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Número 8 - Agosto 2001

Familia y vejez: la abuelidad

Ricardo Iacub
riacub@ciudad.com.ar

La propuesta de este trabajo es debatir acerca de una temática, muchas veces olvidada como la abuelidad. Por ello, pensé que para abarcarla era necesario tomar diversos enfoques teóricos como la antropología, el psicoanálisis y la psicosociología.

El concepto de Abuelidad debemos emplazarlo en el núcleo de un cierto tipo de familia, de la cual la nuestra resulta heredera. Con esto me refiero al modo de organización que en términos generales resulta propia de Occidente. Familia que se considera establecida por un núcleo básico madre, padre e hijo y con extensiones que me atrevería a denominar como primarias que son los abuelos y luego los tíos y primos. Sin embargo, debemos tener en cuenta una suma de variables antropológicas que producirán configuraciones familiares diversas.

Margaret Mead, en su libro "Cultura y Compromiso", rescata tres modalidades de familias en relación a un eje fuerte que es la distribución del saber-poder en las mismas. Las cuales han sido denominadas Postfigurativa, Cofigurativa y Prefigurativa.

- En la primera aparece una concentración de saber-poder en los mayores y un sometimiento de los jóvenes hacia estos. Lo cual, implica una dependencia de los modelos de conocimiento estipulados por los antecesores, lo que podría denominarse tradición. Son culturas en las que los cambios son tan lentos e imperceptibles que, los abuelos alzando a sus nietos pueden imaginar el futuro pensando en su vida pasada.

Las preguntas fundamentales sobre la vida, la procreación y la muerte son contestadas de antemano por un orden de ideas que las precede. Donde los encargados de transmitirlas son los ancianos.

- El segundo tipo de configuración familiar está conotada por un quiebre real o simbólico de las formas culturales anteriores. Luego de migraciones o procesos revolucionarios aparecen nuevas tendencias culturales que fragmentan las diversas generaciones, provocando con ello un tipo de convivencia entre cohortes.

La cofiguración se origina en una ruptura, que puede producirse por diversos motivos, pero que cortan con una continuidad en la que el grupo generacional dominante pareciera perder los usos del saber que eran hasta entonces un arma de poder.

- El tercer tipo, las familias prefigurativas en las que existe una propuesta mesiánica ya que el saber aparece ubicado en el que vendrá. Siendo los jóvenes los más favorecidos en esta partida.

Mead ubica esta aparición cultural en momentos de crisis sociales profundas. Dice: "...Desde un punto de vista particular, la situación en la que nos encontramos actualmente se puede describir como una crisis de fé, en la cual los hombres, que han perdido su confianza no solo de la religión sino también en las ideologías políticas y en la ciencia, se sienten despojados de todo tipo de seguridad..."(1).

Ella piensa que esto esta muy ligado a la perdida de referentes en sus mayores o en aquellos que los antecedieron. Entonces, lo que encontramos en esta cultura, es el hijo es quien representa el porvenir.

Actualmente, podemos ver, como el avance de la tecnología genera una difícil adaptación de las personas mayores, las cuales caducan rápidamente en sus roles de saber y son reemplazadas por individuos más jóvenes.

El hacer un distingo inicial acerca de como resulta establecida la familia tal como la conocemos actualmente, implica poder tener en cuenta otros modos de organización de la misma. Según Levy- Strauss esto implica un modo de pensamiento horizontal, que no supone modelos más o menos evolucionados. Sino que son el resultado de un tipo de organización social e histórica específica. Pensarlo de este modo le otorga al mismo cierto dinamismo y una movilidad propia a cada cultura particular.

Sin embargo hay un punto que resulta importante destacar y que, según este autor es la base sólida de la familia, estas son las "estructuras elementales del parentesco". La interdicción del incesto resulta parte, y es así como la familia resulta estatuida sobre el fondo de una prohibición que es al mismo tiempo su fundamento.

¿Qué implica como tal la familia?

Lo que llamamos organización familiar se caracteriza por: una suma de relaciones singulares que engendran obligaciones absolutas con pocas personas, no anónimas, ligadas a través de una historia y que nos reconectan con un pasado que a su vez nos determina. Es solo la estructura familiar quien sostiene y transmite un núcleo social singular.

Desde el psicoanálisis diversas posiciones apuntan hacia un mismo sitio: la familia núcleo conformador de lo que hoy llamamos la subjetividad.

