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-Ciclo de Conferencias-
"El Psicoanálisis, hoy"

Conferencia:
"Posición del analista ante la angustia y las neurosis actuales"
Anabel Salafia

Lic. Mirta Brittes: Bienvenidos a todos. Nos acompaña hoy Anabel Salafia

Anabel Salafia: Gracias. Buenas tardes. Primero quiero agradecer esta oportunidad de acompañarlos esta tarde, en este trabajo que según he visto por el programa, tiene un largo y variado desarrollo, por los títulos que veo que mis colegas han puesto en juego para exponer cuestiones relativas fundamentalmente a la transmisión del psicoanálisis.

Lo que hoy es una cuestión realmente muy importante. Yo creo que siempre lo ha sido pero particularmente en estos tiempos, no solamente en nuestro país sino en el mundo. Creo que realmente todo lo que podamos hacer en el sentido de transmitir una práctica que va a dar al decir, a la palabra, y a partir de ahí al decir, una función que es fundamental y que la define como práctica me parece realmente esencial.

Yo puse este título hace un año, mas o menos, un poco menos quizás, porque fui invitada a participar de este Seminario, a hacer una intervención aquí, en parte por el trabajo que estaba desarrollando. En ese momento yo estaba desarrollando, un trabajo respecto del estatuto del objeto en la práctica analítica. Es algo que inmediatamente lleva, necesita como primer paso, un desarrollo acerca de la angustia, porque esa función del objeto nos está dada realmente por algo que podríamos muy bien, en cierto punto de vista considerar un fenómeno. Es decir la angustia podría ser considerada y es considerada un fenómeno por una vertiente que no es la del psicoanálisis, que es la de la vertiente que no es la del psicoanálisis, que es la de la fenomenológica.

Si no fuera por una definición que nos exige la práctica analítica en lo que tiene que ver una definición que es relativa a la función del objeto, la angustia quedaría en este estatuto de fenómeno.

Digamos que en ese momento yo pensé este tÍtulo y con una referencia a las neurosis actuales, haciendo resonar lo que Freud llamó neurosis actuales, pero precisamente en una correlación entre lo que es actual de las neurosis y su relación con la angustia, y por el hecho de que muchas veces hay una cierta inclinación, del todo pertinente, pero que se puede encarar de diferentes formas, según la consideración que tengamos respecto de la angustia, respecto de un equivalente de lo que Freud llamaba neurosis actuales, y que se han dado en llamar de diferentes formas, como por ejemplo nuevas patologías, que cuando esto se presenta hay una cierta tendencia a considerar lo que hemos recibido, podemos decir así, como enseñanza particularmente de Freud y por supuesto de Lacan, no seria, no proporcionaría los medios necesarios para encarar, digamos algo así, lo que habría que considerar un nuevo sujeto.

Me parece, no sé cuanto hará, que ustedes no releen los textos de Freud acerca de las neurosis actuales pero les aseguro que de releer esto, la actualidad de lo que Freud propone allí respecto de los factores actuales, quiero decir de la relación de ese factor siempre actual que es la angustia, en relación con la neurosis, hace de esos textos algo completamente pertinente.

Es decir que indudablemente puede considerarse y es interesante ver cuando esto sucede, que hay nuevas presentaciones o presentaciones que parecen nuevas.

Es algo referido al modo de presentación de cuestiones que ya estaban en juego, en el primer momento de los desarrollos de Freud, en los momentos en que Freud comienza a tratar las que llama neurosis de angustia.

A partir de este primer momento, ustedes saben que en Freud hay básicamente dos teorías de la angustia.

O en una primera instancia podrían considerarse contradictorias pero que en su articulación y sobre todo en lo que concierne a la articulación clínica no lo son.

Digamos muy simplemente: ustedes recordarán respecto de las neurosis actuales, la posición de Freud es la posición de que la represión engendra, da lugar a la angustia.

Recordarán todos los ejemplos de lo que Freud considera neurosis actuales en términos de neurosis de angustia, donde lo que en el momento se llamó neurastenia, estaba ligado a una concepción de la represión. De la represión ligada a la sexualidad y mas concretamente a la vida sexual. Y el sentido mismo del término represión, es el mas corriente de estos sentidos.

