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Número 31 - Abril 2014

¿Qué se siente ser cuidado?
El discurso del adulto mayor institucionalizado

Zoila Edith Hernández Zamora, Emmanuel Martinez Albino y José María Vázquez Espinosa

RESUMEN La presente investigación tuvo como objetivos indagar la relación existente entre los cuidadores formales y los residentes de un asilo público, así como los efectos que esta relación tiene en las personas adultas mayores entrevistadas. El método utilizado fue de corte cualitativo y los resultados fueron interpretados a partir del interaccionismo simbólico. Se trabajó con una muestra de diez personas a partir de una entrevista elaborada por el equipo de trabajo. Los resultados muestran las opiniones sentidas de estos adultos mayores acerca de las emociones y sentimientos que experimentan con más frecuencia y lo que hacen cuando tienen alguna emoción que los daña y si ésta repercute sobre su estado de salud, en particular, se analizan tales emociones y su relación con el trato recibido por parte de sus cuidadores formales. A partir de los resultados encontrados se concluye que el trato que los cuidadores dan a las personas entrevistadas influye de manera sustancial en la calidad de vida de estas últimas.

Palabras clave: adulto mayor, cuidadores formales, asilo público, emociones, salud.

ABSTRACT
The purpose of this research was to investigate about the existing relation between formal carers and the residents at an old people’s public home, as well as the effects that said relationship has on old people who were interviewed. The method used was that of quality type and the results were interpreted from the symbolic interactionism. The study included a sample of ten people who were interviewed applying an instrument elaborated by the work team. The results show the opinions of the old people about their emotions and feelings that experience more frequently and the things they do when they feel a harmful emotion and, if this harmful emotion affects their health, it is, particularly, analyzed as well as its relationship with the way they are treated by the formal carers. The results show that the treat offered by the formal carers substantially influence on the quality of life of old people. 
Key words: aged people, formal carers, public old’s people home, emotions, health

INTRODUCCIÓN
El crecimiento de la población de adultos mayores (personas de 60 y más años) ha originado la necesidad de personal preparado en el campo de la gerontología, lo que implica cambios de actitud hacia las personas de este grupo de edad tendientes a mejorar su calidad de vida. Además del suministro de servicios, las personas de edad avanzada necesitan tener un contacto satisfactorio con quienes los proporcionan y que, en ocasiones, pueden actuar como acompañantes o confidentes (Hernández, 2006).
La vida en los asilos u hogares para ancianos parece justificarse por razones de necesidad: por una parte, como opción de mejores cuidados que los que pueden darse en la propia familia, y por otra, para suplir el vacío de familia o su incapacidad para cuidar a sus mayores (Yuste, Rubio y Aleixandre, 2004).

Es muy común que el adulto mayor institucionalizado base la calidad de sus relaciones interpersonales, y hasta de su vida, de acuerdo al tipo de relación que establece con su cuidador, sin embargo, si este último no tiene los elementos que le hagan tener una existencia satisfactoria, difícilmente será capaz de lograr que el tipo de relación cuidador-paciente sea buena y apoye al desarrollo del adulto mayor.
Factiblemente, los valores y actitudes que el cuidador manifiesta hacia el adulto mayor hacen sentirse a este último una persona valorada, valiosa, traducido en un trato cálido, impregnado de respeto, de afecto y de amor; ya que cada individuo necesita amor, afecto y consideración en las relaciones humanas para sentirse satisfecho.

Si bien, en muchas ocasiones el cuidador es un espectador de cómo cada vez pierde más capacidad aquel con quien tiene un vínculo emocional, sea cual sea. Ante este escenario, hay emociones presentes en el cuidador como rabia, tristeza, culpa, frustración, impotencia, generados por su poca o nula información sobre el proceso de envejecimiento y las funciones que debe realizar propias de su rol (García, 2011). Estableciéndose relaciones que no resultan satisfactorias, ya que no se ajustan a las expectativas de las personas mayores y reforzando en ellos el sentimiento de abandono familiar y social que tiende a presentarse en esta edad (Cornachione, 2006).

