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Número 5 - Junio 2000

Educación de mayores y desarrollo personal:
Estudio sobre percepciones de mejora en adultos mayores
de las Universidades Argentinas

Dr. José Alberto Yuni - Lic. Claudio Ariel Urbano
jyuni@catam.unca.edu.ar

INTRODUCCIÓN

La República Argentina es uno de los países latinoamericanos que presenta un marcado envejecimiento poblacional. Ello genera la necesidad de organizar servicios públicos que atiendan las demandas crecientes de este sector social y, a la vez, de diseñar estrategias de intervención que permitan a las personas mayores incrementar sus recursos personales y de afrontamieto. Entre esos recursos, a la educación se le asigna cada día mayor importancia. En los últimos quince años, las universidades del sistema público desarrollan programas educativos dirigidos a los adultos mayores, las que en conjunto atienden a más de 10.000 participantes mayores.

Este trabajo, que es parte de otros desarrollados por nosotros, intenta comprender los efectos de intervenciones educativas dirigidas a poblaciones de mayores que -a diferencia de los tradicionales programas de entrenamiento cognitivo- persiguen explícitamente una intención educativa y se desarrollan en contextos organizacionales específicos. Nuestro propósito fue conocer cuáles son los beneficios percibidos por las personas mayores que participan en los Programas Universitarios de Adultos Mayores y explorar la influencia de variables socio-demográficas, de edades subjetivas y motivacionales. En este trabajo se describen las percepciones de mejora atribuídas por las personas mayores a su participación en actividades educativas. Se realiza una descripción de los valores medios para cada una de las subescalas y sus respectivos ítemes, y en las conclusiones se complementa esa información con la obtenida mediante otros análisis que, por razones de extensión, no pueden referirse en la presente comunicación.

 

MATERIAL Y MÉTODOS

Se trabajó con una muestra intencional de 282 sujetos que asisten a 9 universidades argentinas. Se diseñó una escala de autopercepción de cambios en el desarrollo personal que evalúa diferentes dimensiones. La escala consta de 40 ítems, a los que el sujeto debe valorar entre 0 (Sin cambios) y 8 (Cambios muy importantes). La escala fue desarrollada para un estudio previo (2) y constituye el primer instrumento de evaluación sobre beneficios de las actividades educativas para la optimización del desarrollo personal en la adultez y la vejez desarrollado hasta el presente. Los datos fueron recolectados en el Encuentro Anual de Departamentos y Programas Universitarios desarrollado en la ciudad de San Luis.

RESULTADOS

Los resultados de la escala aplicada a las personas mayores, muestran que la intervención educativa es percibida como un importante factor de optimización del desarrollo personal. Los valores medios de cambio individual percibido para el total de la muestra se ubica en el continuum numérico de la escala en el punto 4.76, lo que en la valoración cualitativa implica que para los sujetos los cambios en el total de las dimensiones son importantes.

La dimensión del desarrollo personal con mayor nivel de cambio percibido es la relativa a la integración social de las personas mayores. Las medias de los ítemes de la subescala, ponen de relieve diferencias en algunos aspectos de esta integración. Los sujetos valoran como una mejora importante su integración en un nuevo grupo de pares (6.07) con los que pueden elaborar nuevas relaciones amistosas (6.25), lo que les permite sentirse más integrados a la sociedad (5.18) y modificar sus perspectivas y actitudes, favoreciendo una posición más tolerante (4.93) y relativista de la realidad (4.97).

La mejora en el descubrimiento de potencialidades personales es la segunda dimensión en orden de importancia para el total de la muestra. Los datos sugieren que la participación en las actividades educativas genera un cambio en las creencias e imágenes internas de los sujetos. Estos cambios se refieren al descubrimiento de las posibilidades de continuar aprendiendo (5.50) y de desarrollar una imagen de sí mismos como más implicados en su autocuidado (5.35) y en su autonomía personal (5.18). Por otra parte, los mayores perciben una ampliación de sus intereses (5.29), de su sentido de utilidad (4.93) y el descubrimiento de aspectos desconocidos de su personalidad (4.82).