Quiero decir que Freud no tiene en ese momento, sino va a tener mas adelante, disculpen que recuerde estas cuestiones de principio, pero van a tener su utilidad a lo largo de mi exposición.

Hay una concepción de Freud en ese momento de la represión, en el sentido más común del termino, es decir que no hay una concepción de la represión como represión secundaria. Es decir propiamente dicha.. Es decir como la represión que se produce y que funciona en tanto hablamos y como condición para que hablemos.

Estoy resumiendo la posición de Freud respecto de la represión, la posición metapsicológica de Freud respecto de la represión que es posterior a lo que Freud esta planteando cuando habla de neurosis actuales, eso es indudable.

Y hay un articulador que es un buen eje para orientarnos en esta cuestión. Un articulador mayor diría yo, que podemos ubicar como eje respecto de esta cuestión, que es la negación. El articulo "La negación" es en realidad lo que va a dar su fundamento a la represión, a la renegación y a la forclusión. Es decir son las formas articuladas de la negación.

Fíjense que hay un punto muy importante que es el momento en que Freud va a ligar la negación es decir como renegación, como forclusión y como represión. Estoy articulando esto como formas de la negación. Es un eje que me gusta, me parece aclaratorio, simple y si tenemos un momentito después podemos ver un poco que es lo que piensan ustedes en relación con eso.

Partiendo del articulo de Freud sobre "La negación", como digo me parece un operador fundament al. De allí en primer lugar vamos a comprender el sentido de la represión y su relación con la angustia, la renegación y su relación con la angustia y la forclusión y su relación con la angustia. O sea básicamente algo que nos plantea la correlación, una correlación que es muy amplia entre neurosis, perversión y psicosis.

Por muy amplio quiero decir muy global si ustedes quieren.

Porque podemos encontrar en cualquiera de estos tres órdenes, por decirlo de esta manera, o sea neurosis, perversión o psicosis, podemos encontrar y tenemos que encontrar en lo que respecta por ejemplo a la relación con la angustia, un estatuto completamente diferente de la fobia.

Una fobia por ejemplo, básicamente, hay que definirla en relación a una estructura. No es imposible de ningún modo sino todo lo contrario, encontrar fobia cuando se trata en una relación con la forclusión y cuando se trata de la psicosis.

Particularmente en lo que se refiere a la fobia, su articulación con la perversión es importantísima. Y conocemos su relación con la represión y su relación con la neurosis.

En ese sentido decía que respecto de otras cuestiones sucede exactamente lo mismo.

Hay que decir que la fobia es un caso particular que viene a poner un gozne muy particular respecto de lo que solemos llamar estas tres estructuras, respondiendo a represión, renegación y forclusión.

Pero siempre respecto de esto tenemos en juego una forma, digamos así, de funcionar o de articularse de la negación.

Básicamente cuando Freud escribe su aríiculo sobre la negación, en un momento ya avanzado de su obra, es retroactivamente que a partir de esto que una cantidad de cuestiones se ordenan. Y digamos que particularmente es importante este operador porque en si misma la negación como operador no define únicamente ni primordialemte diría yo, ni básicamente lo que consideramos un mecanismo de defensa, es un mecanismo de defensa del yo.

Si consideramos que el mecanismo de defensa lo consideramos en relación al yo, la negación (estoy diciendo a nivel de lo que Freud nos presenta en el articulo de la negación).

Freud nos presenta algo que tiene que ver con la articulación del que habla a lo que dice, es decir la posibilidad de la entrada en un discurso. En este sentido, esta relación del que habla con lo que dice, que haya una articulación, una correspondencia, un enganche si ustedes quieren, del que habla a lo que dice, que haya una articulación, una correspondencia, un enganche si ustedes quieren, del que habla a lo que dice, que haya una articulación, una correspondencia, un enganche si ustedes quieren, del que habla a lo que dice, depende del no. Depende de la posibilidad de la afirmación que se corresponde si la constitucion de este primer exterior que es el que se produce como el rechazado respecto de esta afirmación.

Hay un rechazo constitutivo y necesario. Rechazo que Freud va a considerar en términos de la formación de un primer exterior. Quiero decir en este sentido de la condición de extrínseco respecto del narcisismo si ustedes quieren verlo de esta manera.

Hay este movimiento de la libido del yo a la libido del objeto que puede considerarse en términos de intrínseco-extrínseco.

