria de algún otro.

El que yace en una tumba, evita ser carroña para transformarse en un cuerpo trabajado por la cultura. Es por eso que la muerte, para ser completa, descarnada, "natural", debe ser acompañada por el olvido, por un borramiento en la memoria.

Una muerte sin tumba, sin arte ni ritual.

La tumba es la señal de la identidad de alguien que es individualizado y reconocido en la comunidad; un ser singular, cuyo nombre propio, inscripto en la tumba, nos dice que aquí hubo alguien que perteneció a tal lugar

El Estado delega en la familia la función de dar a sus muertos una digna sepultura reservando para sí la de honrar a sus hombres ilustres y a aquellos que carecen de familia.

Pero en tiempos de Dictadura, o de Tiranía, se abre una grieta entre la ley del Estado y la ley de la familia. Aquí podemos inscribir la tragedia de Antígona y esta otra tragedia, la nuestra, que aún no termina, más cercana en el tiempo y en el dolor, donde miles de cuerpos, los desaparecidos, son condenados a morir sin sepultura, sumándose la tragedia de madres, abuelas y familiares, condenados a no poder rendir honores a sus seres queridos y encargados de hacernos recordar, de vencer al olvido.

 

El poder del tirano- El poder de las dictaduras.

Mas de 2000 años de distancia, pero el hilo del poder no se ha roto.

Mas de 2000 años de historia, pero la manipulación del poder político sigue en pie.

La muerte, tan inherente al ser humano como la vida, es el objeto preciado del poder. Mas allá de las creencias, mas allá del fervor religioso, nuestro deber sigue imponiendo rendir homenaje a nuestros muertos, y el poder político, en casos extremos, intenta arrancarnos ese íntimo derecho.

Antígona es condenada a ser enterrada viva por desafiar el orden establecido, por transgredir la ley del tir ano.

A diferencia de los genocidas argentinos, aún impunes, Creonte no sale triunfante de la tragedia, en la medida que, sabiéndose poderoso y creyéndose incuestionable, impone su propia ley y desafía las leyes culturales.

Él no puede infligir la segunda muerte, no puede borrar la memoria del muerto, no puede entregar un cuerpo marcado por la cultura al orden de la naturaleza.

 

"Tiempos violentos"

El primer hecho indudable es que vivimos en un mundo poblado de violencia. Pero más allá de esta comprobación empírica, debemos ver cuáles son los marcos definitorios de ella y las distinciones que pueden establecerse, ya que la violencia existe bajo múltiples formas o grados.

Aquí interesa la violencia política, en la que es posible también reconocer niveles. El punto que nos interesa es la forma extrema de la violencia: asesinatos, torturas, que realiza un régimen específico que puede ser llamado "totalitario", "militar", etc.

Así, aunque con las limitaciones y deficiencias que reconoce Guthmann de la versión instrumental de la violencia, tomaremos la definición de Weber del " Estado como ejercicio legítimo de la violencia".

En nuestro país, los supuestos criminales (Subversivos), debían ser castigados por el único criminal legítimo, o que puede cometer crímenes legítimamente: El Estado, representado por La Junta Militar. Por este atributo se llevó a cabo un exterminio criminal, un genocidio, persiguiendo la aniquilación de los que se consideraban enemigos de la Patria y de la Nación.

 

Angeles y Demonios

" No sé de dónde provienen estos soldados, de todos modos con seguridad desde muy lejos, son todos tan parecidos que en realidad ni necesitarían uniforme"

(Franz Kafka)

La Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN), fue el instrumento de legitimación de la práctica genocida de la Junta Militar. Fundada en la época de la Guerra Fría, expresaba el antagonismo del este y el oeste, lo que denotaba cosmovisiones económicas, sociales y filosóficas distintas y enfrentadas.

Una de las características fundamentales de esta doctrina es el dualismo maniqueísta. En él se enfrentan dos regiones antagónicas, irreconciliables, una buena y la otra mala: por un lado el materialismo, el ateísmo, la subversión, el reino de Satanás; en el polo opuesto el espiritualismo, el orden, la creencia en Dios. Otra de sus características es que entre estos dos opuestos existe una guerra total, que adquiere múltiples formas y justifica todos los medios.

