Volver a la página principal de Nadja
Revista temática de carácter independiente

Número 4:
La letra nacional
(Haga click sobre el título para comprar la revista por internet)
(Agosto 2001)

SUMARIO:

Editorial. José Giusto Zimmardo

Prólogo. Encomio a la geometría de la elipse. Ricardo Bianchi

LECTIO:

REDITUS RHETORICAE: Ramón Alcalde.

CONFERENCIAS: ante el X Congreso Argentino de Psicología

LIBRARIUS:

DOSSIER: Aldo Oliva

Presentación: Aldo Oliva. Humberto Lobbosco

Aldo Oliva: 8 poesías mas una traducción (inéditos)

La mancha. Suplemento

Contratapa

Hace algunos años, Jorge Panesi, en su ensayo Borges nacionalista, desplegaba las figuras que habitan la obra borgeana dimensionando el nacionalismo de su autor. La lectura de Schopenhauer y Mauthner, fervorosa, ansiosa de plagio, atravesada por la "sprachkritik"; la gramaticalidad del sujeto esquivando cualquier humani smo; el misterio de las identidades nacionales en tanto se revelan en forma de un azar histórico o una paradoja; el compositum de nuestra individualidad literaria; la ficción construyéndose en el vacío de un nombre; y "el personaje privilegiado en la estética nacionalista": el traidor.

"Personaje infame, no trae desde un afuera cultural la amenaza que puede alterar las identidades, las fijaciones o las historias". Y tan necesario además como el enemigo exterior.

Encontrará el lector de este número enmascarados, disimulados, esbozados -a propósito de Roberto Arlt, Macedonio Fernandez, Alberdi, Leopoldo Marechal, Oscar Massota, Bioy Casares, Sciarretta, Aricó, Aldo Oliva- los furtivos gestos del espía Ts'ui Pên.

La síntesis entre letra y nación pare traiciones. Mezcla, pone en movimiento fronteras, abre a lo otro, dice Panesi: "La figura de la traición se confunde con la del escritor: cuanto más infiel es a su tradición, tiene mayores posibilidades de enriquecerla".

Tal infidelidad surca las 238 páginas de Nadja.

Destacamos finalmente lo inédito de los textos publicados de Aldo Oliva y de Ramón Alcalde.

Se incluye también la conferencia de Juan Ritvo ante el Xº Congreso Argentino de Psicología: "Psicoanálisis y filosofía: el mal vínculo", en versión revisada por su autor. R.B.

Materia Prima (fragmento)

Susana Cella

"En la televisión aparece una imagen, se nota poco al principio y después se empieza a concretar, es un libro impermeable. Un libro del que se dice, es de tema erótico, impermeable para poder ser usado mientras uno se baña. Práctico, manuable, a prueba de agua, la página no se empapa, no absorbe, el líquido resbala. Esa imagen, encontrada por casualidad, se coló en algunas reflexiones que siempre recurren y se tornó más nítida hasta resultarme el exacto opuesto de algunos bosquejos que, contemplados siempre, son parte de un conglomerado de sensaciones, hipótesis, sentimientos, ideas, empecinamientos y conflictos suscitados por el arte de la palabra, lo que en un sentido amplio del término se puede denominar poesía sin ceñirse a un género, y que es parte, junto con otros textos, de ese conjunto que desde hace unos tres siglos recibe el nombre de literatura.

En esos bosquejos relativos al arte de la palabra, lo que he llamado materia prima es uno de los trazos, gruesos, angulares. Salvo por el hecho de que hay cosas que al parecer nunca se dirán lo suficiente y siempre será necesario nombrarlas, no haría falta decir, en tanto parecería ser más que una obviedad, que me refiero al material esencial, primordial de la literatura como arte de escribir. Me sugiere algo cercano a la idea de masa y a la vez de matriz, el lenguaje como mater materia. El arte de la palabra se enfrenta entonces con esa materia que, como la piedra para un escultor, la densidad del óleo, por ejemplo, para un pintor o el magma de sonidos y silencios para el músico, opone su resistencia, induce formas de tratamiento, reclama cierto tipo de herramientas, ofrece, tentadoramente, su potencia al mismo tiempo que la retacea, y encierra en el trazo, en el espesor de su historia, en la tonalidad cromática y sonora, en los significados acumulados por los diccionarios, usos y costumbres; la posibilidad de la figuración de mundos mediante la activa facultad de la imaginación, es decir, el despliegue y la conformación de imaginarios..."

Criptas (fragmentos)

Pablo Zöpke

In Memoriam

"De Raúl Sciarretta. Il miglior fabbro.
Que apadrinó nuestra Facultad que lo olvidó porque murió viejo o cansado.

Este es, por supuesto, un texto-fantasma.
Resucita a Raúl Sciarretta –que está muerto.
Lo conjura, lo exhuma, lo presenta, lo hace aparecer así o asá, bajo este foco o aquél, le presta una voz y una robe de chambre, un domicilio fijo, una res cogitans y una extensa (bajo, de lentes, frágil de cuerpo).
No me olvido de su risita de Sileno (siempre puesta entre comillas apolíneas)...

Los miércoles de cada semana el mismo rito: el humo, el andén desmedrado, Sunchales.
Tren de pensamientos a la ida y a la vuelta.
Paisajes de frío y de neblina.

Fui su alumno durante diez años –su parásito, su comensal.
Raúl me formó, en su estilo, en Marx, filosofía de las matemáticas, Hartmann.
Su charla apasionada se devoraba la tarde.
El maestro casi no deja lugar al discípulo..."

Máquina y maquinismo en La invención de Morel (fragmento)

Nicolás Rosa

"Narrar es hacer ver, hacer sentir, hacer oler; estas organizaciones producen la fundamentación de la narración, son imágenes que presiden la narración de los últimos cien años, pero quizá sea posible señalar el predominio de una de ellas en ciertas estructuras narrativas que, en algunos, regulan el relato. Como todos sabemos, es Proust en la narración contemporánea donde sobresale quintaesenciada la atmósfera que preside lo que podemos denominar la aireación del texto, texto airoso donde el perfume, el olor de las lilas o la reminiscencia del olor de la magdalena mojada en el té de Celeste, o las vibraciones de la temperatura en la arena de Balbec, o en la conmoción de la sonoridad de las sonatas de Vinteuil, es donde se confunden todas las sensaciones auditivas, olfativas, perceptivas de la narración actual.