Y sabemos que lo que por ejemplo Freud va a tratar como introversión de la libido, coincidiría en este sentido, con el fracaso del funcionamiento de este carácter extrínseco que es la condición de una distancia y al mismo tiempo como decía de un primer exterior.

Esto es una articulación al discurso y es una articulación al discurso a partir de una pulsión que es un sentido quizás más compleja y la más interesante. Y la más importante en nuestra práctica.

Es la pulsión oral. Es la más compleja porque es la pulsión que está en juego cuando comemos. Él término mismo de incorporación tiene un sentido que va mas allá del canibalismo precisamente porque hay el mismo agujero por donde hablamos con el que comemos.

Es por esto que ustedes habrán visto en este artículo sobre la negación Freud usa todos los ejemplos de rechazo como expulsión. Incluso va a articular una cuestión muy importante, una cuestión muy importante porque tiene una connotación estética: lo que me gusta lo incorporo y lo que no me gusta lo escupo, digamos. Freud habla de este tipo de cuestiones, explica este tipo de cuestiones.

Puede parecer efectivamente muy simple, por suerte no es que no sea simple en el sentido de que no se entienda pero es cierto que tiene su complejidad en el sentido de que esta la relación a lo que se dice y que podemos escupir según como hablemos o que podemos canibalizar, vamos a decir así, en el sentido de devorar, también a nivel de la palabra.

Pero en definitiva y volviendo a la cuestión que me interesaba marcar, esta constitución de este primer exterior a partir de la negación. Es la condición de una afirmación. Es lo que traducimos por la afirmación, la expresión que Freud utiliza es behajung. Como es una expresión que se utiliza muy frecuentemente me permito usar este término porque tiene esta connotación de afirmación que es muy importante de esta afirmación. Podemos en un sentido definir a la forclusión como el fracaso de esta afirmación.

Y es a partir del fracaso de esta afirmación que la angustia tiene un estatuto diferente en la psicosis. Pero como digo no son cuestiones estancas, el fracaso de la negación y por lo tanto de la afirmación correlativa. Porque el éxito de la negación que supone este rechazo, respecto del Otro, supone el éxito de la negación, la afirmación supone un recurso a la palabra, supone la posibilidad de una mediación simbólica con el Otro obliga a un recurso a la palabra. Obliga. Es decir que este rechazo es el recurso es lo contrario del rechazo del Otro. Es la condición del lazo social y es la condición del discurso, no del lenguaje. Es la posibilidad, como digo de esta mediación simbólica con respecto al Otro.

Vivimos tiempos en los que vemos fracasar la negación en este sentido, de una manera que verdaderamente hace justo que nos llame la atención.

A nivel de lo que es lazo social es evidente que hay un fracaso de esta operación. Cuales son los factores en el orden simbólico que determinan el fracaso de esta operación, es algo que merece consideraciones muy cuidadosas.

Pero en realidad podemos servirnos de esto que sucede en lo que llamamos psicosis de lo que la psicosis nos enseña, respecto del fracaso de la negación.

El fracaso de la negación significa la imposibilidad de un rechazo. Y la imposibilidad de un rechazo en esto coincide como digo en la falta de recurso a lo que es una mediación simbólica en lo que respecta al Otro.

De ese fracaso de la negación que en la psicosis menos que esto trata de articularse pero al sujeto le falla la posibilidad de este rechazo.

Es la posibilidad de este rechazo lo que podemos llamar incesto a nivel de la psicosis. Desde la primera infancia es perfectamente constatable el recurso a la (no estoy hablando que esto sea lo mismo que decir no, el rechazo esta articulado en el destete que debería considerarse mas en el chico que en la madre, como iniciativa.

Hay formas de fracaso de este rechazo en cuanto que este rechazo implica un recurso a esta mediación simbólica que es la palabra. Es claro que en un caso como en el otro, en la bulimia o en la anorexia, estamos en la presencia de un rechazo efectivo. Todas las operaciones de las que Freud habla en la negación se cumplen en la bulimia y la anorexia.

Entonces es algo respecto del discurso lo que no funciona.

Por eso no encontramos una vía más importante de tratamiento posible en relación con este fracaso, con este fracaso de la negación que la angustia.

