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Vecindades entre Literatura y Psicoanálisis

Lo artístico como posible forma de escritura
19/10/2001

Patricia Tetelbaum

Mientras pensaba en este encuentro me preguntaba, como iniciar un texto donde pudiera decir, decirles....

Cómo decir lo indecible?

Cómo iniciar una articulación, un texto con palabras que transmitan el límite de las mismas?

Aquí me detengo, límite. Límite con el que intentaré jugar, jugarme, para poder intercambiar con ustedes, cuestiones, interrogantes...

Dijo Borges: "La literatura es un juego que debe jugarse como juegan los niños: seriamente" .

Lo artístico al igual que el discurso del analizante, no es algo a comprender.

La obra de arte es del orden del impacto, la sorpresa, y es un texto a descifrar.

Cuestiones que también posee el discurso de un sujeto en análisis.

Aún cuando haya huella de lo colectivo, ya que el artista está atravesado por lo social, sólo hay verificación en el uno por uno.

El arte posibilita inscribir rompiendo una tradición y jugando con su materia ; no es sin el lenguaje que produce, pero es ampliando su significación hasta el límite de toda pérdida de significación.

Se puede leer una obra de arte, no al sujeto que la produjo. Ya que el sujeto del inconciente se produce a partir de la lectura de lo acontecido dentro del dispositivo analítico. Toda formación del inconciente se resiste a su captura inmediata, no es transparente y se deja leer sólo con trabajo de desciframiento.

Para esto es necesario que el paciente hable. Pero Lacan nos dice que esto no es suficiente, habrá que desgastar las palabras, pasar y pasar por ese lugar, bordear, forzar, hasta agujerear el sentido.

Una producción artística no nos autoriza a decir del sujeto, no responde a un punto de llegada, sino a un trayecto particular de cada cual.

Lacan llama patanería a la actitud de ciertos psicólogos que caen en la necedad de atribuir patologías a ciertos autores. Y recordó como Freud que "en su materia el artista siempre lleva la delantera y que no tienen porque "hacer de psicólogos" donde el artista les desbroza el camino".


Tal vez esto sea lo que me autorizó, a abrir un diálogo, cruces entre psicoanálisis y arte, desde las diferencias entre ambas prácticas, manteniendo sus entidades propias, y observando encuentros desencontrados o no tanto....

Si la materia del músico son los sonidos, del pintor los colores, del escultor la piedra, la arcilla. Es sin palabras que se produce la música, la escultura, la pintura, la danza, aunque a veces se las incluya.

Creaciones cuya materia no son las palabras.

El poeta utiliza la materia de las palabras, piensa en ellas y las trasciende.

Intenta decir más allá de ellas. La materia de la poesía es el juego de las propias palabras.

Creaciones literarias que van más allá....

El arte se enfrenta inevitablemente con el límite de la palabra, cualquiera sea su materialidad y expresión, riesgo de ese más allá que nos trasciende y funda.

El arte da la posibilidad de modificar lo real y la realidad cotidiana de cada uno de los sujetos.

Según Aldo Pellegrini (crítico de arte, médico y poeta): "la poesía trata de decir con palabras lo que las palabras no pueden decir".

Según Lacan: se necesita que el paciente hable, para ir más allá de las palabras, para intentar escribir.

La poesía trata de decir con palabras lo indecible, las distintas artes intentan decir desde sus propias materias, y el psicoanálisis con lo indecible se enfrenta, lo fuerza, quiebra, desarma sentido, va más allá del sentido, abriéndose camino.

Me preguntaba por qué algunos artistas plásticos, necesitan escribir sobre la tela o el papel?

Es que el trazo no les alcanza? No los alcanza?

Leonardo Da Vinci, Picasso, Van Gogh, Dali, Paul Klee, Freda Kahlo, Miguel Angel, Sabato y otros, van y vienen, de la tela al papel, del papel a la tela. Del trazo a la palabra. De la palabra al pincel.

Intento de anudar, desanudar y volver a anudar, tal vez?

Mientras algunos sujetos no quieren despertar, otros parecen buscar con todos sus recursos, el encuentro ineludible entre su saber y su verdad.