Pero en otros autores, la percepción visual, aquella que quizá estuvo precedida por los instrumentos ópticos -la óptica como instrumento dirigió la vista errátil del sujeto hacia los objetos privilegiados, ya sea en las estrellas (astronomía y astrofísica), o hacia las profundidades terrestres (las grutas y pasajes y el interior de los volcanes, una espeleología y una centellografía del mapa interno de la tierra en Verne, Maupassant, en Borges) y en las profundidades abismales de las ciudades (Cortázar, Sábato), o en los ámbitos extraterritoriales como la península, como la isla, como el piélago terrestre, o en los archipiélagos, (como en Defoe, como en H.G. Wells, como en Bioy Casares); en todos ellos se combinan los mandatos narrativos fundamentales: hacer ver, hacer oír, hacer sentir, apoyados en mandatos perceptivos exigentes, la fe perceptiva (creo en lo que vi), la sujeción de la audición (pero si yo mismo lo escuché), que desaloja la precariedad de la autenticidad de la abducción de los otros, y la sumisión a la empiria de los sentidos (yo lo siento así) que confirmaría todas nuestras transacciones con el mundo y con los otros sujetos, verdaderas coartadas corporales frente al razonamiento del intelecto..."

Literatura y "Alegoría Nacional", o, que la Suma de las Partes es más que el Todo (fragmento)

Eduardo Grüner

"...Como todo el mundo sabe (pero hace como que no, para vivir más tranquilo) el concepto de identidad es quizá el más resbaladizo, confuso, contradictorio e impreciso que ha inventado -puesto que es un invento- el pensamiento moderno -puesto que es exclusivamente moderno -. En efecto: sólo la así llamada Modernidad (a la que además habría que calificar: la Modernidad burguesa) necesitó ese concepto para atribuírselo, en principio, a otro, y fundamental desde el punto de vista ideológico, de sus "inventos": el Individuo -y su expresión macroteórica: el Sujeto cartesiano-, base filosófica, política y económica de toda la construcción social de la burguesía europea a partir del Renacimiento. Claro está que -se hace necesario repetir esto hasta el cansancio- hay otra Modernidad, una Modernidad (auto) crítica ejemplarmente representada por el pensamiento de Marx, Nietzsche o Freud, que implacablemente se aplicó a cuestionar ese universalismo de la Identidad, ese esencialismo del Sujeto moderno. Y ya hemos defendido antes nuestra opinión de que, con una sólo aparente paradoja, semejante cuestionamiento -que supone una imagen fracturada del Sujeto moderno, fracturada ya sea por la lucha de clases, por la "voluntad de poder" agazapada detrás de la moral convencional, o por las pulsiones irrefrenables de su Inconciente- es infinitamente más radical que las declamaciones poetizantes (lo cual no es lo mismo, sino lo contrario, que decir poéticas) sobre no se sabe qué disolución del sujeto, a las que nos tiene acostumbrados -y saturados- la vulgata "postmoderna".

Como sea, la noción de "Identidad", acuñada originariamente para hablar de los individuos, pronto se trasladó al ámbito de las sociedades, y empezó a hablarse de Identidad nacional. Otra necesidad burguesa, evidentemente, estrechamente vinculada a la construcción moderna de los Estados nacionales. Es decir: de la estricta delimitación territorial y política que permitiera "ordenar" un espacio mundial cada vez más "desterritorializado" por el funcionamiento tendencialmente (como se dice ahora) globalizado de la economía: la paradoja de que a una progresiva unificación económica del mundo corresponda una concomitante fragmentación política en "Estados-naciones" es otro de esos fenómenos de expansión / contracción (de "sístole-diástole", si se nos disculpa la metáfora un tanto organicista) analizados por la Teoría del Sistema-Mundo. Pero ello no quita que la construcción de una "identidad" nacional en la que todos los súbditos de un Estado pudieran reconocerse simbólicamente en una cultura compartida fue desde el principio un instrumento ideológico de primera importancia. Y desde el principio la lengua -y, por lo tanto, la Literatura, entendida como institución- fue un elemento decisivo de dicha construcción: por sólo poner un ejemplo fundante, ya en las postrimerías de la Edad Media Dante Allighieri provocó un verdadero escándalo político al escribir su opera magna en el dialecto toscano -que luego pasaría a ser el "italiano" oficial- y no en el ecuménico latín, que era la lengua "global" de los cultos. Escribir en la lengua "nacional y popular" de la comunidad, y no en el código secreto de la élite, era un movimiento indispensable hacia el logro de aquélla identificación (léase: de aquél reconocimiento de una identidad ) del pueblo con "su" Estado.

Pero, ¿es eso todo? Las cosas ¿no serán un poco más complicadas?..."

Conferencia ante el Xº Congreso Argentino de Psicología – Rosario, Argentina Octubre de 2000

"Psicoanálisis y filosofía: el mal vínculo" (fragmento)

Juan Ritvo

"Estaba preocupado buscando los papeles porque la última vez que fui a dar una conferencia, me había olvidado todos los papeles en el hotel. Pero bueno, a veces es mejor no encontrarlos, ¿no? Antes de entrar pensé en dos personas a las cuales quisiera recordar ahora. Una es un poeta y amigo, Aldo Oliva, a quien le han hecho un homenaje. Yo también quiero de algún modo dedicarle algo de lo que voy a decir a él. No porque le importara el psicoanálisis, pero sí le importaba y mucho la filosofía. Y también alguien que estuvo muchos años ligado a Rosario, y cuyo tema específico era el psicoanálisis y su relación con la filosofía, Raúl Sciarreta.

