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Asamblea Interhospitalaria de Concurrentes y Becarios Autoconvocados

CARTA ABIERTA AL SEÑOR JEFE DE GOBIERNO DE LA CIUDAD, DR. ANÍBAL IBARRA

Nos dirigimos a usted sabiendo que debe enfrentarse a una decisión enorme en los próximos días.

Se acercarán a usted funcionarios del área de Salud para pedirle que vete, al menos parcialmente, una Ley votada por unanimidad en la Legislatura Porteña, la Ley 1390, del quince de julio del corriente, sobre procedimientos
y medidas para regular programas de concurrencias hospitalarias. 

Se trata de funcionarios que se asumen incapaces de gestionar el sistema de capacitación en servicio de la ciudad en sus valores históricos en concurrencias.

El sistema de capacitación en servicio en los hospitales contempla dos modos de inserción, concurrencias   y residencias. Los valores promedio para el ingreso a las primeras eran de aprox. 1350 vacantes por año. En el 2003 se ofrecieron 1844 vacantes. En el año en curso sólo 739.

El sistema de capacitación en salud en los hospitales de la ciudad es un área muy valiosa. Todos los profesionales de la Salud guardamos de nuestras primeras experiencias de contacto directo con los pacientes recuerdos entrañables. Es allí, donde transcurren estas experiencias. También los pacientes notan el interés y la creatividad de los jóvenes profesionales cuando se encuentran en adecuadas condiciones de supervisión.

El trípode de docencia, asistencia e investigación es uno de los pilares del Hospital moderno y de excelencia. El concepto de capacitación permanente es una necesidad indubitable para el buen funcionamiento de los mismos  y los concurrentes, recién egresados son un factor dinamizador recibiendo experiencias  y trasmitiendo nuevas formulaciones de las últimas avanzadas de la universidad, que, aunque en general no han superado la prueba del tiempo, abren interesantes perspectivas de investigación.

Toda esta riqueza caracteriza  a nuestros hospitales desde hace décadas y ayuda a sostener los servicios en las distintas vicisitudes que atraviesan en el tiempo. Que no son pocas. 
Desde su reconstitución con el retorno de la democracia tenemos la hiperinflación de los ochenta, el desdén por lo público de los noventa, el empobrecimiento general de la sociedad, la crisis institucional del dos mil, la devaluación. Todo con el congelamiento de vacantes aún vigente. La comunidad hospitalaria no atravesó sin mella todas estas vicisitudes pero se ha sostenido y sigue siendo el referente al que acude nuestro pueblo cuando necesita atención de complejidad. Obviamente accede a ella con grandes dificultades, pasando a veces noches enteras para conseguir un turno o a veces desertando sin conseguirlo, pero el hospital sigue allí y allí va la gente a hacerse atender y allí van los profesionales, entre ellos los concurrentes, con vocación para atenderlos.

Todo esta riqueza de intercambio incluso generacional es vital para templar el ánimo y el entusiasmo ante la desigual tarea que los profesionales que trabajan en los hospitales desarrollan, aparte del aporte asistencial que es numéricamente importante.

Toda esta riqueza no es comprendida, ni valorada, ni tomada en cuenta por los funcionarios del área de capacitación de la ciudad, (DIRCAP). Con pretenciosas formulaciones toman a los hospitales como un otro a domesticar, al que hay que imponerle procedimientos y regulaciones que solo ellos, los funcionarios, conocen.

En la inmensa apreciación que tienen de su propio conocimiento estos funcionarios no se cuestionan siquiera como se han vuelto incapaces de gestionar el sistema sin reducirlo a menos del 50 % de sus participantes, y nosotros acotamos que tampoco eso garantiza una mejor gestión.  
Con la alegre irresponsabilidad con la que dejan estos funcionarios a mil profesionales jóvenes y predispuestos sin posibilidad de ingresar a pesar de haber sido pedidos por los hospitales, no se sienten objetados por la Ley propuesta por TODA la Comisión de Salud y votada por TODA la Legislatura. 

