PsicoMundo Argentina - Canal informativo
Vecindades entre Literatura y Psicoanálisis

La escritura como un modo de hacerse un nombre
3/08/2001

Norma Ferrari
normaferrari@fibertel.com.ar

Cuando comencé a pensar cómo decidir mi intervención de hoy fue tomando forma una orientación: intentar comentarles y participarlos de una suerte de trayecto de mis intereses. Es así que quedará para otra ocasión la puesta a cielo abierto de algún punto de llegada, de algún resultado final. Es ésta, en todo caso, una propuesta de itinerario, en la cual paso a participarlos de las interrogaciones, tropiezos y hallazgos que ese trayecto ha implicado.

El punto de partida fue hace unos tres años, a través del Seminario El Síntoma, de Jacques Lacan, donde para seguir pensando diversas cuestiones que afectan al sujeto humano, se ocupa de la escritura de James Joyce, de su obra, extrayendo múltiples consecuencias que rozan dos campos: el de la literatura y el del psicoanálisis.

De ese trabajo, me interesó un recorte en particular: el que tiene que ver con la construcción del nombre.

La expresión " hacerse un nombre" abre la posibilidad de considerar al nombre como algo que no está congelado, cristalizado, que viene de antemano y determina. Desde este punto de vista, el nombre puede emerger, advenir, construirse.

Intentaré cernir por un lado a la nominación que puede ponerse en juego en un análisis y por otro a la que pone a funcionar, en algunos casos, la escritura.. En particular, la escritura que se publica.

Pensar a la escritura "haciendo nombre" permite avizorar la doble dirección que esa expresión propone: Hacerse un nombre en el sentido del prestigio, del reconocimiento- en términos analíticos, de la generación de transferencia-

Y hacerse "literalmente" un nombre, como construcción subjetiva, cuando, como lo ubica Lacan en Joyce, algo en el nombre queda marcado por alguna dimensión de la carencia.

Esto puede verificarse en el curso de un análisis, en la práctica de la escritura, tal vez en cualquier expresión del arte. Vale aclarar, sin embargo, que se la ubicará no en todo análisis, ni en toda escritura o expresión artística.

Estas direcciones suponen en todo caso la invocación a un lugar Otro, que es sustentada por la dimensión del público en la obra publicada, o por una de las funciones que el analista despliega en la cura.

Comenzaré entonces a delinear interrogaciones que se presentan en cuanto se plantea la cuestión:

¿El nombre propio y el nombre del autor, se recubren?¿Se trata del mismo nombre?

Aquí nos ilumina un trabajo de Michel Foucault, una conferencia cuyo título es ¿ Qué es un autor?

Allí encontramos que se despliega la idea de que la escritura abre un espacio en el que el sujeto que escribe no cesa de desaparecer. Y que en su relación a la noción de la muerte, la marca del escritor es el modo singular de su ausencia. Al escribir, desempeña el papel del muerto. Se suspende. Se escande.

En este contexto, el nombre de autor, es una variedad del nombre propio, con sus particularidades.

Es más que eso. Dice Foucault que es como un dedo apuntando a alguien. Es el equivalente de una descripción.

Recorramos en un pequeño paréntesis algunas formas de definir al nombre propio:

Es una palabra para designar cosas particulares. El "this" como primer nombre propio. (Russell)

El nombre propio no conlleva un sentido respecto al objeto, sino algo como una marca sobre él, que le aporta un carácter distintivo ( Mill)

El acento está en el sonido. Allí está el elemento que le aporta al nombre lo distintivo.(Gardiner)

No hay definición del nombre propio sin la relación de su emisión nominante con el orden de la letra . ( Lacan )

Sigamos con el planteo de Foucault:

Tanto el nombre propio como el de autor, están entre dos polos: el de la descripción y el de la designación.

Tienen cierta relación con lo que nombran , pero el vínculo del nombre propio con la persona nombrada, y el nombre de autor con lo que nombra no funcionan del mismo modo.

Si Juan Pérez no tiene los ojos azules como se creía, o vive en Córdoba en lugar de en Formosa, ese nombre de todos modos seguirá refiriéndose a la misma persona.

