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"...para quitarme esta pena quiero el consuelo de los locos y ya me esta pegando la ansiedad, me voy a seguir metiendo quitapenas para olvidar..."
Canción de Javier Calamaro
( CD.: "Quitapenas", Sony Music, Argentina).
¿Qué queremos decir cuando afirmamos que se puede convertir en adicto aquél que establezca con el objeto una relación adictiva?.
¿Cuáles serían los principales factores sociales que inciden en ésta problemática y cómo lo hacen?.
INTRODUCCION
Nuestro trabajo surge a partir de la experiencia realizada en el servicio del Hospital Maciel (Hospital Público en Montevideo, Uruguay), dentro del cual estuvimos participando en los comité de recepción del Servicio de Fármaco dependencia que allí funciona.
Si bien nuestro objetivo era el de observar y pensar acerca del rol del psicólogo clínico, nosotros nos propusimos entonces conceptualizar el fenómeno de la transferencia en la consulta psicológica, diferenciándola de la que se da en una situación analítica.
Fue a partir de entonces, en la realización de aquel trabajo que nos planteábamos distintos conceptos que consideramos hoy pertinente recordar.
¿Cómo pensamos el problema de la fármaco dependencia?.
En relación a éste tema en la transferencia, sentíamos que se daba una relación adictiva, que se traducía en un vínculo dependiente. Esa dependencia era transferida a nosotros de forma tal que lo vivenciamos como un vínculo adhesivo, pegajoso, y dónde en algunos casos jugamos el "juego del consultante".
Concluíamos entonces que si imaginamos al psicólogo de alguna manera como quien recibe lo que el consultante le comunica (un padecer psíquico), vemos que ésta relación o éste vínculo se puede dar de diferentes maneras.
Quien la va a pautar por un lado va a ser el paciente. Veíamos que en fármaco dependencia, el vínculo que se establecía con el profesional es de "dependiente - suministrador".
Por otro lado, pensábamos que el psicólogo deberá poder manejar éstos vínculos, lográndose a nuestro entender a través de su propio análisis y el manejo de una teoría y una técnica que lo habiliten.
Pero también intentamos definir entonces algunos conceptos para poder pensar acerca de ésta temática.
Drogas: es toda sustancia que introducida en todo organismo vivo puede modificar una o mas de sus funciones. Nosotros nos referimos a aquellas sustancias que alteran en lo psicológico o afectivo, por lo que sería correcto hablar de drogas psicoactivas.
Uso indebido es: - el consumo que no es legal (cocaína, marihuana).
- - el uso para un propósito diferente de aquél para el que fue elaborado.
- - uso de sustancias que no fueron elaboradas para el consumo (pegamento, nafta, etc.).
- - uso de drogas que si bien son socialmente aceptadas, se hacen en situación de responsabilidad (alcohol y conducción de automóviles).
Consumidor es: aquel que usa el fármaco con la finalidad de obtener un efecto tal que va mas allá de la indicación médica del producto.
Fármaco dependencia es: el estado psíquico y a veces físico causado por la interacción entre un organismo vivo y un fármaco, que se caracteriza por un impulso irreprimible a tomar el fármaco en forma periódica a fin de experimentar sus efectos psíquicos y a veces para evitar el malestar producido por su privación.
Entran en juego varios factores que se relacionan entre sí, como lo son las sustancias, el consumidor, su medio familiar y social y la sociedad donde se desarrolla el consumo, cuando tratamos de ver ésta problemática.
El consumo generalizado de drogas es un síntoma entre otros de la sociedad contemporánea.
Vivimos en una sociedad donde predomina el modelo neoliberal, siendo el individualismo, el éxito personal, la competencia, el consumo desenfrenado los valores que priman. El hombre pasa a ser para éste modelo un sujeto de consumo, quedando su potencialidad de ser protagonista social, negada.
Al decir de los Dres. Artigas Pouy y Juan Triaca "ser" se convierte en sinónimo de "poseer".
Ese objeto al que podemos llamar droga, aplacará las necesidades y colmará los deseos del hombre, evitando la elaboración de la angustia y de esta forma las frustraciones que se le presentan. Por ejemplo, los conflictos propios del adolescente, el desempleo, la falta de recursos económicos.
Múltiples disciplinas deben tenerse en cuenta para tratar el problema del U.I.S.P. debido a la multicausalidad del fenómeno.