Desde Vilma Ripoll, de Izquierda Unida hasta el Doctor Borocotó, de Compromiso para el Cambio, recorriendo un arco que va desde Autonomía y Libertad, el peronismo, el radicalismo, el ARI, el socialismo, la activísima diputada Baltroc y Sol Acuña y los diputados cercanos al oficialismo, como la dignísima diputada Suppa, que presentó el expediente 1385 que dio origen a la Ley. Tampoco la atención prestada al tema por diputados nacionales como Marta De Brassi.

Nada los objeta porque no sólo están convencidos de lo muchísimo que saben sino también del desconocimiento y barbarie de TODOS los demás, Asesores, legisladores, actores, representaciones gremiales. Incluyendo obviamente a los Hospitales que pidieron mas concurrentes.

No puede , Doctor Ibarra, avalar este resabio de autoritarismo tecnocrático en su gestión.
La incapacidad que sus funcionarios asumen para gestionar el sistema, que les impide por ejemplo estar al tanto de sus bajas o inventar un mecanismo para conocerlas e implementarlo, esa  incapacidad  deriva directamente de su voluntad de centralizar todo lo que en el sistema ocurre o puede ocurrir, de querer homogeneizar un programa único e imponerlo a los hospitales.

Los Hospitales de la ciudad tienen cada uno su historia, sus tradiciones, su perfil y tienen buenas razones para trasmitirlo y hacerlo perdurar. Crecen en integración a partir del intercambio en el marco de una gestión democrática.

Sus funcionarios, en el esfuerzo por imponerles procedimientos se vuelven incapaces de cumplir su verdadera función, que es potenciar el intercambio y la riqueza que en cada sede ya existe, que es apoyar y volver posibles iniciativas difíciles de sustentar, que es el vínculo, la transmisión de las experiencias exitosas y la evaluación de los fracasos.

Una mira tan importante como la integración depende absolutamente de los métodos democráticos para acercarla, de lo contrario carece de sustento y existencia. La participación de los actores en la solución de los problemas y dificultades que surgen es el modo que dicta la Constitución de la Ciudad.

La integración de los concurrentes en la discusión de los programas que los rigen  es abc de la redacción de nuevos programas. Porque o sus funcionarios se equivocan despreciando a los profesionales a la hora de discutir los programas o el gobierno desprecia a los vecinos que los mismos profesionales atienden.

Doctor Ibarra. Nos dirigimos a usted con humildad, respetando su investidura de representación. Creemos que está usted ante una decisión que lo va a acompañar  más allá de su gobierno, el desguace del sistema de concurrencias tendrá consecuencias más allá de su gobierno y por eso confiamos que tomará usted la decisión correcta, respetando y haciendo cumplir el consenso de TODOS lo legisladores de la ciudad, de TODOS los legisladores que, como usted, representan al pueblo. Este Consenso se expresa en la LEY 1390, que entre otras cosas prescribe:

 Artículo 2 

inc.  a) Elaboración anual del programa a cargo de cada efector y a propuesta del Comité de Docencia de cada hospital

Inc. b) Definición en el programa y por parte de cada efector de recaudos mínimos tales como determinación de objetivos y metas, antecedentes, consignación de capacidad operativa de cada efector para formación de concurrentes, especificación de especialidades y número de concurrentes que el programa se dispone a capacitar.

Articulo 3:  Hasta tanto se cumpla con lo establecido por esta Ley el Poder ejecutivo- a través de la Secretaria de Salud- se ajustará en la/s convocatorias a actos de adjudicación y/o readjudicación de concurrencias al número de vacantes previstas en el ejercicio  2003 y se abstendrá de realizar cualquier otra modificación programática.

 Atte.

MOVIMIENTO DE CONCURRENTES Y BECARIOS

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