Trabajos de Investigación Clínica y de Inserción del Psicoanálisis en diversas Áreas Temáticas

Psicoanálisis y vejez

NUNCA ES TARDE PARA EL PSICOANALISIS.

Autor: Javier Ayi
javierayi@gmail.com

Las conferencias y jornada de este año (1) están  atravesadas por la temática Inconsciente y Transferencia, es por eso que he tomado dos casos de adultos mayores, los cuales me han sorprendido gratamente, ya que han superado por un lado  el prejuicio de los mayores para un psicoanálisis y por el otro lado, las ganas de cambiar o disolver síntomas mas allá de los años transcurridos. Vayamos a ellos.

A es una señora  de 75 años que consulta, primero por angustiarse ante la enfermedad de su hija M (de  35 años, casada y con dos chicos de 5 y7años). Nunca antes había concurrido a una consulta con psicólogos. Se acerca a la consulta (2), por la situación  que le toca vivir con su hija y una enfermedad de gravedad. Una vez curada esta última,  y finalizando el tratamiento institucional, desea seguir viniendo porque se sentía cómoda hablando de ciertas cosas de ella. Y es así, que sin saber por qué,  refiere que hace más de veinte años, precisa para dormir, una vela, o una luz pequeña prendida al lado suyo, sin entender por qué lo hacía…
La paciente no podía saber, nunca supo la causa de ella, pero no podía dejar de hacerlo. Nos sumergimos en los recuerdos infantiles,  primeramente, y  allí no hallamos nada relacionado, pero hete aquí que, acercándonos más al presente, descubre ella un episodio con su madre en un sanatorio donde se produciría el deceso de la misma.

Hace casi veinte  años encontrándose en el sanatorio acompañando a su madre, luego de un accidente,  le refieren el diagnóstico de la misma: “está muy grave y es posible que  no pueda salir de allí”, justo en ese momento se produce un corte de luz, y ella, nunca lo había recordado.

Es que a partir del  acontecimiento en el Hospital y lo trágico del mismo, (muerte próxima de la madre), se había producido dicho síntoma nocturno, sin explicación alguna: dormir con luz o vela por las noches. Recordando dicha escena inconsciente, velando a su madre,  para demostrar, con  la luz, que su madre nunca se había ido…Una vez aclarado dicho recuerdo, la paciente deja de necesitar de” la famosa luz de noche “. Es claro como en transferencia,  se vehiculizó la emergencia de un recuerdo, olvidado, fragmento/saber inconsciente, que le daba sentido a la escena armada,  y que una vez recordado se disuelve perdiendo el  sentido que lo mantenía necesario….
Un segundo  ejemplo. En este caso, la señora B, casi de la misma edad: 72.  Concurre al tratamiento institucional, debido a la problemática relacional con su hijo, de 36 años, discapacitado, el cual no puede convivir con ella, a causa de problemas de adaptación con la misma : hay  peleas y discusiones, maltrato físico, del hijo hacia la madre..

Durante la etapa institucional, la señora aborda todo la problemática ya mencionada: hijo, crianza, época de nacimiento, muerte accidental del marido (que se produce luego de discutir con el mismo).
 Finaliza dicha etapa, aliviando dicha relación y una cierta armonía  en el cuidado de su hijo; sosteniendo una atención de la salud hacia  ella misma con posibilidades de realizar nuevas tareas y cuidados personales que implicaban una mejoría en la calidad de su vida diaria. Pasado dicho momento ella decide continuar el tratamiento en forma particular,  para poder hablar de “algunas cosas  personales”, las cuales ya las había empezado a charlar en la casa de su hija y con aprobación por parte  de ella.

Ahora se escuchan  otras necesidades y deseos, relacionados con su espacio personal, se robustece en sus elecciones  personales. Y  trae una frase: “No me puedo apropiar de mis cosas” conectada con otra frase dicha por su difunto marido que consistía en: “Esta no es tu casa,  es de mi madre y  de tus hijos”, le increpaba el caballero. Redoblando el maltrato recibido por su madre de pequeña, narrado en el primer espacio clínico.
En esos momentos, nada  podía hacer y lo daba como algo natural. Pero ahora,  ha empezado a cuestionar dichas frases y se comienza a preguntar por qué no puedo tener “cosas lindas que me  gusten”: …“muchas veces  voy a la casa  de una amiga y me enamoro de sus cosas,  como la diseñó,  como le pone a cada rincón su gusto...” Se trata de encontrarse a gusto, con lo que a cada uno le gusta y para ello, hay que apropiarse de los espacios, le digo y allí se corta la sesión.
Estos cuestionamientos la llevan a replantearse, en estos momentos,  algunas cosas nuevas: cambios de muebles, nuevas ropas y colores, lugares diferentes donde compartir una comida con amigas, y por qué no, alguna amistad nueva. Continuar con  antiguas amigas o suspenderlas, o finalizar dicha amistad, abandonando lo indiferente del acomodarse al requerimiento del otro. Aparece el deseo propio, vía saber en transferencia de algo que le gusto y algo que no, y no se animaba a modificar. Nos podemos empezar a cuestionar si el deseo envejece, o si a través de un analista que escucha algo más allá, le permite un saber inconsciente  de ella que siempre estuvo y no lo podía utilizar….
NUNCA es tarde para replantearse objetivos, metas y cambios. En los tratamientos institucionales vemos que  se acercan con  motivos validos, y en relación a un  otro parental, que está mal, y  luego, en ámbito privado, removido  el  motivo de consulta, empiezan a  reconocer su propia falta, su propio deseo,  enCausar  allí las ganas de retomar algo nuevo.  Esto es lo que quería transmitir: Nunca es tarde, si se empieza alguna vez…      
                
              Javier Ayi octubre 2016

Bibliografía consultada:

Freud, Sigmund: Obras Completas (Amorrortu):
Volumen III: Sobre los recuerdos encubridores (1899)
Volumen VI - Psicopatología de la vida cotidiana (1901)
Volumen VII - Tres ensayos de teoría sexual, y otras obras (1901-1905).
Volumen XII: Nota sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanálisis (1912).

Notas