Del Edipo al
Nombre del Padre
Del Nombre del Padre al no-nombre ... del Padre (1)
Priscilla
Echeverría Alvarado
Directora Grupo de los
Martes a las 7 p.m.
Fundadora de la Fundación Psicoanalítica Costarricense.
La idea de un coloquio con el tema del incesto puede parecer sorprendente en el ámbito del psicoanálisis lacaniano. En primer lugar, porque no hacemos una clínica del incesto o del alcoholismo ni de nada específico que constituya un síntoma . Tampoco le hacemos concesiones al conductismo.
Por otra parte, el tema del incesto ha sido abarcado en Costa Rica por la llamada "teoría de género" y el psicoanálisis es una teoría del sujeto, no una teoría de género, por lo que no hay un abordaje de género en él. En psicoanálisis la diferencia se plantea como absoluta, para nada relativa al síntoma o la conducta o al género.
Entonces, qué nos llevó a plantearnos un espacio para reflexionar sobre el tema del incesto?
En la clínica, según lo reportan psicoanalistas y psicólogos, es constante la referencia al abuso sexual y al incesto. En Costa Rica este tema ha cobrado ya visos políticos junto al tema de la violencia contra las mujeres y los niños y hay toda una legislación al respecto, con oficinas gubernamentales dedicadas a la escucha e intervención de los sujetos afectados, tanto desde el punto de vista de la asesoría legal como del psicológico. La legislación llega hasta la proclama de un proyecto de ley sobre paternidad que pone el acento en la designación de la madre y la prueba del ADN como fórmula única para la impugnación de esa paternidad por parte del hombre. Se busca con ello que el niño quede automáticamente protegido por una pensión alimentaria.
En resumen, la discusión acerca del incesto es introducido en el discurso de los Derechos Humanos Universales, en este caso en los Derechos del Niño: La mujer es fundamentalmente, una madre que debe ser protegida para que proteja a su vez al niño.
Puesto que lo que está de fondo es el cuestionamiento de la paternidad y de la capacidad del Padre de marcar la pauta para su hijo o sea, la inconsistencia del padre, nos vemos llamados como psicoanalistas a repensar el motivo mismo del surgimiento del psicoanálisis.
En la carta 52 de Freud a Fliess, fechada el 6 de Diciembre de 1896, se lee:
"...la clínica nos anoticia sobre tres grupos de psiconeurosis sexuales: histeria, neurosis obsesiva y paranoia, y enseña que los recuerdos reprimidos fueron actuales, en la histeria, a la edad de un año y medio a cuatro, en la neurosis obsesiva, a la edad de cuatro a ocho años, y en la paranoia, a la edad de ocho a catorce años. Ahora bien, hasta los cuatro años no hay todavía represión alguna; por tanto, los períodos del desarrollo psíquico y las fases sexuales no coinciden.