En cambio, si se demuestra que Shakespeare no escribió Hamlet, esto altera el funcionamiento del nombre de autor.

La función autor tiene que ver con un nombre que adviene a posteriori como correlato de una operación discursiva, a la que ratifica.

Caracteriza un modo de discurso: no es una palabra "cotidiana". Tiene un estatuto en la cultura.

Dice Foucault que la función autor es por lo tanto característica del modo de existencia, circulación y funcionamiento de ciertos discursos en el interior de una sociedad.

El nombre de autor no funciona entonces como los otros nombre propios.

Rescataré, sin embargo, dos cuestiones en las cuales el nombre propio y el nombre del autor coinciden: están afectados por el " a posteriori" y ambos guardan una distancia infranqueable respecto del sujeto al que nombran.

 

Voy a reseñar ahora brevemente algunas de las condiciones que rodearon el trabajo de Joyce y a sintetizar sus datos biográficos.

En este punto recurrí a los estudios de Jacques Aubert, a quien el mismo Lacan invitó a su seminario en función de su investigación sobre Joyce, y al trabajo de Seamus Deane, encargado de la Introducción, Comentarios y Notas del Retrato del artista como un hombre joven y del Ulises, para los Clásicos del siglo XX de Pengüin.

Nace en Dublín, el 2.2.1881, siendo el mayor de 10 hermanos. Su familia, que había tenido breves tiempos de prosperidad, cae en la pobreza. Sin embargo Joyce asistió a la mejor escuela jesuita y al University College. Se graduó en 1902 y viajó a París con la idea de estudiar Medicina. Esta idea no prosperó . Comenzó a dedicarse enteramente a escribir poemas y diversos textos. En 1903 vuelve a Dublín debido a que su madre enferma gravemente.

En 1904, conoce a Nora Barnacle, de Galway, a la que convence para ir al continente a enseñar inglés. ( El padre de Joyce, humorista y contador de cuentos, al conocer el apellido de Nora dijo: " jamás lo dejará"- El "barnacle" es un molusco marino que crece adherido a las rocas y a los objetos flotantes. )

Joyce y Nora tuvieron dos hijos, un varón y una mujer, afectada de esquizofrenia.

Durante la primera guerra mundial estuvo en Zurich. Luego se muda a París para hacer los arreglos de publicación del Ulises, que aparece en su cumpleaños en 1922. En ese año empieza el Finnegan·s Wake. Por problemas en sus ojos y por la enfermedad mental de su hija, se publica recién en 1939. Muere en Zurich el 13.1.1941.

Un retrato del artista como un hombre joven es considerada como una de las novelas irlandesas más importantes respecto a revelar la naturaleza de la relación que los irlandeses han sostenido respecto al opresor inglés. En ella Joyce hace foco en la cooperación del oprimido. Mostraba su furia respecto a que su propio pueblo había consentido el proceso de colonización a través de la lengua

Aquí y en otros trabajos, por ejemplo en Dublinenses y Exilios se clarifica la reacción de Joyce frente a la parálisis y a la servidumbre de la vida irlandesa.

 

Releva como el punto fundamental de la opresión, la pérdida de la lengua irlandesa, sustituida por la inglesa. Esta cuestión da luego razón a parte de la operatoria de Joyce en su escritura .

Una de sus expresiones: "Irlanda debe reencontrar su propia lengua, o estará condenada a citarse a sí misma como un estereotipo en una lengua que le pertenece a otros."

Los textos de Joyce se inscriben en una corriente de los escritores modernos que desarrollaron un creciente rechazo a lo que la civilización de masas de principios de siglo XX proponía, en tanto veían en ella la emergencia de una profunda degeneración: el colapso del orden patriarcal y una dirección hacia el desorden y la confusión de valores.

De todos modos, no se lo piensa a Joyce como uno más en esa corriente, en tanto ha hecho un análisis implacable de su comunidad: relevó la adherencia a sistemas deformantes de creencias y a modos de comportamiento: el temor a la libertad, al cuerpo, a todo aquello que desde los patrones esteoreotipados se consideraba como excesos.

Más aún: como estos sistemas de convenciones sociales eran importados de Londres y Roma, portaban los rasgos de la opresión católico-colonial. Todas estas cuestiones eran las que Joyce quería revertir.

