El encuentro con el doble y sus dificultades
Lucía Rangel H.
En 1930, según la biografía de Elisabeth Roudinesco, Lacan lee un texto de Salvador Dalí llamado "El burro podrido" donde expone su tesis sobre la paranoia. En éste se puede leer lo que Dalí sostiene sobre la interpretación delirante de la realidad que hacía coexistir imágenes dobles. Podemos ejemplificar esa co-existencia de imágenes en el cuadro de Dalí "Aparición de un rostro y un frutero en la playa (1938). Se observa como las imágenes se entrelazan adquiriendo esa función doble. Como la cabeza del perro forma parte de la playa, mientras que en el lomo podemos distinguir los frutos, o como el frutero deviene la cara de una mujer.
Figura #
1 Aparición de un rostro y un frutero en la playa (1938).
Conroy Maddox. Salvador Dalí (1904-1989) Excéntrico y
genial.
The Hamlyn Publishing Group Ltd., 1979. Newnes Books, 1983.
Edición española, 1990: Benedikt Taschen Verlag GimbH.
Otra imagen publicada en Le Minotaure(1933)1 , de esa que según Bretón identificaba como la de Sade, se observa como Dalí propone tres imágenes prácticamente idénticas. Dos de ellas, una al lado de otra presentadas "verticalmente", mientras que la tercera, puesta por debajo, está "horizontal" y sólo adquiere una forma más clara al darle la vuelta, en donde aparece esa otra imagen escondida.
Figura # 2 Le Minotaure (1933). S. Dalí.
Eso que puede ser la imagen doble o superpuesta demuestra lo que estaría en el fondo de la interpretación paranoica delirante. La mera posibilidad de ver al mismo tiempo esa imagen doble o superpuesta hacía caduca la concepción psiquiátrica de "error" de juicio para la paranoia, en la medida en que sí podían coexistir imágenes dobles.
Lacan concierta una entrevista con el pintor, el cuál lo recibe en el cuarto de un hotel con un trozo de tela pegado en la punta de la nariz. Salvo ese hecho curioso de Dalí no hubo más cercanía entre ambos. Sin embargo, Lacan tomaba en cuenta ese modo de abordar la imagen que los surrealistas ponían en evidencia a partir de los años 20´s para ir acomodando lo que él leía en Freud sobre la psicosis. Por esa misma época, Lacan hacía la traducción del texto en alemán de Freud "De algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad" (1922). Freud indicaba en ese texto que "la hostilidad que el perseguido encuentra en otros es el reflejo especular de sus propios sentimientos hostiles hacia esos otros"2 . Esta idea freudiana del reflejo especular va a tener una trascendencia en los primeros años del desarrollo de su pensamiento.
En su tesis de psiquiatría denominada "De la Psicosis Paranoica en sus relaciones con la personalidad" (1932) uno de las premisas que él trabaja para explicar el caso del que se trata es que el objeto odiado y agredido de Aimée (la agresora) era su propio ideal. Había ahí una aplicación a esta cuestión del reflejo especular freudiano, puesto que Lacan encontraba que al agredir a su ideal/odiado, en este caso, la actriz Huguette ex-Dulfos, Aimée también había recibido un golpe contra ella misma. De tal modo que la acción sobre el otro, en este caso la actriz, produjo, por efecto de reflejo, una acción sobre Aimée.
Parecía que ahí también coexistían esas imágenes superpuestas de las que hablaba Dalí en sus cuadros, es decir, la perseguidora (la actriz) tenía otro valor para la agresora (Aimée).
En 1936, en el congreso Internacional de la Asociación Psicoanalítica (IPA) en Marienbad, en lo que fuera su primera intervención después de haber sido aceptado a la Société Psychanalytique de Paris (SPP) en noviembre de 1934, Lacan se atrevía a leer en francés, una exposición denominada "The looking-glass phase", que se podría traducir por fase de la mirada especular. Aunque no hay rastros escritos de esta intervención, sabremos aunque no con certeza y con ciertas modificaciones, de lo articulado en esa ocasión, por otro artículo posterior llamado "La familia"(1938). Es en este texto que Lacan cita por primera vez una referencia de San Agustín a la que recurrirá en múltiples ocasiones y que aborda con mayor precisión el efecto del reflejo especular como un modo de identificación.