No sé qué esperan ustedes de este tema, pero generalmente en las reuniones científicas de las corporaciones, cada vez que se habla de filosofía y... de lo que sea, de filosofía y ciencia, filosofía y psicoanálisis, filosofía y religión, etc., parece desplegarse el espacio culto donde la gente se puede aburrir lindamente porque no cree que vaya a sacar demasiadas cosas en limpio de su propio oficio, pero se va a enterar de algunas generalidades, a cargo de gente que suelen ser profesores muy eruditos, eruditísimos, que van a hablar de cosas muy sabias, y de las que, al volver a casa, todo el mundo se olvidó. Pareciera que en este caso, lo que corresponde es pronunciar algunas palabras en griego, otras en alemán, y más modestamente unos cuantos términos ingleses y franceses. No es mi objetivo. Y cuando se me dijo acerca de qué quería hablar, yo dije, voy a hablar de filosofía y psicoanálisis, pero le puse un subtítulo irónico, "el mal vínculo". El pésimo vínculo. Pero es un vínculo sintomático que interesa a la historia misma del psicoanálisis, que tiene repercusiones sobre lo que es la historia y la actualidad de la psicología, y, ya van a ver ustedes, que nos pueden plantear algunos problemas inquietantes con respecto a nuestra práctica.

Claro, digo que es aburrido y confuso porque además, siempre que se plantea el contacto entre disciplinas y principios diversos, la pregunta de siempre es: ¿Alguien puede hablar de los dos lados? Y si no habla de los dos lados, ¿habla alternativamente de uno y de otro? ¿Qué es? ¿El ventrílocuo y su muñeco? Se ubica en el medio,por ejemplo, pero si se ubica en el medio, ¿desde qué lugar habla? Filosofía de la filosofía, filosofía del psicoanálisis, psicoanálisis del psicoanálisis, ¿qué mezcla está haciendo? A veces en estas reuniones a las que se convoca, finalmente, a alguien que corone la reunión con un discurso supuestamente sabio, uno se aburre. Yo me he aburrido mucho; es el lugar habitual de la confusión..."

Lenguaje popular y literatura nacional: una discusión esencial en la Argentina de comienzos del siglo XX (fragmento)

Roberto Retamoso

"Como es ampliamente sabido, hacia 1920 la República Argentina -y de manera más específica la región llamada "pampeana" donde se encuentran las ciudades más grandes del país- vivió un notorio proceso de modernización a nivel social, político y cultural. Dicho proceso se basaba en un sostenido crecimiento demográfico, que había sido promovido por una política de inmigración concebida por los dirigentes que sentaron las bases para la organización institucional de la República en el siglo XIX. Esa política, aplicada entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, posibilitó el ingreso de numerosos contingentes de inmigrantes de origen europeo, en gran medida provenientes de Italia, que se radicaron básicamente en las ciudades de la región pampeana.

El crecimiento sostenido de la población experimentado por la sociedad argentina durante aquellos años fue un proceso conflictivo, caracterizado por la diversidad de las respuestas, tanto en el sentido de la asimilación como del rechazo, que esa sociedad iba generando ante la presencia cada vez más voluminosa de la inmigración europea. De todos modos, y en ese contexto de conflictos, ese proceso generó efectos importantes en los diversos aspectos de la vida social de la época. Así, la cultura argentina en su conjunto vivió un proceso de democratización importante, que se manifestó en la producción de obras y bienes destinados al consumo de los sectores y clases populares, dentro de un amplio espectro que comprendía desde las manifestaciones de una literatura y de un teatro popular hasta formas musicales emblemáticas como las formas del tango. En tal sentido, resulta obvio señalar que aquello que podría ser designado como la cultura popular de la época implicaba importantes componentes de origen extranjero, tanto desde el punto de vista de las prácticas, costumbres, tradiciones o sistemas de ideas y creencias que la nutrían, como desde el punto de vista de la diversidad lingüística que la sostenía y manifestaba. La cultura popular de la época consistía en una cultura verdaderamente babélica, y por ello las voces extranjeras se mostraban como un registro constitutivo que la configuraba como una cultura verdaderamente políglota o heteroglósica.

Frente a ello, las clases dirigentes, y sobre todo sus agentes culturales, reaccionaron tempranamente promoviendo un nacionalismo cultural y literario que hallaría su momento de inflexión mayor en ocasión de cumplirse el Centenario de la Revolución de Mayo de 1810, concebida por la historiografía oficial como la instancia del nacimiento mismo de la Nación Argentina. Así, los años subsiguientes al Centenario son años de exaltación de los valores del nacionalismo cultural, durante los cuales conspicuos intelectuales de la cultura oficial como Leopoldo Lugones o Ricardo Rojas producen la canonización del Martín Fierro de José Hernández, al cual reinterpretaron -sobre todo Lugones- en términos de una especie de poema épico o cantar de gesta donde podía reconocerse el origen y el fundamento de una literatura nacional de los argentinos..."

Un nombre – una poética del coraje: dos enfoque marechalianos (fragmento)

Laura Milano

"La doble posibilidad del mito de Narciso atraviesa insistentemente la obra marechaliana pautando, marcando improntas, abriendo caminos, ramificando un intrincado laberinto de espejos. Desde esta perspectiva a la primera novela de Marechal hay que entrar "leyendo" la tapa.

Desde la fachada nos reclaman un nombre propio y un título. En verdad, dos nombres propios: Leopoldo Marechal/Adán Buenosayres. Y en un circuito de remitencias entre uno y otro, el desplazamiento de una insoslayable figura de lectura: la autobiografía.

El mismo autor ha atestiguado:

"El itinerario espiritual de mi Adán Buenosayres traduce un proceso del alma que, transferí a mi personaje a medida que se desarrollaba y en el transcurso de los dieciocho años que me llevó la novela"

El constante espejeo entre Leopoldo Marechal y Adán Buenosayres opera entonces el retorno sobre la génesis del texto y, precisamente a partir de este efecto de articulación histórica, será posible desplegar el proceso de estos dos nombres propios, de esta doble firma, por la que quedaría justificado, en última instancia, el texto literario.

El nombre propio Adán Buenosayres, desde el título, redefine a un Marechal que abordó el arte y la vida con su nombre, en su nombre. El que puso siempre en juego su nombre, con casi todos los riesgos que esto conlleva (comprometer en ello su lengua, su cultura, su fe, su ideología, su entidad nacional) haciendo de todo lo que escribió una inmensa rúbrica autobiográfica..."

Oscar Masotta: ensayo como modo de tratar de pensar sin barandillas (fragmento)

Rosângela Rodrigues de Andrade

"Rumiaré sobre esta idea: no importa tanto sobre qué escribía, sobre cuáles eran las problemáticas o temáticas de las que se ocupaba Oscar Masotta sino que el modo de recorrerlas, de tratar de perforarlas, de tratar de introducirlas, reciclarlas, o lo que sea, era ensayando pensamientos, dejando de apoyarse en las cómodas barandillas que nos hacen bajar o subir los escalones sin miedo, duda o titubeo.