En cuanto este rechazo esta en juego no hay angustia. Esto está en el lugar de la angustia. De la misma manera cuando se trata de un ataque de pánico.

Cuando se trata de un ataque de pánico es decir de lo que se llama un ataque de pánico y en todos los casos yo diría de lo que se llama una anorexia, de lo que se llama una bulimia.

Diría de esta manera porque efectivamente son nombres. Digo que tienen función de identidad y en este sentido una función respecto de esta forclusion de lo que es el sujeto en cuestión. Es en este sentido digo lo que se ha dado en llamar. Pero el hecho es que estos nombres tienen una función de sanción es algo que funciona al nivel del "tú eres". Esta función a nivel del tu eres tal cosa o tal otra es la que dan estos nombres.

Pues bien, si pensamos en estos términos en lo que se llama un ataque de pánico es el equivalente en Freud de lo que se llaman nuevas patologías a lo que podría ser la bulimia o la anorexia.

Podríamos decir bueno pero un ataque de pánico es algo que está en relación con el miedo, por lo tanto digamos que esto es en realidad una fobia. No siempre es una fobia. Puede tener una relación pero no siempre es una fobia. Efectivamente tiene que ver con el miedo.

Freud articuló la negación a dos pasiones, vamos a decir así, porque son cosas que vienen desde Aristóteles, y eran pasiones. La negación la articuló al miedo y a la envidia.

La articulación de la negación a la envidia es lo que le permite llegar a la relación entre el complejo de castración y la angustia.

Freud va a definir la angustia como angustia de castración. A través de esa pasión que es la envidia, articulada como renegación de la castración. Renegación que es una articulación de la negación. Eso Freud lo va a poner en juego en relación a la castración en la madre.

Y en relación al miedo: porque es el miedo lo que se presenta en el lugar de la angustia respecto de la castración.

Muy bien, es a partir de ese momento que Freud va a cambiar o introducir su segunda teoría de la angustia que parece como la inversa de la primera respecto de la primera respecto de la angustia, diciendo que es la angustia lo que desencadena la represión y no la represión lo que desencadena la angustia. Tiene ya esta relación entre la angustia y el miedo a la castración. Es a partir de ese momento que Freud va a establecer que la angustia va a tomar un estatuto propio, un estatuto articulado. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que se va a poner en relación con el deseo. Ya no con el sexual y lo que se define como sexual en términos de tendencia sexual. Todo esto esta en juego, pero ya en una relación con el deseo. Decir una relación con el deseo es haber encontrado esa relación entre lo que era la angustia ligada a la insatisfacción sexual y su relación a una ley. Si no, no hay definición del deseo. Sin una relación a la ley no podemos articular la relación de la angustia con el deseo.

Es a partir de esta articulación que el complejo de Edipo toma su estatuto. Fuera del complejo de Edipo no hay en principio una posibilidad de definición de la relación del deseo y la ley.

De la misma manera tampoco podriamos fundamentar entonces la represión misma.

Entonces decía que es a partir de esta relación con el deseo que la angustia toma su estatuto. Así se trate de un ataque de pánico, se trate de la anorexia o la bulimia, en cualquiera de los casos, la relación con el deseo es lo que esta perdida.

Por lo tanto no tenemos en este sentido, una relación a la angustia. Es esto lo que representa una dificultad.

No hay efectivamente una angustia que sea lo que da ocasión a una demanda. Por eso para mi tiene sentido hablar de representación, como la cuestión se presenta. No está la angustia como el motor de lo que conduce a una demanda. Por lo tanto no hay ninguna demanda en el sentido analítico del termino, ninguna demanda constituida.

Por lo cual no es posible acelerar los pasos y tratar esto, este tipo de presentaciones como si se tratara de fobias, como si se tratara de una neurosis de angustia en primera instancia.

Es muy imprtante por una lado tener en cuenta que hay un sujeto en juego, y si hay un sujeto en juego, esta siempre la posibilidad de la angustia y por lo tanto la posibilidad de esta demanda. Pero la sujeto que esta en juego hay que hacerlo aparecer. ¿Qué quiere decir esto?

Esto quiere decir que no se puede partir de otra cosa que de lo que tendríamos que considerar un rechazo. Pero no me refiero a un rechazo del sujeto todo lo contrario, sino a algo que implique la no aceptación.