He visto con mis ojos, dice San Agustín, y observado a un pequeño dominado por los celos; todavía no hablaba y no podía mirar sin palidecer el espectáculo amargo, de su hermano de leche
¿Cómo explicar esta escena visual que se centra en esta mirada sin palabras que hace palidecer al pequeño que mira como su hermano se prende del seno de su madre?
Lacan retoma este espectáculo amargo para decir: "[...] los celos, en su base, no representan una rivalidad vital sino una identificación mental"4 . Respecto a esta cuestión problemática de la "identificación mental" entre el que mira y el hermano de leche, va a sostener que,
"Lo que el sujeto saluda en ella, [identificación mental] es la unidad mental que le es inherente. Lo que reconoce, es el ideal de la imago del doble"5 .
La "unidad mental" se refiere, en tanto tratándose de lo visual, necesariamente a esa manera que tiene la imagen de presentarse de manera simultánea. Se miran todos los elementos de la escena: la madre, el seno, el hermano, y ese palidecer del que mira. Unidad que representa también esa supuesta completud en ese doble que intenta ser yo [moi]. A su vez, el doble se puede entender como la substitución del que mira por su hermano, de alguna manera el hermano está donde yo [moi] debería de estar. Es también, el hermano el que me borra de la escena y que me hace palidecer. Y sólo es a partir de esa escena visual, y de esa identificación a la imago del doble, que el niño pequeño puede reconocer por primera vez que el seno es el objeto de su deseo para caer preso de celos. De ahí que Lacan sostenga que el conocimiento humano tiene una estructura paranoica, ya que lo que el sujeto sabe de "yo" (moi) lo localiza por fuera, en ese doble que lo enajena.
Todas estas incipientes formulaciones teóricas sobre la imagen visual, van a ser retomadas, una vez pasados esos años terribles de la Segunda Guerra Mundial en donde Lacan no escribe ni publica nada, y en donde también cambia su mundo de amistades al relacionarse amorosamente con Silvia Bataille y un mundo diferente de intelectuales. De los artículos inmediatos a la postguerra, "El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica" fechado en los Escritos como de 1949, va a ser un texto centrado justamente en la función de esa imagen del doble.
El niño de una edad determinada (entre los 6 y 8 meses hasta los 15 meses) al mirarse en el espejo demuestra un júbilo que denota una anticipación de la imagen unificada que se le muestra en el espejo y que tomará como la matriz identificatoria del yo. Lacan sostendrá que:
[...]-, la imagen especular parece ser el umbral del mundo visible, [...]6 .
¿Qué significado puede tener hacer de la imagen especular, esa que había identificado como la "imago del doble", el "umbral del mundo visible"? ¿A qué se refiere con "umbral"? Será acaso que para el "yo"[moi] su límite o marco se encuentra en la posibilidad de hacerse visible: ¿será también que no hay más allá de esa imagen del cuerpo reflejada en el espejo en lo que concierne al yo como unidad? En todo caso: ¿qué habría como contrapunto a esta unidad visual del espejo? Lacan responde: el cuerpo fragmentado que puede aparecer a modo de imágenes en el sueño o en la alucinación, o como en las imágenes de la pintura de Jerónimo Bosco. Es decir que de manera retrospectiva la anticipación de reconocerse en esa unidad de la imago del doble le devuelve su propia fragmentación.
Esta supuesta unidad del doble, que a su vez es el yo [moi] reflejado en el espejo, se hace cada vez más compleja, en la medida en que como se había señalado, en la escena a la que hace referencia la cita de San Agustín, incluye la imago del hermano y el seno. "Es este momento [dice Lacan, cuando termina el estadio del espejo] el que hace volcarse decisivamente todo el saber humano en la mediatización por el deseo del otro..."7 . Por un lado, el saber se adquiere por intermedio del otro, es decir por la imago del doble; pero por otro, hay ahora una mediatización a través del deseo del otro, que aún no se aclara como podría realizarse.