La fundación de la subjetividad nos viene del campo del Otro.

El drama humano es la relación del sujeto con la palabra, que lo antecede.

Es por el lenguaje que el hombre sufre, goza y puede ser creador.

La historia es una constante repetición. El sujeto del inconciente constante creación para quienes deseen saber de él.

Cómo se adviene sujeto? Cómo poder ser deseante? Cómo no ser para el Otro?

El niño representa para su madre algo más que un brillo fálico, por lo menos la posibilidad de ese algo más, está.

La madre sexualiza a su hijo tanto como éste sexualiza a su madre. Dejando marcas.

Cómo se desencadenará la cadena de esta unión, hablará del destino de cada uno de ellos.

La función paterna, intervención de la ley, inclusión de un tercer término que regule a ambos, posibilitando el ingreso a otro orden.

Producción de subjetividad, tanto para el niño como para su madre. No todo es repetición, sino también posibilidad de creación, de algo nuevo.

La posibilidad de una nueva historia para ambos. Encuentro que significa y re-significa a cada uno de ellos.

Operatoria que para poder ser transitada, a veces requiere de la intervención analítica.

Somos seres de lenguaje. A los analistas interrogar el sentido, nos revela la potencia creadora y jugar con las palabras amplia su significación hasta el extremo de la pérdida de toda significación. Permitiendo el instante de invención. Poder hacer con eso que nos viene del Otro, alienación ineludible al Otro que nos constituye, posibilidad de hacer alguna otra cosa con las marcas cristalizadas, ajenas, que nos fundan. Es decir que desde el psicoanálisis, lo más propio es la potencia creadora de ese más allá del lenguaje.

Es también desde el lenguaje, en la multiplicidad de sus expresiones, no sólo a través de las palabras, sino más allá de ellas, que el arte aparece para algunos sujetos como recurso para algo nuevo, tal vez como hecho de escritura.

Cómo hacer para darle otro destino al padecer?

No hay duda, el camino es la creación, cada uno deberá buscar su uno, allí donde dos parecería el comienzo. Uno, tiene existencia, marca, inaugura huella, hace de cada uno, único, hace sufrimiento, goce, padecer. Uno que tiene existencia, aunque invisible e inaudible, insiste. Y es desde ese lugar, desde ese vacío existente que pueda surgir la creación de un sujeto. Construcción solitaria, por fuera del Otro.

Porque no todo puede decirse, todo no puede saberse, un significante falta, innombrable, no hay posibilidad de saber del vacío, si hay posibilidad de hacer con el vacío, de crear con la falta.

Habrá que despertar las palabras coaguladas, enfermantes, mortificantes; transitarlas, gastarlas, liberarlas, hasta hacer poemas.

Volver al casillero vacío, punto de partida, donde una parte del sujeto que permanece indeterminado, recomience su destino sabiendo hacer con su padecer, su síntoma. Dice Didier Weill (psicoanalista): "el artista es el embajador infatigable de esta triple inaccesibilidad a la que nos introduce la represión originaria: el músico, hacer oír lo inaudito; el pintor, hace ver lo invisible; el bailarín, hace tocar lo inmaterial".

Quien no ha experimentado el mágico encuentro con un cuadro, una escultura, un libro, una música?

El arte tiene la posibilidad de modificarnos, de modificar la realidad, de tocar lo real.

Un pintor, mostrando una retrospectiva de su obra, dice: "podría hablar de lo que pinté hasta ahí no más, hay un montón de cosas que yo no sé". "No sé que estoy pintando cuando pinto, comienzo por una idea, y una vez terminado es otra cosa". "yo me olvido lo que pinto".

Desde el psicoanálisis podríamos pensar que no todo puede ser dicho, y que se dice más allá del decir, y que al igual que en el arte va más allá de la intencionalidad. El analista escucha en el borde. Quién habla, quién lee, quién escribe?.

Aquel acontecimiento traumático, mortificante, que pierde consistencia en el transcurso de un análisis.

Escritura que se re-escribe a partir de su lectura. En cada nueva lectura, la posibilidad de una nueva escritura.

