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Número 33 - Septiembre 2016

Muerte en el adulto mayor

Martín Agustín Salazar Benítez
mart_sb@hotmail.com

RESUMEN
La muerte y la vejez son dos temas de los cuales casi nadie quiere hablar debido a que en su mayoría las personas  los ven como temas negativos  a los cuales estos sucesos nunca entraran en su vida  debido a esto, el presente trabajo tiene como principal finalidad analizar  la muerte y la vejez tomando como referencia, el perfil demográfico en el cual se hablara del cambio demográfico que ha ocurrido en México y las principales causas de muerte en el país, el siguiente punto a abordar será vejez,  envejecimiento y muerte de esta manera conoceremos  cuales son las diferencias entre cada una y qué relación existe entre muerte y vejez, otro punto a abordar serán los sentimientos que experimenta el adulto mayor ante la muerte y finalmente se concluye  con una reflexión personal sobre el tema tratado.

Palabras Clave: (muerte, envejecimiento, vejez,  miedo).

PERFIL DEMOGRAFICO

Actualmente en México, el grupo de población que presenta el mayor ritmo de crecimiento demográfico son los adultos mayores, población de 65 años y más, dicho crecimiento irá en aumento en los próximos años hasta convertirnos, en una población mayoritariamente compuesta por adultos mayores. El rápido crecimiento poblacional representa un fenómeno sin precedentes en las últimas décadas, la Organización Mundial de la Salud señala que la cantidad de personas de 60 años llegará a mil doscientos millones en el 2025. Según datos del INEGI (2005), la esperanza de vida de la población masculina de 60 años o más pasó de 10.9 a 17.5 años entre 1940 y 2000, lo que implica un incremento de 6.6 años, la esperanza de vida de la población femenina de ese grupo de edad tuvo un incremento de 7.3 años en ese mismo lapso, al pasar de 12.8 a 20.1 años, lo que significa que una mujer que en 1940 tenía esa edad podría llegar a vivir hasta casi los 73 años, mientras que en la actualidad se espera llegue hasta los 80 años, mientras que en hombres se espera que sea a los 75 años la esperanza de vida esto por el estilo de vida. Por otra parte hallamos  que entre las principales causas de muerte de la población de 60 años o más se encuentran las enfermedades del corazón, la diabetes mellitus y los tumores malignos, las cuales en conjunto agrupan 50.7% de los fallecimientos de adultos mayores, para las mujeres se conserva este orden de causas, mientras que para los hombres los tumores malignos superan en incidencia a la diabetes. El patrón de causas de mortalidad de los adultos mayores muestra cambios conforme aumenta la edad, las enfermedades del corazón adquieren mayor peso relativo en las generaciones más envejecidas (con lo cual se convierte en la causa de muerte de una de cada cuatro personas de 80 años o más). Del mismo modo, las proporciones de muertes, como consecuencia de las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas y de las cerebro-vasculares, son mayores cuando aumenta la edad (INEGI, 2005). El aumento de la esperanza de vida en las poblaciones es simplemente el resultado del desarrollo médico existente, la aparición de nuevos medicamentos, métodos terapéuticos y nuevas concepciones socioeconómicas que se han ido creando en poco tiempo y que permiten que una persona tenga mayores posibilidades de alcanzar estas etapas. Con lo antes mencionado Pochintesta, (2008) menciona que la muerte se diluye e intenta negar, por lo tanto se crean desafíos para lograr la inmortalidad eterna la cual es alimentada, por los grandes avances de la ciencia; esto hace  que incremente el miedo a envejecer y de inmediato a morir.

Con la ayuda de la tecnología, en la medicina y psicología, se diseñan nuevas técnicas para mantener la mente y cuerpo saludables, además de la creación de nuevos diseños de medicamentos o prácticas como la yoga, la mentalidad de muerte podría también cambiar, ya que éstos influirían en el pensamiento humano, dándole otro sentido a la forma de vivir para que llegado el momento nuestros pensamientos sean positivos, esto ayudará a mantener la mente y el cerebro en forma para que pudiéramos salir del cuerpo a voluntad (Rajvanshi, 2010).

VEJEZ,  ENVEJECIMIENTO Y MUERTE.