Quisiera tratar de ubicar un triángulo referencial que ha operado en la construcción del título de este escrito: Hannah Arendt, Michel Foucault y Giles Deleuze.

Así como Arendt en una interesante interlocución – interpelación entre varios pensadores, incluida en De la historia a la acción, hace pública una metáfora que, como planteará luego en La vida del espíritu, es el modo de pensar filosóficamente: "pensar sin barandillas". También Foucault y Deleuze aluden a un movimiento semejante cuando hablan de "tratar de pensar de otro modo" o "pensar en contra de sí-mismo"..."

Plurales muertes

Atomismo, devenir y luto en Borges y Macedonio Fernandez (fragmento)

Ricardo Bianchi

"Nietzsche y la filosofía, el libro de Gilles Deleuze, aparece en 1967. La lógica del sentido, es posterior en un par de años: 1969. Convengamos en que el estilo de Deleuze es la escritura a dos manos, de la que alguna vez habló Roland Barthes. Experimentar la lectura de sus libros nos deja suspendidos en una perplejidad última. Una y otra vez vamos y venimos, volvemos repetidamente sobre las irreductibles tensiones que silenciosamente enfrentan sus obras. Entre sus libros, esas tensiones se dan a leer. Las recibimos, nos han sido donadas, nos interrogan. Encontramos así en la entretela de esos dos formidables libros, heterogéneo cada uno del otro, una serie de ecos que propongo escuchar de paso, en camino hacia otra parte, tras el problema que anuncia el título. Esas reverberaciones como enseguida se verá, conciernen particularmente a la filosofía estoica, al pluralismo epicúreo, a la literatura de Borges. También pretendo interrogar -siempre al pasar- un punto de quiasmo, un borde de difracción, cuyo ocultamiento en las obras citadas al comienzo buscaré situar. Adelanto solamente que se trata de la lectura deleuziana del atomismo, y de su problemático modo de pensar el devenir, inseparablemente asociado con la doctrina del eterno retorno..."

Ultima parte del análisis de la Defensa de Palamedes, de Gorgias (fragmento) - Junio de 1988

Ramón Alcalde

"...Este texto es atípico de diversas maneras. Una de las maneras por las cuales es atípico es por la ausencia del cargo concreto del acusador. Aquí simplemente dice, menciona Palamedes en la defensa, que Ulises lo acusó de haber traicionado a los griegos, punto. Una acusación así es inverosímil: "traicionaste a los griegos tal día, a tal hora, mediante tal acontecimiento". Al responder se narran los hechos para demostrar, mediante la narración, si está o no fundamentada dicha acusación.

Si Gorgias lo hubiera querido, siendo ficticio, podría haber inventado una acusación en la cual Ulises diera pormenores. Entonces, casi con seguridad, la defensa tendría que haberse hecho cargo de lo dicho por Ulises y dar su versión de lo acontecido, para luego argumentar.

Subsiste todo lo demás aunque no haya narratio: la situación. Lo esencial, yo creo, para ese pasaje de la oratoria práctica a un género literario nuevo, es la elección del modelo mítico. Sería una articulación del saber retórico con un hecho totalmente imaginario..."

Lecturas de Alberdi y Echeverría: para pensar la diferencia (fragmento)

María Soledad Nívoli

"Todos los orígenes son pecaminosos"

Alejandro Korn

"Toda instauración de un origen implica la construcción de un mito que lo sostenga, lo explique,lo justifique...pero al mismo tiempo, por ser una instauración en cierto modo "convencional" , ese origen implica también la constante revisión, la sesuda (y a veces no tanto) crítica de sus elementos y la construcción de esas conocidas preguntas insolucionables. Si en cierta forma coincidimos con la frase de Alejandro Korn, sólo lo hacemos en cuanto lo pecaminoso venga dado por la multiplicidad de lecturas que se constituyen alrededor de ese mito de origen y lo "irresoluble" de esas lecturas.

Se considera un tipo especial de origen respecto a esta joven generación. ¿Cuál? El planteo generalizado es el siguiente: se dice que fue el primer grupo argentino que se pensó a sí mismo como "diferente", que se nombró a sí mismo de una determinada manera ("generación del 37'") , que luchó contra el plagio de lo extranjero... No es poca la responsabilidad que les toca cargar a estos personajes históricos: estamos hablando de los "Orígenes del Pensamiento Argentino"...

Aquí comienzan los problemas, no sólo para nosotros sino para los protagonistas de esta historia (Alberdi y Echeverría). ¿Qué significa un pensamiento propiamente argentino? No es una pregunta original, pero no por trillada deja de ser interesante. ¿Cómo pensar el problema de la diferencia?..."

DOSSIER: Aldo Oliva

Agradecemos la decisiva participación de Roberto Retamoso en la coordinación del presente Dossier, sin cuya dedicación hubiese sido imposible su realización.

Agradecemos la generosa autorización de los hijos de Aldo Oliva, para la publicación de sus poemas. Los mismos poseen un carácter inédito.

Agradecemos la amable colaboración de Humberto Lobbosco quien puso a nuestra disposición las poesías, presentándolas y oficiando de curador de las mismas. En su presentación figuran los libros publicados por Aldo.

Actualmente, los hijos del poeta se encuentran preparando un volumen que reunirá la obra inédita de Aldo Oliva, anunciándose su inminente aparición.

Presentación: Aldo Oliva

Humberto Lobbosco

"De ninguna manera llevan mis letras la pretensión de pertenecer al discurso de la crítica literaria; sí la de acercarme morosa y amorosamente al recuerdo de uno de los seres que más cerca estuvo de mi vida, y que fue, además de amigo, padre, compinche, camarada y maestro, uno de esos poetas fuertes de los que habla Harold Bloom, aquellos que persisten en luchar con sus grandes precursores hasta transformarse en figuras de imaginación capaz de apropiarse de lo que encuentran, hasta acabar siendo parte de esa cohorte de videntes de la que nos sentimos deudores.