Vemos que frente a ésta múltiples disciplinas plantean modelos de abordaje diferentes.
Modelo ético jurídico: el cual a través de una legislación separa drogas lícitas e ilícitas, y su finalidad es alejar a la droga de la población.
Modelo médico sanitario: el que está basado en el enfoque médico, considerando el U.I.S.P. en forma similar a una epidemia. Hace diferencia entre drogas duras y blandas y le preocupa el efecto de la droga sobre el individuo destacando el riesgo en la salud del individuo que abusa.
Modelo socio cultural: éste prioriza el contexto en cuanto a factores culturales y socioeconómicos que favorecen el consumo.
Geopolítico estructural: concibe la producción, el consumo, y el tráfico de drogas como una unidad indivisible e interactuante. Tiene en cuenta también los factores de corrupción y dependencia dándole primordial importancia al fenómeno del narcotráfico y de las economías transnacionales.
Modelo psico-social: considera al individuo como un agente activo pero minimiza el papel de la droga. Se centra en los aspectos psicológicos y afectivos, estudia los valores, actitudes y comportamientos así como las causas personales, familiares, grupales y motivaciones para el consumo de drogas.
A partir de lo anteriormente expuesto es que consideramos la necesidad de un trabajo interdisciplinario, lo cual implicará un análisis más profundo y comprometido, en un intento conjunto por "resolver" esta problemática.
Desde un abordaje psico-social la droga, sería entonces el síntoma de un conflicto subyacente. Es así que diferentes autores, basados en su experiencia clínica, en su trabajo con adictos, plantean que se puede convertir en adicto aquel que establece con el objeto una relación adictiva.
El adicto busca a través del efecto del fármaco recuperar un vínculo con objetos primitivos (pregenitales) y perdidos que asocia con sensaciones y fantasías relativas a la piel y al aire.
"Del encuentro entre un individuo y una sustancia puede surgir un vínculo que sorprende y fascina a un sujeto el que no obstante, mantiene otros intereses, o uno caracterizado fundamentalmente por la compulsión repetitiva, un hábito y una dolorosa abstinencia que hay que evitar de cualquier modo" (I)
De ésta forma, el objetivo hoy ha variado y consiste en cuestionarnos y reflexionar acerca de los conceptos anteriormente expuestos. A partir de los cuáles nos surgirían dos grandes incógnitas:
¿Qué queremos decir cuándo afirmábamos que "se puede convertir en adicto aquél que establezca con el objeto una relación adictiva"?.
En éste punto consideramos conveniente aclarar que en cuánto a las adicciones que se pueden establecer, nosotros nos vamos a referir exclusivamente a las que tienen que ver con drogas (psicoactivas).
¿Cuáles serían los principales factores sociales que inciden en ésta problemática y cómo lo hacen?.
Para esto haremos un recorrido bibliográfico desde distintos autores y desde diferentes enfoques para intentar responder nuestras interrogantes.
Joyce McDougall
Para comenzar con el planteo que ésta autora nos hace en lo que tiene que ver con las adicciones, consideramos necesario exponer lo que ella define es el comportamiento adictivo; el cual sería una solución frente a la intolerancia afectiva. A la vez que nos plantea una diferencia, a nuestro entender muy interesante entre la toxicomanía y la adicción.
Dice que mientras la primera por definición sería el deseo imperioso de envenenarse, la segunda o sea la adicción etimológicamente remite a la condición de esclavo. Aclarando que evidentemente, un dependiente no intenta volverse esclavo, sino que ese objeto es vivido como bueno (idealizado), al cual se le atribuye el poder de resolver mágicamente las angustias e incluso como ese algo que le daría sentido a la vida.
De esta forma, una vez descubierto el objeto, cada vez que surja una experiencia afectiva desbordante, se sentirá una necesidad imperiosa por recurrir a él.
Nos plantea también que si bien, todos recurrimos a éstos comportamientos, se convierte en síntoma sólo cuando es la única forma con la que contamos para soportar el sufrimiento.
Ahora bien, ¿qué podemos decir de éste objeto adictivo?.