En el discurso de los represores aparece manifiestamente la metáfora del cuerpo social como un organismo biológico " El enemigo se infiltra como los microbios en el organismo. La Doctrina de la Seguridad Nacional considera la sociedad como un organismo atacado por virus que se infiltran, se extienden como una peste. Si el organismo no se defiende, está inexorablemente condenado a la muerte. Los virus 5* deben ser detectados. Para ello se requieren los servicios de inteligencia, la vigilancia en todos los lugares donde pueda haber infección. Para la detección se requiere la información , ésta se puede obtener mediante la normal actuación de los servicios, pero en los momentos de mayor peligro es necesario recurrir a medios extraordinarios, como la presión, el chantaje, la tortura. Localizado el virus, debe ser extirpado sin piedad. Además se requiere prevenir , inmunizar. Si los virus o reptiles han procreado, esa cría debe ser saneada o eliminada." 6

En la práctica, la Doctrina de Seguridad Nacional significó el genocidio de una generación de militantes sociales y políticos que sufrieron la violación sistemática y premeditada de sus derechos humanos.

Seguimos aquí la definición restringida de derechos humanos entendida como "... el derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, el derecho a proceso, el derecho a no sufrir condiciones inhumanas de detención, negación de la justicia o ejecución sumaria" 7

Este exterminio criminal no fue realizado de un modo esporádico, sino sistemático: se trató de una metodología del terror planificada y centralizada desde el Estado y que requería una justificación o legitimación (DSN).

La forma en que eran secuestradas las personas que luego serían desaparecidas, se conoce con el nombre de "operativos" y son una prueba del carácter sistemático de este genocidio, que cuestiona la idea de los "excesos".

En estos operativos se secuestraban a las personas que luego eran trasladas a los centros clandestinos de detención. Aquí encontraría su punto álgido el suplicio de las víctimas: conocerían por medio de las torturas los múltiples rostros del dolor físico y mental; éste es el camino que va a conducir a los secuestrados hacia la deshumanización y "satanización" que culminaría con sus vidas y la desaparición de sus cuerpos.

En el martirio de estos campos de detención se irá transmutando su ser cultural: su nombre, su mirada, su humanidad; para reintegrarse en la naturaleza, al privárseles de sus nombres, de su dignidad y, por último, de sus tumbas.

Los militares, al hacer desaparecer los cuerpos, también hicieron desaparecer su identidad y su condición de víctimas.

 

Escenografías del horror...

Los tormentos infligidos a los detenidos en los centros clandestinos, tuvieron por fin

doblegar sus cuerpos y sus mentes, arrinconarlos en los lugares ignominiosos de la delación , la colaboración.

En estas salas de torturas, donde se plasmaba la dominación del verdugo sobre la vida de sus víctimas, también se comenzaban a borrar las marcas de su humanidad, que culminaría en una muerte sin tumba, es decir, no mediatizada por lo simbólico, privando al muerto de su ser histórico cultural, para convertirlo (mediante la disolución y la descomposición de la carne) en un ente de la naturaleza.

Como explicita Todorov en su texto, esta deshumanización de los secuestrados no siempre es fácil de lograr, o no se da de manera automática, por lo cual entran en juego un conjunto de técnicas, que fueron aplicadas tanto por los represores en Auschwitz como en los C.C.D. de Argentina. He aquí algunos testimonios ejemplificadores de esas prácticas.

 

Actitud de los represores: la dominación y el poder sobre los presos. La pérdida de dignidad.

"El trato habitual de los torturadores y guardias con nosotros era el de considerarnos menos que siervos. Eramos como cosas. Además cosas inútiles. Y molestas. Sus expresiones: "vos sos bosta". Desde que te "chupamos" no sos nada... Nosotros somos todo para vos". "La justicia somos nosotros". "Somos Dios"8. (Nunca Más. Testimonio de: Dr. Liwsky. Pág. 31).

Uno de los testimonios más extremos sobre este punto, es el de Vanrell:

(El guardia hacía salir al prisionero al patio)

" le hacían mover la cola, que ladrara como un perro, que le chupara las botas. Era impresionante lo bien que lo hacía, imitaba al perro igual que si lo fuera, porque si no satisfacía al guardia, éste le seguía pegando... Después cambió y le hacía ser de gato..." (Ibiden pag. 75)9 -

Testimonio sobre el papel religioso en los campos.