Entre el 29 de enero de 1927 y el 22 de octubre de 2000 –ambos sucesos ocurridos en Rosario- transcurrieron los días de Aldo Oliva en este mundo que en vano tratamos los hombres de comprender. Su vida estuvo marcada por una coherencia muchas veces no percibida por la mediocridad de la que no formaba parte: vida y poesía fueron en él una y la misma cosa.

La enorme humanidad que profesó en cada uno de sus actos, y que trató de acrecentar día a día tanto en el aula como a la mesa de un bar, sus dos ambientes predilectos, y la generosidad del que sabe que sólo dando se tiene, fueron tal vez sus dos capacidades más destacadas.

Amó y fue amado –suertes no frecuentes por lo general en estos desabridos tiempos de ombligos gigantescos y miserias absurdas-, hasta su muerte y más allá, por aquellos que tuvieron la fortuna de estar cerca suyo. También, por supuesto, supo ser un personaje polémico y, cómo no, despertó odios e inquinas.

Enseñó la libertad, tanto de pensamiento como de acto, como primera y fundamental condición de lo humano. También, que la estética y la ética eran las caras de una misma cosa: la poesía, la política, la vida.

Cometió la sabiduría de publicar tres libros de alta poesía que marcan hitos definitivos en la literatura de nuestra ciudad: César en Dyrrachium (1986), De fascinatione (1997) y Ese General Belgrano (2000), y de demostrarnos que desobedecer puede ser uno de los actos que hacen grandes a los hombres.

Hoy Nadja publica algunos de los últimos poemas que escribió Aldo Oliva. Como con todos aquellos a quienes les debemos tanto amor, no lo echamos de menos; el gran poeta está con nosotros".

 

Aldo Oliva

De l’amour

No es bajo la florida arboleda
donde, adheridos, se gesta el amor.

No es el andar bajo la suprema
sensación de estar bendecidos, al atardecer,
por un dulcísimo y tenue cielo.

Si no sorbemos la violencia de un
torrente que emana furias
de locura perturbada en la sangre,
no estaremos consagrados a la
perdición de la eminente altura
que perfila el aroma excelso de tu ser.

Si buscas la ruta, piérdela.

Si anhelas saber, trata de hallar
el sentido, hollando la imposición
del camino signado, desde siempre
absoluto, con el polvo de tu propia huella.

En la vía de tu perennidad,
en tu inevitable ausencia,
allí estarán, allí estará
la consumación del amor.

Se publican en el Dossier, además del poema anterior los siguientes: Génesis, Benedictus, Agua y tierra, Tornado, Río, Arboles, Fuego fatuo.

También se incluye su versión del Carmen LXX de Catulo.

 

Oliva invocante: el cenotafio de Nerval (fragmento)

Juan Bautista Ritvo

"Tiempo atrás, hace unos tres o cuatro años , escuché a Oliva recitar un soneto de Lugones, Delectación morosa, que compone la serie de "Los doce gozos" y cuyos endecasílabos finales resuenan, para mí, con el excedente que le agregó la dicción de Oliva:

Y a nuestros pies un río de jacinto

Corría sin rumor hacia la muerte

El hallazgo de Lugones (no muchos lo han entendido) consiste en hacer que el último instante, el de la muerte (así se trate de la muerte gozosa, muerte fálica) quede despojado de cualquier estridencia: ...sin rumor. Y el silencio de Lugones es ustorio, adjetivo que emplea en otro de los sonetos de la serie y del que el propio Oliva habría de apropiarse; insólito adjetivo que refiere a lo que quema como el fuego.

La voz de Oliva, pastosa, baja, casi gutural, redondeaba y retenía los sonidos en la boca antes de lanzarlos, con vehemencia o con inesperada ternura, testimoniando así un esfuerzo conmovedor por recitar algo que sólo es posible evocar más allá del sonido; pero (es lo que más me sorprendía) no renunciaba a medir, a escandir, a decirle al auditorio que la magia del verso consiste en silabear, en hacer avanzar y retroceder la frase, vigilada por el metro; como si fueran los movimientos de un coro griego que, al proclamar el dolor más terrible, no cesa de seguir el orden pautado, solemne, ritual: estrofa, antistrofa, epodo.

Sentido del orden que le venía de la poesía española, y fundamentalmente de su frecuentación de los poetas latinos, Lucrecio, Lucano, Catulo. Su lectura de Lugones (y también la que le escuché de poetas franceses; Baudelaire ante todo) parecía expresar la nostalgia (y más que la nostalgia, la fascinación) de esa lengua sagrada, el latín; el latin de la invocación a Venus con que comienza De rerum natura: Aeneadum genetrix, hominum diuomque uoluptas, alma Venus..."

 

La poesía de Aldo Oliva (fragmento)

Roberto Retamoso

(Texto leído en las Jornadas de Homenaje a Aldo F. Oliva, realizadas en la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario en Agosto de 2000)

"Como Jorge Luis Borges, como Juan L. Ortiz, Aldo Francisco Oliva supo construir una poesía de dimensión universal desde la excentricidad de una palabra argentina. Porque al igual que ellos, pudo plasmar en una voz austral, meridional, un universo poético que desborda el sustento territorial de la lengua, al proyectar esa voz más allá de los límites materiales y simbólicos que querrían acotarla.

Notable sino, entonces, el de un poeta que, desde la lejanía sudamericana de su lengua española, pudo dialogar desde siempre con la cultura y la literatura de Europa. Y es precisamente por ello que, como Borges, como Juan L., Aldo Oliva pudo poetizar su mundo singular con una mirada que, aprehendiendo las imágenes inequívocas donde ese mundo se revelaba, fue capaz de sobrevolar las fronteras del localismo para inscribir sus figuras desde una perspectiva de genuina universalidad..."