Retrato culmina con Stephen Daedalus ( el personaje central) como el "yo" que "forjará la conciencia increada de mi raza".

Hay un viraje desde la tercera persona , neutra, del narrador, comandando un discurso donde prevalecen citas, ( muchas veces sin comillas) repeticiones y efectos de ritmo con las palabras, para llegar a esta primera persona que atiende a los ínfimos detalles de lo local para declarar su ambición más preciada.

Tenemos entonces desde el Retrato un esbozo de operación que desde un " se" (el se dice del narrador) llega a un yo que enuncia su anhelo.

La última frase de Retrato la dirige a un padre : Old father, old artificer, stand me now and ever in good stead"

Voy a reseñar algunas posibilidades de traducción de esta frase, para ubicar cierto modo de instrumentación de las palabras, del juego con la pluralidad de sentidos.

El es tanto un Icaro pidiendo sostén, soporte ( ominoso requerimiento dado que Icaro cayó desde el cielo) como un Icaro pidiendo que Daedalus permanezca en su lugar.

O sea, que el hijo pueda volverse como el padre y sobrevivir para crear su propio laberinto.-

 

Cualquiera de las versiones podría tomarse como modos de invocar al padre ( para que lo ayude, para ser como él, para que lo sostenga).

A ese padre al que Lacan ubica como indigno, carente y al que Joyce busca infructuosamente en el Ulises, de múltiples maneras.

A ese padre convoca en la frase siguiente a la que lo ubica creando la conciencia increada de su raza.

Mirada hacia el origen que prepara e intenta sustentar el porvenir.

Mirada que apunta a la función paterna, función nominante.

Si hay una carencia, una falla allí. ¿ cuáles son las vías por las cuales un sujeto atraviesa su propia emergencia como tal?

(En Retrato vemos que Stephen intenta volverse padre de sí mismo. Usa frecuentemente una expresión: selfborn, como nacido de sí mismo)

Imaginar ser alguna forma de redentor , como aparece en el Retrato, es el prototipo de lo que Lacan llama la versión hacia al padre o versión del padre. Es por la relación del hijo al padre que surge la idea de redención.

Freud ubica la cuestión en términos de transmisión simbólica, vía el falo y en relación a la castración.

Esta idea del redentor se articula también con el surgimiento del Mesías,.con la palabra del Rey y lo que esto legitima . ( El Rey como sucedáneo del padre)

Legitimación implica portar la corona que fue del Rey.

En griego corona es STEPHANOS.

El personaje central del Retrato es STEPHEN

Lacan considera que el recurso de Joyce en relación a que su padre era carente, pone el acento en hacer(se) un nombre a través de su arte.

Arte que funda para él el derecho a la validez de la existencia, como así también a la certeza de la legitimación de un nombre trascendente en la obra.

Se puede pensar que su deseo de trascendencia vía su saber-hacer en el arte, compensaba la carencia en la función paterna.

Joyce valorizó su nombre propio a expensas de su padre.

A ese nombre en su obra, no sólo lo releva , sino que lo redobla a través del armado de los nombres de los personajes o de la elección de las iniciales.:

Los diversos nombres del padre que aparecen en la obra de Joyce están atravesados por circunstancias diversas: suicidio, cambio de nombre, nombre envenenado y además en el manejo de las letras, por cierto matiz de feminización:

( sobrevive gracias a la literatura). Este JJ le dice a Stephen que uno de los períodos más luminosos de su vida , los ha tenido escuchando a Seymour Bushe

Y aquí tenemos: Bush: arbusto, matorral, vello sexual , convertido en Bu( she)

En Ulises hay un juego con los nombres del padre que se combinan, se sustituyen, se muestran y se esconden a la vez.

Esta sucesión de nombres produce el efecto de un simulacro de nominación sin fin. Nominación fallida, nominación lograda, erigida y devastada en el capítulo siguiente.

Si el sujeto para el psicoanálisis emerge entre dos significantes, aquí pareciera que es entre el significante del nombre del padre y el nombre del hijo, entre las iniciales, entre las letras, que algo del sujeto Joyce se escribe.