Un número importante de los testimonios de los sobrevivientes, nos refiere a la estrecha relación de la derecha cristiana con la Doctrina de Seguridad Nacional manifestada en las prácticas que se desarrollaban en los centros clandestinos de detención. Como si se tratase de una obra de teatro del absurdo, se oficiaban misas en Navidad; se trataban más de parodias que de gestos humanitarios.

 

Sobre las condiciones de sobrevivencia en los campos: Convivir con los excrementos y alimentarse de manera no cultural.

"....si daban sopa era con plato playo y tenedor, el guiso era con choclos ya consumidos por ellos; la comida en general era harina de maíz hervida, mate cocido y un trozo de pan..."

"...A la mañana traían mate cocido sin azúcar. De vez en cuando, un trocito de pan duro, que nos tiraban por la cabeza y a tientas nos desesperábamos buscándolo..." 10(pag.66/67)

"En un momento que estaba durmiendo me despertaron de una patada. Aclaro que dormíamos en el suelo, acostados sobre la orina" 11

La negación de la mirada y pérdida del nombre

En los CCD, los detenidos sufrían la pérdida de su identidad social y de su ser individual, las que se realizaban a través de lo que Todorov llama "técnicas de despersonalización": "... el nombre es la primera señal del individuo..." de la misma manera "...huyendo de su mirada, podemos más fácilmente ignorar su persona..."

Esto aparece explícitamente en el testimonio de L.R. Cubas:

" La tortura psicológica de la ‘capucha’ es tanto o más terrible que la física, aunque sean dos cosas que no se pueden comparar ya que una procura llegar a los umbrales del dolor. La capucha procura la desesperación, la angustia y la locura"

(.....................................................................................................................................................................)

 

" En ‘capucha’ tomo plena conciencia de que el contacto con el mundo exterior no existe. Nada te protege, la soledad es total . Esa sensación de desprotección, aislamiento y miedo es muy difícil de describir. El sólo hecho de no poder ver va socavando la moral, disminuyendo la resistencia".

(.....................................................................................................................................................................)

"...la ‘capucha’ se me hacía insoportable, tanto es así que un miércoles de traslado pido a gritos que se me traslade: ‘a mí..., a mí, 571’ (la capucha había logrado su objetivo, ya no era Lisandro Raúl Cubas, era un número)" 12

La narración de Cubas ilustra el drama de la pérdida de su identidad como sujeto social y como ser individual. La capucha impide el intercambio de miradas con los verdugos, pero también impide ver, al que la lleva, el mundo que lo rodea. Lo más terrible no es sólo que esto sea una técnica de los guardianes y demás represores para encaminar el proceso de despersonalización de los detenidos, sino que ese mismo proceso es sentido por la víctima: vivencia, interioriza la desaparición de sí mismo como sujeto, es como si se hiciese consciente de su propio "ser-desaparecido ".

En el grito del número en lugar del nombre, se plasma la cosificación; el sujeto deja de ser humano para ser "algo" que no obstante es consciente y sufre por la pérdida de su dignidad de sujeto cultural. La imagen se asemeja a la de un enterrado en vida; la capucha, como la tumba de Antígona, crea un espacio que lo separa del mundo conocido.

Así es como se encuentra Antígona. "... colocada entre la vida y la muerte, en una inconcebible región intermedia que no pertenece ni a los hombres ni a las sombras".13

 

Las Consecuencias del Mal

La desaparición es cómo un efecto mágico operado sobre los secuestrados y detenidos, carentes de una muerte institucionalizada o en los términos de Thomas, de una muerte socialmente reconocida.

" Hay muerte verdaderamente recién cuando socialmente se lo reconoce. Esto atañe no sólo al problema de los signos o pruebas de la muerte... sino también y sobre todo a la autoridad que esta habilitada para autentificarlas en el triple plano de la realidad de la muerte, de la naturaleza exacta de sus causas y de las circunstancias de lugar, de los medios y maneras como ocurrió..." 14 Concluyendo que :

"... certificado de defunción y permiso de inhumar consagran oficialmente la "muerte socialmente reconocida" así como el cementerio y la tumba ratifican después de los funerales la muerte biológica".

