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INTRODUCCION
La adolescencia es un periodo de oscilación entre dos mundos, el del niño y el del adulto. Se trataría entonces de una vivencia interna de un tiempo todavía o aun no presente, es decir, entre un estado pasado y un estado futuro (Piera Aulagnier, 1991). Si nos introducimos de manera más profunda en esta situación, encontramos que este niño que no es niño, y este adulto que no es adulto, debe enfrentarse a tareas bastantes complejas, desde el descubrimiento y la adaptación a los cambios tanto físicos como psicológicos, hasta la búsqueda de nuevos modelos identificatorios, con el fin de ir construyendo su propia identidad.
Sabemos que para que tales tareas lleguen a su fin y este crecimiento pueda realizarse, el sujeto debe sumergirse en su historia y en sus raíces. "Construye tu futuro", a este mandato que los padres y el campo social susurran en el oído del adolescente, el analista sustituye un anhelo: "construye tu pasado" (Piera Aulagnier, 1991).
Pero, ¿cómo construir un pasado para que el devenir prospere, cómo reelaborar la propia historia, cuando la propiedad del "ser" en la adolescencia esta en un tiempo que podríamos llamar "no presente" ?
A partir de estos planteamientos y a través de la conflictiva desplegada en las primeras entrevistas sostenidas con "M", intentaremos reflexionar e ilustrar aquello que consideramos un objetivo y un desafío fundamental para el adolescente: el proceso identificatorio.
MATERIAL CLÍNICO
"M" tiene 19 años de edad y relata durante las primeras entrevistas que realizóó consultas periódicas con la Dra. C, traumatóloga, por intensos dolores en la columna, no presentando una patología específica. En una de las consultas "M" comenta con la Dra. C que le gustaría ir a una "psicóloga joven". La Dra. C le dice que tiene una hermana joven, que es psicóloga y le ofrece el teléfono.
"M" se comunica con la Lic. X y acuerdan una primera entrevista. Asiste a la misma con una anamnesis completada por la madre ante el requerimiento de la obra social.
De dicho cuestionario se obtiene la siguiente información:
Motivo de consulta: "mala relación con las personas que la quieren (família) y falta de iniciativa".
"M" vive con ambos padres quienes trabajan durante todo el día y con sus hermanos: H de 21 años ( trabaja y estudia) y A de 12 años (estudia).
La primera hija del matrimonio muere en el momento del nacimiento.
Hubo un aborto espontáneo de 2 meses antes del nacimiento de "M".
La paciente duerme separada de los padres desde su nacimiento.
Desde los 45 días fue a guardería, siendo su adaptación: " breve y fácil".
Hizo actividades artísticas y deportivas desde los 6 hasta los 18 años y "las dejó por decisión propia".
Se comía las uñas hasta hace 5 meses.
Personalidad de los miembros de la familia:
Padre: "autoritario, arrebatado, bueno, reservado, poco expresivo, perseverante."
Madre: "impulsiva, afectuosa, rígida, franca, contenedora y exigente."
H: "alegre, vivaz, con buenos sentimientos."
A:" bueno, sensible, cariñoso, vivaz, miedoso."
"M": "triste, sensible, poco comunicativa, siempre a la defensiva, malhumorada, agresiva, sin ilusiones."
Durante las entrevistas preliminares "M" refiere haber interrumpido su tratamiento anterior debido a que la psicóloga: "era grande.. Y me preguntaba que hacía en la semana y yo no hago nada...limpio la casa, le doy de comer a mi hermano A y estoy con mi novio G, con el que salgo desde hace 3 años. Cuando yo no hablaba ella miraba al techo y se comía las uñas.... además era igual a mi mamá."
Ante la pregunta de la terapeuta acerca de su motivo de consulta, responde: "mi mamá dice que estoy enferma, que necesito una psicóloga. G me carga y me dice que me cure.. porque no quiere ir a verme a un hospital"..."yo no creo que esté enferma..."