Citando entonces a McDougall pensamos que "la elección del objeto adictivo muy pocas veces es obra de azar. Casi siempre corresponde exactamente a los períodos particulares del desarrollo del sujeto en cuyo transcurso hubo una falla en la integración de los objetos bienhechores"(2). Y continúa diciendo que " la meta de la solución adictiva consiste en crear o reparar esa falla en el universo psíquico interno. Lo que es más, la sustancia, la persona o el acto elegidos adquirirán un sentido de estado ideal que el individuo espera alcanzar con ellos: plenitud, exaltación, poder, nirvana, etc." (3).
Consideramos que es a partir de éstos conceptos que lograremos intentar contestar nuestra pregunta acerca de ¿cómo se establece un vínculo adictivo?.
Sabido es, que las primeras relaciones madre hijo, son decisivas para la estructuración del psiquismo. Winnicott nos habla de preocupación maternal, en estas primeras semanas donde ambos, se encuentran en situación de dependencia.
Por un lado estaría el deseo materno de fundirse con su hijo y por otro lado el niño en esa relación de dependencia total, tiende a conformarse con las expectativas que la madre proyecta sobre él.
Al mismo tiempo que comienza a ir construyéndose una identidad sexual en la estructura psíquica.
"En este encuentro sensual, cada uno es un instrumento de gratificación para el otro"(4).
De esta forma si es investido por su madre el niño logrará desarrollarse y construir una representación (en su mundo interno), una instancia materna cuidadora, protectora que le permitirá contener y manejar los estados de angustia o de desborde afectivo.
Pero también podría ocurrir que la madre, teniendo en cuenta sus angustias y sus deseos (ejemplo: el lugar que ocupa el hijo), se las transmita al niño, podrá provocar una relación adictiva a su presencia. O sea que es la madre quien se encuentra en relación de dependencia con ese bebé.
En éste caso se corre el riesgo de que el niño, no logre construir la representación interna mencionada, de una instancia materna y paterna, por tanto le faltará la capacidad para identificarse con ellas, para poder aliviar por si mismo los estados de tensión.
De ésta forma la autora nos dice que " la sustancia adictiva son sustitutos de un objeto transicional, no obstante, este objeto representa el inicio de introyección de un ambiente que asume el quehacer materno, pero los objetos de adicción no cumplen esta función, razón por la cual a esos actos y sustancias los he denominado "objetos transitorios" y no "transicionales" (5).
Pero McDougall nos propone pensar también que en todo comportamiento adictivo habría un intento de confrontarse con esos objetos parentales del pasado.
Para esto nos habla de tres desafíos:
- - Al objeto maternal interno (vivido como ausente o incapaz de brindarle alivio al niño que está dentro del adulto).
- - Al padre interno: cuyo desafío estaría proyectado sobre la sociedad en su conjunto (a través de normas sociales).
- Por último desafío a la muerte, que se mostraría bajo dos formas, por un lado a través de la omnipotencia (la muerte es para otros), por otro lado rendirse ante las pulsiones de muerte (sobredosis).
"El niño desamparado que se oculta en el adulto está entonces persuadido que nunca mas padecerá éste sentimiento de abandono, por que la angustia indecible será enseguida yugulada por su acción adictiva.
Además el sujeto tiene la impresión de ejercer un control omnipotente sobre el objeto sustitutivo escogido y piensa que ese "objeto" nunca le faltará" (6).
Alcira Alizade
En su texto, La Sensualidad Femenina, nos propone en torno al problema de las toxicomanías, posibles respuestas a nuestra pregunta inicial.
Esta autora para inferir la pasión utiliza entre otras la definición de Aulagnier la cual: "ubica a la pasión en cuatro registros: el místico, el psicopatológico, el amoroso y el del saber. El objeto de la pasión exhibe de inmediato un carácter de necesario, perentorio. Se genera una suerte de maquinaria psíquica dirigida imperativamente a establecer un contacto psicológico, constante y desmedido con el objeto de la pasión" (7).
A partir de ésta definición, podríamos pensar que se puede sentir o padecer pasión, también pasión por un objeto inanimado, como por ejemplo un tóxico, el cual se constituirá en un objeto de necesidad.
Pero ¿cuál sería esa suerte de "maquinaria psíquica " para que este vínculo se establezca?.
Para pensar acerca de esto, citemos ahora a Alizade: "La pasión emerge como un desborde dentro de un vínculo" (8). Vínculo desmedido, donde podríamos decir que existe un desborde de representaciones afectivas en relación con fantasías que involucren éste vínculo sujeto - objeto.