Este requisito, obviamente no se cumple para esta categoría fantasmal de los desaparecidos.

En la tragedia de Antígona, la muerte esta reconocida, el cadáver de Polinice está allí, sólo que desacralizado y obsenamente expuesto a los animales de carroña.

Pero a pesar de ello se plasma en nuestra tragedia, como en la griega, una doble muerte, los desaparecidos sufren también la muerte por exclusión y la muerte social.

En este sentido se explica el efecto mágico, porque en un instante (después del operativo del secuestro) dejan de tener presencia social, nadie conoce su paradero.

"No hay cuerpo, no hay muerto, no hay ritos, no hay tumbas ni lugar. Todo en él es incierto. Es vacío" 15

El poder, en este caso el poder político ejercido por la Junta Militar, monopolizó no sólo el crimen, sino también que luchó por apoderarse y resignificar los símbolos. Los militares del proceso se apoderaron y manipularon los símbolos de la muerte y del cadáver.

También utilizó el símbolo de la guerra sucia, esto es: la que no se rige por ningún tipo de regla, ni ética, ni jurídica, ni humana, sólo interesa la victoria.

Ya que al decir de Eteocles :" Justa o no, los dioses honran siempre la victoria"

Guerra que no existió; hay elementos que prueban que la acción de grupos armados de izquierda era casi inexistente en ese momento y los que las fuerzas armadas hacían conocer por sus informes eran matanzas premeditadas de prisioneros en estado de indefensión.

Pero al tiempo que "guerra sucia", era una "guerra santa" , las tropas de los nuevos cruzados estaba compuesta por torturadores y asesinos cuya misión era restablecer el orden, suprimiendo las ideologías foráneas que portaban las fuerzas del mal.

En defensa de los valores de Dios, de la Patria y la Familia era que actuaban estos nuevos soldados.

Como si se tratase de la maldición del eterno retorno que pesa sobre América, aparece la poco feliz combinación de la espada y la cruz.

En el testimonio que relata Elena Alfaro queda manifiesto que en El Vesubio

" siempre la iglesia esta presente, los desaparecidos , estaban obligados a llevar el rosario, les pegaban y les hacían rezar el rosario y en una pistola , ella vio la inscripción ‘Por la Patria y por Dios’ " 16.

La violencia política ejercida por el Estado conmociona a todo el cuerpo social; éste es violentado en su totalidad; porque la violencia social y política va más allá que una sumatoria de males causados a las personas individuales.

Ante la pregunta de qué es lo que desaparece , Martinez dice que es no sólo un individuo, su cuerpo sino también desaparecen y se quiebran las relaciones sociales que articulaba.

Al generalizarse la violencia se ejerce sobre la estructura misma y las relaciones sociales. El Estado de violencia produce la irracionalidad de los vínculos, en este contexto, los sujetos se ven privados de la posibilidad de poder ejercer con cierta autonomía sus actos y pensamientos pudiendo transformarse en cómplices en lugar de víctimas, pues el terror, lleva al pánico, y éste al egoismo más absoluto.

" Ante el maremoto, cada uno abrazó su remo, protegió su barco y no dejó subir a los que se ahogaban: algo habrían hecho para desafiar de tal modo la ira de los dioses" 17

La gente común presenta una docilidad peligrosa que la inclina a obedecer al que ejerce un poder y un dominio sobre ellos, como cumpliendo con un deber ser-hacer trascendente.

Pueden convertirse en verdugos o más silenciosamente en cómplices al otorgar consenso a este tipo de poder político.

"Los monstruos existen, pero son demasiado poco numerosos para ser verdaderamente peligrosos; los que son realmente peligrosos son los hombres comunes..." 18

 

A modo de recordatorio

A pesar de quedar en la sombra de la memoria el tema del genocidio, las torturas y las desapariciones en la reciente historia de nuestro país, opera, gracias a la falta de justicia e impunidad, un retorno fantasmal en un plus de significado y en significantes que quedan flotantes en crímenes cruentos que se asocian automáticamente al accionar de la "mano de obra desocupada" del proceso. Los ejemplos más recientes son el crimen de Cabezas, la desaparición de Miguel Bru, el asesinato de las jóvenes de Cipolletti etc.