Bleger afirma el valor mismo de la familia en tanto preserva un margen de indeterminación y fusión necesarios que se requieren en la producción de un sujeto.

Lacan por su parte alega: "La función de residuo que sostiene (y a un tiempo mantiene) la familia conyugal en la evolución de las sociedades, resalta lo irreductible de una transmisión - perteneciente a un orden distinto al de la vida adecuada a la satisfacción de las necesidades- que es la de una constitución subjetiva, que implica la relación con un deseo que no sea anónimo"(2) .

Ambas posiciones aluden a un núcleo real que se pone en juego en la organización familiar. Podemos pensar que, en la constitución del Complejo de Edipo, Freud recupera en la historia de cada sujeto, lo que Levy- Strauss va a reconocer como una estructura universal del parentesco. Quisiera señalar que, en cuanto cito o menciono "no anónimo", lo contrapongo con modelos similares a los de "Un Mundo Feliz" de Huxley, o para el caso más abominable el Hospitalismo de Spitz.

Es importante hacer un breve repaso de lo que Bleger sitúa como la conformación de lo familiar y su función institucional. Para pensar la familia, parte de conceptos tales como, los de grupo primario y secundario de Cooley, que le ayudarán a pensar en el grupo familiar. Destaca en primera instancia los tipos de proyección que se utilizan en un tipo de grupo y en otro. Considerando que en el primer se produce una proyección masiva del grupo sobre el sujeto, mientras que en el segundo se encuentra discriminada. En el primer grupo, hay un nivel de organización que, psicólogos como Wallon, caracterizaron como sincretismo primitivo. La configuración que se obtiene es la de un grupo de participación, es decir un grupo en el que cada individuo no actúa desde sí, sino desde el rol que le ha sido adjudicado por esta proyección masiva, cruzada y múltiple.

El grupo primario, para el caso el grupo familiar, se caracteriza por el establecimiento de una simbiosis, en la que interviene y se concentra la parte psicótica de la personalidad. Este concepto, para la teoría kleiniana, implica aquella parte de la personalidad que ha quedado en los niveles más inmaduros y regresivos, caracterizados por la falta de discriminación entre yo y no yo.

A diferencia del primero, el grupo secundario funciona a través de la interacción o sea a través de proyecciones e introyecciones sucesivas de objetos internos y partes del yo.

Entonces, este autor planteará que la función institucional de la familia es la de ser el reservorio, control y seguridad para la satisfacción de la parte más inmadura y narcisística, pero a su vez permitiendo que funcionen las partes mas adaptadas en el extragrupo.

Según este autor habrá dos elementos frente a los cuales el grupo familiar deberá protegerse: la separación y la fusión, y es por ello que establece dos modalidades defensivas: la familia aglutinada y la familia esquizo- paranoide.

La primera se protege básicamente frente a la amenaza de separación, aglutinándose en un verdadero bastión narcisista actuando cada uno desde los roles fijados por las proyecciones masivas; en cambio en la segunda, se defiende de la fusión separándose física y espacialmente pero desde los roles originales. En ninguno de los dos tipos de familias, esta logra ser soporte de una posibilidad de salida real del sujeto.

LA ABUELIDAD

De esta manera quisiera introducirme en la abuelidad desde el Complejo de Edipo, para poder elaborar esta temática. Es allí, donde encontraremos una serie de pautas en las que se establecen las funciones relevantes que Freud las hará entrever a través de una tragedia clásica.

Se pueden destacar funciones maternas o paternas que posibilitarán, en primera medida, un acceso a la vida a través del deseo materno, y una interdicción que posibilita la introducción de un sujeto a la ley. Sobre la base de una ley se accederá al deseo, vía el ideal del yo, que abre al sujeto por fuera de su madre.

Desde Levy- Strauss se plantea la salida a la exogamia vía las mismas estructuras elementales del parentesco a través de la prohibición del incesto que abre al grupo por fuera de su tótem. Este autor destaca la importancia de la ganancia de un casamiento, ya que según el antropólogo M. Mauss: "entregando una mujer se pierde a un enemigo".

Desde este núcleo central se abrirán nuevas redes en las cuales podemos pensar la familia desde la legalidad que ordena el Complejo de Edipo en cada sujeto. A su vez debemos considerar las nuevas modalidades que se configuran en tanto se producen nuevas relaciones. Cada nueva unión adviene a su relación de pareja con un posicionamiento edípico particular, y frente a su descendencia, se reactivará esta conflictiva estructural de un modo análogo aunque con un elemento nuevo que es la unión de dos orígenes diversos.