El síntoma del sujeto sufriente que da cuenta de lo que no anda, que pide ser leído, descifrado, vaciado de sentido, tope de lo real que enferma al cuerpo.

Palabra cruenta, traumática, cristalizada en el ser, que debe deslizar.

"A las palabras no se las lleva el viento", son letras aprisionadas, que merecen ser liberadas para adueñarse de ellas y así darse la oportunidad de hacer una nueva escritura.

Otro artista plástico comenta: " Cuando uno es pequeño los charcos parecen océanos. Pasa el tiempo y las cosas se ubican en otro lugar".

"No hay verdades, no hay sentidos, lo mágico de la vida es el enigma del sentido" "El camino es más verdadero que los puntos de llegada"

"Una buena obra es aquella que hace preguntas, plantea problemas, no soluciones"

"El artista plástico es un pensador visual"

Un análisis invita a apropiarse de las palabras y desde un desciframiento que cada sujeto pueda efectuar, libere la cifra que lo eterniza en el sufrimiento. Ya que cada lectura es una invención vuelta a escribir en la creación, reordenando

lo existente y haciendo de lo mismo algo nuevo. Decir, decir y redecir para poder llegar a escribir, re-escribirse.

Según Marguerite Duras "Escribir no es contar historias...es contar una historia que ocurre por su ausencia".

La escritura es el lugar donde la ausencia se hace creación.

Si el temor a la falta no hace retroceder, ahí donde ninguna palabra podrá recubrirla, advendrá el deseo

Creación y soledad son soportadas tanto por el artista como por la función del analista.

Vía el discurso y sus cortes se hará una nueva escritura, re-significando no el tiempo vivido, sino lo traumaticamente escrito.

Si la escritura surge de un vacío, habrá que trabajar para soportarlo.

Al igual que en el arte, apropiarnos de eso, de la nada, del resto, del desperdicio para hacerla causa.

Aceptar la falta como ganancia, permitirá al sujeto operar, donde ningún objeto, podrá colmar ese vacío. Vacío potenciador de creación.

Sostener lo propio, esfuerzo que cada uno ha de hacer, si se atreve a no retroceder frente a su deseo, responsable de su deseo y único dueño de su propia existencia.

Como no todo puede ser dicho, no debe ganar el silencio; sino el empuje a la escritura.

Sonido, resonancia, cuerpo, resto, lo que se dice, lo que no se escribe. Tiempo después eso fue una escritura. Una Marca.

Del orden de la letra, no de la palabra. Sedimenta más allá de lo que se puede decir.

Entre lo imposible de decir y lo imposible de escribir, el vacío, y es ahí donde el artista sabrá hacer, y por donde un análisis deberá hacer su trayecto hacia una nueva escritura. Con la materia que se cuente: con música, escultura, pintura, danza, corte, silencio, palabra, acto.

Re-escribir sobre lo escrito, no borrando sino operando. Produciendo un nuevo escrito, nuevo sentido abierto a múltiples significaciones.

Tal vez esta sea la chance de los sujetos parlantes para llenar la vida de colores, sonidos, sabores que valgan ser vividos.

Patricia Tetelbaum

 

Norma Ferrari (psicoanalista): cuando leías el trabajo, pensaba, ¿cuáles eran los modos por los cuales una obra de arte puede ser pensada como escritura?.

Lo que si, se produce es una apelación al Otro, a través de la mirada, de la escucha. Es lo que permitiría armar cierta huella en relación a una obra de arte.

Público: la diferencia para mi, es que la obra se puede inscribir si se asoma a lo siniestro.

Norma Ferrari (psicoanalista): Hablas de este efecto en el artista?

Público: Hablo de una escritura para él y para mi.

Miguel van Esso (escultor): Pensaba en las diferentes formas de expresión, el proceso creativo es el mismo, lo que varia es la herramienta, la materia. ¿Cómo es la relación del proceso creativo del psicoanálisis con todas estas otras expresiones?

Patricia Tetelbaum (psicoanalista): Pienso un trayecto de análisis, como posibilidad de crear algo nuevo, y es desde ahí que el psicoanálisis está más cerca del arte que de la ciencia.