La poesía es expresión del desvío (texto completo)

Roberto García

(Este escrito fue leído en la presentación del Libro "Ese General Belgrano y otros poemas". En el marco de las Jornadas de Debate en torno a la obra de Aldo Oliva, los días 7 y 8 de agosto de 2000)

"Aldo Oliva comenzó a prefigurar la escritura del cuerpo central de este libro (el poema sobre Belgrano) y del otro poema de largo aliento (el poema sobre Aquiles y el pueblo que lo soñó), más o menos al mismo tiempo. Sobre la mesa del bar de la esquina, al sesgo de la Facultad, escuchábamos cómo el delirio haría remontar a Belgrano por encima de los hechos de la revolución para verlos, gracias a su percepción perturbada, con ojos certeros. Cada semana íbamos a esa misma mesa a buscar el original que haría resucitar a la difunta literatura griega, gracias a la escritura de un fin comprensible de los débiles talones del Héroe que no debía conocer la derrota. Semana a semana nos acercábamos con la pretensión de hacerlo trabajar para colmar nuestras apetencias lectoras, "lo que menos quiero es trabajar" –solía decir Oliva- y los que en aquellos años éramos su alumnos tardamos un buen tiempo de formación para comprender la direccionalidad de esa broma: los misterios del trabajo del poeta no podían homologarse al trabajo propio de las formas sociales alienadas, más bien sería el resultado de la acción libre. Nunca pretender darle una forma a la materia por la autoritaria voluntad del proyecto previo, sino del encuentro afectivo con esa materia aún no formada, siguiendo las vetas que ella va ofreciendo o cediendo. Por eso tal vez, por no entender del todo esa acción libre formada de tiempo y deseo, en secreta desilusión creímos que los geniales adelantos orales sobre Belgrano y Aquiles difícilmente encendieran alguna vez la blancura vacía del papel.

Siempre aficionados en el saber de los axiomas literarios, pensábamos que difícilmente las ideas repetidas en forma oral encontrarían un cauce más elocuente en la escritura. Con el tiempo fuimos esquivando la referencia a esos poemas, que por períodos irrumpían en las conversaciones. Aldo terminó por entonces la escritura de las últimas poesías que conformaron "De Fascinatione", su libro publicado hace más de cuatro años.

Pero la acción libre que perseguía la escritura del poema sobre Belgrano y el pueblo de las hormigas, se fue abriendo camino por entre las vetas menos densas de la materia de aquellas búsquedas mayores. Durante el tiempo en que se gestaron esos dos poemas que podríamos comenzar a llamar Épicos (o cosmogónicos ya que tratan sobre el surgimiento del universo abierto por el pueblo de las hormigas y sobre el comienzo del universo fallido e inconcluso de la Revolución de Mayo), comenzaron a anticiparse cuerpos oscuros cargados de crispada crítica supurada de la escritura de los otros.

Fueron apareciendo, anticipando la escritura de los poemas prometidos, fragmentos lanzados desde la Épica perseguida (o tendría que decir desde la lírica de ciertas historias de los pueblos): esos poemas están hoy agrupados en la sección llamada "Imágenes Renuentes ".

"Simulacras" 1

Los poemas de la primer sección del libro están cargados de imágenes oscuras, en su gran mayoría. Son los desprendimientos dolorosos de la materia incidida, en la persecución de la escritura del poema sobre Belgrano. Simulacras, tal vez, como fundamentaba Lucrecio en "De Rerum Natura", que se separan de los hechos sociales o situaciones íntimas que el poeta estaba percibiendo desde la tensión de su escritura todavía en ciernes. Cáscaras de los fenómenos reales en sí, que evanescen en imágenes poéticas pero con la intención de hacernos volver hacia la verdad de esos fenómenos. Imágenes que son moléculas de un sistema de conocimiento. Imágenes materiales de lo real que "niegan con su cabeza" la anuencia con que el Cuerpo Social recibe el oprobio, el Saber sus dogmas emblemáticos y la Poesía su mercadeo.

Como si Oliva nos dijera: ¿qué otra cosa se podía desprender de la construcción inconclusa de la Patria que había emprendido Belgrano? Algunos de esos poemas nos presentan renuencias que se fortalecen en la elegía, pero no para contonearse en la demarcación del género, sino para hacerlo formar parte de una pragmática: la poesía como sistema de acción y conocimiento. Leamos algunos de esos versos:

El sumo dolor/ puede ser el momento excelso/ de la celebración de la verdad (escribe en "Le sanglots de la lire").

Y lleva la elegía a su límite, cuando ya no impulsa la celebración de la verdad en el abandono de las seguridades del yo, la pérdida y la ausencia entonces le hacen descreer del acto de hundirse en la oscuridad de la lírica

("Ejercicio girando en la pérdida") Ya que has muerto y yo,/ solo,/sepulto el dolor, furioso, tremolante, en la tiniebla del seno de la lírica,/ donde esa mera tierra nos impregnará.

En las imágenes renuentes el viejo género de las dolorosas despedidas, no se dirige solamente a personas, o hacia esa contigüidad de situaciones vividas con personas, sino que abre su sensibilidad hacia todos los frentes, en ese sentido forma parte de la pragmática de Oliva 2.

"Un chamuyo misterioso me acorrala el corazón" comienza con: te desvestías, una estrofa más adelante el encuentro carnal estalla pleno :

"Hube de navegar, entonces,/acoplándome a los sobresaltos/ de fulmíneas fricciones / en la riada del goce./Ah, drenar el mar!/¿Pero por qué, final/ y pleno, resonó el momento/ en que sentí expandirse,/como una furia extinguida,/ la voz carnal de la ausencia/ en la palabra Amor?

Y es la propia lírica exaltando a la palabra Amor, la tradición reverdecida hace siglos por el dulce estilo nuevo que se hunde en esos versos, para acercarse al tono elegíaco como parte del sistema crítico de la verdad.

Esas emanaciones se desprenden también de los años bohemios de la militancia reunida en el bar "Ehret"3. Pero en esta continuación, no canta por las camaradas y los camaradas perdidos, sino por el tiempo perdido. O mejor, se dirige al tiempo inexistente en tanto negado por la mismísima inacción, que convierte a la vida en un instante perdido. Se trata del tiempo que hay que recuperar a "la consumación de las pavadas de la vidas", como verá Belgrano que le sucede a sus tropas en el instante de elevar la bandera (ver "Bandera Prohibida" ) .

Mientras dura la jornada en el Ehret leemos:

Sí, en la pastosa oquedad/ del bodegón se plasmó,/ la mazmorra libertaria;/ el vuelo a un cielo fangoso/ de aire de piedra sobada/ por los añicos/ del diamante del delirio.

Pero al final concluye:

Escribo, con palabras,/ un nacimiento de palabras:/ ese sarcasmo;/ porque, por favor,/ deténganse y miren:/ pagamos, apagamos./ Ya está aquí la muerte.