...otra consecuencia de las vivencias sexuales prematuras es la perversión, cuya condición parece ser que la defensa no sobrevenga antes que el aparato psíquico se haya completado, o que no se produzca defensa alguna.....Hay que explicar por qué unas vivencias sexuales que, como actuales, produjeron placer, recordadas con diferencia de fase producen displacer en algunas personas y en otras subsisten como compulsión...la histeria se me insinúa cada vez más como consecuencia de una perversión del seductor; y la herencia, cada vez más, como seducción por el padre. Así se dilucida una alternancia de generaciones:
1ª generación: perversión
2ª generación: histeria,....entonces la histeria no es...una sexualidad desautorizada, sino...una perversión desautorizada." (Freud: 1976,vol I.,274-280)
Carta 55 de Freud a Fliess (11 de Enero de 1897):
"Te comunico dos ocurrencias... (la primera es)...condición para que haya psicosis en lugar de neurosis...parece ser que se produzca un abuso sexual antes del primer término intelectual, o sea antes de que el aparato psíquico esté terminado..." (Op.cit., 280-1)
Carta 59 de Freud a Fliess ( 6 de Abril de 1897):
"...el descubrimiento de una nueva fuente,...las fantasías histéricas...que se remontan a las cosas que los niños oyeron en época temprana..." (Op. Cit., 285)
Manuscrito L (Anexo a carta 61 del 2 de Mayo de 1897):
(Sobre la arquitectura de la histeria)
"La meta parece ser alcanzar las escenas primordiales. A veces se lo consigue de manera directa, otras veces por el rodeo de unas fantasías." (Op.Cit., 289)
Carta 69 ( 21 de Setiembre de 1897)
"Ya no creo en mi neurótica..." (Op.Cit. ,p.301)
En la carta 67 del 14 de Agosto de 1897, había denominado así a su teoría de las neurosis. (O. Cit., 300 ) En realidad es un error considerar que Freud se refería al sujeto histérico, a la histérica. Es en su teoría en lo que no cree, él considera aquí que su edificio teórico se ha derrumbado. Esto lo atribuye a las dificultades que encuentra para culminar su autoanálisis, a la deserción de sus pacientes y a una expectativa no cumplida de curación, a que él intentó explicarse de una manera inédita los éxitos parciales. En segundo lugar, se encuentra sorprendido de que el padre siempre resulte ser inculpado de perversión, hasta por él mismo con respecto a su propio padre. La histeria le resulta demasiado frecuente y duda de que tantos niños sean pervertidos por sus padres. Y en tercer lugar, el descubrimiento de que en lo inconsciente no existe un signo de realidad. ¿cómo distinguir la verdad de la ficción?
"...Según esto, quedaría una solución:la fantasía sexual se adueña casi siempre del tema de los padres" (Op.Cit., p.302)
En último lugar señala que en las psicosis el recuerdo inconsciente no se abre paso.
"Ahora no sé dónde estoy..."(Ibídem)
El 15 de Octubre de 1897, tres semanas después de esta crisis, escribe en la carta 71:
"Un solo pensamiento de validez universal me ha sido dado. Tmbién en mí he hallado el enamoramiento de la madre y los celos hacia el padre,...si esto es así, uno comprende el autivador poder de Edipo rey, que desafía todas las objeciones que el intelecto eleva contra la premisa del oráculo, y comprende por qué el posterior drama del destino debía fracasar miserablemente...la saga griega captura una compulsión que cada quien reconoce porque ha registrado en su interior la existencia de ella. Cada uno de los oyentes fue una vez en germen, y en la fantasía un Edipo así, y ante el cumplimiento de sueño traído aquí a la realidad objetiva, retrocede espantado,...lo mismo podría estar en el fundamento de Hamlet."(Op. Cit., p.307)
Así para Freud, desde sus primeras cartas a Fliess y sus primeros manuscritos, la perversión estaría en nosotros mismos y se consolidaría en algunos sujetos somo mecanismo para enfrentar las mociones de deseo, pero el goce, como goce sexual, estaría allí desde el inicio. Goce en relación a la madre primero, debiendo ser dirigido después a otro lugar, prohibición necesaria para la exogamia, tal como lo plantea posteriormente en Tótem y Tabú. Desde allí queda enunciado y anunciado el incesto, por intermedio de esa prohición que se constituye en Ley fundante en tanto estructura la subjetividad en esa relación deseo-Ley.
Tesis conservadora la de Freud, ya que para él, el pasaje por el Edipo, que culmina en la introyección de la Ley de prohibición del incesto y por tanto, en la creación del Superyó, pondría al sujeto a resguardo de la ejecución de las fantasías incestuosas y parricidas.
Y eso es lo que postulan aún hoy en día muchas líneas psicoanalíticas. La histeria y la neurosis o bsesiva se resuelven, según plantean, en el momento en que se desata el nudo del Edipo y el sujeto puede hacer coincidir deseo y Ley en una sexualidad adulta, genital y heterosexual. (¡!)