La influencia de la intervención educativa sobre las creencias de autoeficacia intelectual -que hemos denominado cambios metacognitivos- ocupa el tercer lugar en la media de cambios percibido por los mayores. La intervención educativa parece que, en gran medida, favorece la integración de las experiencias personales con los contenidos académicos (5.45), además de optimizar mecanismos cognitivos específicos tales como la percepción de mayor agilidad mental (5.25), mayor rapidez de procesamiento y comprensión de información (4.82) y el reconocimiento de los estilos personales de aprendizaje (5.16). Por otra parte, estas creencias comprenden también aquellas de tipo disposicional tales como el mayor interés por las actividades de estudio (5.01) y el mayor conocimiento de sus estrategias de estudio (4.49).

Los sujetos informan que su inserción en las actividades educativas promueve una mejora en su autoconcepto. Esto se refleja tanto en una mayor vitalidad y ganas de vivir (5.58) como en la elaboración de una imagen más positiva de sí mismo (5.37) y la aceptación de los cambios de la edad (5.07), lo que incide en una mejora en las posibilidades de expresión (5.04), en la recuperación o la restauración de cierto altruísmo (4.71) y el incremento de la seguridad en la toma de decisiones (4.45).

Para el total de la muestra, la educación como posibilidad de recuperación de actividades y deseos pasados ocupa el quinto lugar en las mejoras percibidas. De algún modo, este sentido compensatorio de desigualdades sociales hace que las personas perciban la educación como una nueva oportunidad. Esta subescala registra el mantenimiento de la motivación más allá de las limitaciones coyunturales y pone en evidencia la capacidad de movilización de las personas mayores para concretar sus anhelos. De este modo, la posibilidad de alcanzar en la madurez lo que por diversas razones quedó pendiente durante la juventud -sean ellas actividades (5.59) o intereses (5.09)-, o por tratarse de actividades sancionadas negativamente según criterios de género (4.25).

Otro cambio importante que perciben los encuestados es el relacionado con las modificaciones en su estilo de vida, particularmente en lo relativo a la adquisición de hábitos saludables. Estos cambios se relacionan principalmente con una modificación en las formas de ocupación del tiempo libre (5.71) y en las actividades de entrenamiento (5.24). La adquisición de hábitos de vida más saludables (4.63) y de hábitos de alimentación y cuidado de la salud física (3.90) presentan una magnitud inferior de cambio.

La educación es percibida como contribuyendo a la adaptación social de las personas mayores. En tal sentido, la exposición a los procesos educativos y a nuevos cuerpos de conocimientos es reconocida por los participantes mayores como un facilitador de la comprensión del contexto socio-cultural y por ello da mayor seguridad a las personas para enfrentarse a los cambios sociales y tecnológicos (5.07) y a la situación histórica (4.97), además de ayudar a comprender el carácter dinámico de la sociedad (4.92), a reducir los temores a la tecnología (4.17) y a comprender mejor a las generaciones jóvenes (4.12).

Por último, los mayores perciben una mejora en las relaciones familiares a partir de su inserción en actividades educativas. Su principal efecto se vincula a un incremento de la seguridad en la emisión de opiniones al interior del núcleo de relaciones familiares (4.52), la mejora de la comunicación con los hijos y nietos (4.09), la posibilidad de colaborar en tareas no tradicionales a hijos o nietos (4.07) y, en menor medida, el goce de mayor respeto en la familia (3.68) y la realización de actividades con ella (3.65).

ACERCA DE LOS ALCANCES Y LAS IMPLICACIONES DE LAS ACTIVIDADES EDUCATIVAS

1) Beneficios de la Intervención educativa: Las personas mayores implicadas en actividades educativas en los Programas Universitarios de Adultos Mayores de Argentina, perciben a la intervención educativa como una experiencia que favoreció procesos de cambio y de mejora en su proceso de desarrollo personal. Los resultados obtenidos de la aplicación de la escala son contundentes respecto a la magnitud de los cambios percibidos, ya que el valor medio de cambio se ubicó en el rango de cambios importantes.En relación al efecto de la intervención educativa sobre las diferentes dimensiones evaluadas, los datos revelaron que habría un efecto diferencial sobre ellas, es decir que los sujetos perciben mayores cambios en ciertas dimensiones y mejoras menos notables en otras.

