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Número 31 - Abril 2014

Vicisitudes de la práctica profesional con aultos mayores

David Zolotow

Si supiésemos que todos, todos, llevamos un viejo encima.
                                                           Jean M. Serrat: Llegar a viejo

 Resumen:

Cada vez hay más adultos mayores en todo el mundo, las proyecciones indican un aumento sostenido hasta mediados del siglo XXI, llegando en algunas sociedades en los próximos años, a que la población mayor supere en número a los niños y jóvenes. Situación esta que  demanda en todos los casos la formación de personal preparado  y la ampliación y creación de nuevos servicios, para afrontar estos cambios demográficos.

Esta situación conlleva a que cada vez más profesionales incursionen en este campo, algunos por elección otros por ser una opción laboral más, en ambos casos deben  afrontar los desafíos de trabajar por un mejor vivir, con la muerte presente.

La evidencia empírica, nos muestra que no todo profesional quiere, ni puede, ni desea trabajar con mayores, y aun así aquellos que lo realizan voluntariamente y entusiastamente, muchas veces no tienen presente las dificultades que  pueden presentarse en esta tarea, o realizan sus prácticas profesionales sin adecuada preparación ni supervisión.

En el presente trabajo se presentan diferentes obstáculos que pueden surgir en la intervención con adultos mayores y la forma de mejorar   dicha situación.

 

La preparación previa.

En la Segunda Asamblea Internacional del Envejecimiento, realizada en Madrid 2002, organizada por Naciones Unidas y que contó con representaciones de todo el mundo en el documento final se enfatizo la importancia de la formación de los diversos  recursos humanos que trabajen con personas mayores.

Desde entonces se incrementaron en forma considerable las ofertas formativas, por diversas instituciones educativas, ministeriales y ong’s.
La oferta es desde cursos cuatrimestrales a formación de grado y pos grado.

 Se distinguen    diferentes paradigmas  que abordan  la temática del envejecimiento, aquellos que consideran  a los mayores  un recurso social y que devienen en políticas y programas  de promoción  e inserción social,  favoreciendo  “una sociedad para todas las edades”, frente a otros influenciados por ideas estereotipadas o conceptos prejuiciados sobre  esta etapa, considerando que es una carga, generando  políticas asistencialistas para “atender a la clase pasiva”.
En menor grado la formación es equilibrada entre ganancias, crecimiento y dificultades.

 Estos profesionales,  técnicos, personal auxiliar o voluntarios, formados y capacitados con determinados marcos teóricos metodológicos  se relacionaran  con los mayores, generando vínculos de  aprendizaje y comunicación, que posibilitan el crecimiento y desarrollo de potencialidades o si son portadores de estereotipos, generan vínculos de dependencia que   empobrecen a todos.

Aun cuando las intenciones y conocimientos son adecuados, en  la práctica  concreta  se observan  contradicciones entre el ser y hacer.  Si bien se expresa  la importancia de la atención personalizada, la promoción de la independencia y la autonomía, el respeto a la dignidad humana, el favorecimiento de la inclusión y participación social, el mejoramiento de la calidad de vida, en la puesta en practica de estos principios, muchas veces se producen dificultades que impiden la concreción de los mismos

Nuestro crecimiento personal, interrogantes

Siguiendo a J. M. Serrat en su canción: “Llegar a viejo” en una de sus estrofas dice: “ si todos, supiésemos que todos, llevamos un viejo encima” , deberíamos interrogarnos a cerca de que viejo(a) llevamos encima, que imágenes de vejez o vejeces, hemos internalizado en los primeros años de nuestra existencia, ya que el contacto con abuelos, tíos, padres o vecinos mayores o el relato acerca de ellos, han dejado señales, huellas que seguramente aparecerán en la tarea con mayores, favoreciendo o dificultando   el desempeño profesional.

Simone de Beauvoir en su libro: “La vejez” refiere en sus primeras páginas que:

Cuando Buda era todavía el príncipe Sidarta, encerrado por su padre en un magnifico palacio, se escapó varias veces para pasearse en coche por los alrededores. “En su primera salida encontró a un hombre achacoso, desdentado, todo lleno de arrugas, canoso, encorvado, apoyado en un bastón, balbuceante y tembloroso. Ante su asombro, el cochero le explico lo que es un viejo. Que desgracia  exclamo el príncipe, que los seres débiles e ignorantes, embriagados por el orgullo propio de la juventud, no vean la vejez. Volvamos rápido a casa. De que sirven los juegos y las alegrías si soy la morada de la futura vejez”. Buda reconoció en el anciano su propio destino, porque nacido para salvar a los hombres, quiso asumir su condición total.