Hacer algo nuevo con lo que se trae. ¿No sería en este punto semejante al proceso de armado de una obra de arte?

Esas cuestiones, esas marcas que están escritas traumáticamente, en el cuerpo, pasar y decir para escribir algo nuevo. Re-escribirse con lo que ya está escrito.

Miguel van Esso (escultor): se me ocurre que es uno de los pocos procesos creativos.... Un pintor trabaja sólo. En el psicoanálisis hay dos, uno que guía y otro, el paciente.

Patricia Tetelbaum (psicoanalista): Esto va en el orden, de lo que traía Norma. Esta instancia de apelación al Otro es ineludible para cualquier sujeto. Lo singular, es como cada uno pasa por ahí, y esto no es sin angustia.

Me parece que la mirada del Otro, la oreja de Otro es lo ineludible, para que algo haga huella, tan ineludible como la angustia. Tanto en un trabajo analítico como en un proceso creativo.

Delia Muiño (escritora): Pienso que hay una colaboración en las cuestiones creativas. Doy una poesía a un músico y al ponerle música, da una interpretación.

Se puede deducir cómo es, quién es el que ha pintado o el que ha escrito. Está todo unido.

Patricia Tetelbaum (psicoanalista): Si, pero no. Hay cuestiones singulares de cada cual que se juegan en la puesta de su obra. Lo que no autoriza a ningún analista a suponer o dar por obvio nada de ese sujeto, por fuera del dispositivo analítico. Tal vez una retrospectiva de la obra de un artista da más elementos, pero ni siquiera así, autoriza a decir de ese sujeto.

Delia Muiño (escritora): El que crea nunca está sólo, muchas veces son multitudes.

Patricia Tetetlbaum (psicoanalista): Si es un momento de soledad con las propias multitudes.

Héctor de Maio (psicoanalista): Quería hacer un comentario. A mi me resulta interesante el planteo. Parece que Patricia plantea todo lo que hace a la creación artística.

Los que nos analizamos, algo que nos acontece en nuestra práctica, un primer momento del análisis es necesario el pasaje por el sentido...Lo que Freud hablaba de la novela familiar del neurótico. Un segundo momento, lo más interesante, es gastarlo al sentido, cuando se encuentra uno con el vacio, el sentido puede que pueda dar el salto, de que lo mismo que antes novelé pueda ser una nueva novela.

Pensaba en el trabajo de Norma sobre Joyce, cuando habla que él decide romper con una lengua.

Norma Ferrari (psicoanalista): Esto es para Delia. A partir de la obra de arte, uno podría enterarse de quien ese, el sujeto que lo había producido. Pero siempre hay una distancia. Sólo es posible dentro del dispositivo analítico. No es posible hacer una lectura del sujeto sólo por su producción.

Sería la diferencia entre una lectura psicológica y una psicoanalítica.

Hay una distancia entre el autor de la obra y el sujeto que la produce.

Miguel van Esso (escultor): Parecería que una obra de arte (pintura, escultura...), es una creación técnica, composición, equilibrio, espacio, colores..., es otro mundo que puede agradar o no.

Hay quienes dicen que una obra de arte es una gran proporción de técnica y poco de creador. También aquí sería engañoso buscar la personalidad de alguien.

Mabel Tami (psicóloga): Penaba en la creatividad en general, y la posibilidad de poner algo en el vacío. Uno puede ser creador o repetidor.

El psicoanálisis va por el lado de ayudar a otro a ser creador de su propia vida. La obra de arte la va haciendo cada uno, no necesariamente hay que ser artista.

Laura Loyola (psicoanalista): Me parece que la diferencia estaría en hacer letra o no. Si alguien en el momento de la creación podría pensarse en relación con la separación, más allá de un Otro?

Podría pensarse como en el psicoanálisis se piensa la cuestión de más allá del Otro, en relación al acto?

Patricia Tetelbaum (psicoanalista): si, creo que es por ahí. No es sin el Otro, pero es más allá del Otro. Produciendo un atravesamiento.

Norma Ferrari (psicoanalista): Es como se piensa en relación al padre. No es sin, es más allá.