Entonces ¿cómo pensar la abuelidad desde este enfoque teórico?

De los considerandos relativos a la noción de función en psicoanálisis, podríamos determinar a este término como aquel que estructura la subjetividad desde los modos antes previstos: función materna y función paterna, los otros modos serán subrogados a estos, destacando que las funciones son fórmulas abiertas a quienes las ocupen y no presuponen un único ejecutante. Sin embargo dentro de los subrogados podemos hacer notar los roles diversos que pueden ser ocupados.

Sería importante considerar al rol en su acepción teatral, en el cual a un personaje se la asigna un lugar determinado en la escena derivado de aquel que juegue una función. Siguiendo nuestra hipótesis: el lugar que para un niño tenga su abuela devendrá del rol que le otorgue la madre.

Para ejemplificarlo utilizaré un caso de un niño que llega traído por su madre la cual es la que pide la consulta.

La mamá de Gerardo cuenta que esta es una entrevista que resultó demorada ya que hace varios años que su hijo es enurético, se encierra mucho en la casa, es de poco hablar, y se pasa el día con el abuelo, lo cual a ella le preocupa ya que es un persona muy impulsiva y no respeta los límites de su propia casa, aclara que en realidad viven en la misma casa... se interrumpe y corrige en el mismo terreno, pero en dos casas diferentes.

Considera que los problemas de su hijo tienen que ver con el nacimiento, ya que cuando este nació, ella tuvo un problema físico, por el cual su padre decide que por 15 días ella no puede ver a su hijo por temor a un contagio. Ella dice que esta ausencia podría haber determinado sus problemas actuales. Le pregunto por esta circunstancia y por esta decisión de su padre, ante lo cual ella responde que los médicos no lo creían necesario pero que era muy difícil imponérsele a su propio padre y que su marido tuvo y tiene muy poco carácter para frenarlo.

En sesiones subsiguientes, aún sin el niño, en las cuales vienen alternadamente ella sola o acompañada por su esposo, aparecen dos temáticas: una de ellas es la dificultad de esta madre para separarse de su padre y la otra, en la que se cuestiona el lugar de su marido en su deseo. Por su parte el esposo, también se pregunta por su lugar en esta casa y su lugar como padre.

Al cabo de cierto tiempo en una sesión con la madre me comenta sorprendida, sin que haya sucedido nada en particular, su hijo deja progresivamente de ir a la casa de su padre (poco tiempo después que ella trae esto, Gerardo imagina en una redacción la muerte de su abuelo, y de un modo continuo se acerca cada vez más a su padre). La madre da cuenta al ser interrogada sobre esto que la sorprendía y comenta que quien también había variado con su padre era ella. Y que también empezó a cuestionar a su marido sobre lo que él no le daba como esposo, que hasta ese momento había quedado tapado.

Para analizar este caso que solo será tomado para trabajar el tema que nos atañe específicamente utilizaré de modo instrumental cuatro letras que sirvan para diferenciar las generaciones en juego: (a) los padres- abuelos, (b) los padres- hijos, en este caso madre, y (c) los hijos- nietos y la relación entre (c) y (a) la denominaremos (d)

Cuando recibo a esta madre (b) y cuenta esta especie de mito que funda la relación con este niño (c) suponiendo una causa que para el caso podría ser insignificante, sin embargo advertimos que en este relato aparece otro elemento que debemos destacar y que es la imposición de este abuelo (a) frente al padre y la madre (b). En tanto esta madre (b) no revisa su posición edípica frente a su padre (a) el niño (c) queda atrapado en la relación con su abuelo. Solo cuando su madre puede correrse es cuando Gerardo deja de necesitar de esta relación (d).

La posición del abuelo, al no haber una clara separación simbólica frente a su hija, pareciera no identificar en este niño a un nieto, sino más bien a un hijo.

Por lo tanto solo si la mamá de Gerardo puede modificar su relación con su propio padre (c) y a su vez ubicar a su marido como padre simbólico de este niño podrá entonces variar la relación del niño y la del abuelo (d).

Lo importante en esta serie de esquemas, es poder visualizar como, por un lado, la determinación edípica se vuelve fundamental en el circuito de relaciones, y como en un nivel simbólico la abuelidad no resulta simétrica de (si este vocablo fuese posible) la nietitud, pero ambas resultan mediadas por el mismo sujeto que liga estas relaciones. Razón por la cual le otorgo esta definición de rol, que como explicaba anteriormente, implica la existencia de un valor intermedio que hace movilizar a sus actores.