Y esa escritura se produce por una operatoria respecto a la lengua inglesa , operatoria de deconstrucción de lo que nombra a las cosas en el idioma del opresor.

Especialmente en Ulises y Finnegan"s, desdibuja y hace desvanecer todo asidero con la habitual manera de producir sentido. Si hay un sentido , ( o múltiples posibilidades de sentido, como las que construye con los neologismos, con el entrevero o acortamiento de frases, con la repetición de palabras, sílabas y hasta letras..) esto se produce casi como un sedimento de la lectura.

Entre quien escribe y quien lee, ese sedimento. Esto es, contando con el lugar del Otro, que el lector pasa a ocupar.

Decía al principio, que la construcción de un nombre como efecto de la escritura, lo pensaba en relación a lo que se publica. Esto tanto en relación al reconocimiento y al prestigio, como a la operatoria subjetiva.

Invocación al Otro que reconoce y nombra, que va al lugar de esa carencia en la función adscripta al padre.

Además de su obra, cartas , scribbledehubbles, ( construcción entre scribble: garabato, escrito de poco mérito y hobble: atolladero, berenjenal, traba) notas, acertijos, etc. arman lo que parece ser parte del legado sucesorio de Joyce para el porvenir.

Recordemos que Joyce decía anhelar que se reconociera su nombre y su obra por más de 200 años . Aquí estamos.

La nominación es un acto que se produce para el sujeto desde Otro.

Dar nombre a alguien es nombrar adelantándose al advenimiento de un sujeto. Así, lo que se siente más propio, lo que designa, tiene esta particularidad de provenir de lo ajeno, de lo extranjero, de lo Otro. Como consecuencia, el nombre propio dirá siempre de un vacío entre lo que nombra y lo nombrado, vacío respecto al cual se constituirá un sujeto, que de todas maneras no es idéntico a su nombre.

Para el psicoanálisis, la enunciación fundamental del inconsciente queda referida a lo imposible de decir.

En la escritura, lo escrito queda referido a lo imposible de escribir, cirniéndolo.

En la nominación, el nombre propio queda referido a lo imposible de nombrar, en tanto el nombre no se hace idéntico al sujeto.

¿Y la experiencia analítica?

Podemos pensar al análisis como una escritura, o más precisamente una re-escritura de la historia y experiencia de un sujeto, de las cuales, entre otras cosas, pueden surgir cuestiones referidas al nombre.

Verificamos a la vez la incidencia del trabajo analítico sobre aquellos puntos que implican una nominación.

A un análisis puede llegarse portando nombres además del nombre propio.

Nombres que acompañan al "soy", que dicen: débil, obsesivo, insegura, homosexual, ansiosa...

El trabajo analítico deconstruye, desanuda esos nombres con los que el sujeto- fundamentalmente en relación a su deseo- se congela, se vela, repite.

Y respecto al nombre propio?

Un recorte clínico: llega a entrevistas una mujer de 23 años, que después de relatar minuciosamente situaciones familiares que le producían muchos conflictos, refiere cierta "cosa curiosa" respecto a su nombre: su familia y amigos hasta la adolescencia, la llamaban por su primer nombre. En su actividad laboral, universitaria y con sus nuevas relaciones, se había presentado, casi sin darse cuenta inicialmente de ello, con su segundo nombre.

Este relato dio lugar a una serie de interrogaciones , que atravesaron la idea primera de que con esta otra manera de nombrarse se separaba de aquello familiar angustiante. Esto no se descontaba, pero había más.

Comenzaron a surgir las marcas que cada uno de estos nombres habían dejado en su construcción como sujeto, en un proceso de reconocimiento y de desconocimiento, al avanzar en ese entre dos nombres..

Cada uno decía algo. Ninguno , o los dos juntos, decían todo de sí.

Bordeando este tipo de material quedó confrontada a un vacío de sentido, impronunciable, agramatical, pero existente. Aterrador y liberador a la vez.

Se podría decir que en este análisis se verificó una escritura, otra, no sólo de lo que historiaba los padecimientos de esta sujeto, sino una escritura nominante, que daba lugar a lo imposible de nombrar. Pasaje del dos al tres. Donde antes había sujeto y nombre, adviene como tercer y necesario término, el vacío.