¿Que sucede cuando se ha crecido con temores y prejuicios, conscientes e inconscientes
acerca del proceso del envejecer?,  ¿Cómo afecta esto el desempeño profesional?

 Como profesionales podemos elegir determinadas áreas de trabajo, seleccionando problemáticas  o  grupos o situaciones de nuestro agrado y evitar las desagradables o aquellas difícilmente toleradas  debido a nuestras ideas estereotipadas.

Pero si tenemos temores y prejuicios acerca de las personas viejas, como seguramente de no mediar situaciones especiales o accidentes llegaremos a ese período de la existencia, corremos el riesgo de ser víctimas de nuestros propios prejuicios, y que la historia sea escrita por otros y no por nosotros.

La formación  y capacitación,  ¿es suficiente garantía para el trabajo con adultos mayores?,  ¿se tienen en cuenta   los aspectos que favorecen   un buen desempeño?, ¿el entusiasmo y el espíritu de servicio garantizan una tarea eficiente?, ¿estamos en condiciones de afrontar los desafíos de trabajar con aquellos que cursan el último periodo de la existencia y su finalización?

Estos y otros interrogantes, aparecen al evaluar las formas de intervención que realizan las personas que se desempeñan laboralmente   con mayores ya que es frecuente la presencia de   dificultades en la realización de la tarea.

Los obstáculos

El diccionario nos informa que la palabra obstáculo, proviene del latín y significa impedimento, dificultad, inconveniente.
John Dewey, expresa: “La función intelectual de las dificultades es la de conducir a hombres y mujeres a pensar”.

Las dificultades y los obstáculos, nos interrogan acerca de nuestro trabajo, nos obligan a reflexionar acerca de los problemas y sus probables orígenes, un análisis de los mismos y la consiguiente sistematización permite distinguirlos  en :  

División artificial a los fines explicativos, ya que en las intervenciones aparecen entrelazados y articulados, influyéndose en forma mutua.
 
Los obstáculos epistemológicos, siguiendo a Gastón Bachelard, se relacionan  con los aspectos cognitivos, con el saber adecuado, con el conocer la temática que se está abordando.
 Define un obstáculo epistemológico: “Como el impedimento de orden académico que limita o inhibe la progresión en la construcción del conocimiento”. Se manifiesta verbalmente como: “no sé”, “no me sale”, “no lo entiendo” o “no puedo”.

Este autor afirma que se aprende en contra de un conocimiento anterior, que en la construcción de nuevos saberes el primer obstáculo es la experiencia básica o el conocimiento previo, las personas tienen ideas propias del cómo y el por qué de las cosas son como son, situación que carga de subjetividad las observaciones y aprendizajes y puede dar lugar a   concepciones erróneas, ya que las cosas se ven tal como se quieren ver   y no como realmente son.

              Los viejos no aprenden
              No cambian los hábitos
              Son asexuados
              Tacaños
              Avaros
              Rígidos
             Con mal carácter
             Viven del y en el pasado
              Siempre se quejan de su salud.
                   Etc.

 

Los obstáculos epistemofílicos, mencionados por Enrique  Pichón Riviere, siguiendo a Bachelard,  aparecen  ligados a los aspectos emocionales, a las vivencias   de los sujetos.
 
 El obstáculo epistemofílico es un impedimento de orden personal ligado a la afectividad del sujeto. Le impide entender, comprender intelectualmente, pero el origen de la dificultad cognitiva es emocional.
La propia historia, sus creencias, saberes previos, valores y hasta  prejuicios inciden en el momento de la apropiación de algo nuevo generando conductas estereotipadas o
actitudes reactivas: enojo, angustia, bloqueo.