...Fuimos siendo sumergidos en el Leteo por decretos e indultos, múltiples mecanismos y discursos, que trataron de producir en nuestra conciencia el soñado olvido; consecuencia- al parecer- del perdón como cicatrizante de la memoria.

Pero los espectros siguen rondando y clamando justicia. Como Hamlet dice a su fantasma:

" ¿Recordarte? Sí, tú, pobre espectro, mientras la memoria conserve asiento en esta esfera enajenada."

Notas

1 Todorov "Frente al Límite" (Apunte de cátedra) pag. 22

2 Sófocles: Antígona Bs. As. , Editor S.R.L. 1976. pag. 111

3 Enzensberger, H.M. Política y Delito . Barcelona , Anagrama , 1987 pag. 11

4 Braunstein, N. (Comp.) A medio siglo del malestar en la cultura Bs. As. Amorrortu, 1981 pag. 172 (El remarcado es nuestro)

5 * A veces se habla de monstruos, reptiles etc. Dri cita una alocución de Agosti donde bajo el título de "la pestilencia que debemos limpiar" dice : " el agresor es sólo un tentáculo de un monstruo cuya cabeza y cuyo cuerpo no están al alcance de nuestras espadas".

6 Ruben Dri Teología y Dominación Bs. As., Roblanco S.R.L. 1987, Pg. 153/154

7 CONADEP Nunca Mas Bs. As. Eudeba 3° Ed., 1984 pg. 8

8 (Ibid. , Testimonio de: Dr. Liwsky. Pág. 31).

9 (Ibid.. pag. 75)

10 Ibid. , pg. 66/67

11 ibid. ,. Test: Daniel Osvaldo Pina .Pag.68

12 ibid. , Testimonio de Cubas, L.R. Pág.60

13 Braunstein, N. (Comp.) A medio siglo del malestar en la cultura Bs. As. Amorrortu, 1981. Pag. 187

14 Thomas , Louis –Vicent. Antropología de la Muerte, México, FCE, 1983 Pag. 61

15 Antognazzi, I. Y R. Ferrer (comp) Del rosariazo a la democracia. Escuela de Historia. Facultad de Humanidades y Artes UNR Rosario 1995- Vega Martinez "La desaparición..." pag. 188

16 Ruben Dri Teología y Dominación Bs. As., Roblanco S.R.L. 1987, pag. 196

17 Yankelevich, S. "Política y delincuencia", en Revista Topía, Bs. As. 1998 pag. 31.

18 Todorov, T. (apunte de cátedra) pag. 2.

 

Bibliografía Consultada

Antognazzi, I. Y R. Ferrer (comp) Del rosariazo a la democracia. Escuela de Historia. Facultad de Humanidades y Artes UNR Rosario 1995- Vega Martinez "La desaparición..." pag. 188

Benjamin, W. Para una crítica de la violencia en Iluminaciones VI

Braunstein, N. (Comp.) A medio siglo del malestar en la cultura Bs. As. Amorrortu, 1981

CONADEP Nunca Mas Bs. As. Eudeba 3° Ed., 1984 pg. 8

Dri, R. Teología y Dominación Bs. As, Roblanco S.R.L., 1987

Enzensberger, H.M. Política y Delito Barcelona , Anagrama , 1987

Foucault. M. La verdad y las formas jurídicas, Barcelona , Ed. Gedisa 1991

Vigilar y Castigar, Bs. As. S. XXI , 1994

Guthmann, G. Los saberes de la violencia y la violencia de los saberes, Montevideo, Ed. Nordman, 1991

Hobsbawm, E. Las reglas de la Violencia en Revolucionarios (Ensayos contemporáneos) , Barcelona, Ariel, 1978

Kaminsky, G. "Elixires del olvido" (Apunte de cátedra)

Reynoso, C. "Antropología y Derechos Humanos" APDH, Bs. As. Eudeba, 1986

Sófocles: Antígona Bs. As. , Editor S.R.L. 1976

Thomas , Louis –Vicent. Antropología de la Muerte, México, FCE, 1983

Todorov, T. " Frente al límite" México, Siglo XXI , 1993. (Apuntes de la cátedra)

Yerushalmi, Y. Reflexiones sobre el olvido en Usos del olvido. Comunicaciones al coloquio de Royaumont . Bs. As. Nueva Vision, 1989

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