Que esto se produzca en relación al nombre es sólo una de las maneras de atravesarlo, y de nombrarlo.

Si el nombre propio tiende a imponerse como la marca en el orillo, se puede postular que , la vía del arte, en este caso la escritura, y la vía del análisis, pueden ser pasajes ( en el itinerario de la vida de un sujeto) a la práctica de la invención, de la creación.

Aún de aquello que, como el nombre, pareciera estar allí para no conmoverse jamás.

Para terminar: Joyce decía que le temía a las grandes palabras que nos hacen tan infelices.

Norma Ferrari

Graciana Venditto: Vamos a dar lugar ahora a las preguntas:

Pregunta: Que si bien............ ( frase inaudible) .por momentos en J oyce se hace patente , si se puede decir, que hay una proyección de una especie de monólogo interior del autor y otro que va a cuenta de los personajes.

NF: Esto que vos llamás el monólogo interior, especialmente en el Retrato, está nombrado como el alma . El tema es que frecuentemente los personajes de Joyce escuchan voces . Voces que a veces representan figuras paternas, figuras de autoridad, gente que suele tener cierta clase de representación muy importante en lo social..Pero estos personajes terminan atendiendo solamente a esta voz del alma, a lo que vos estás llamando el monólogo interior. Hay toda una pregunta que preside, por lo menos el trabajo desde el psicoanálisis- yo me llevé algunas sorpresas cuando empecé a trabajar este punto – porque desde el psicoanálisis, una de las preguntas que sobrevuelan el trabajo sobre Joyce, es la de si Joyce estaba loco. Si había algo en su constitución subjetiva que lo ubica en el terreno de la locura.

Esta pregunta queda flotando, en la medida en que Joyce no ha pasado por un análisis, y lo que ha surgido es un literato de esta envergadura.

Lo cierto es que en la mayoría de los personajes, por lo menos en Ulises y el Retrato, hay esta referencia a las voces internas, que le dictan qué es lo que tiene que hacer.

Lo que decía del selfborn , como algo del darse nacimiento a sí mismo, hace funcionar una suerte de yo, desde donde se enuncia., y acompaña las diferentes maniobras con el nombre. Este monólogo interior pasa a ser lo que se declama por la boca de sus personajes.

Hay momentos tales, en esto que vos decís del monólogo interior del autor y de los personajes, en que ocurre que leyendo algunos tramos de estos libros, se está en una suerte de vacilación respecto a quién habla. No se sabe si el que habla es el personaje, o si allí algo del autor interviene en el relato.

Comentario del público, poco audible, en referencia al alcoholismo de Joyce.

NF: Hay una cuestión que me parece importante poder decir: y es que a partir de ninguna obra vamos a poder ubicar al autor como sujeto. Es decir: nos dirá de su producción, nos dirá de ese sedimento que un poeta, un pintor , un escritor han producido con su trabajo, pero esto no nos deja en posición de ubicar cuestiones de ese artista como sujeto.

Entonces , el alcoholismo de Joyce, qué nos diría de su obra? No le aportaría elementos ni en más ni en menos.

Se formula una pregunta respecto al nombre de autor.

NF: Algo importante respecto a la cuestión del nombre de autor , es que no recubre al nombre propio, y esto no es sólo en relación al nombre. No hay una recubierta subjetiva allí. No hay un autor que es idéntico a el sujeto fulano de tal, que entre otras cosas, es un escritor.

Comentario del público, inaudible

NF: En realidad, esta operatoria que hace Joyce con la lengua inglesa, no sé si alguno se internó en esa tarea, pero por momentos es casi enloquecedor leer el Ulises, por ejemplo, dado que hay momentos que hasta se pierden las coordenadas témporo-espaciales, y se hace necesario ( por lo menos para mí lo fue) cerrar un rato el libro y ubicar las propias coordenadas, porque produce una explosión del sentido tan absoluta, que el lector intenta buscar lugares como de anclaje, cosa que muchas veces se hace imposible. Se siguen los párrafos, las frases, pero hasta que el lector no se deja atrapar por la modalidad del relato, no hay forma de que se produzca allí sentido alguno.

