Psicoanálisis
Revista de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires
(Sociedad Componente de la Asociación Psicoanalítica Internacional )

Volumen XXVI - Año 2004
(Indice, Editorial y Resúmenes)
N° 3: Psicoanálisis e Instituciones
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Editorial

CONFERENCIA EN APdeBA

ARTICULOS NO TEMATICOS

NORBERTO HELMAN. El descreimiento en la bondad humana hallado en víctimas de abusos extremos

HÉCTOR ALBERTO KRAKOV. Referentes teóricos y clínicos en psicoanálisis de pareja.

Editorial

Psicoanálisis APdeBA - Vol. XXVI - Nº 3 - 2004

Este número de nuestra revista está dedicado a pensar psicoanalíticamente las instituciones. Es por esto que seleccionamos algunos trabajos que aportan perspectivas interesantes con intención de ampliar nuestro campo de ideas.

Bleger, uno de los más lúcidos integrantes de la escuela psicoanalítica argentina, destacaba la manera en que las instituciones psiquiátricas, tienden a organizarse según la patología mental de la cual se ocupan. Por otro lado, la capacidad de reconocer niveles relativamente heterogéneos de la realidad, pero también las interferencias entre estos diferentes niveles de lógica, tornan compleja la inteligibilidad de los fenómenos institucionales.

Hay asimismo una serie de factores causales o determinantes que desde el pasado van desplegando los fenómenos; esta lógica de las determinaciones preexistentes supone que todo lo que ocurre es el despliegue de lo que está plegado. ¿Cómo pensar entonces aquello que se define como la introducción de una cualidad heterogénea?

Estos conceptos necesariamente generaran cambios, no sólo en las instituciones, sino en las teorías que enfocan el psiquismo.
¿Qué pensamos que es una institución psicoanalítica? ¿Tiene características que la diferencian de otras agrupaciones científicas?
¿Qué significa para un psicoanalista pertenecer o no a una institución y cómo influye en su identidad esa pertenencia?

La historia de las instituciones psicoanalíticas nos dice que en muchas de ellas se produjeron conflictos que llevaron a escisiones: ¿cuáles son los puntos de tensión a tener en cuenta? Deberíamos prestarle una especial atención a la insuficiencia que tiene nuestro pensar debido a razones de estructura no coyunturales; el mundo es más complejo de lo que podemos pensar acerca de él.
También la clínica con la que lidiamos en nuestros consultorios es más compleja que lo que nuestras teorías dicen acerca de ella y lo que nuestras instituciones intentan reglar. Son innegables las ventajas que nos ha traído lo que se ha edificado en la teoría psicoanalítica y el generoso lugar que le han otorgado las instituciones para alojar ese intercambio. Existe quizá un uso inevitable que solemos hacer de las teorías transformándolas en catecismos y a las instituciones en templos o iglesias para conservar la ilusión de que no hay algo impensable.

Convengamos que si el psicoanálisis deviene fe religiosa, algunas cualidades de la condición humana se pierden, y en ese salto brota el fanatismo. Algunos autores sostienen que la mayoría de los analistas no parecen encontrar motivos justificados para hacer frente a sus prejuicios. El corolario histórico de esta intolerancia es la notable cantidad de cismas producidos en las instituciones psicoanalíticas, los que dan testimonio de la dificultad que existe para contener y mucho menos aceptar– las diferencias teóricas entre las distintas organizaciones.

Por el contrario, hay quienes piensan que las convergencias teóricas son parte de un proceso reciente, del cual puede decirse sin dudar que sólo opera como refuerzo de determinadas concepciones. Visto sólo desde esta perspectiva, sería un fenómeno de escasa trascendencia; pero existe la posibilidad de ampliar esta posición, tomando en cuenta no sólo las convergencias mismas, sino que este fenómeno nos permite reconocer la naturaleza y valor de un proceso informal de investigación clínica en el que hasta ahora se había reparado muy poco. Este proceso está apenas en sus comienzos, y no tenemos la expectativa de que alcance resultados inmediatos significativos.

Pero lo importante es reconocer su existencia y naturaleza, de modo de poder explorarlo mejor y estimularlo. Observamos que a lo largo de la historia de la humanidad, la pérdida del valor de la vida humana se ha instalado en la sociedad y en cada uno de nosotros. Esto nos lleva a pensar cuan implicado está el psicoanálisis mismo en su teoría y en su práctica. Durante la Segunda Guerra Mundial, los asuntos de la IPA (Asociación Psicoanalítica Internacional) se interrumpieron para todos los fines prácticos, hasta el punto que desde 1941 a 1944 ni siquiera se publicó el boletín de la entidad.

Horrores muy cercanos como los campos de concentración y los desaparecidos no han alcanzado plena difusión y explicitación en los ámbitos institucionales en tanto ocurrían. ¿Cómo es y ha sido posible convivir con estas realidades; al propio tiempo verlas y no verlas, saberlas e ignorarlas, sin poder pensarlas en toda su magnitud? Nos encontramos con grandes dificultades para concebir respuestas que atañen a la dinámica de los vínculos y de los conjuntos que componen la sociedad y sus instituciones. Se podría pensar, que cuando analizamos situaciones de este tipo y estamos por concluir que hay horrores que no tienen posibilidad de ser pensados, convendría interrogarse acerca de nuestra propia participación en concebir esa imposibilidad.

Acerca del deseo de trasmitir podemos pensar que remite a la existencia del lugar de nuestra institución, pero también contiene de nosotros mismos los primeros fundamentos ligados a la pulsión de muerte. Otro capítulo importante de la vida institucional psicoanalítica es el tema de la admisión a la formación que resulta ser, a la vez que controversial, de extrema importancia para todo el desarrollo institucional. La Admisión a los Institutos de Psicoanálisis necesariamente nos lleva a conjeturar respecto del contexto socioeconómico y cultural de nuestra práctica y su posible grado de vinculación, con la disminución de postulantes a la formación en la actualidad.

En cuanto a las posibles inconsistencias de la formación, ineludiblemente trasmitidas: ¿pueden ser pensadas, modificadas? Nos preguntamos si las inconsistencias sólo pueden tornarse obstáculos o por el contrario pueden ser promotoras de curiosidad y por ende producir conocimiento. Allí donde hay formación, en este caso de analistas, hay educación. Es posible que la única manera de abordar estos problemas como corresponde sea que nuestras propias instituciones adopten una postura analítica y autorreflexiva respecto de sus conflictos internos y sus maniobras defensivas.

Comité Editor

Resúmenes

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