El año pasado (1999), por el mes de Setiembre, se dio a conocer la última obra del cineasta Stanley Kubrick "Eyes wide shut", cuyo guión está basado en una novela del escritor Arthur Schnitzler, contemporáneo y admirado por Freud, quien lo menciona con verdadero respeto en cinco ocasiones en su obra.
Es indudable que Kubrick fue un lector de su época además de que cuidaba de cada uno de los detalles y planeaba por años una ejecución. Incursionó en todos los géneros del cine y es interesante que su obra final sea una obra erótica tomada de un escritor vienés de la época de Sigmund Freud.
El personaje que encarna el actor Tom Cruise es freudiano, producto del Edipo. Ciudadano burgués, tranquilo y seguro de la relación entre el deseo y la Ley. Un matrimonio hermoso, con una bella mujer a la que ama y mantiene económicamente, una profesión respetable y prestigiosa, una buena vivienda en la ciudad más pujante y vanguardista del mundo. Su relación con la Ley no podría se más amable. Un ligero flirteo por aquí, un "purito" de "monte" por allá, sin que nada de esto amenace realmente su estabilidad. Un goce administrado.
Hasta que a Tom Cruise le pasó las que a Freud: el encuentro con un goce inasimilable al Edipo, inasimilable a la Ley. Es más, el encuentro con su lado oscuro. El Edipo quedó en un impasse y Freud inició a trabajar la Pulsión de Muerte.
Tom Cruise inició un recorrido. Una noche tempestuosa tensando la Ley hasta sus extremos, hasta hacer que reventara e hiciera saltar su máscara, hasta estar cara a cara con su lado perverso en un ritual al que el Edipo normativo y apaciguante no pertenece, al que no está invitado. Un ritual del sacrificio de la carne, de los cuerpos sin nombre, del goce puro del cuerpo donde el sujeto se esconde tras las máscaras porque el nombre, los nombres, no importan.
Desde Auschwitz hasta la inseminación artificial y fertilización in vitro de donante anónimo , pasando por los modos actuales del ejercicio de la sexualidad gay (me refiero al sexo en los parques y en los cines tal como nos relata Jacobo Schifter en sus estudios), de la supuesta heterosexualidad por Internet y la proliferación de la pornografía infantil hasta las formas actuales del consumo de drogas, los nombres no cuentan para nada. No cuenta el nombre del padre, no está el Nombre del Padre. ¿Hay ahora entonces no-ombres?
No cuenta el nombre del padre incestuador, que obvia la inscripción de su propio nombre en el nombre de su hija o hijo, con lo que hay una desmentida del nombre. Desmentida del Nombre del Padre.
El Edipo quedó rebasado por la realidad de la materia gozante. Y al querer ordenar todo esto, lo que se encuentra es la inconsistencia de la Ley. Inconsistencia para el neurótico,porque de lo que se trata es de su fondo perverso que se desnuda muy bien en los procesos judiciales en los casos de abuso sexual e incesto.
Es urgente que los psicoanalistas nos hagamos cargo de las preguntas que nos deja el milenio, desde Schnitzler hasta Kubrick y más allá del Edipo, planteo en este coloquio por lo menos dos:
El no-ombre, no-nombre, no-Nombre del Padre?, cuyo correlato imaginario es la llamada "masculinidad". De las formas en voga del goce sexual las mujeres estamos excluidas.
El goce y la Ley. ¿Hasta dónde podemos gozar? Hasta cuándo y hasta cuánto? De qué se trata ahora? ¿ De actuar para hacer estallar la Ley? ¿De quitarle la máscara para desnudar su lado oscuro, su goce salvaje?
Notas
(1) APERTURA DEL COLOQUIO: "IN-CESTO: ¡DEJEMOS EL AMOR ADENTRO!"
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Freud, Sigmund. (1976). Fragmentos de la correspondencia con Fliess (1950 (1892-99) En: Obras Completas. Tomo I, Buenos Aires: Amorrortu.
Kubrick, Stanley. (1999). Eyes wide shut. Londres.
Santa Ana, Costa Rica, Octubre 2000.
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