Pensemos, entonces que lo que hace Joyce con el idioma inglés, genera la destrucción de la lengua que oprimía a su colectividad, pero a la vez hace como una operatoria inversa con su propia subjetividad, porque consigue , como lo estamos haciendo esta noche, que su nombre, su obra, y su operatoria sigan siendo nombradas, indefinidamente. Ha dejado como una impronta, magnífica, de una operatoria de este tipo., donde alguien...., supongamos que pudiéramos contestarnos que sí, que Joyce tenía la posibilidad de estar loco, pero miren el modo de maniobrar con la locura! No es cualquiera. No cualquiera "zafa " de la locura de esa manera.!!

Javier Sáez me pasó, muy oportunamente, un texto de Octavio Paz, porque el tema es, que esta operatoria , no se arma solamente con la deconstrucción, el desarmado, de palabras, sílabas y letras, sino también con una suerte de repeticiones, de ritmos particulares, que se ven producirse a lo largo de los textos.

El texto se llama "El ritmo" y voy a leerles un recorte: " El ritmo es algo más que medida, algo más que tiempo dividido en porciones.

La sucesión de golpes y pausas – él se viene refiriendo específicamente al ritmo poético, pero también aplicándolo al ritmo en la prosa – .....la sucesión de golpes y pausas revela una cierta intencionalidad , algo así como una dirección .

El ritmo proporciona una expectación, suscita un anhelar.

Si se interrumpe sentimos un choque: algo se ha roto.

Si continua, esperamos algo que no acertamos a nombrar."

Esto que yo les decía , que hay una suerte de intento de nominación, que parece que se logra y a la vez que falla , esto es exactamente lo que leyendo esta forma de escritura se verifica, pero se verifica hasta en los huesos, me parece. No es sólo algo del orden de una operación de lectura. Es algo que produce resonancia corporal.

Pregunta: quisiera saber si estas operaciones de Joyce con el lenguaje se reproducen en las traducciones al castellano.

NF: A mi entender, no .Al pasar al castellano, se arma como una especie de... Si bien en inglés se hace muy difícil armar alguna referencia a la significación o al sentido, las traducciones habitualmente, voy a decir una palabra medio fuerte, pero "bastardean"en muchos casos esa operatoria, porque en castellano no se puede producir . Hay particularidades de una lengua que no pasan a la otra , y como justamente aquí no hay solamente una cuestión lingüística, sino que hay toda una cuestión social y hay toda una cuestión política puesta en juego, si no está la traza, si no está el matiz de esto, nos encontramos con una novela como cualquiera.

Por ejemplo, no respecto al Ulises, pero respecto al Retrato, lo leí en las dos versiones, en el original y en su traducción al castellano: son dos libros completamente distintos.

Hay una especie de banalización de las construcciones que hace Joyce en el inglés. Me parece que lo que él hace no admite fácilmente traducción.. O uno se puede meter por la vía de esa lengua que él arma, porque no te podría decir ni que escribe en inglés, ni que escribe en irlandés , ni que no escribe en ninguna de esas dos lenguas. Es como una suerte de "armazón" idiomática la que produce, absolutamente original.

Y bueno, y con esto él se hizo un nombre, más allá de que su determinación como sujeto venía como con la posibilidad de que él quedara, en una posición tal vez de desconocido o uno más entre otros.

Comentario inaudible

Ha tenido siempre una actitud contestataria respecto a lo que ha representado de alguna manera autoridad o alguna forma de superioridad sobre él.

Hoy en su seminario , Jean Allouch contó una pequeña anécdota. Joyce no alcanzaba a ganar dinero como para mantenerse. En el momento en que él escribía, las ediciones eran muy mal pagas, y no la pasaba bien económicamente. Había una especie de mecenas, era una mujer , que le había garantizado que siguiera escribiendo tranquilo, que a él no le iba a faltar nada. Pero cuál era la posición de Joyce? Respecto a esta mujer, nunca la ha querido ver, ni hablar con ella. En una ocasión que sí logra hacer una cita con él, se encuentran y ella le da una cantidad importante de dinero. La saluda Joyce muy amablemente, y al salir, los despide el portero del lugar. Joyce le da, lo que hoy equivaldría a una propina de 1000 dólares.