En 2006, (Barraza) menciona que el envejecimiento es un proceso universal, continuo, irreversible, dinámico, progresivo, declinante y heterogéneo, y hasta el momento, inevitable, en el que ocurren cambios biopsicosociales resultantes de la interacción de factores genéticos, sociales, culturales, el estilo de vida y la presencia de enfermedades. Espinosa (2010) hace referencia similar a que el envejecimiento es el conjunto de procesos que sigue un organismo después de su fase de desarrollo, estos procesos dinámicos implican un cambio, es decir transformaciones biológicas, psicológicas y/o sociales del organismo en función del tiempo. Por su parte en 2010, Montes De Oca, menciona que el envejecimiento humano es uno de los logros más importantes de la humanidad, pues no hay idea más constante en las civilizaciones que la inmortalidad, entendida hoy en día como la lucha contra la muerte. Si comprendemos estas definiciones entendemos al envejecimiento como un proceso de cambios constantes que inicia en la concepción y culmina en la muerte, sin embargo no siempre es en la vejez cabe aclarar ya que estamos propensos a morir en cualquier etapa de nuestra vida. Por otra parte, si definimos a la vejez la entendemos como la última etapa de la vida antes de que se produzca el fallecimiento de quienes lograron la longevidad y cuyas representaciones se construyen colectiva e individualmente e implican formas de percibir y actuar que se generan en espacios socio-históricos determinados. Hernández y Oñate, (2011) mencionan que la vejez se encuentra asociada a la idea de deterioro y muerte, en general despierta miedo, por lo que se implementa un dispositivo tendiente a negar el proceso evolutivo natural. Desde mi punto de vista pienso que pesar de todos los deterioros físicos propios de la edad que pueden sufrir las personas mayores, muchos enfrentan esta etapa con una actitud positiva y juvenil, tienen una vida activa, rica en experiencias, en fin, muy satisfactoria. No parecen ni se sienten como seniles, pues su envejecimiento biológico es compensado con un estilo de vida que los hace mantenerse en excelentes condiciones hasta muy avanzada edad.  La vejez no tiene por qué ser el punto más bajo del ciclo de vida ya que el envejecimiento satisfactorio es posible, siendo la sociedad quien debe descubrir los componentes de ella, reorganizando nuestros pensamientos y estructuras sociales, por lo tanto es importante empezar a ver al envejecimiento activo como una visión futurista de los jóvenes y por parte  a los viejos de la actualidad hacerlos participes en la familia, sociedad o comunidad ya que  el adulto mayor posee cierto nivel de sabiduría producto de los años y experiencias vividas en diferentes momentos históricos y ambiente social, de igual manera incrementar los deseos de mantener su propia independencia mientras le sea posible (Torregrosa, Núñez, Rodríguez y Morales, 2005).  
SENTIMIENTOS ANTE LA MUERTE EN EL ADULTO MAYOR