Público:......... intento de hacer algo creativo. Vivencia corporal de la soledad y la angustia en ambos procesos. En el análisis y cuando al crear, se crea con lo que se tiene. Es una re-escritura en ambas cuestiones.

Público (músico): Hay parte de la creación que surge de la improvisación. Se puede improvisar sólo o en grupo. Hay como una coincidencia de grupo. Hay cantidad de experiencias de improvisaciones grupales, eso me parece que escapa al proceso de creación en soledad.

Patricia Tetelbaum (psicoanalista): si y no. No es lo mismo aislamiento a soledad.

En la improvisación grupal, están los otros, pero ahí cuando pongo el La o el Sol, estoy sólo. Hay un instante donde cada sujeto elige.

Elige en relación al grupo? Es interesante...., algo de la transmisión me parece que se juega ahí, pero la soledad del acto creador está sin duda.

Héctor de Maio (psioanalista): En relación a la improvisación en jazz, a veces llama a bailar o a moverse a quienes tocan. Cuando hacen esos diálogos, me parece, se produce un fenómeno. Cada uno de los integrantes de la improvisación, tocan al sujeto del inconciente del otro sin que medie palabra. Se cortocircuita la palabra. La música toca al sujeto del inconciente desde otro lugar. Es un diálogo más directo. Es mucho más Dionisiaco creo.

Público: Lo dionisiaco se nota también en el público, el que escucha.

Susana Flores (Lic. en Educación): Voy a hablar como paciente. Yo he vivido momentos como de catarsis y los vuelco en una hoja, donde se plasma una obra y después se puede trabajar eso. El momento es único, del artista, pero después pueden participar otros. Esto hace a la creación.

Miguel van Esso (escultor): Yo no había pensado en esto de la necesidad de un pasaje a Otro. Cuando uno muestra su obra. Me parece interesante y creo que si, es así.

Público: Hay un primer paso que es el de la creación, después vienen los otros aspectos técnicos, pasa al público, se rescribe. El segundo momento cuando se plasma, es cuando uno le entrega la obra a una persona externa. Si no, no se cierra el circulo, por eso uno siente eso..., cuando el otro se emociona.

Norma Ferrari (psicoanalista): Dicotomía artificial. Si uno hace con otros o solo. Para cada uno hay una significación única, de cada uno, siempre queda atravesado singularmente por esa producción.

Juan Diaz (psicoanalista): Sobre la dicotomía. En algún punto se confunde la soledad con el aislamiento. Hay en el medio de la obra una construcción simbólica. Nunca es aisladamente, siempre es con Otro, aunque sea con el lenguaje, lo que aparece rompiendo el sentido es quebrando lo simbólico.

La técnica, las normas de composición, varios discursos. No está el artista aislado, siempre está influenciado por la época. Otra cosa es en la clínica, es el deslizamiento a la psicosis, que es fuera de discurso.

A mi me resuena soledad- aislamiento, porque connota algo que no me gusta. Se puede estar solo pero no en soledad.

Pensaba soledad del padecimiento, soledad alegre de la creación, no es sufriente.

Miguel Ronsino (plástico): cuando la obra sale del taller y las personas se paran frente al cuadro, se instala la obra como producto que se puede vender. Ahí se instala la cuestión, problema al menos para mi.

Se puede quedar aislado por no entrar en el circuito comercial.

Patricia Tetelbaum (psicoanalista): Eso es uno por uno. Es un problema, se arma un conflicto, no hay respuesta general, ahí se juega lo más singular de cada uno. Que hace cada autor con eso que le viene, lo de afuera y lo de adentro.

Miguel van Esso (escultor): Esto es central. No hemos catalogado los procesos creativos. Si es bueno o regular. Peligro para el artista y como tal, cuanto de su ética se juega. Cuál es el eje de uno, cuanto se negocia con el mundo.

Norma Ferrari (psicoanalista): la diferencia entre producto artístico y mercancía. Es otro circuito.

Héctor De Maio (psicoanalista): V. Gogh nunca vendió y jamás imaginó el valor monetario que adquiriría su obra.

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