Una primera conclusión que podemos extraer del análisis de las medias de cambio individual para el total de la muestra es que las mayores magnitudes de optimización del desarrollo personal se relacionan con modificaciones en el sistema de autorepresentaciones acerca de sí mismos como sujetos sociales, cognitivos y de aprendizaje. En otras palabras, los mayores consideran que entre los principales beneficios que les aporta la intervención educativa se encuentran aquellos relacionados con la posibilidad de elaborar una nueva imagen interna, es decir, modificar el sistema de creencias acerca de sí mismo.

Un segundo grupo de aspectos del desarrollo personal en la madurez que experimentan mejoras producidas por la implicación en actividades educativas, se relaciona con la canalización de intereses y actividades mantenidas durante las etapas anteriores del Ciclo Vital. De esa manera, pareciera que la educación facilitaría la concreción de deseos y expectativas a los que los sujetos no habían podido acceder previamente.

En orden decreciente, el tercer grupo de dimensiones percibidas de cambio es el relativo a mejoras en el estilo de vida personal, producido por la adquisición de nuevos hábitos de cuidado y de ocupación del tiempo libre y por una mejora en la comprensión de las características del entorno socio-cultural, lo que va acompañado de una reducción de temores y/o de un incremento de la seguridad en la capacidad de adaptación exitosa a ese entorno. Entre esas adaptaciones, los cambios en las relaciones familiares son cuantitativamente menos importante aunque deben separarse dos aspectos. En lo que se refiere al lugar y valor de la persona mayor en la familia parece que la intervención educativa no introduce cambios importantes. Sin embargo, por otro lado los datos muestran que la educación jugaría un rol importante en la "cualificación" de competencias, destrezas y contenidos de conocimiento fa voreciendo la comunicación y la integración, es decir, modificando el contenido de las interacciones en el interior del grupo familiar.

2) Cambio percibido y variables sociales: Las únicas dos variables de naturaleza social en la que los adultos mayores presentan diferencias significativas en relación a la percepción global de mejora, son el género y el nivel educativo.

Efectos del nivel educativo. Las personas con menores recursos educativos tienden a valorar de manera más positiva la contribución de la educación a su proceso de desarrollo. En cierto sentido, este dato es concordante con numerosos estudios que han mostrado que la educación (medida a través de años de escolarización) posee un efecto importante como variable mediadora en los procesos de adaptación psicológica y social. Hemos encontrado que para las personas mayores con mejores niveles educativos la magnitud del cambio percibido para todas las dimensiones disminuye. Esto puede explicarse por la naturaleza acumulativa de la educación, ya que aquellos que poseen mayores recursos cognitivos e informativos, tienden naturalmente a mantenerlos e incrementarlos, además de que en sí mismos ellos le facilitan el acceso a otras fuentes de información y posibilitan el tránsito a otro tipo de actividades de participación e integración social. En tal sentido, se hace evidente el papel que puede desempeñar la educación de las personas mayores en la atenuación de la deprivación cultural, no sólo en relación a las dificultades de las personas mayores para acceder a los bienes culturales por las limitaciones que les impone la sociedad actual, sino también la deprivación acumulada, relacionada con desigualdades sociales que han limitado el desarrollo de los sujetos en otras etapas de la vida.