El 8 de julio de 1953, Lacan dicta su conferencia "Le symbolique, l´imaginaire et le réel" al interior de la SFP con el objeto de introducir "una cierta orientación del estudio del psicoanálisis". De esa conferencia en la que Lacan introduce sus tres registros para entender la experiencia humana y psicoanalítica voy a circunscribirme a lo que Lacan menciona respecto a la reflexividad de las imágenes que podría ir aclarando esta cuestión de la mediatización. Ese ida y vuelta de los rayos luminosos que la misma palabra "reflexividad o reflejo" denota, será tratada como "reversibilidad" en esa conferencia. Y para explicar lo que con ello quiere decir se apoya en el término de "libido" y afirmará:
La libido es una noción que no hace más que expresar esta noción de reversibilidad que implica la de la equivalencia, de un cierto metabolismo de imágenes; [...] 8
Entonces entre las imágenes hay movimiento, hay un ir y venir de la libido que hace fluir "un cierto metabolismo de las imágenes". Si entendemos lo que el diccionario nos dice sobre metabolismo, sabremos que se trata de transformación, o de un conjunto de cambios. Entonces, ¿Será que la libido efectúa algún cambio en las imágenes del que mira y del hermano de leche? O bien, ¿Qué es lo que se mueve? Lacan lo explica recurriendo a los ciclos sexuales en los animales, y dirá que estos ciclos dependen de cierto número de desencadenantes que son, dice, esencialmente imaginarios. Existe una cierta imagen de la hembra de la misma especie, que detona un movimiento libidinal en el macho. Basta que en el campo visual del animal se despliegue cierto comportamiento del macho o de la hembra para que se inicie la copula sexual. Entonces, lo que produce la transformación, o el inicio del movimiento, está íntimamente ligado a cierta imagen del compañero sexual, que despierta el deseo y hace fluir la libido.
Ahora nos queda pendiente, eso que Lacan anunció como la mediatización entre las imágenes (el niño y su hermano de leche). Concluirá que gracias a la palabra, se hace posible la "mediación". Por tanto, no sólo hay un fluido que va de un lado a otro de las imágenes, que sería la libido, sino que también, en el humano, la palabra estaría en medio, funcionando como mediadora del deseo.
La palabra, dice Lacan, efectúa un cambio en los dos partenaires. Aquí volvemos a encontrar esta idea del cambio, del metabolismo, desde el momento en que se ha realizado la mediación, algo existe que no existía antes. Entonces lo que media entre las dos imágenes es el simbólico, y la palabra tiene valor de acto, desde el momento en que su realización modifica a los partenaires. El nombrarse padre de un hijo modifica la posición de uno frente al otro, en la medida en que los compromete y los limita en cierto sentido.
Sin embargo, habría que preguntarnos ¿cómo es que se coloca la palabra en medio de ese fluir de libido entre esas dos imágenes?
Cuando Lacan dicta su primer seminario en Sainte-Anne, en la sesión del 24 de febrero de 1954, va a recurrir por primera vez a un esquema óptico 9 (Figura # 3) surgido de la física.
Figura #
3. Experiencia del ramillete invertido.
J. Lacan. Seminario Escritos Técnicos de Freud,
sesión del 24 de febrero de 1954. Ed Piadós, México,
1981, p. 126
Va a hacer uso de él para explicar "algunos problemas relacionados con el lugar de lo imaginario en la estructura simbólica"10 . Aquí más que nunca, se evidencia la necesidad de articular mejor esa famosa mediatización por el deseo del otro. Ese esquema óptico que va a adoptar, se le conoce con el nombre de la experiencia del ramillete invertido. Lo que Lacan privilegia es como gracias al espejo cóncavo se puede producir la ilusión de una unidad que sería el florero con las flores que sería lo que el ojo puede mirar como imagen reflejada en algún punto central del espejo cóncavo. Es una imagen virtual que solo existe como tal en el reflejo especular.
Después de su introducción, Lacan, recurre a dos casos de niños psicóticos, para abordar justamente la dificultad de enlazar el lenguaje, la palabra como mediadora, y su sistema de imágenes. El primero de ellos es el caso Dick de Melanie Klein en el cual Lacan dirá que es "el discurso de M.Klein el que injerta brutalmente, en la inercia yoica inicial del niño, las primeras simbolizaciones de la situación edípica"11 . El segundo es el caso Roberto, de Rosine Lefort, en donde el niño solo cuenta con una palabra "Lobo" a lo que Lacan sostendrá que el lobo es cualquier cosa, en tanto el yo es completamente caótico, y solo a partir de la palabra Lobo podrá ocupar su lugar y construirse. Entonces el problema se le plantea a Lacan en la medida en que tendrá que articular esas imágenes del yo y el doble, con el simbólico, es decir con la palabra, con lo que media entre las imágenes.