Comenzaron a aparecer muchas de estas pinturas negras, decía, como cometas anunciadores del cosmos que se estaba gestando, y la carga elegíaca que traían más que despedir lágrimas comenzaban a ahondar en las ausencias que ciertas búsquedas humanas suscitan. Se trata del uso de la elegía en un proceso de conocimiento mayor. No para llorar por paraísos perdidos, ni para desear lo que falta, sino para seguir la línea de esos deseos, los socavones que abren en su marcha, esas speluncas 4 oscuras que tal vez confundimos con ausencias, y construir lo que no hay aunque no se sepa nada acerca de esa direccionalidad.

El yo en relación a lo múltiple, el tiempo en relación al instante, las palabras mercadeadas en relación a la verdad poética, la continuidad del poder en relación al desvío de lo que hay que construir. Las poemas reunidas en "Imágenes Renuentes", son los desprendimientos que hay que percibir en conjunto para acceder a las búsquedas escriturarias que Oliva emprende en "Mirmikes" y en "Ese General Belgrano"·

El sueño de los pueblos

Llegó Mirmikes y lo que pensamo s cerraría la historia mítica de Aquiles, su carnadura literaria al mando de los mirmidones, parte de las tropas sitiadoras de Troya, a la manera en que Dante cerró en el infierno las aventuras de Odiseo, fue mucho más allá que una escritura intertextual que encontraba el fin a una obra clásica. Mirmikes es, además, un avizoramiento al origen de los hombres y sus sueños. Muestra la marcha hacia delante pero mirando por el espejo retrovisor de una arqueología de los sueños. ¿Cómo mirar hacia atrás sin la concurrencia de un objeto tecnológico que complemente el cuerpo biológico desnudo?

Imposible referirnos en detalle a este poema, merece una lectura exclusiva y atenta que los lectores del libro encararán con paciencia5.

¿Qué hizo soñar al pueblo de las hormigas un héroe tan poderoso? Los hombres-hormigas se definen a sí mismos en el origen con un yo solo reconocible en la especie:

Éramos (somos) hileras/ subterráneas (ese pleonasmo/ eufemístico del baj o fondo):/ nuestro ser/ trabado aún en la univocidad.

Ya insurgidos sobre la planicie, dicen los mirmidones:

cubrimos la siniestra/ soledad de lo que era;/ rasantes, pertinaces,/ en la tracción de la piernas.

Y así se avisa en el poema el encuentro con esos elementos que encierran en su incertidumbre la posibilidad del trazo de un camino futuro:

Hay miríadas de negras/ rosas en la patria/ de tierra. Bocas,/ (que son noches/ donde acecha el granito)/ sin oriente,/ de la tiniebla;/ óvulos donde late lo incierto.

Hasta que llega la hora de la humanidad junto al desarrollo de la tecnología de la roca:

Fue la hora de la batalla/ con el misterio de la piedra./ La tenacidad de la marcha/ nos ocultaba la consubstanciación/ del lapidario, su infusión/ en el acto cómplice/ de desplegar la danza/ cuando el detritus se abre/ en las transfiguraciones,/ que, en un sueño ulterior,/ llamamos sueño.

El vuelo de los miembros delanteros y de las fauces en herramientas, nuevos gestos desatados en la mano, y sus programas de actos siguiendo los filos que seden en las piedras. El contenido de esos gestos se fue expresando con palabras y con las palabras se elevó el sueño y su desvío el delirio:

Procreado fue así/ el delirio secreto/ del esplendor invencible/ del Héroe.

Pero algo falló porque la soberbia del héroe le devuelve al pueblo que lo soñó su fracaso (pobres de los pueblos que necesitan héroes):

Porque, en sangre derramados,/ la negación de las máscaras/ de las palabras/ encadenó la marcha/ de la verdad del sueño,/ y la voz de Aquileo,/ desde su lacerado/ pie, dijo:/"La procreación/ avizora el ala/ negra del genocidio:/ el extensivo oleaje/ que en su espuma/ oculta y consuma/ la muerte."

Esta relación, este encuentro entre el programa transformador de las piedras, socavón genésico de la filiación humana, y la apertura de un espacio deshabitado en el que los hombres pusieron al poema, se nos venía anunciando desde las Imágenes Renuentes. Así en "Canto Rodado" leemos:

Pero sólo digo aferrarme/ a una pequeña/ entidad de roca, a un espontáneo/ privilegio labrado,/ donde los dioses son,/ en los fantasmas de su blanca/ existencia, un dilema/ que, locamente, generamos.

Ahí está el misterio: ¿si los hombres pudieron cambiar la forma de la materia que extraían de las entrañas del mundo, y por lo tanto cambiar su propia forma en un devenir humano, cómo no iban a poder transformar todo lo demás?

Y sin embargo el Héroe sucumbe y también la poesía que juega con su propia sombra. En "Mercado de poesía" leemos:

Tú, vacua desdicha palabrera/ no eres de la vida, ya que/ no eres la muerte. Te llevará un tiempo donde/ la nada se acople con la nada;/ y flotarás en nubes tóxicas,/ soberbia y vana en la afonía/ radical del vacío./ Así te inseminó la algarabía/ de la torva apetencia del triunfo./ OH, tu, sonido esplendente en la incruenta/ ablación de la garganta.

Aunque desconcertados después de la derrota de su sueño, el pueblo de las hormigas debe buscar en el espacio del poema la verdad. El Héroe había sido soñado débil allí donde las hormigas tienen la fuerza primigenia: en la tracción de patas traseras:

Solos, nuestra fuerza en su debilidad,/hendimos, con la pertinacia del pie,/ la del héroe, /fisionar, el sórdido, múltiple,/ nicho de la solapada/ y planetaria/ spelunca/ de la inscripción de la historia.

No deseando la ausencia sino incidiéndola con el deseo, y aunque apenas lo oyeran, dicen:

Voraces de un manjar desconocido,/ la iluminada pulpa de la ausencia,/ avanzamos./ Pero sólo percibimos como latidos,/ como infinito granizo,/ que percutían sobre nuestras cabezas:/ Revolución, Revolución, Revolución.