Efectos del Género: dada la marcada feminización de la muestra hemos analizado también el efecto del género sobre las percepciones de cambio y hemos encontrado que esta variable juega un papel importante en la experiencia subjetiva de mejora. En líneas generales podemos afirmar que en lo referente al tipo de mejoras y a la magnitud percibida de la misma, no se encuentran diferencias entre las mujeres mayores o las de tercera edad. Lo más notable es que en el cambio total percibido, las mujeres informan de un monto mayor de cambio que los varones, y en el análisis de las subescalas se destaca que las diferencias son significativas en lo relativo a la integración social y a las mejoras metacognitivas. Ello muestra el papel que puede tener la educación como facilitadora de la integración de las mujeres a nuevos grupos sociales, incrementando sus interacciones y rompiendo el aislamiento. Puede interpretarse también que la educación constituye un importante recurso para la reelaboración de una identidad como mujer mayor, constituída a partir de la posibilidad de construir un proyecto de desarrollo personal propio, no definido por el cumplimiento de roles de género, tales como ser la esposa de, la madre de, sino -sin perder esos roles- poder ser ellas mismas. Resulta interesante observar que la otra dimensión del desarrollo en que la mejora percibida es mayor entre las mujeres, sea la metacognitiva. Si se pone en relación el género con otras variables estructuradoras del estilo de vida, tales como el status ocupacional, el estado civil o las características del entorno de convivencia, puede verse que la interacción entre ellas conforma un sistema de relaciones que incide directamente sobre las posibilidades y obstáculos para su desarrollo personal y condiciona las posibilidades de apropiación de los beneficios de la intervención educativa.

3) Interrelación de los factores explicativos: las altas correlaciones que se registran entre las diferentes dimensiones consideradas revelan el carácter interactivo de ellas y sugieren su interdependencia y potenciación. Ello afirma nuestra perspectiva del aprendizaje en la madurez como una experiencia totalizante que implica diferentes aspectos del sujeto y que se sustenta en el carácter activo de un sujeto que debe resolver situaciones de adaptación a diversas demandas contextuales y personales. Pareciera que la educación, según la perciben los mayores de nuestro estudio, es un potente modulador que desencadena cambios gananciales que favorecen el proceso de desarrollo psicológico y social.

En cuanto a la determinación de la influencia de variables generacionales, sociales, contextuales y personales sobre el cambio percibido, los datos permiten comprender los factores que favorecen autopercepciones positivas de mejora. En primer lugar, nuestra hipótesis de que la pertenencia a diferentes grupos de edad cronológica incidiría en la percepción del tipo de mejoras y en la magnitud de las mismas no puede ser confirmada empíricamente. Las pruebas estadísticas realizadas para determinar la existencia de diferencias significativas entre el grupo de adultos mayores y el de tercera edad, mostraron que tales diferencias no se daban, por lo menos a través de un efecto directo.

4) Educación y polivalencia de las metas de intervención: el carácter complejo e interdepediente de los factores involucrados en la intervención educativa en un contexto didáctico-pedagógico especialmente diseñado para promover el desarrollo de las personas mayores, estaría en la base de la mejora concurrente que reflejan las diferentes subescalas. En otras palabras, nuestra investigación pone de relieve que la intervención educativa es altamente eficaz para operar simultáneamente sobre las dimensiones representacionales, cognitivas, relacionales, actitudinales, etc. Frente a las mejoras parciales (diríamos unidimensionales) que producen los programas de entrenamiento cognitivo, la educación como situación que implica la interacción con otros, el uso de símbolos comunes, la confrontación con puntos de vista distintos, el acceso a informaciones y el incremento o adquisición de recursos, precipita una amplia y variada movilización de recursos y se trasunta en una mejora que comprende, en distinta medida, varias de esas dimensiones. Confirmamos de este modo que la educación de las personas mayores no sólo es admisible como posibilidad, sino que manifiesta la pertinencia de plantear metas polivalentes de intervención, considerando los múltiples condicionamientos personales, sociales y culturales que particularizan las necesidades, posibilidades y obstáculos para el desarrollo de las personas de edad.

Notas

(1) Este trabajo es parte del Proyecto de Investigación "Prospectiva de la educación de Adultos Mayores en la Argentina: . El proyecto es parte del Programa de Investigaciones "Contextos y abordajes educativos emergentes", financiado con los aportes de la SEDECYT y el CONICET.

(2) Nos referimos a la Tesis Doctoral "Optimización del desarrollo personal en la adultez y la vejez mediante la intervención educativa", defendida en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada, España. Yuni, 1999

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