Un mes después, el 24 de marzo de 1954, va a introducir cambios en el esquema, ahora será el florero invertido y agregará un espejo plano (Ver figura #4). Se va servir de este segundo espejo plano para iniciar una diferenciación entre yo ideal que correspondería a la unidad reflejada (el florero más las flores) y el Ideal del yo que intenta ubicar y que no habrá de quedar claro este asunto hasta la redacción de su artículo "Observación sobre el Informe de Daniel Lagache: "Psicoanálisis y Estructura de la Personalidad" (1959-60).
Otro mérito, como dice Guy Le Gaufey, de esta introducción del espejo plano será considerar que no había una reflexividad simple entre el "niño", su cuerpo y su imagen en el espejo. Ahora queda claro que se trataba de un ser compuesto: (imagen real del) florero + flores + ojo. Entonces esa unidad del doble también será compuesta, superponible, ¿es qué entonces el doble también se descompone? ¿podríamos seguir sosteniendo una ilusión de unidad a partir de este descubrimiento? ¿Serán precisamente esas imágenes superpuestas o dobles de las que hablaba Dalí?
Figura #
4. Esquema de los dos espejos. J. Lacan.
Seminario Escritos Técnicos de Freud, sesión del 24 de
marzo de 1954.
Paidós, México, 1981, p. 196.
Asimismo, ese espejo plano, le servirá para marcar una regulación de lo imaginario, pues de su inclinación depende que se pueda ver reflejado la unidad que él ubicará como la forma del yo ideal. La regulación a la que se refiere Lacan vendrá a ser dada por el vínculo simbólico que define, por un lado la posición del sujeto como vidente y por el otro el vínculo con el otro. Es decir, que sólo en una cierta posición del ojo se puede ver reflejado ese florero compuesto (florero+flores) que representa el doble, el yo ideal, o bien el hermano de leche. La posición como sujeto, está representada, ahora en el esquema por el ojo, lugar que es básicamente dado por el lenguaje. Sin embargo no se ha resulto aún, cómo puede englobar una misma imagen: al otro, en tanto mi semejante, forma gestáltica que da unidad, y contener al mismo tiempo el objeto del deseo, las flores en tanto "a" como se muestra en el esquema ( figura # 4).
No será hasta el 7 de abril que volverá a enunciar esta cuestión pendiente en donde el otro y el deseo se confunden en una unidad supuesta de la imagen especular. Incluso dice, "por qué no comenzar recordando el tema hegeliano: "El deseo del hombre es el deseo del otro". Lacan va a sostener esta afirmación hasta el día 9 de enero de 1963 en que definitivamente en su seminario sobre L´Angoisse hace un corte entre la imagen especular y objeto del deseo. Pero por lo pronto, veamos cómo explica la idea de Hegel sobre el deseo y su esquema óptico. Cito:
El sujeto localiza y reconoce originariamente el deseo por intermedio no sólo de su propia imagen, sino del cuerpo de su semejante [...] Es porque su deseo ha pasado del otro lado que él se asimila al cuerpo del otro, y se reconoce como cuerpo 12
Esta cita plantea de entrada varios problemas, por un lado el uso de "sujeto" en una reflexión especular hace que se confunda la identificación imaginaria "yo ideal" con el lugar de sujeto. Hay aquí también un intermedio entre el que mira y la imagen proyectada.
Por otro lado, el deseo tiene una localización en el cuerpo del otro y su reconocimiento se hace posible por un movimiento que lo hace visible, dice: "ha pasado del otro lado" ¿será que aquí también Lacan piensa en esta cuestión de la imagen especular como el "umbral del mundo visible". Es decir que todo lo referente al sujeto tendría que ser localizado por intermedio del reflejo del otro? Aún más, Lacan afirma que: "Antes que el deseo aprenda a reconocerse por el símbolo, sólo es visto en el otro". ¿Cómo podría pasar de ser imagen a ser palabra? Lacan insiste:
[...] cada vez que el sujeto es cautivado por uno de sus semejantes, el deseo retorna entonces al sujeto. Pero retorna verbalizado.13
Volvemos a encontrar esta idea del retorno, de la idea y vuelta, de la reflexividad, de la reversibilidad de la que hablaba en su conferencia del 53. En el momento en que el deseo ha pasado del otro lado, cautiva al sujeto, pero simultáneamente, se genera una lucha por la posesión de ese objeto del deseo. Por ello se hace necesario que entre yo y tú haya un intermediario que verbalice el deseo. Aquí encontramos otra dificultad más, pues al mismo tiempo que el otro detenta el objeto del deseo tiene que reconocerlo para verbalizarlo. En este punto, precisamente es que tendrá que empezar a diferenciar el otro, mi semejante, con quien ocurre esa identificación imaginaria, y otro, el tercero, el mediador, la ubicación de la ley, fuera del espectro especular, pero al mismo tiempo, presente en la experiencia del espejo. También tendrá que desprenderse el ojo vidente de la posición del sujeto, como un lugar diferente del juego narcisístico de las imágenes.
