Objetivos del Foro

Las disciplinas científicas no siempre estuvieron divididas como en la actualidad. Antes de la modernidad, la realidad era abordada como una totalidad y se la interrogaba en sus fundamentos. Todo conocimiento se subordinaba a esta reflexión global y llevaba el nombre de filosofía. A partir del siglo XV el hombre comienza a cambiar. En este momento conoce sin preguntarse por la totalidad y por los fundamentos, le interesa sobre todo la especificidad y la técnica, comienza entonces a desarrollar un poder inédito para transformar el mundo. Se conoce para poder transformar la realidad, para que el hombre opere y modifique la realidad.

Cinco siglos más tarde y en el comienzo de un nuevo milenio, la crisis que vivimos nos exige algunas respuestas y también algunas acciones. Las ciencias no pueden permanecer en compartimientos estancos. No se trata de que las ciencias pierdan su especificidad. Pero, ¿cómo pensar el psiquismo de un sujeto sin entender lo que sucede en su sociedad, o en su cultura? ¿Cómo pensar la economía, sin atender a la política? ¿Cómo hace la medicina para explicar el SIDA, o las adicciones, sin atender a la crisis de todos los valares morales?

Durante mucho tiempo el prejuicio de la modernidad supuso que los periódicos eran el ámbito de los periodistas y los libros el de los intelectuales. El avance vertiginoso de la ciencia y la técnica y su consiguiente vulgarización hicieron que aparecieran intelectuales en los massmedia. Los periodistas, por su parte, no se ciñeron al ámbito informativo, de allí que surgió un periodismo de opinión y luego uno de investigación.

Así como la sociedad les demanda rigor y claridad a los periodistas en el tratamiento de las noticias científicas, de la misma manera los intelectuales sean del campo que fueran: medicina, filosofía, sociología, psicología, psicoanálisis, etc. deberán tener en cuenta que el manejo de la información –finalmente- se ha vuelto científica. ¿No hablamos hoy de ciencias de la comunicación?

Se torna imprescindible desarrollar un conocimiento epistemológico, entendiendo por epistemología la forma en que una disciplina se articula con la otra (interdisciplina); pero, también es importante atender a la forma en que se diferencian y rescatan cada una su autonomía, ya que suele ocurrir que una ciencia avance sobre la otra y la subsuma. Por ejemplo, en nuestro país, la mayoría de las revistas de psicoanálisis se conformaron como órganos de difusión de sus instituciones, dando rienda suelta a la libertad de expresión de sus responsables y autores; pero, desconociendo olímpicamente los derechos del informado. El llamado derecho a la información guarda estrecha relación con otros principios considerados como inherentes a la personalidad del hombre: la libertad de opinión, de expresión y de prensa; pero, en rigor, estos principios no son idénticos entre sí, menos aún equivalen al derecho a la información en la medida que éste es mucho más amplio y resulta de un proceso de evolución histórica y jurídica de escasa difusión en nuestro medio.

Podríamos decir, entonces, que el psicoanálisis, pese a que intenta correrse del lugar de Weltanschauung (concepción del mundo), en el caso puntual que describimos, termina desconociendo "un movimiento interno" propio de las ciencias de la información y con ello el derecho de los informados quedó restringido a que los lectores pudieran comprar o no las revistas, que de esa forma terminó siendo leída sólo por los que compartían la ideología, la teoría, o el ámbito de la institución. Sucede que una voz única no informa, sino que comunica y al abusar del monopolio –de hecho o de derecho- termina propagandizando; corta aspiración para revistas que se enorgullecen de ser científicas, literarias, culturales, etc. (*)

Digamos para concluir; o mejor, para tratar de comenzar, que este Foro intentará trabajar en los límites entre la ciencia, la información y el psicoanálisis.

 

(*) Al respecto puede consultarse El Pase de Oscar Masotta en Acheronta Nº 10