El reconocimiento de la función de sanción que tiene el nombre que el paciente se da como anoréxico, bulímico, objeto de un ataque de pánico.

Ocurre lo mismo que con lo que Freud llamaba neurosis traumatica, mas allá del principio del placer. Es mas allá del principio del placer, ustedes recordaran que Freud habla de la neurosis traumática, de los sueños correspondientes particularmente en relación con la neurosis de guerra (otro tipo de neurosis traumatica), donde el sueno no funciona como un saber a interrogar es decir como una formación del inconciente, sino que el sueno repite exactamente lo vivido por displacentero que esto fuera.

Y en este caso ocurre lo mismo.

Pero ¿qué sucede a nivel del trauma?. Freud dice porque hay la repetición de algo displacentero porque el sujeto no esta como tal. El sujeto en el trauma esta ausente, es objeto del trauma.

Hay una ausencia del sujeto respecto del trauma.

Es objeto del trauma, no hay subjetivación.

La repetición del sueño es el intento de subjetivacion del trauma. El trauma no se puede hacer propio en el sentido de ser subjetivizado porque en el trauma el sujeto esta ausente. El esta alcanzado por algo que le sucedió a él pero en este sentido tal cual como lo estoy diciendo: le sucedió a el. "El" no es una tercera persona en este caso. "El" es el objeto del trauma.. Es decir el puede contarlo y cuando lo cuenta es exactamente como si le hubiera sucedido a otro.

Es solamente una vez que se hubiera establecido una relación al otro, en este caso al que lo escucha, es solamente en esa medida en que se hubiera establecido una transferencia. Y esto sucede de esta manera, ¿qué es lo que sucede?. Que cuando ha habido un trauma y hay una transferencia establecida, los sueños del trauma tal cual fue dejan de ocurrir de esa forma.

Los sueños van a producirse respecto del trauma con una variante. Digo una variante pueden ser varias. Quiero decir no es idéntico a si mismo. No es exactamente lo que sucedió sino que siguiendo: el coche que lo atropelló venía en tal sentido vendrá en el sentido inverso. Y si lo que ocurrió, ocurrió de día pasará de noche y cosas mucho más sutiles en términos de diferencia. Estas diferencias son las que permiten la lectura, son las que permiten la interpretación cuando se trata de un sueño. Es decir algo que hace del sueño una formación de inconciente. Es a partir de que hay estas diferencias. Ustedes recordarán que con otros tipos de sueños Freud pedía por ejemplo por algo lo hacía que era un procedimiento muy directo y aparentemente muy ingenuo pero muy inteligente, cuénteme otra vez el sueño. Porque sabía que si un sueño no le presentaba ninguna legibilidad en un segundo relato iba a haber una diferencia.

(Fin del cassette)

Va a aparecer: de esto no estoy seguro, no sé si esto es así o el hecho de cometer un lapsus al contar un sueño etc, etc. Lo mismo con respecto al sueño traumático.

Solamente a partir del establecimiento de una transferencia y para que se establezca una transferencia quiere decir que cuente el hecho de que lo que cuenta es lo que se dice que cuente para el que escuche. Para el que escucha lo que cuenta es lo que se dice. Cuenta en tanto es algo que se dice.

Evidentemente el que lo que cuenta no tiene porque creer en esto que le sucedió y de lo cual él fue objeto. No tiene porque creer.

Efectivamente respecto de lo que sucedió el sujeto tarda en todo orden de trauma, el sujeto tarda mucho tiempo en producir algo, por ejemplo un sueño, que le permita creer en un hecho que sin embargo fue real.

No creemos en la realidad de la que somos objeto de una manera automática. Algo nos sucede y sabemos que eso sucedió y sobre todo creemos que eso nos sucedió y que eso nos sucedió a nosotros. En absoluto. No hay una creencia automática.

Muchas veces hay un sueño en relación con algo que ha sucedido, que le ha sucedido al sujeto y solamente a partir del sueño pero a partir de que el sueño es contado, el sujeto va a darse cuenta y a angustiarse por esto que le sucedió.

Antes de esto no hay angustia. Y no tiene el menor sentido que le digamos a alguien que fue objeto, en este sentido en que lo decía, de un acontecimiento, que tiene que creer que eso que le ocurre le ocurre a él. O que lo que hace es él el que lo hace en el sentido que esto signifique algo desde el punto de vista de la subjetividad.