En sus "Observaciones a Daniel Lagache...(1959-60), vuelve sobre este esquema óptico (Figura # 5) y ahora será más preciso en cuanto a ubicar las nomenclaturas que elige para posicionar todos los elementos del esquema. Especialmente me voy a referir a la reflexión del florero + las flores y a la especificación del espejo plano con la letra mayúscula A. El espejo plano queda más claro en tanto es la posición del tercero, del Otro como "tesoro de los significantes". El A, como gran Otro, se distingue de la i´(a) que sería la unidad del florero más las flores que representaría la imagen del yo ideal. De ese modo el deseo se localizaría en i´(a) que reflejaría lo que en i(a) no puede ser reconocido puesto que se necesita del intermediario del otro especular pero al mismo tiempo contiene las flores (a) que conforman el objeto de deseo.
Figura #
5 J. Lacan. Observación sobre el informe a Daniel Lagache:
"Psicoanálisis y estructura de
la
personalidad".
Escritos 2, Ed Siglo XXI, 7edición en español, México,
1981.p.296.
La famosa reversibilidad o reflexividad es ahora remplazada por la palabra "transitivismo", pero en todos los casos la idea persiste, se trata de un tránsito del deseo, de movimiento, de fluir, del famoso metabolismo de las imágenes. Por fin, el sujeto como S barrado, se separa del ojo, en la medida en que Lacan distingue el yo como función imaginaria y el sujeto ya fuera de toda concepción imaginaria y marcado, barrado, sujetado, por el lenguaje. En frente de ese ojo y S tachado, tendríamos S y I que sería el Ideal del Yo, detrás del espejo, lo que implicaría un primer señalamiento de una identificación de otro tipo, simbólica. En cuanto a la palabra, o la posición del tercero tomará una forma más definida y tomará la nomenclatura del gran Otro para distinguirlo del otro especular.
Ahora sólo faltará un brinco mayor que puede tirar abajo todo este esquema óptico cuando Lacan rompa con la idea hegeliana de que el deseo del hombre es el deseo el otro y con su invención del objeto a como parcial y no especular. Pero tendremos que dejar otro momento para hablar de ello.
Notas
1 Citado en Jean Allouch. Marguerite Lacan la llamaba Aimée, Epeele, 1995. p. 554.
2 Freud. De algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad (1922), Tomo XVIII, p. 220.
3 San Agustín, [Confesiones, I, VII), citado por J. Lacan en La Familia, ) Traducción de Vittorio Fishman, Editorial Argonauta, Argentina, cuarta edición, 1997. p. 44. Los subrayados son míos.
4 Jacques Lacan. La Familia (1938) op.cit., p.45.Los subrayados son míos.
5 Ibídem.,p. 55. Los subrayados son míos.
6 Jacques Lacan. El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica (1949), Escritos 1, Siglo XXI, traducción de Tomás Segovia, novena edición en español, México, 1981. p., 13.Los subrayados son míos.
7 Ibid, p. 16.
8 J. Lacan, Conference "Le symbolique, l´imgaginaire, et le réel", 8 de julio de 1953, Société francaise de Psychanalyse. Esta versión es la anunciada en el catálogo de la Bibliothèque de l´e.l.p. .p. 3
9 J. Lacan, Seminario Los Escritos Técnicos de Freud, sesión del 24 de febrero de 1954, Editorial Paidós, México, (1ed 1981), p. 126. Guy Le Gaufey, en El Lazo Especular, Un estudio Transversal de la unidad imaginaria, epeele, p. 93. Nos aclara que ese esquema indicado está en el libro de Bouasse.
10 J. Lacan, Seminario Los Escritos Técnicos de Freud 1953-54. p. 119. Ed. Paidós, México, 1981 (1ª edición castellana).
11 J. Lacan, Seminario Los Escritos Técnicos de Freud, 1953-54, sesión del 24 de febrero de 1954, op. cit.,p. 137.
12 Ibid, p. 223.
13 Ibid, p. 254.