Siguiendo en esta línea, decimos entonces que la "díada exclusiva de pasión amorosa pide la eternidad, quiere estar fuera de tiempo y del espacio". Pensemos en el efecto del fármaco, que permite el "volar" el evadirse de la realidad.
Pero continúa diciendo... "La gratificación narcisista hallada se espeja en la fusión diadica primaria" (9).
También nos dice además que a través de este vínculo, se intentaría elaborar y reparar traumas tempranos "de una asimetría patológica en el vínculo madre hijo, donde el objeto primario no respondió al anhelo amoroso del infans y le produjo sufrimiento psíquico" (10).
Es decir, este vínculo sujeto objeto va a intentar subsanar traumas que tuvieron su origen en las primeras relaciones madre hijo.
¿Pero cómo pensaríamos estas desde la propuesta de Alizade?.
Para ésta autora, existiría al comienzo un espacio interno, un lugar que una vez consolidado se constituirá en el centro de gravedad que sostenga el aparato psíquico. Ella lo llama: Núcleo de Piedra. El cual "equipa al sujeto para desplegar un potencial agresivo, la sana ferocidad de una violencia trófica, que no sólo deflexiona el instinto de muerte, sino que también impulsa al sujeto hacia la penetración en los espacios exogámicos" (11).
Este tendría que ver con la sensación de pertenecerse, de estar en si, es decir la capacidad de ser, de seguridad interior, de valoración de lo propio. Y nos dice que "a este se le agregan envolturas narcisistas tróficas, especularizaciones estructurantes, identificaciones" (12).
Para esto nos plantea como una primer envoltura narcisista el YO PIEL (Anzieu).
¿Cómo pensamos esto?.
Debemos para eso comenzar definiendo la pulsión de apego, la cual pensamos opera como la búsqueda de contacto (social y corporal) de una protección física.
Es entonces que a través del contacto del niño con su madre durante el amamantamiento y los cuidados, que el bebé tendrá una tercera experiencia que consiste en la sensación de ser sostenido, abrazado contra el cuerpo de la madre. Estas actividades conducirán al niño a diferenciar un adentro de un afuera (interno externo), a la vez que adquiere la percepción de la piel como superficie en el marco de una relación aseguradora de apego con ella.
A partir de ésta relación el niño comenzará a tener confianza en su funcionamiento ya que tendrá garantizada la integridad de su envoltura corporal.
"El bebé recibe estos gestos maternos en primer lugar como una excitación, y mas adelante como una comunicación. El aprendizaje de la palabra requiere sobre todo el establecimiento prealable de estas comunicaciones preverbales precoces" (13).
A través del contacto del niño con su madre este recibe envolturas sensoriales que le permitirán ir construyendo su Yo, e ir diferenciando un adentro de un afuera.
De esta forma, si pensamos que toda actividad psíquica se apuntala en una función biológica, en relación a este concepto podemos decir que tiene tres funciones:
- - La piel como holding del psiquismo, del mundo interno.
- - Superficie que marca un adentro de un afuera y lo mantiene en el exterior a la vez que lo protege de las agresiones provenientes de los otros seres u objetos.
- - Un lugar y un medio de intercambio con el otro.
"De este origen epidérmico y propioceptivo, el Yo hereda la doble posibilidad de establecer barreras (que se vuelven mecanismos de defensa psíquicos) y de filtrar los intercambios (con ello, el Super YO y el mundo exterior). La que aporta a nuestro entender, al lactante la base sobre la cual puede manifestarse lo que Luquet llama impulso integrativo del Yo" (14).
Podríamos decir entonces que la piel es la primer envoltura Yo Piel.
Luego se van a instalar en este intercambio otras envolturas sensoriales y afectivas. Estas pueden ser normales o patológicas.
Volvamos entonces en relación a nuestra temática de las toxicomanías.
Decíamos que una de las características de la pasión era la debilidad narcisista de los sujetos ya que el estar fuera de si, bajo el dominio del hábito lograría acallar el sufrimiento y reparar encuentros y desencuentros, envolturas y desgarros que tuvieron lugar en esos primeros vínculos. De esta forma podemos pensar que existen envolturas que intoxican, que destruyen y otras que contienen, curan, etc.
También otras veces pueden existir como cáscaras que intentan reemplazar la inexistencia de un núcleo de piedra.