OTRAS PERSPECTIVAS PSICOANALITICAS

Hay una serie de analistas tales como Benedek o Deutsch (3) que describieron sobre los efectos de los diversos tipos de configuraciones que se podrían establecer.

El primero de estos psicoanalistas describe esta etapa como un nuevo contrato con la vida frente al cual se podrán reactivar viejas pasiones.

La segunda encuentra casos de abuelas con altos montos de ansiedad defendiéndose a través de la evitación, frente al temor de una identificación masiva con su hija; por otra parte describe un segundo tipo de abuela que reacciona hacia su nieto como si fuese el propio hijo ya que utiliza su abuelidad para continuar siendo madre. Esta analista considera que la mejor abuela es aquella que "esta liberada de sus propias pasiones... libre de toda ambivalencia humana" esta visión sin duda excesivamente optimista, nos alerta de aquello que puede permitir sostener la diferencia entre la maternidad y la abuelidad. Aquella abuela que pueda mantener en relación a su propia posición edípica con su hija un corte adecuado podrá vivenciar a su nieto más allá de las rivalidades o las posiciones depresivas por la pérdida de amor de sus propios hijos frente a la aparición de un nieto.

El otro tipo de abuela calificada como "la mala" es aquella que quiere poseer totalmente a su nieto o que no tiene ningún interés por él. De Beauvoir observó que estos sentimientos son extensiones de aquello que una madre sintió por su propia hija. Con lo cual retornaríamos a lo anteriormente mencionado con respecto al nieto pensado desde la vertiente edípica.

De esta manera podemos demarcar dos límites: uno con la idea de una abuelidad biológica, ya que las vicisitudes edípicas pueden no tener un correlato sanguíneo y por otra parte podemos diferenciarlo de un interaccionalismo, o sea un contacto más o menos directo, más o menos afectivizado ya que la asignación de un lugar simbólicamente establecido no necesariamente se da por este tipo de interacciones. Son conocidas las posibilidades de abuelos reconocidos y amados como tales aún no habiendo compartido un mismo tiempo histórico, y a su vez personajes afectuosos e importantes como cuidadores o mucamas que pasada su estadía se pierden en un recuerdo cuasi efímero.

Sin embargo, más allá de estos aspectos ligados a una determinación simbólica de los lugares, resulta importante destacar los modos de presencias que una sociedad impone como representación social de lo que es ser un abuelo.

PSICOLOGÍA DE LA ABUELIDAD

Existen tres elementos que resultan inquietantes en torno a la abuelidad. El primero de ellos tiene que ver con el cambio de status interno en la familia, en el cual podemos observar la pérdida de ciertos roles ligados al ser padre o madre. En segundo término, podemos notar la modificación en las relaciones afectivas que se producen en tanto los hijos devienen padres. Por último, debemos tener en cuenta la asociación que se realiza entre el ser abuelo y ser un adulto mayor

Rangell señala que durante la abuelidad pueden ser reactivados conflictos edípicos no resueltos y lo describe de este modo: "estimulados por el sentimiento de la declinación del poder propio tanto como por la restallante edad de nuestros hijos... este tiempo muestra el reverso del proceso. El objeto no es nuestro propio poder como padres, sino el del hijo creciendo hacia su apogeo. Sin embargo, así como la resolución del primitivo problema edípico estaba ampliamente afectado por la identificación con el padre ahora en el proceso inverso otra vez un saludable derivado parece tener que ver con un proceso de identificación... con la vida y suceso de nuestros hijos. Es una nueva chance cuando uno, como abuelo puede repetir otra vez el proceso de identificación y, en forma vicariante, revivir las esperanzas de la juventud"

Esto ha llevado a muchos analistas como Salvarezza a trabajar el concepto de creatividad desde la idea de crear- criar herederos sociales o sea encontrar formas creativas de sublimación a través de los que nos continúan tanto en los hijos como en los otros.

Tal vez la abuelidad, al iluminar las propias habilidades generativas, sirva de función reparadora para contrabalancear algunos de los golpes que normalmente sufre la propia autoestima durante el envejecimiento. Huyck señala: "Abuelidad... puede darle a la vida un sentido renovado de generatividad y proveer indicios de inmortalidad..." pensándola como una manera de enfrentarse a la propia finitud. Es importante destacar que en la tribu Kamano en Nueva Guinea hay un término recíproco que designa tanto al abuelo como al nieto "tata" y el nacimiento del primer nieto implica que el abuelo pueda morir tranquilo

ASPECTOS SOCIALES:

Esto resulta de considerable importancia ya que cada momento histórico y cada grupo social va determinando modos de contactos, de interacciones, regulaciones del afecto e incluso posibilidades educativas.