El desvío del General Belgrano

Cuando llega por fin "Ese General Belgrano", la escritura de Oliva y el poema se enfrenta con su materia apetecida. Aquí la Historia, como las rocas, recibirá una acción que intentará transfigurarla.

La acción libre 6 de Oliva como poeta siguió, como dijimos, las vetas de la materia incidida; la escritura de los poemas de Imágenes Renuentes fueron los primeros desprendimientos de su búsqueda. De los filones de las hendiduras explotadas hicieron estallar la creación de una forma expresiva grandiosa.

En "Ese General Belgrano" las imágenes poéticas, producidas por una densa sintaxis, que convierten al campo lexical en una política y a la prosodia aliterada en una ética, no deben ser entendidas como símbolos encontrados, descifrados de la trama de la realidad (por eso no llamaría a Oliva poeta simbolista). Más bien, hay que leerlas como nuevas formas de expresión que la poesía construye, en tanto sistema de conocimiento, con el choque vital con los contenidos sustanciados en el bajo fondo (el barrio y el boliche) cuya forma redomada y cambiante llamamos: la calle. Tampoco creo que debamos confundir ese encuentro con la torsión barroca, que se actualizaría en este caso entre la altura de la tradición literaria con sus voces de oro y la bajeza romántica del bodegón.

Esta manera de trabajar la escritura, la reconocemos en Oliva desde hac e tiempo en versos como estos:

¿Y que sabíamos? Sorber,/ devorar, en el límite/ de la putrefacción,/ el manjar del deliquio,/ el maquillado excremento de la historia.

En el plural/ espejo de las botellas/ vi mi boca sangrando/ el plasma secreto y altivo de lo imposible;/ y los camaradas, como/ trémulos Vermes, punzaban/ la masa permutable del placer/ y el dolor,/ conmoviendo la noche.

Pero, decimos, hay que ver en ese choque un programa y no una mera convención literaria. Hay que leer cómo ambos campos, cada uno con sus tropas, se arrastran mutuamente para seguir el rastro de esa estrella que sólo se ve en el límite del horizonte, en la curvatura de la visión normal7. Se trata de un programa que hace del poema un sistema de conocimiento que incide en la acción de buscar la verdad en la curvatura de lo real. Cuando no sea, tal vez, provocar en lo real esa curvatura.

Un programa que no presenta emblemas, sino problemas:

Pero el aura es una obsesión emblemática;/ mas el saber es el saber del movimiento/ de las arboladuras hurgando,/ en la irradiante soflama de la Rosa/ de los Vientos, un problemático/ derrotero de sentido.

La flor,/ en su esplendor no es un emblema,/ es un problema: es la aventura seminal/ del fruto.

Un programa que reflorece con el problema inscripto por Lucrecio 8 en la palabra clinamen 9: la curvatura mínima del movimiento del átomo. El problema de la búsqueda de ese punto en el que las líneas de las corrientes, se curvan, se desvían. Tal vez sea el momento de redefinir el programa de Oliva: su poesía intenta hacerle perseguir a lo real su clinamen, en tanto se pregunta por su funcionamiento.

Diez años con la dirección de la escritura en conseguir que "Ese General Belgrano" nos muestre el lugar en el que el movimiento de la Historia se dirige hacia el lado convenido por el poder, nos explican la renuencia de los poemas escritos antes de que se nos explique por qué hay que desobedecer a los que mantienen la taxonomía:

¿Cuál de los polos, entonces,/ obedecer?/ De ahí que la desobediencia, una vez discernido el sentido/ de la lucha/ esté cerniendo la certeza/ de la fuerza troncal del sector,/ que en múltiple unicidad,/ y aún sin saberlo, impulsan los/ Pueblos.

De ahí: reverdecer o asumir la muerte./ De ahí, la creación de un poema/ que lo escriba y lo diga./ De ahí la historia de un poema/ sin historia. De ahí la grandeza/ de los que abdicaron de la Grandeza.

La escritura de Oliva participa de las tradiciones poéticas que persiguen el climamen del lenguaje, que según nos viene proponiendo desde sus anteriores libros, hay que encontrar no tanto en el sueño, sino más bien en el delirio.

Delirar lo que nos dicen que es la realidad, anhelar el encuentro con la siringa agreste que nos permite percibir el resplandor que se genera en la negra Montaña de la Visiones 10. Leamos en el Cuadro IV, "De Jujuy a Tucumán":

Hay, en el delirio, un pífano acechante que oculto/ en la maleza de la mente, estremece, en horas,/ la amable sintaxis en la celebrada persuasión de la/ verdad. No es artero, en una puñalada, desatando/ terror: es un canto impregnante de vivaces conocimientos/ seminales hacia la lejanísima matriz de lo verdadero:/ esplende, a veces. Y si no, conciban el pánico límite de/ este instante.

Nos preguntamos si la poesía puede hacer tanto. La poesía encerrada en sus fueros, no. Es posible que la escritura de Oliva plantee en relación a este problema lo siguiente: sigan el camino que va de la ausencia de la página en blanco a la acción del poema para incidir en lo real con esa construcción.

Hablamos de las incidencias múltiples del encuentro entre campos diferentes (la tradición poética y las oquedades del bajo fondo), y propusimos que deben ser definidos menos por una poética que a favor de una pragmática.

Belgrano delira: trata junto a otros de inventar una Patria. Escribe desde esa ausencia, con la intencionalidad de un pueblo futuro que definitivamente construya ese delirio.

Aldo Oliva escribe en este poema lo que leemos como la cifra de esa búsqueda de ese programa poético: Belgrano intenta "transfigurar en fuego la cómplice palidez de la página en blanco."

La poesía se presenta como la expresión del desvío (clinamen) creador, aún cuando lo creado sea incompleto. Porque es de esa forma que el proceso no se detiene. El problema propuesto por la poesía de Oliva se desprende de la pregunta: ¿si un poema puede ser la zona más elevada de las formas de conocimiento, de qué manera los contenidos expresados en la escritura se encadenan con los procesos de construcción de lo real en cualquiera de sus niveles? No nos interesa en esta ocasión tentar ningún cierre, sino enfrentar "a la muerte si trae en sus ojos la imagen de la patria inexistente"."

PsicoMundo Argentina - el canal argentino de PsicoMundoPsicoMundo - La red psi en Internet