Para hablar de  los sentimientos ante la muerte debemos empezar a definir a la muerte desde una perspectiva clínica se debe puntualizar a la muerte como la ausencia de signos vitales, resultado de un proceso degenerativo e irreversible; históricamente se ha intentado definir el momento exacto en que se produce la muerte en el organismo, se creía que sucedía cuando se dejaba de respirar y cesaban los latidos del corazón, pero actualmente se define a la muerte como un proceso, ante el cual existe el cese irreversible de la actividad vital de todo el cerebro incluido el tallo cerebral, (Ramos, 2013). Por lo tanto se explica a la  muerte como un hecho biológico, pero incluye también aspectos sociales, culturales, históricos, religiosos, legales, psicológicos, médicos, éticos, y todos  suelen estar estrechamente relacionados, no obstante aun que morir es siempre un proceso individual, es también un acontecimiento que afecta asimismo a aquello que de alguna manera, se relaciona con quien ha muerto, la muerte adquiere por consiguiente, una dimensión social (Espinosa, 2010).
En 2013, (Ramos) dice que la muerte es una contradicción existencial, porque aparece como amiga y como enemiga, como deseada y como temida, como premio y como castigo, como fin y como principio, como finitud y como eternidad, como fuente de dolor y también de paz.  Es cierto que, la muerte de una persona no tiene por qué ser algo malo para él, ya que en algunas circunstancias, la muerte no es una cosa mala o un mal para una persona. Por ejemplo, si una persona tiene una enfermedad terminal y muy dolorosa, podría racionalmente considerar su propia muerte como algo bueno para él, o al menos, pueden considerarlo como algo cuya ocurrencia prospectiva no se debe lamentar (Brueckner, 1985), sin embargo como familiares no estamos preparados para desprendernos de algún ser querido y nos aferramos a prolongar la vida hasta terminar con todos los métodos posibles, este  hecho no es bueno ni malo siempre y cuando realmente se tome en cuenta la opinión y en su caso la decisión de la persona que está muriendo porque no siempre lo que él quiere lo respetamos.
 Torregrosa >et al<, (2005) mencionan que la muerte, a pesar de ser un hecho natural, es un tabú en la sociedad actual y es que el ser humano nace y su vida toma forma, pero de repente un día todo se trunca, por enfermedad, accidente o en algunos casos por voluntad propia, la persona muere. La muerte constituye un acontecimiento especial en la vida en muchos aspectos, en la vejez presenta una cualidad diferente a la muerte de individuos de otras edades ya que cronológicamente tenemos en mente que los únicos que mueren son los viejos porque no tienen más que dar a esta sociedad tan selectiva. Kafetz, 2002 menciona que en las personas de edad avanzada experimentan diferente su propio proceso de muerte y tiende a ser menos claro que en las personas más jóvenes con cáncer, debido a que en los  adultos mayores el proceso de muerte dura más tiempo además que en ocasiones puede no ser consciente debido a los trastornos cognitivos.

El morir y la muerte constituyen las experiencias más universales y personalmente destacadas de todo individuo (Stanislav, 2009), esto entendido de otra manera la muerte es el único hecho en que los seres humanos en algún momento de la vida experimentaremos sin importar raza, clase social, edad o sexo, sin embargo la muerte se ha relacionado con la etapa de la vejez, ya que al llegar a ésta etapa de vida, incrementa la probabilidad de morir pese a esto nunca nos ponemos a pensar que en cualquier etapa de la vida podemos sucumbir, de tal modo que una de las tareas más importantes del hombre es aceptar la muerte. La muerte debe ser integrada al ciclo de la vida como hecho natural, lo que no implica despojarse omnipotentemente de los miedos y las interrogantes que el hombre ha procurado responderse desde los inicios. En general se puede decir que las personas, sea cual sea su edad, desconocen las condiciones en que la muerte llegará a sus vidas. Sin embargo, la incertidumbre y el temor al no saber el lugar, la edad, el momento y, sobretodo, la forma en que van a morir, genera en los seres humanos un sin número de sensaciones (Uribe y Valderrama, 2007).