La referencia clásica de los análisis, es el estudio de dos pioneras en el campo: Berenice Neugarten y Karol Weinstein, quienes desarrollaron cinco estilos de abuelidad a partir de un estudio realizado a adultos mayores de 55 a 75 años.

Kornhaber (4) define la abuelidad actual (pensado entre los años ’50 y ’60 en E.U.A.), dentro de un "Nuevo Contrato Social" determinado por diversos factores que llevaron a un nuevo modo de pensar la familia.

La denominación de contrato implica un arreglo mutuo entre las partes por la cual se estipula primariamente: la no crianza de los niños, una mutua independencia y no un mutuo sostén. En este contexto el consejo, dice el autor, será un entrometimiento, el cuidado se igualará a control y la acción a una intromisión.

A su vez observa la insistencia en no incluir a los abuelos desde diversos ámbitos como por ejemplo en los judiciales, quedando excluidos en la estipulación de días en caso de divorcio para que un niño vea a su abuelo.

El Departamento de Salud, Educación y Bienestar, de E.U.A. en 1957 recomendó vivir separadamente de los abuelos y que los niños no sean criados por estos.

Por último también en los terapeutas, observa esta marcada discriminación de los abuelos.

Considero que hay un margen de diferencia en nuestro país, sin embargo hubo tendencias desde los años '50 en la que el N. C. S. fue de la mano con la teoría del desapego y con un comienzo de una marcada institucionalización del viejo, desde el que se proponía alejar a los abuelos del ámbito familiar.

Son elocuentes los cambios sucedidos en este último siglo en relación a la función social de los abuelos. Como fue anteriormente explicitado, las citas sociológicas hablan de un rol que pasó de lo educativo a lo que se denomina "buscadores de diversión"(5).

Estas modificaciones en los roles tienen mucho que ver con los cambios de vivienda trigeneracional a la bigeneracional y por otra parte con el cambio que se sucede desde el N.C.S. en donde se respetan las autonomías y con un agregado, más actual, que es la imposición de permanecer activos que no siempre se concilia con la de cuidar niños. Creo que es importante considerar también, que en nuestro país, muchas veces por cuestiones económicas y otras por determinaciones culturales, nuestra realidad no resulta tan homogénea ni tampoco permite que se den tantas posibilidades de elección.

En la actualidad, muchos abuelos, no pueden elegir si jugar o educar ya que, por cuestiones laborales de sus propios hijos deben permanecer gran parte del día con sus nietos. Por ejemplo, en diversas provincias argentinas aun se mantiene el rol tradicional de los abuelos está ligado a la educación debido al trabajo golondrina que es habitual en esas regiones.

Sin embargo, es notorio cierto repliegue desde los abuelos, en no meterse en la educación de sus nietos, rasgo que hace menos de medio siglo no hubiese sido compartido. Así también hay otro punto de ruptura con el estereotipo del abuelo como un viejo, lo cual incide también en las variadas representaciones de una época en relación a lo que significa este concepto socialmente.

BIBLIOGRAFÍA

1. M. MEAD: "CULTURA Y COMPROMISO", Ficha de la Cátedra de Tercera Edad y Vejez, C.E.P.

2. J.LACAN: "INTERVENCIONES Y TEXTOS 2" , Ed. Manantial, Bs. As.

3. PAULA GORLITZ Y DAVID GUTMANN: "LA TRANSICIÓN PSICOLÓGICA HACIA LA ABUELIDAD", Art. Catedra de 3ra Edad y Vejez.

4. A. KORNHABER: "ABUELIDAD NORMAL Y PATOLOGICA", Ficha de la Catedra 3ra Edad y Vejez.

5. B. NEUGARTEEN: "DINAMICS OF TRANSITION OF MIDDLE AGE TO OLD AGE. ADPTATION AND THE LIFE CICLE", J. OF GERIATRIC PSYCHIATRY, IV,1. EE.UU.

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

ATTIAS-DONFUT, C. y SEGALEN M.: "GRANDS-PARENTS, La famille à travers les generations. Ed. Odile Jacob, París 1998.

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