Si no hay un sueño, una formación del inconciente, un orden en el cual el hecho real sea llevado a un orden de ficción, en eso no se puede creer. Así sea el más crudo de los acontecimientos. Esto me parece a mí muy importante de tener en cuenta en nuestra práctica. Es exactamente lo mismo lo que sucede respecto a los acontecimientos de todos los días. Incluso por ejemplo respecto de la existencia de algunas cosas o no, como los campos de concentración. Toda la documentación fehaciente que se pueda ofrecer respecto de ciertas cosas que suceden está muy bien.

Lo que sucede es que hay además otro problema. Por documentado que esté algo y por buenas intenciones que nosotros pongamos, no es automáticamente que vamos a creer en eso. Quiero decir creer que eso como tal sucede, sucedió, me sucedió. Es decir lo que tiene que ver con el principio de realidad, con lo que tiene que ver con lo que Freud llamó el principio de realidad.

El principio de realidad es un principio, es una articulación lógica, quiero decir esto con que es un principio: sigue determinada lógica.

Recordaba recién cuando decía esto de los campos, no sé si ustedes han leído a Semprum. Hay una obra de Semprum que se llama ¨La escritura y la vida¨. Ahora hay otra novela de Semprum a propósito de esto que todavía no he leído pero creo que vuelve al tema.

Semprum dice, después de haber estado en los campos de concentración, no puede escribir esto de una manera fidedigna, el relato de los hechos porque no es eso en primer lugar. Y porque si lo que él quiere es que se crea que eso existió se necesita que él pueda hacer algo, como es después en "La escritura y la vida", donde él va a contar algunas cosas, pero en una trama que supone un grado de ficción que evidentemente es lo que es necesario para que sea posible creer en estos acontecimientos.

Lacan tiene una posición, una fórmula con respecto a esto que es muy justa y es muy clara, que es "la verdad tiene estructura de ficción". No podemos pensar en una coincidencia automática de la verdad con la realidad. Para que algo sea real y este real esté en relación a la verdad, tengo que creer en eso. Y eso es una cosa muy importante si consideramos o no que necesitamos del inconciente, me refiero a sus formaciones, para poder tener confianza para ponernos en relación con la realidad. Es decir en este sentido, cuando digo que necesitamos del inconciente para abordar la realidad. Yo decía la transferencia es la condición a través del sueño lo que expliqué, es esto lo que hace aparecer al sujeto. Hay un sujeto respecto de la realidad.

Por eso yo decía, de la posición de objeto que tiene el sujeto en el trauma o la subjetivación a nivel de lo que es su experiencia en lo que respecta al trauma, se trata de la subjetivación.

Y a nivel de lo que es la relación con la palabra, se trata del sujeto del inconciente. Digamos es en este sentido que hay una articulación ante lo que es esta aparición del sujeto capaz de subjetivizar y la angustia.

Pienso que si no hay esta creencia de la que yo hablaba, esta posibilidad de la creencia, no hay angustia.

Yo no puedo angustiarme por el suceder de algo aunque esto me afecte a mi en la más profunda medida, si no puedo creer en esto. Si no puedo creer que esto que ha pasado me ha pasado. Pero no puedo creer que esto que ha pasado me ha pasado sin que esto pase por el inconciente.

Yo me detengo acá porque ya son las cinco y tenemos unos minutos más nada más.

Pregunta inaudible

Anabel Salafia: ¿Qué querría decir que no hay re-elaboración?. No recuerdo. No entiendo muy bien lo que decís en relación con la elaboración.

Evidentemente hay una elaboración en lo que tiene que ver con respecto al trauma.

Este tiempo, cuando vos decís de subjetivación, es un tiempo que está dado y puesto en juego por la transferencia.

Es la función del tiempo cuando se habla. Hay una función del tiempo cuando se habla. Hay lo que se puede decir y lo que no se puede decir. Hay una función que es del corte, que es cuando se llega a un punto que hay algo que va en el sentido de una repetición necesaria, se detiene ahí. Y eso va a producir un sueño por ejemplo.