Las reacciones, percepciones y sentimientos de las personas sobre la vida y la muerte están directamente relacionadas con el tipo de educación que recibieron, con experiencias que vivieron y el contexto social y cultural donde crecieron (Oliveira,  Gimenez, Viegas y Bezerra, 2013). En los adultos mayores la muerte genera inquietud, la cual se ve naturalmente aumentada y en algunos casos se niega la posibilidad de morir, borrándola de la memoria, los AM como todos los seres humanos en general, son propensos a sufrir miedo a lo desconocido, y  siendo un poco objetivos quien no ha experimentado temor en algún momento de la vida, como subir a un juego mecánico, a la obscuridad o el simple hecho de presentar un examen si bien  estos miedos no se comparan con la muerte son experiencias que la mayoría de las personas pasamos en algún momento, no obstante la muerte es una experiencia que nadie jamás en vida podrá conocer con exactitud, por lo cual nos genera gran ansiedad,  debido a que nadie nos prepara para la muerte, ni para la propia, ni para la de los seres que amamos, convirtiéndose en una vivencia confusa, dolorosa y muchas veces con las características de una crisis (Ramos, 2013). En 2007, Uribe y Valderrama refieren que a través de los años el tema de la muerte se ha conceptualizado de diversas maneras, en la actualidad las personas evitan hablar del tema y se observa conductas de miedo y ansiedad, esto bien se puede relacionar con la etapa de la vejez debido a que antes los viejos eran considerados como la experiencia y la sabiduría, sin embargo, actualmente son vistos como lo inservible de una sociedad la cual relaciona vejez- muerte. En 2008, Pochintesta menciona que el miedo en el ser humano se hace  presente  con el conocimiento de la muerte como una posibilidad, que todos hemos de experimentar a pesar de que en grados extremos se vuelve patológico, el miedo funciona como un facilitador de la supervivencia en cualquier especie, claro está que lo que se desconoce siempre generará miedo aunque también cabe la posibilidad de que este miedo sea producto de las cosas inconclusas que una persona deja en su curso de vida. En 2013, Oliveira >et.al< coincide que en cualquier etapa del desarrollo humano, la idea de la muerte está presente y tiene una representación de entidad, la interposición de un entrelazado de todos los aspectos presentes en el curso de sus vidas.
Hernández y Oñate (2011), mencionan por su parte qué el ser humano es el único ser vivo consciente de que la vida está compuesta por etapas y que ésta llegará a su fin en cierto momento, la muerte es la cosa más cierta para cualquier entidad viva y sin embargo, sabemos muy poco acerca de ella, puede venir temprano o más tarde en la vida, pero lo inevitable sucede siempre. Sin embargo, llevamos a cabo nuestras acciones y nos comportamos como si fuéramos inmortales y la muerte no entra en nuestro esquema de las cosas. No obstante, si entendemos la muerte entonces realmente entenderemos la vida y esto nos ayudará a vivir de manera plena y feliz (Rajvanshi, 2010). Cada individuo ve la muerte y le asigna un sentido diferente, este punto de vista depende también de su historia de vida, su experiencias y el aprendizaje de su condición, psicológica, social y cultural (oliveira et.al 2013) por lo tanto el concepto de muerte se va construyendo a través de lo que se va experimentando diariamente en el miedo que le rodea, esto puede ser cierto pero,  en el  adulto mayor el concepto se va creando en todo el curso de vida, con las pérdidas que experimentan tanto de padres, hermanos, hijos o familiares cercanos e indudablemente la manera en que estos mueren.
La muerte como pérdida es la ausencia más grande y más trascendental que el ser humano experimenta cuando murió el ser amado y  puede llegar a vivir con la ilusión de la reunión eterna en algún momento (Ramos, 2013). Con lo antes mencionado hacemos referencia a Espinosa (2010) quien dice que al igual que la muerte del cónyuge, el anciano experimenta la misma o mayor intensidad de dolor ante la muerte de un hijo, se trata de un acontecimiento considerado como una de las pérdidas más dolorosas jamás experimentada en sus vida ya que la muerte de un hijo rompe la perspectiva del anciano, el orden natural de las cosas, que es la de que los padres mueren antes que los hijos. Por lo tanto la muerte se experimenta de diferentes maneras, lejana en el tiempo y en el espacio cuando se trata de otros, cercana cuando se trata de un ser querido y, ante la propia muerte la vida se ve y se siente diferente y, percibiendo a la muerte de un modo mucho más profundo, esta es la experiencia interpersonal (Ramos, 2013). La muerte y el bien morir suelen ser conceptuadas como un momento de reflexión, que nos permite reconciliarnos con nosotros mismos, y con todos con quienes hemos compartido nuestra vida, dando y recibiendo gracias, perdonando y sintiéndonos perdonados. Es necesario entender que cada individuo es capaz de conceptuar el bien morir de manera única, pues en ello influyen sus creencias y características en el ámbito físico, psicológico, intelectual, social, afectivo, aun estando en el mismo lugar y circunstancia que otro (Carranza, Arrieta y Bautista, 2008).

REENCARNACIÓN Y LA INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN EN  LA CONCEPCIÓN DE MUERTE.