Así podríamos pensar que bajo un carácter compulsivo se puede esconder un "desamparo primordial" (15).
A través del análisis, la autora nos muestra cómo es posible disolver éstas envolturas, para lograr la conformación de un núcleo de piedra.
En síntesis: podríamos pensar que tanto para Alizade como para McDougall la génesis de las toxicomanías o de las soluciones adictivas tendrían su origen en las primeras relaciones madre hijo.
A nuestro entender, en esta propuesta planteada por Alizade las fallas en esos vínculos se podrían visualizar:
- - Por un déficit respecto del núcleo de piedra.
- - Por el no establecimiento de un Yo Piel como envoltura primaria que le permita introyectar la seguridad, la confianza en sí mismo para poder enfrentarse a posteriores situaciones de angustia.
Hugo Mayer
Este autor nos propone acerca del tema de las adicciones, un planteo diferente, haciendo hincapié en los aspectos socio culturales que intervienen en dicha patología.
De esta forma comienza planteando que las adicciones constituyen "un fenómeno complejo, en cuya emergencia intervienen factores biológicos, psicológicos, económicos, políticos y sobre todo factores de un momento cultural muy especial: postmodernismo" (16).
A través de éste planteo, acordamos con éste autor de que toda patología surge también como un síntoma social, es decir de un producto cultural del cual somos sujetos.
Pensamos que vivimos en una sociedad donde el dinero, el poder, el individualismo, el éxito personal, el consumo ilimitado, se han transformado en fines, que han desplazado a los ideales, ocupando su lugar.
Esto genera a nuestro entender una sensación de vacío, que intentará aplacarse con mas consumo.
Este autor nos propone que una de las formas de aplacar ese vacío es el consumo químico; y nos dice: " se recurre a determinadas sustancias para requerir de manera instantánea la modificación requerida, para aumentar la lucidez, el rendimiento intelectual o sexual, para conciliar el sueño, para bajar unos kilos y en especial para ahuyentar la depresión, los miedos y alcanzar rápidamente el placer" (17).
El riesgo entonces consistirá en anular esas sensaciones displacenteras a partir de las cuales, nos vemos muchas veces posibilitados a transformar esa realidad en forma creativa, procurando y operando un movimiento de adaptación creativa.
Basándose en Freud, Mayer nos dice en relación a esto que: el sufrimiento amenaza al hombre desde tres lados, desde el cuerpo propio, que no puede prescindir del dolor y la angustia como señales de alarma; desde el mundo exterior y desde los vínculos con otros seres humanos. "Al padecer que viene de esta fuente lo sentimos tal vez mas doloroso que a cualquier otro" (El malestar de la cultura) (18).
Podríamos entonces pensar que las adicciones, se deben "al incremento de las frustraciones, la angustia y el dolor que generan el último de los tres frentes el de los vínculos al tener que enfrentarse el hombre a relaciones desamoradas donde uno no existe para el otro como objeto de amor, sino mas bien como complemento o como enemigo según contribuya o se oponga a sus anhelos narcisistas" (19).
Sintetizando lo puesto hasta ahora, podemos decir que el vivir en esta sociedad postmoderna va a incidir en todos los aspectos de la vida del ser humano.
También sabemos que a lo largo de la vida debemos atravesar situaciones de cambios, pérdidas, de crisis. Pero todavía quedar sin respuesta el ¿por qué de las adicciones en algunos sujetos y no en otros?.
Aquí vemos que éste autor también se remite para explicarlas a los primeros vínculos madre hijo.
Para fundamentar esto, nos plantea que "cuando las pérdidas de las apoyaturas solidarias es demasiado grande las mismas... alimentan una sensación de pánico intolerable frente a la emergencia de lo indiferenciado de un vacío aterrador, de una sobre excitación imposible de ligar, de procesar, recreándose un estado semejante al del desamparo original" (20).
¿Cómo se daría entonces, para Mayer el desamparo original?
En estos primeros vínculos la madre será el sostén (holding) a la vez que deberá ir liberando al niño de su omnipotencia infantil, de sus fantasías de completud. ¿Cómo?. Introduciendo primero al padre con su propio deseo y "luego a los educadores y demás autoridades que representan la ley de la cultura con una actitud respetuosa de los mismos" (21).
Si no lo logra, el niño caerá en un vacío, "rechazando el proceso de culturalización con sus códigos, normas, valores y la exogamización que el mismo supone" (22).