O sea, con el dinero que le acababa de dar su benefactora, como para que él viviera, hace el gesto de darle ese dinero al portero, como mostrando que ahí no había ningún amo para él, más allá de que hubiera algo del orden del dinero que lo sostenía.

Hay toda una serie de gestos en la vida de Joyce, toda una cantidad de cuestiones que van hacia el mismo lugar, particularmente, respecto a producir cierta desautorización a los que podrían pensarse como sucedáneos, o sustitutos de la figura paterna.

Graciana Venditto: le comentaba a Norma lo interesante que resulta que esta cuestión de la carencia, de la falla en la función paterna, él lo va transformando, a través de su obra, en una cuestión posibilitadora. De esta manera puede hacerse un nombre . La carencia que a la vez posibilita.

NF: Sí, porque en un punto estar marcado con lo que no había , permitió, de todos modos este salto subjetivo que le posibilita suplir lo que no hay, con su escritura.

Héctor De Maio: yo quería compartir con ustedes algo, porque a partir de lo que vas desarrollando, hay algo que me empezó a actuar como una interrogación. Me parece que cuando ( frase inaudible).............tan difícil de decir si se trata del inglés , del irlandés, o en realidad de una nueva lengua, en el sentido de que uno no se atrevería ni siquiera a arriesgar de qué se trata, lo que quería decir es justamente esto, porque me da la impresión de que la posibilidad de hacerse un nombre , y de que un nombre pueda tener una trascendencia, es en todo caso un trabajo de autor, que sin saber, digamos, hace como una reescritura, recrea un nuevo modo de lengua, o de lenguaje . El propio Shakespeare en su momento, ha sido como un autor en la misma lengua inglesa, que rompe con toda una tradición de lengua . No hace mucho tiempo estaba leyendo trabajos de estudiosos de la tragedia griega , y en realidad el trabajo de los autores griegos , de los trágicos griegos, tiene también que ver con un trabajo en la lengua.

NF: Sobre la lengua querés decir?

Héctor de Maio: sobre la lengua griega, el griego antiguo, de una tradición coral, que no había sido nunca escrita hasta el momento en que las escriben , como escritura, los trágicos griegos. Era como una tensión de la propia lengua griega respecto de lo que había funcionado hasta ese momento como una transmisión oral..

La pregunta es si ese trabajo en el lenguaje en cuanto a una recreación , cuánto tiene que ver en la trascendencia de un nombre, no?

NF: Sí. En el trabajo yo decía también que esto no es sin el pasaje al público, no es sin que esta operación tenga una suerte de bucle en el lector. O sea, esta operatoria de escritura no termina hasta que es leída, y de alguna manera allí algo va a decir de lo escrito, que no va a ser idéntico a lo escrito, con cierta distancia de lo que el escritor ha escrito y ha querido transmitir, siempre va a existir esta hiancia , este vacío. Sin embargo para ambos está el orden de lo que se sedimenta, tanto para la operación de escritura, como para la de lectura, , para el escritor y para el lector.

Cuando vos decías, esta cuestión de ¿en qué lengua?, yo recordaba a Schreber, este caso paradigmático para los psicoanalistas, el caso del Presidente Schreber, que crea una lengua, que él llama la lengua fundamental.

No se podría decir que lo que arma Joyce es algo de una lengua al estilo de la lengua que creó Schreber , pero de todos modos se pueden construir interrogaciones al respecto.

Héctor de Maio: bueno, Lacan recrea lalangue.

Silvia Cislaghi: de todas maneras, este trabajo sobre la lengua, me parece , escuchando lo que vos planteabas y leyendo a Freud, no va tanto por el lado de la creación de neologismos al estilo schreberiano, sino más por el lado de lo que sería lo poético, lo poético aún en la prosa, no?

NF: sí,sí, el efecto poético.

Graciana Venditto: Hay alguna otra pregunta?

Bueno, vamos a cerrar el encuentro de hoy, agradeciéndoles nuevamente su presencia.

NF: Los esperamos el 7 de septiembre en que va a presentar Graciana Venditto su trabajo: Lengua madre, estilo y escritura.

PsicoMundo - La red psi en Internet