Antes de los tiempos modernos, la muerte era un acontecimiento normal y esperado, a veces incluso bienvenido como un final pacífico al sufrimiento, para ser más específicos en la época prehispánica la muerte representaba la continuidad de la vida,  la finalidad de esta concepción era el mantenimiento del orden cósmico vital (Reyes, 2006). En la época prehispánica se creía que el que fallecía viajaba al Mictlán o Lugar de los Muertos donde viviría eternamente. El miedo a perecer no sólo no era común, sino que se creía que era una virtud, las personas que fallecían se transformaban automáticamente en dioses y el fenecer representaba vivir eternamente; aunque no por este hecho todos pensaban en dejar de existir (Gómez y Delgado, 2000). Nuestros antepasados no contaban con tanatólogos personales, sin embargo, su proceso de duelo se vivía con ritos ceremoniales, los cuales daban un sentido último de vida, de orden cósmico y natural.
En 2006, Reyes menciona que el mundo prehispánico se inserta en un sistema complejo de creencias e ideología, donde la vida y la muerte se asociaban en una relación de continuidad, es decir, se sucedían de manera continua y no daban lugar a la existencia de rupturas. Existen diversas teorías y todas abordan el tema de la muerte, en donde se considera una continuidad y la posibilidad de trascender de alguna manera. Desde mi punto de vista existe un momento importante en la historia de México, este fue  con la llegada de los españoles y su colonización, este hecho no solo involucro ganar territorio, sino el completo sometimiento de de la población, introduciendo sus usos y costumbres, puntualmente con la evangelización donde solo se adoraba a un solo dios además que aparecieron conceptos como pecado, juicio final y culpa por lo hecho en vida, los cuales  hicieron que se generara miedo a morir.
Las representaciones de la muerte se orientan en dos líneas básicamente, por un lado esta una concepción religiosa en donde la muerte se considera como un proceso para llegar a la otra vida, donde hay un encuentro con un Dios supremo o hay una reencarnación; y por otro lado, está la concepción de muerte simplemente como la culminación del ciclo vital del ser humano (Uribe y Valderrama, 2007). En 2010, Rajvanshi menciona que Karma es una palabra sánscrita que significa acción, sin embargo abarca todo el significado de la vida. Así, de acuerdo a la ley del karma, las acciones (buenas y malas) deciden el futuro en esta vida o en la próxima vida. La ley del karma ocupa una posición central en la filosofía. La creencia en la vida después de la muerte, el viaje póstumo del alma, los ámbitos del más allá y la reencarnación se han visto relegados al espacio de los cuentos de hadas y en los manuales de psiquiatría, son considerados producto del pensamiento ilusorio de gente primitiva o de pocas luces que es incapaz de aceptar el evidente imperativo biológico de la muerte (Stanislav, 2009), sin embargo pienso que algunas personas entre sus rituales se encuentra la ideología de creer en el mas haya ya que es el único lazo que une al doliente con el que ya no está. Sin embargo En 2010, Rajvanshi menciona que hay personas que no creen en la vida después de la muerte o la reencarnación y piensan que con la muerte todo termina. Sin embargo hay una fuerte prueba de un gran número de casos en que se ha producido un deyabu total de vidas y hechos pasados por personas y estos casos se han reportado en todas las sociedades y en casi todas las religiones. Desde mi punto de vista, la reencarnación o reunirnos con nuestros seres queridos es una manera de querer ver una manera positiva la muerte, sin embargo, no existe ser humano en la actualidad que haya muerto y regresado para decir que hay una vida después de la muerte.  En 1985, Brueckner menciona que si uno cree en el más allá, se podría explicar que la muerte puede ser mala en la medida que puede implicar el tormento eterno, de una indefinidamente y larga secuencia de experiencias desagradables, por lo que se realizo en vida.  Pero la muerte no es un mal, de hecho el miedo a la muerte y nuestras actitudes surgen precisamente, porque la muerte es un mal para una persona que no tenga hechos concretos en esta vida y en la cual deje pendientes y cosas inconclusas; pero será un bien si pensamos en su descanso eterno o que ya no sufrirá debido a alguna enfermedad, el reencuentro con otros seres en el más allá o la vida eterna después de morir. Todo esto dependerá de su forma de vivir la vida, su cultura y creencias ante este hecho inevitable.

Tabla 1

He aquí algunos ejemplos de las principales religiones y su forma de ver la muerte tabla (1):

CRISTIANISMO

La muerte es el descanso eterno junto al Creador, aunque para alcanzar el cielo, habrá sido preciso cumplir con los diez mandamientos que Jesús dio.