Continuación de la pregunta

Anabel Salafia: Sí hablé de subjetivación en este sentido. Hablé de la ausencia del sujeto en el trauma, la ausencia del sujeto en el trauma no es el inconciente.

No es algo que esté constituido como un saber. Es una inconciencia y no el inconciente..

El fenómeno en cuestión y ahí se trata efectivamente de un fenómeno es que alguien puede contarnos una cosa muy complicada o muy grave que le sucedió. Nosotros no podemos partir de que esa persona por esto que le sucedió está angustiada. Yo simplemente quiero decir esto. No podemos partir de lo que los hechos nos muestran, si es algo que nosotros consideramos que es muy grave, y no podemos considerar que porque esto le sucedió esta persona está angustiada. Quiero decir en una determinada relación con la angustia. Que está como sujeto de esa angustia. No podemos considerar las cosas de esta manera porque no ocurren de esta manera. Si no podríamos simplemente darle un consejo o una indicación y con esto se resolvería la cuestión. Es decir no ocurre de este modo.

Por subjetivación quería decir que el que habla se pone en una determinada relación respecto de la angustia.

Nosotros podemos tener un sentimiento de culpabilidad enorme por ejemplo en relación con una cosa de la que el sujeto fue lo que podría considerar visto desde afuera y desde todo punto de vista una víctima. Esto es corriente en nuestra práctica. Si lo vemos a nivel del trauma de seducción o todos los que vienen en fila, como episodios de lo que se llama violencia familiar, etc, etc.

El que es objeto de la cuestión se considera culpable, el golpeado se considera culpable a toda costa, vamos a decir así, respecto de esto. Y cualquier cosa que se intentara convencer acerca de la inocencia en relación con la cuestión sería inútil e incluso peor. He visto resultados desastrosos en relación con esa intervención. O en los casos en que se denuncia tal cosa o tal otra. La denuncia de algo que sucedió no tiene estatuto de verdad de una manera automática. Digo: "He descubierto que sucedió tal cosa y tal otra". Eso no tiene un estatuto de verdad en el sentido de que el que lo escuche lo crea de manera automática.

La creencia es una función que en este sentido es la función que no tiene el paranoico.

Es una relación con el otro que en la paranoia se revela como un fracaso.

Entonces cuando yo digo subjetivizar me refiero a eso. Cuando digo sujeto no me refiero a la subjetividad digamos. Cuando digo subjetivizar digo pasar de ser el objeto de la cuestión a creer en eso.

Y esa es la condición de la emergencia de la angustia.

Pregunta: Una pregunta en relación a esto. ¿Entonces en un psicótico no habría angustia en relación a un trauma?

Anabel Salafia: No habría angustia en relación a un trauma, bueno.

Pregunta: A un hecho traumático objetivable.

Anabel Salafia: ¿Está referida al desencadenamiento de una psicosis?

Pregunta: No, yo diría una psicosis clínica.

Anabel Salafia: Bueno pero la pregunta es si un trauma desencadena una psicosis?

Pregunta: No, no. Si puede desencadenar la angustia.

A. S.: Efectivamente. El no dispone de la negación en relación con eso. Pero ¿qué quiere decir?. Si una persona me viene a ver, una persona psicótica, y por alguna razón accidental, digamos, no me encuentra en mi consultorio, no encuentra a nadie que le responda porque yo no estoy o le de algún tipo de razón, va a pensar: nunca más me va a ver pero esto es un punto , pero quizás nunca me vio. Se entiende lo que dije?.

Público: No

A:S.: En relación a lo que decía respecto de la negación y de la afirmación.

La afirmación, o sea la eficacia de la negación es que si las cosas deberían ser de tal manera, yo espero que las cosas sean de tal manera. Muy bien sino son de tal manera es porque hay alguna razón para eso.

Y esto no implica que no volverán a ser de la manera en que eran. Es la relación a la pérdida o el reencuentro del objeto como lo plantea Freud.

Ahora bien, para el psicótico el objeto que debería estar ahí, no está ahí. Muy bien. Nunca más va a estar pero no es lo peor. Lo peor es que quizás me imaginé que estaba y nunca estuvo. ¿Es más claro ahora?.

En el duelo, cuando hay la pérdida de un ser querido, este tipo de cuestiones, algunas veces aparecen sin que se trate necesariamente de una psicosis. Digo por la pregunta acerca de si es susceptible de sufrir un trauma un psicótico. Por supuesto.