En cuanto a la relación con su novio dice que este hace cosas que la enojan: " él paga todo en la casa... la madre es una cabeza fresca porque no trabaja, no sale a buscar trabajo..". "El otro día me dijo que quería a su hermana como a una hija y yo le dije: vos estás mal, ese no es tu rol, estás ocupando un lugar que no va..." "creo que él está peor que yo...". "No me cuenta mucho de su familia... y yo le cuento todo...". La paciente relata que con la única persona con la que se relaciona es su novio al que ve todos los días, incluso comienza a ir al gimnasio para estar con él.
Cabe destacar que "M" comenta haber tenido bastantes escenas de celos hacia G, ya sea en relación a la hermana de este, como a sus amigos varones. Lo interesante de esto último es un episodio que la paciente relata en donde le dice a una supuesta rival, a la cual G se había "tranzado", que puede coquetearle a su novio, pero no mientras ella este presente.
La paciente no tiene amigos: "no me gusta estar con la gente, yo la escucho...pero no hablo mucho...".
"M" se define como "de carácter raro", "a veces estoy bien, pero el otro día, por ejemplo, lo encerré a G en la pieza", "una vez tiré un vaso porque habíamos discutido..."
Actualmente no trabaja ni estudia. En el año 1999 cursó el primer año de Fonoaudiología, carrera que luego abandona.
Con respecto a su padre dice: "yo, a mi papá lo veo poco, mucho por él no me importa... más por mi mamá, me gustaría que venga más temprano del trabajo... A mi papá lo veo dos horas por día a la noche, nada más y no hablamos casi nada".
En cuanto a su madre comenta: "nosotras peleábamos mucho, un día le dije que me iba a ir de casa... es que tengo la idea que si me voy... me voy a llevar mejor... pero no los 365 días del año juntas...yo se lo decía, pero no es posible porque no trabajo..."
Según "M" su madre "siempre quiere ser el centro, es una metida, siempre quiere tener la razón" y agrega: "yo no le cuento a nadie lo que hablo con vos... bah... a mi mamá no le cuento, a G le cuento todo..."
En una de las entrevistas "M" relata una conversación que escucha sin intervenir, entre su madre y G, En ella la madre le dice a G que "M" está enferma, G responde que lo que ocurre es que le falta afecto, luego la madre comenta que es "M" la que no cuenta nada, a lo que G contesta: "a mí me cuenta todo".
De sus hermanos relata: "H, hace un tiempo que no me habla, una vez me llamó y me dijo: lávame las zapatillas y me corto, él no me habla, no me pregunta como estoy y un día me vio llorando y ni se preocupó por mí".
"En cambio, con A es distinto, él es terrible pero todavía es chico..." y agrega: " me preocupa A, no quiero que sufra como sufro yo. Yo sufro porque mi mamá llega tarde del trabajo (llora), yo quiero que esté más tiempo en casa..."
Al preguntar la terapeuta sobre la infancia de la paciente esta sostiene que no tiene recuerdo alguno de ella.
Para finalizar es de importancia destacar que en el transcurso de las entrevistas preliminares "M" no logra hacerse participe del entramado que ella misma va tejiendo, cuesta que sus afectos afloren, ella mas bien es una observadora de aquellos hechos que le acontecen haciéndose dificultosa la articulación de su historia.
CONSIDERACIONES TEORICO-CLINICAS
a - Enunciados identificatorios
Según P. Aulagnier el enunciado identificatorio es entendido como un rasgo específico del objeto reemplazado por una palabra que se depositará en la memoria y representará la marca de lo infantil de nosotros mismos. Esta marca continuará ejerciendo su accionar desde ese tiempo relacional. Desde esta perspectiva, la descripción que la madre hace de "M" como una persona triste, enferma, sin ilusiones, junto a la definición que "M" da de ella misma como una joven de "carácter raro", hace surgir la pregunta acerca del lugar que la paciente estaría ocupando. ¿Sería éste un lugar "sin ilusiones", sin futuro, de enfermedad?
Podríamos postular que "M" ha quedado identificada y entrampada en el discurso parental, no pudiendo desligarse de las amarras inconscientes que le impiden el acceso a la libertad, a la divergencia, al crecimiento, a fundar un nuevo orden que dé testimonio de su verdad.
