Erótica del
duelo en el tiempo de la muerte seca
Jean
Allouch
Si Freud regresara hoy, ¿se alegraría?
El duelo como hecho psíquico es omnipresente, el "trabajo del duelo" especialmente se ha vuelto una banalidad. Sin embargo, una curiosa hipótesis sostenía esa manera de duelo, transformando a quien está de duelo en esclavo, ya que se pretendía que el objeto de duelo es sustituible.
Ese es el creo que se trata de interrogar.En primer lugar, con Ph. Aries, volveindo a situar esa versión psicoanalítica en su contexto histórico: como una tentativa de supervivencia de la muerte romántica en el mismo instante (1914/1918) en que ésta cede su lugar a la muerte seca; luego estudiando los componentes básicos de Duelo y melancolía, entre otros las nociones de "prueba de realidad", de "representación", de "objeto".
Leyendo en detalle la interpretación de Hamlet hecha por Lacan, Jean Allouch expone aquí la tesis opuesta: el objeto del duelo es insustituible. El duelo no es cambiar de objeto, sino modificar la relación con el objeto. Perder a alguien es también perder un trozo de sí.
¿Cómo situar a partir de allí, en su función subjetivante, la pérdida a secas con la que se halla enfrentado quien está de duelo en el tiempo de la muerte salvaje? La lectura de una nouvelle de Kenzabuto Oé va a precisar el concepto de gracioso sacrificio de duelo, que el comentario lacaniano ya había esbozado. En filigrana de estos tres estudios particulares, la sombra gris de la muerte de un hijo tenderá sus redes de sueños y pesadillas.