Pregunta inaudible

A.S.: El desencadenamiento de la angustia es siempre la falta de un límite. Es decir la falta de un borde. Por eso yo decía esto no está como estaba, como yo esperaba que estuviera y como debe estar, esto será por alguna razón. Y el neurótico lo resuelva de otra manera: seguro que es culpa mía, que me equivoqué, que no escuché bien o que lo que fuera. Es un mecanismo de defensa eficaz. La razón puede ser llevada sobre sí y listo. No es tan listo, tiene sus complicaciones también. En lo que respecta a la psicosis en una cuestión de dimensión que se pone en juego, de una dimensión completamente diferente.

Pero eso es fundamental. Un psicótico habla y se lo escucha y la angustia disminuye. A veces hay que crear las condiciones para que eso se pueda dar. Quiero decir la medicación cuando es indispensable cumple esa función de que se pueda establecer un marco.

El otro día veía un caso en el Centro N°1. Era un caso de psicosis. Veíamos muy claramente como la misma persona que exponía el caso, una psicosis estabilizada. En un momento había que terminar el tratamiento por razones que todos conocemos: ya van como 4 años y en un lugar público, era insostenible. Lamentablemente no hay mayores recursos en este país respecto de eso.

La persona en cuestión, era una mujer, estaba muy tranquila. Había tenido antes de ese tratamiento una cantidad de internaciones en las cuales no pasaba nada en el sentido de que era medicada y etc. Entonces ¿cuál era su mayor tormento?. El psicótico sabe que es psicótico. Su mayor tormento era si se iba a pasar toda la vida padeciendo internaciones donde fuera medicada hasta que más o menos se estabilizara, saliera otra vez. Bueno eso.

El hecho de que esta persona pensara que si volvía porque estaba realmente muy bien compensada por el trabajo que había hecho con su terapeuta, que si le pasaba algo tenía que volver a que la escucharan, esto era un factor de enorme tranquilidad que le permitía (cuanto iba a durar sin volver no sé), que pensara que tenía un recurso que no era únicamente la medicación, es decir que tenía un recurso como sujeto. Esa es la angustia en la psicosis al ser reducido a un cuerpo, el quedar reducido a un cuerpo. No tener como sujeto ningún estatuto. Como sujeto del inconciente no poder encontrar el refugio en ningún lapsus. Esa persona hasta había llegado a hacer ciertos sueños y algunos lapsus. Es formidable: un psicótico hace un lapsus o empieza a usar las mismas palabras que usaba en una función diferente. Es un avance enorme.

Pero un avance en este sentido: es un avance porque es alguien que existe como sujeto.

Esta es la cuestión que está en juego en lo que respecta a si aceptamos, es muy complicado porque si aceptamos como hay que decir que se acepta, yo debo decir mi desacuerdo, si aceptamos estas denominaciones de bulimia, de anorexia y de cosas así, transformamos esto en especialidades. Si esto se transforma en una especialidad, es evidente que si yo soy especialista en bulimia y anorexia jamás alguien que se trate conmigo va a solucionar esto. Es así, es evidente, es imposible. Una vez que yo acepto que se trata de eso, y acepto que se trata de eso, y acepto ese nombre como denominación...Yo no le voy a decir a mi paciente que me dice que es bulímico o anoréxico, no usted no es;, no me refiero a eso.

Pero uno puede decir que es lo que sea en llamarse como se llame. Ahora yo tengo que tener una posición respecto de esto para tratar de producir otra cosa, de que se produzca otra cosa en lo que respecta al sujeto.

Pero si yo acepto esta denominación son nombres del padre y esto ya está jugado. No puedo aceptar esto como denominación. No puedo dentro de un discurso que es el del psicoanálisis. Yo me sitúo en ese discurso.

Pero desde el psicoanálisis no podemos, me parece a mi, situarnos de esa forma. Es algo que no advertimos en primera instancia pero es algo sobre lo que me parece que hay que reflexionar.

Bueno espero que les sea útil. Gracias por la atención.

Buenos Aires, 4 de junio de 2002

HOSPITAL DE EMERGENCIAS PSIQUIATRICAS DR. TORCUATO DE ALVEAR

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