Aquello que "M" vive parece haber quedado unido para siempre a las interpretaciones de su madre. Esto se puede apreciar cuando la paciente queda atónita e inmóvil frente al diálogo sostenido por su madre y su novio acerca de ella, conversación que escucha sin poder intervenir ni dar su versión. Parece que "M" sólo puede hablar (se) a través del otro.
El desafío para el adolescente y sus padres es el desenganche, el que podemos llamar "desafío trófico" en oposición al "tanático" que se halla signado por la pulsión de muerte, ya que a través de la provocación sadomasoquista entre ambas partes aliadas, repite compulsivamente el "reenganche", quedando detenido en una pseudoidentificación (L. Kancyper, 1997 )
Podemos observar que este desafío para "M" tiene una dificultad extrema, pues al quedar presa del entramado simbólico familiar, en donde o no es hablada ni por sus hermanos ni por su padre, o queda etiquetada con adjetivos negativos tales como malhumorada, agresiva, siempre a la defensiva, etc., se encuentra sin la iniciativa para dirigir y dar un destino a su vida.
De esta manera, percibimos en el discurso de "M" apatía, soledad y vacío, sentimientos relacionados a la falta de diferenciación de los enunciados identificatorios.
El desafío desde la clínica seria la "resignificación a posteriori", lo que implica una continua reelaboración para poder desafiar un destino inmutable. De este modo la persona se convierte en agente activo que organiza y otorga significado, configurando ella misma su propia historia.
b - La construcción del pasado...
Según P. Aulagnier (1991), el adolescente no solamente tendrá que aceptar la diferencia entre un ser niño y un ser adulto, sino mantener una ligazón entre ese pasado y ese presente, poder descubrir allí una potencialidad, una mismidad. La condición para esto es poder investir un tiempo futuro y para ello debe "construirse un pasado".
"M" no recuerda su infancia lo que podría estar asociado a un exceso de represión a fin de evitar el riesgo de que una representación rechazada retorne, ya que, sumergirse en el pasado evoca el recuerdo de una representación dolorosa no tolerada. Ella queda incapacitada para unir sus emociones presentes con aquellas vividas en el pasado, sin la posibilidad de investir un futuro, quedando capturada en un espacio y tiempo que dificultan su desarrollo.
El discurso de "M" se caracteriza por la polaridad todo-nada: "yo le cuento todo" ,"el no me cuenta nada". ¿Necesitará "M" contar todo para enfrentarse a su ser y así asegurarse de la existencia de un pasado? Al parecer ella tiene la necesidad de un todo, si es así, ¿cómo poder elegir, cuando la elección implica una renuncia y una diferenciación?
La pérdida de lo conocido y del acecho de lo desconocido genera un gran monto de angustia; la lectura del a posteriori permite dar otro sentido a dicha angustia.(Kancyper)
"M" está atrapada en el camino intermedio del proceso de crear su propia historia; por un lado dice no recordar su pasado ni hacer nada en su vida presente pero por el otro, intenta a través de su deseo un poco mágico de salir de su casa y de la elección de una psicóloga "joven", poder apropiarse de su destino.
Retomando lo expuesto por Kancyper, se puede plantear que la tarea para esta adolescente se asocia al reordenamiento y la resignificación. Durante tal reordenamiento identificatorio se produce la defusión de la pulsión de muerte, se disuelven los lazos afectivos con ciertos objetos, para poder así dirigirse hacia otros, lo que conlleva a una reestructuración afectiva, espacial y temporal que permite desligar el "para siempre" de una historia que la aliena en la regulación narcisista, y liberar de este modo el deseo y construir el futuro.
c - Identificación sexual
Desde Freud (1905), durante la adolescencia se ponen en juego dos tareas fundamentales: La subordinación de la excitación sexual a las zonas genitales, y el hallazgo del objeto, con mandato genital y más allá de las figuras parentales. Esto implica asumirse como un sujeto no bisexual, aceptar la incompletitud, primera batalla narcisista que sacude todas las instancias psíquicas, lo que conlleva a una reestructuración, una "reinscripción" (Freud,1896), por lo tanto a asumir una identidad en el plano sexual.
