PÁGINA LITERAL
École lacanienne de Psychanalyse
Invitan al seminario de Guy Le Gaufey

¿PARA QUÉ SIRVE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA?
(Para fundar un estatuto de la excepción)

Los psicoanalistas cultivan una extraña paradoja: por un lado fabrican, publican, transmiten teorías sofisticadas, de una increíble complejidad, que, por más que se amontonen unas sobre otras no se excluyen entre sí; por otro lado, sostienen enérgicamente (y en este punto fieles a Freud) que es preciso saber olvidar todo ante cualquier paciente que se presente en sus consultorios, que el acto analítico no podrá ser la aplicación de un saber general a un caso particular. De tal modo que, en algún momento, se impone la pregunta: ¿Por qué tal furia teórica, si luego se constituirán en los cantores del no-saber?

Una teoría es en primer lugar una tierra de adopción, como aquellas tierras que amamos con amor tardío, cuando adviene el tiempo de dejar de errar. De forma más evidente que en otros campos de saber (científicos, literarios, jurídicos), una teoría analítica se elige como tierra de asilo precisamente cuando el análisis cesa de ser una “teoría” y deviene un espacio de vida, de pensamiento. En este viraje, ya no basta con “saber algunas cosas”, sino que corresponde apropiarse de ellas, aquellas que ya sabíamos, y esas otras que ardemos en deseos de aprender. A través de caminos tanto oscuros como algunas veces luminosos, esta teoría prolonga el cuerpo del analista, este cuerpo compuesto de poca carne y mucha presencia.

Pero cuando llegan algunos pacientes, de pronto sus singularidades escapan a la nomenclatura que toda teoría depone como un légamo, porque esas singularidades se expresan en una lengua natural, y su traducción en “teoría psicoanalítica” no es más que un relevo silencioso para el analista, en el mejor de los casos. Aquello que le es posible comprender, o descubrir gracias a la teoría, debe retornar al terreno de la lengua natural, y en este punto la teoría, su lenguaje y su infinidad de sutilezas, dejan al practicante en el borde de su acto. De allí que este acto, por más advertido que él lo esté en su fundamento, resulte tan ingenuo en su articulación.

Esta diametral oposición se sostiene firmemente en una particularidad del saber analítico abierto por Freud y su práctica del caso: sólo la excepción nos permite entrever la regla, desde el momento en que se debe tomar en cuenta el inconsciente. Fatalmente, tratar de esta manera a la excepción, genera nuevas reglas, produce o prolonga un saber, pero una vez más se llegará a tropezar con una nueva excepción para sostener el saber existente. Dicho de otro modo: no hay “psicoanálisis aplicado”. Es una contradicción en los términos. Un psicoanálisis que “se aplica”, que logra hacer caer bajo reglas generales casos particulares (los cuales, por este hecho, verificaran las susodichas reglas), es un psicoanálisis que se desvía de sus fuentes vivas, y se contenta con administrar un saber producido por otros, en otra parte.
Por esta razón se propone aquí estudiar de cerca la noción de excepción. No es una noción simple, y para acercarnos a ella, examinaremos en un primer tiempo como Lacan introdujo en su enseñanza un estatuto central de la excepción, a través del concepto-clave de “no-relación”.

Su enseñanza fue visitada por esta no-relación, mucho antes que se explicitara en el famoso aforismo según el cual “no hay relación sexual”. ¿Que no haya relación implica no obstante que hay una no-relación? Seguiremos el largo camino que va del carácter “parcial” del objeto (a) a sus consecuencias en las formulas llamadas de “la sexuación” a través de las cuales se expresa, de una manera lógica, el punto vivo de esta “no-relación”. Aquí encontraremos, con cierta claridad, el posicionamiento de la excepción, pero sin muchas herramientas para atraparla.

Para cernir mejor esta dificultad, propongo que se vea de cerca cómo otro saber racional –el derecho- pensó en su conexión con el orden político, su propia exterioridad, su propia anulación, eso con lo que no habría relación: el estado de excepción, que afirma que, por derecho, el derecho no funciona durante ese tiempo. Apuesto que esta figura es de una especie tal que puede instruirnos sobre la no-relación, aun si se extrae muy poco de esta construcción jurídica que ambiciona articular lo inarticulable. Ese será el segundo tiempo de este estudio: ¿cómo, desde el dictador de la república romana hasta nuestras modernas democracias, se logró concebir que un discurso de legitimidad pueda decretar racionalmente su propia exterioridad? Para abordar esta pregunta nos apoyaremos en Carl Schmitt y también en el muy reciente comentario de Giorgio Agamben sobre esta cuestión.

Así como Freud debió basarse en un “más allá del principio del placer” para no hundirse en el pansexualismo, del que fue acusado por sus mejores enemigos, Lacan no habrá dejado de plantear, tanto con su objeto (a) como con esta no-relación que intenta abrigarlo, un más allá del principio de la representación. Si logramos establecer un cierto estatuto de la excepción en su relación/no-relación con la universalidad del saber, podremos volver a la ectopia fundamental del sujeto que el psicoanálisis acoge, y entonces plantearnos algunas preguntas:
- ¿El final de la partida analítica sólo es concebible fuera de la posición que establece la no-relación?
- ¿Por qué diablos el(los) sexo(s) será(n) el lugar privilegiado de la no-relación?
- ¿Qué tipo de utilización podemos hacer del caso, si es cierto que sólo la excepción hace caso?

Bibliografía
Jacques Lacan: Muchos seminarios podrían citarse aquí, puesto que es verdad que la no-relación los atraviesa a casi todos silenciosamente. En lo que concierne a la parcialidad del objeto (a), otorgaremos una atención especial a las sesiones del 28/02/1962, 12/01/1966, y, en lo que respecta a las fórmulas de la sexuación a: De un discurso que no fuese semblante, y también …o peor y El saber del analista (especialmente el 3 de marzo 1972).
Jacques Brunschwig, “La proposition particulière et les preuves de non-concluance chez Aristote“, in Cahiers pour l’analyse n°10, Le seuil, 1969.
Giorgio Agamben, État d'exception , Le Seuil, Paris, 2003 (indispensable) .
Carl Schmitt, La dictature, Le Seuil, Paris, 2000 (indispensable) .
Carl Schmitt, Le Léviathan dans la doctrine de l'État de Hobbes, Le Seuil, Paris, 2002. (optativo).
Guy Le Gaufey, “Una relación sin conversa“, Litoral n°29, Ediciones Literales, Córdoba, Julio 2000, pp. 81-98.
Guy Le Gaufey, “Morir para que "todos" se mantenga“, Litoral n° 33, Epeele, México, Julio 2003, pp. 143-154.

Fecha: 27 y 28 de agosto de 2004
Lugar: Centro Cultural de España. Barrio Escalante.
Costo: $100 profesionales y $75 estudiantes.
Inscripciones: Casa 2967, Del Farolito 75 Sur Oeste. Barrio Escalante. Tél 233-5901
paginaliteral@hotmail.com
Colaboradores: Ginnette Barrantes, Rafael Perez, Mariano Fernández, Rocío Murillo, Cristina Retana y Raquel Kader

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