Desde su experiencia clínica el autor nos plantea entonces que los trastornos de conducta que se presentan en el niño, luego en la pubertad, pueden asociarse al consumo de drogas.
Nos dice que una de las constantes en su trabajo con adictos es justamente esta falta de límites ya sea por que no los conocen o no los respetan.
"La frustración del límite en cierta medida, es esencial para el desarrollo infantil y este se apoya en las pautas y modelos que los niños toman o se les imponen desde el medio familiar y social...En tal contexto, sin límites apropiados los niños aprenderán a hablar o gesticular y a actuar para conseguir de manera inmediata lo que demandan" (23).
PIERRE ANGEL SILVIE ANGEL
Estos autores, a nuestro entender nos muestran dos conceptos que son muy importantes también a tener en cuenta, sobre el tema de la drogodependencia.
El primero consiste en cuestionarnos por qué la literatura referida a las jóvenes toxicómanas es escasa, cuáles son las causas, a la vez que proponen mostrar desde la clínica que si existen diferencias entre el hombre y la mujer fármaco dependiente.
En este punto, nos dicen que si bien las estadísticas nos muestran que los que generalmente consultan son varones, estas consultas tienen que ver mayoritariamente con adicción a la heroína. Pero que no pasaría lo mismos por ejemplo con otros tóxicos (lícitos o ilícitos): las anfetaminas, donde aquí la proporción puede invertirse.
Ahora bien, ¿cuáles serían las causas para que no se hable de este tema en lo femenino?.
Para estos autores, la indiferenciación sexual de los consultantes estaría de acuerdo con lo que sucede a nivel social, lo que ellos denominan "tendencia unisex viril" (24).
Ellos plantean de esta forma que si bien se hablaría de una sociedad unisex, donde los roles son intercambiables, por ejemplo el papel de padre y la madre, el único modelo es viril " consideramos que solamente una aproximación multidimensional que integre las adquisiciones recientes de la biología ( regulaciones endorfínicas) el análisis de los factores de la personalidad y el estudio de las disfunciones familiares, en su contexto socio cultural, permitiría entender la complejidad de los fenómenos de la fármaco dependencia" (25).
Pero entonces, para ellos ¿cuáles serían las causas de esta patología?.
Nos dicen que estas mujeres se han quedado fijadas a modelos arcaicos del self grandioso y/o a objetos arcaicos y narcisisticamente investidos.
(No ahondaremos acerca de estos conceptos, por entender que han sido desarrollados en páginas anteriores).
Esto a su entender lo podemos comprobar si pensamos por ejemplo en los lugares donde se inyectan (sublingüal, pliegue popliteo). Es decir sería una vuelta al autoerotismo, donde el cuerpo entero puede ser objeto de estimulaciones.
Si continuamos en esta línea podemos pensar que también se daría entonces en estas jóvenes la negación de la diferenciación de sexos, manteniendo el "fantasma de la bisexualidad" en su discurso y en sus actos.
Al decir de éstos autores: "la búsqueda bisexual traduce a la vez un rechazo de la escena primaria y el pánico frente a la castración narcisista. Esta confusión de géneros remite a una desmentida de la doble filiación y mantiene el mito de un genitor único" (26).
Pero también nos propone que esta negación de la diferenciación de sexos son modos de defensa utilizados por las familias.
"El mito familiar forjado por la cadena de generaciones implica numerosas variaciones sobre este tema. Se niega toda alteridad en el seno de la descendencia, toda separación esta prohibida. Cada uno existe solo en el centro del sistema o del subsistema familiar, mas que en el campo de la mirada del otro" (27).
Es este el segundo punto que nos pareció interesante destacar, nos referimos a lo que estos autores nos proponen como método de abordaje frente a las toxicomanías: el familiar, brindándonos así otros elementos que nos posibiliten su comprensión.
REFLEXION
"Actividad mental en que el pensamiento se vuelve sobre si mismo y toma sus propios actos como objeto de conocimiento para establecer nuevas relaciones o sacar conclusiones que sirven de guía para una acción futura" (28).
Podríamos pensar que nuestro trabajo consistió justamente en reflexionar acerca de la fármaco dependencia. ¿Por qué?. Por que nuestra propuesta fue ésta desde el inicio, es decir a partir de la experiencia que tuvimos, poder volver a cuestionarnos a pensar y profundizar acerca de ésta problemática.