El logro de tal identidad depende de la disolución del conflicto edípico en la última parte de la adolescencia. Según P. Blos, la disolución de dicho conflicto hacia el final de la etapa fálica es parcial, se produce una suspensión, una détente; en la adolescencia no habría solo una recapitulación del complejo de Edipo sino una continuación del mismo.
A partir de este postulado nos interrogamos acerca de cómo "M" transita el complejo de Edipo y de que manera se ve enfrentada a la temática de la identidad sexual.
El discurso de "M" transmite de manera clara una búsqueda de amor primitivo, en donde la madre es la figura principal. Al expresar la poca importancia dada a la figura del padre y remarcar el deseo de cercanía hacia la madre además de la ya sabida no diferenciación con esta, "M" da señales sobre su necesidad de volver a aquella relación dual con la figura materna.
Asimismo, es de importancia connotar la especial relación que "M" mantiene con su novio G, siendo este la única persona con la que comparte todo y a la que "le cuenta todo", ejemplo de la fusión que establece con él. Tal relación hace pensar en una repetición rígida de su vinculo objetal primario, lo cual se opone a la elaboración e investidura de una relación de objeto diferente.
Por último, no se puede dejar de señalar, las escenas de celos relatadas por la paciente hacia su novio G, en las que las figuras masculinas son vistas como rivales y en donde la hermana de G es sentida como la hija de este, situación que enoja y altera a "M".Tales conflictivas nos enfrentan a diversas interrogantes: ¿No serían para "M" las figuras masculinas( amigos de G, padre) amenazantes del amor hacia la madre? ¿ No será el hurto de aquel lugar de hija que ocupa la hermana de G, lo que a "M" en realidad le molesta?
Podríamos hipotetizar que la paciente estaría ocupando un lugar que podemos denominar homosexual, entendiendo tal posición como una fijación a un estadio preedípico, en donde lo diádico es la piedra angular, es decir, la situación triádica es vivenciada por ella como peligrosa y por ello rechazada.
CONCLUSIONES:
"M" llega a la consulta con la imposibilidad de recordar su pasado, su infancia, lo cual le impide investir un futuro en el que "no hay lugar para las ilusiones..." ¿será la tarea de la terapeuta enfrentar a la paciente al desafío que implica dicha contradicción?
Esta pregunta plantea un reto importante en la clínica con esta paciente, pues la terapeuta ocupará inevitablemente en la relación transferencial el lugar de objeto dual y por otro parte, tendrá que desplazarse hábilmente e ir desilusionando a "M " con el fin de posibilitar la investidura de nuevos objetos.
Es necesario rescatar los sutiles intentos de "M" por ser autora de su biografía, esto se evidencia entre otras cosas en la elección de la terapeuta a la cual desea acudir, lo que representa un indicio alentador en relación al desarrollo del proceso terapéutico.
Creemos que en este caso es necesario brindarle a "M" un espacio creador, comprometido, "suficientemente bueno", donde la terapeuta funcione como "holding" para que "M" deje de ocupar estos lugares designados por otros y pueda descubrir quien es, encontrando así su lugar en el mundo.
Notas
(*) Trabajo presentado en las Jornadas del Centro Racker - Asociación Psicoanalítica Argentina (2000)
BIBLIOGRAFÍA
Actas del Seminario "Desafíos actuales en la clínica psicoanalítica con adolescentes" dictado por la Lic. Norma Soued. En el Centro Racker de la A.P.A., 2000.
Aulagnier, P. Construir(se) un pasado. Revista de ApdeBA, Vol XIII, n.3, 1991
Blos, P. La transición adolescente. Cap.17: ¿Cuándo y cómo termina la adolescencia?. Amorrortu Editores, 1981.
Freud, S. 1905 , Tres ensayos para una teoría sexual. Amorrortu Editores, Bs. As.
Kancyper, L. La confrontación generacional. Cap. 4 y 5. Paidós, 1997.
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