BUDISMO

La muerte no es más que un tránsito y no se habla de reencarnación propiamente sino de renacimiento hacia una nueva vida.

EL HINDUISMO

Después de la muerte hay reencarnación, el alma renace en este mundo, aunque no necesariamente en un cuerpo humano. Es el karma  (bueno y malo) resultante de acciones pasadas el que determina el tipo de renacimiento. 

EL ISLAMISMO

Creen en la resurrección, y la muerte la ven como instrumento de sabiduría y conocimiento.

FUENTE: autoría propia

EL JUDAISMO

La muerte la da Dios así como la vida, y debe ser tomada con resignación, creyendo en la justicia y sabiduría del ser divino, además ven el alma como un objeto que trasciende y es inmortal, porque ha sido creada por Dios.

Rajvanshi (2010) menciona que uno de los tratados más detallados sobre la muerte y el morir es el libro tibetano de la vida y muerte, la mayor parte del material de este libro se basa en el sistema del yoga de la India. Jiménez (2004), también hace referencia  a la tradición del budismo tibetano donde se habla que al morir dejamos todo lo que tenemos, y solo podemos llevar lo que dimos de buen corazón. Nuestro ser sutil (alma, mente) se prolonga más allá de la muerte del cuerpo físico. Y este “cuerpo mental” sigue en un estado intermedio (bardo o pardo en tibetano), hasta que dicho cuerpo sutil o mental renace o reencarna en un nuevo cuerpo y nace una nueva vida. En 2010, (Espinosa) hace referencia que  la religiosidad provee esperanza, sentido de trascendencia o continuidad entre la vida y la muerte, la esperanza es un sentimiento esencial del ser humano, alimento del deseo de vivir; lo contrario, a la desesperanza se asocia con aumento de la mortalidad y con mala calidad de vida.
REFLEXIÓN

El hablar de muerte es un tema por sí solo atractivo, puede ser alarmante o tranquilizante, repentino o incluso esperado dependiendo la situación, la edad y la forma de pensar de la persona que quiera hablar de dicho tema. Si hablamos de muerte en un niño  frecuentemente lo vemos como aterrador porque son seres indefensos, en jóvenes puede ser inesperado ya que les falta mucho por vivir, en adultos tal vez angustioso ya que tenía familia, en un enfermo quizás la muerte es esperada y ¿en el adulto mayor cómo es vista?, como logramos observar este tema incomoda, en especial a los AM debido a que piensan que el tiempo que les resta por vivir es corto, lo cual puede volverse una carga al pensar que vivir no tiene ya sentido, creando sentimientos de que todo es en vano e inútil, que nada merece la pena porque todo es transitorio. Pienso que en la mayoría de  las veces el AM comienza a experimentar con mayor frecuencia un sentimiento de angustia debido a la aproximación de la muerte inevitable, de tal manera que la muerte no se concibe de la misma manera de un ser humano a otro, de una raza a otra, de una cultura a otra, de una edad a otra, de una religión a otra o de nivel socioeconómico, además, de los antagonismos que percibe cada ser humano creando la idea errónea de que el hombre muere a una edad determinada (vejez) y el hecho probable de alcanzar ese límite, le provoca miedo y no puede escapar, así como debemos fomentar un envejecimiento activo, también es importante proporcionar información para el proceso de la muerte . Nadie está preparado para morir, ni para enfrentar la propia o la de algún familiar, actualmente todos intentamos alargar la llegada de culminación de nuestra vida, negamos el hecho de que podemos morir en cualquier etapa de nuestra vida e intentamos que la vejez llegue a nosotros por el miedo a morir. Desgraciadamente siempre relacionamos a la vejez con la muerte, y esta correlación pienso que es porque la vejez la vemos como algo malo, donde las personas en cierta parte te nuestro pensamiento las visualizamos como algo inservible  o bien en algunos comentarios populares se menciona que ya roban oxigeno, estos estereotipos también hacen que los adultos mayores experimenten también la muerte pero en este caso la muerte social a la que como sociedad hemos influido, los seres humanos como especie somos criaturas sociables y como tales, requerimos de otros para mantenernos saludables.
BIBLIOGRAFÍA.

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