En estas últimas situaciones, juegan las ansiedades que despierta esta tarea, fenómenos transferenciales y contra transferenciales, fantasías, miedos, ilusiones que interfieren en el trabajo.
Los obstáculos del contexto,  se refieren al medio social y la formación de subjetividad, se manifiestan

Cuando:

La supervisión

En el trabajo social, así como en otras disciplinas, el ejercicio profesional cuenta con un recurso que nos permite reflexionar acerca del rol que desempeñamos, sus fortalezas y debilidades y también desarrollar diferentes conductas, elaborar estrategias y optimizar potencialidades, se trata de la supervisión, práctica desempeñada generalmente por expertos en la temática y con experiencia en el ejercicio profesional.
La supervisión,  similar o equiparable a los ateneos, o evaluaciones o control, o revisión de prácticas, implica acompañamiento y retroalimentación. 
Permite compartir la pesada responsabilidad  y las ansiedades que se despiertan   en el curso del trabajo, permite controlar la distorsión producida por problemas personales,  contrarrestar la rutina, seguir aprendiendo y desarrollar las actitudes y aptitudes tendientes a acompañar estos procesos.

Práctica que, en el Trabajo Social, es más declamada que llevada a cabo regularmente, pero que bien realizada incide positivamente en el desarrollo de la actividades.
La supervisión es esencial, no para suprimir las ansiedades, sino para verificar si los problemas personales, interfieren o no en el proceso. Favorece la capacidad de comprender, sostener y contener el dolor emocional de los demás,  la resolución de problemas y de las capacidades de toma de decisiones. Posibilita el cambio de  de concepciones erróneas y expectativas no realistas.
                                                                           
Conclusiones
 
Se han enfatizado los obstáculos en esta presentación, para dar  lugar al desafío de  reconocerlos, afrontarlos y superarlos constituyendo logros o resistirlos, negarlos e ignorarlos continuando con las dificultades.

Trabajar con mayores es acompañar un proceso, un recorrido en el curso vital de la existencia, es acompañar muchas veces a descubrir nuevos proyectos de vida, es estar con  personas que por lo general, tienen más años de vida que quien trabaja con ellas. Tienen historias, vivencias, experiencias, saberes, que constituyen su capital vital con el cual podremos contar en nuestra tarea.

 Es establecer un buen vínculo, que según Pichón Riviere es una estructura compleja, que incluye un sujeto, un objeto, su mutua relación con procesos de comunicación y aprendizaje. Adecuada comunicación y aprendizaje para quienes se relacionan, transformándose en sujetos activos, capaces de aprehender de logros y obstáculos, capaces de transformar y transformarse a su vez, estableciendo un inter juego dialéctico con el medio y no una relación rígida, pasiva y estereotipada.

Afrontar los obstáculos, reconocer que existen, a veces  puede generar  situaciones críticas, crisis, que como  expresan los chinos, se convierten en oportunidad para aprender y crecer o se transforman en situaciones paralizantes.

Pero afrontar y reconocer los obstáculos es también un compromiso profesional para
optimizar el trabajo, y es también una muestra de consideración y respeto a los derechos de las personas mayores. Reconocimiento de los derechos en la reflexión y en la acción, no solo en escritos que quedan en letra muerta.

Respeto por los derechos es también respeto por uno mismo,   implica la construcción constante de conocimientos,   un modo diferente de pensar, una actitud creativa de transformación que nos ayuda a encontrar placer y satisfacción, trabajando para un buen vivir.

Referencias y fuentes consultadas.

Beauvoir  Simone.  La vejez. Editorial Sudamericana. 1980
Beaver Marion. Miller Don. La práctica clínica del trabajo social con las personas mayores.  Paidos 1998.
Barbieri Alberto. Gestión de la salud en la longevidad. Pearson Education. 2011.
Laforest Jaques.  Introducción a la gerontología. Editorial Heider 1991.
Pichon Riviere Enrique. Del psicoanalis a la psicología social. Editorial Visión 1984.
Salvarezza Leopoldo. La vejez una mirada gerontológica actual.  Paidos 1998.
Salzberger-Wittenberg Isca. La relación asistencial.  Amorrortu Editores  1970.
Zlotnik Mónica. Fichas de cátedra Psicología Evolutiva. Universidad CAECE . Argentina. 2010.
Zolotow David. Los devenires de la ancianidad. Editorial Humanitas 2002.
Zolotow David. Fichas de cátedra, Trabajo Social y tercera edad. UBA.  2008-2013.
En Red Latinoamericana de Gerontología.  www.gerontologia.org
Documentos de la Cepal.  2004- 2010.
Artículos: Elisa Dulcey-Ruiz

 

 

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