Si bien en este recorrido bibliográfico nos encontramos con diferentes propuestas, también podemos encontrar fundamentalmente dos elementos en común a modo de conclusión: a) distintos autores, tales como Bergeret, McDougall, Mayer, etc. Nos muestran que tanto las toxicomanías, las neonecesidades, o la drogodependencia no se inscriben en ninguna estructura clínica autónoma, sino que serían un síntoma, o una forma de solucionar un conflicto subyacente: defensa frente a un sentimiento de vacío, de abandono, que tendría su origen en las relaciones con el objeto primario.
b) otro de los elementos comunes es la compulsión, ya que estas personas con este funcionamiento psíquico deberán recurrir una y otra vez a su objeto de adicción, cada vez que sobrevenga la angustia intolerable.
Consideramos que es pertinente aquí transcribir un texto de Bergeret, en el cual nos dice que: " Ningún humano puede romper con su pasado contentarse con operar una negación y aún menos una desmentida: una psicogénesis lograda conlleva una liberación del pasado que solo puede realizarse por la consideración integradora, con un cierto nivel de duelo realizado de todas las antiguas relaciones mantenidas con otros humanos, en particular, por supuesto en el momento de la infancia y de la adolescencia. Si es fácil integrar las experiencias felices, sigue siendo indispensable integrar también los errores y los fracasos relacionales, tanto los que les parecen al individuo de orden subjetivos como los ambientales, o los que sean una mezcla de ambos" (29).
En lo que respecta a nuestro trabajo, consideramos que logramos plantear y aprehender desde distintas ópticas, elementos que seguramente nos servirán de guía para una acción futura.
NOTAS
1 Pouy, Artigas, Triaca, Juan, DROGAS, Ed. Vintén, Montevideo, 1995.
2 - Revista N/a, Nº 11, Bs. As., 1998, McDougall, Joyce, Pág. 68.
3 - Ibid., pág. 69
4 - Ibid., pág. 65
5 - Ibid., pág. 66
6 Ibid., pág. 68
7 - Alizade, Alcira, M., La sensualidad femenina, Ed. Amorrortu, Bs. As.,1992, pág. 181
8 - Ibid., pág. 182
9 - Ibid., pág. 183
(10)- Ibid., pág. 184
(11)- Ibid., pág. 44
(12)- Ibid., pág. 42
(13)- Revista Zona Erógena, Yo Piel de Anzieu, Art. El Cuerpo, Dic. 1995,
pág.20
(14)- Ibid., pág. 16
(15)- Alizade, Alcira, M., La sensualidad femenina, Ed. Amorrortu, Bs. As., 1992, pág. 46
(16)- Revista N/a, Nº 11, Bs. As., 1998, Mayer Hugo, pág. 29
(17)- Ibid., pág. 29
(18)- Ibid., pág. 30
(19)- Ibid., pág. 30
(20)- Ibid., pág. 31
(21)- Ibid., pág. 32
(22)- Ibid., pág. 32
(23)- Ibid., pág. 33
(24)- Revista N/a, Nº 11, Bs. As., 1998, Angel, Silvie, Angel, Pierre, Pág.123
(25)- Ibid., pág. 123
(26)- Ibid., pág. 127
(27)- Ibid., pág. 127
(28)- Diccionario Enciclopédico, Ed. Vergara, Barcelona, 1965, Tomo 5.
(29)- Revista N/a, Nº 11, Bs. As., 1998, Bergeret, pág. 41
BIBLIOGRAFIA
- Alizade, Alcira,M., La Sensualidad Femenina, Ed. Amorrortu, Bs. As., 1992.
- Artigas Pouy, Triaca, Juan, Drogas, Ed. Vintén, Montevideo, 1995.
- Diccionario Enciclopédico Vergara, Ed. Vergara, Barcelona, 1965.
- Material recomendado para estudiantes postgrados en Ps. Médica, por la docente grado 3 Dra. Irene Petit, 1998, (libro no editado aún).
- McDougall, Joyce, Teatros del cuerpo, Ed. Julian Yebenes, 1989.
- Revista Zona Erógena, YO Piel de Anzieu, Art. El Cuerpo, Dic. 1995.
- Revista N/a, Nº 11, Adicciones, Bs. As., 1998. Autores Varios.
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