Una escasa formación del cuidador del adulto mayor, en este caso, del cuidador formal, que es aquel que recibe una remuneración por sus servicios,  puede hacerlo propenso a adoptar una actitud que contribuya a acelerar el proceso de envejecimiento y las complicaciones que suelen presentarse a esta edad, aunadas a un retiro social obligado, al menosprecio, la exclusión y la indiferencia hacia nuestros mayores (López y Cruz 2008).
Las emociones negativas por la que atraviesan en ocasiones los cuidadores institucionales, cuando no son canalizadas de una manera positiva, pueden generar un trato poco amable o carente de afecto, y, en algunos casos, puede llegar hasta el maltrato de la persona dependiente.

En gran medida, el bienestar del adulto mayor está basada en la gratificación y satisfacción que experimenta mediante el trato con las personas que lo rodean. Luego entonces, si estas personas no poseen la capacidad de entablar relaciones interpersonales que le permitan al adulto mayor experimentar emociones y sentimientos positivos, éste difícilmente podrá estar y sentirse bien emocionalmente, lo que, de alguna manera, puede repercutir en su salud.
La vida de un cuidador puede ser sumamente ajetreada, con una lista interminable de cosas que es necesario hacer sistemáticamente. Aunque, ese deseo de hacer las cosas no debería restar valor a la dignidad  del atendido ni limitar su derecho y necesidad de independencia. A menos que el médico indique lo contrario, los atendidos tienen el mismo derecho que cualquier otro adulto a llevar la ropa de su elección, a comer lo que quieran y cuando quieran, a ver a quien quieran y a tener privacidad (Cornachione, Urrutia y Ferragut, 2005).

Asimismo, el adulto mayor enfermo tiene la responsabilidad de respetar y reconocer los esfuerzos del cuidador, de cooperar, así como de comprender las presiones que tiene un cuidador. En una situación ideal el atendido y el cuidador se harán concesiones mutuamente y contribuirán a una relación de éxito.

Si bien, según Cornachione, Urrutia y Ferragut (2005), es una regla que el cuidador es quien debe adaptarse al atendido, ya que a este último le resulta mucho más difícil cambiar y cualquier intento de forzar un cambio puede causar angustia y confusión.
Independientemente de la edad cronológica de una persona, su interés por la vida es el factor clave de su existencia y no sólo depende de ella, sino también de las redes sociales en las que funciona su vida. Las relaciones con personas mayores han de estar enmarcadas en ese principio de solidaridad e interés por lo que les ocurre (Cornachione, Urrutia y Ferragut, 2005).
Desde la significación de los propios viejos, la protección social que “protege” “cuida” y sostiene, contiene procesos de envejecimiento particulares, y coexiste con la cada vez mayor desprotección social que otorga mayores desventajas, descuida, quebranta, condena a la mayoría de los viejos a sobrevivir casi sin posibilidades de tener un proyecto en su vida (Ludi, 2005).
Lo anterior suele suceder con los residentes de hogares de ancianos “viven en silencio”, se guardan sus quejas. Algunos cuentan con relaciones de apoyo de parte del personal de su residencia, y otros, que también son pocos, dicen que tienen algunas relaciones con personas de fuera de la residencia.

Existen estudios (Belsky, 2001) que refuerzan la convicción de que los casos con malos tratos hacia los residentes de los hogares para ancianos no son raros. Estos estudios son con cuidadores formales de ancianos, en los que 10% de ellos reconocía haber inflingido algún maltrato físico: un encierro exagerado, codazos, golpes o empujones a los residentes; 41% admitía haber cometido algún acto de agresión psicológica durante ese año; y 9% había ofendido o insultado a algún residente durante su trabajo.
Estos estudios indican que el sombrío estereotipo de las personas que trabajan en los hogares es cierto. Otros estudios contradicen tales estereotipos, y señalan que esas personas se preocupan mucho de ofrecer un buen cuidado al residente.
Antes de acusar a los trabajadores de las residencias de ancianos, se debe observar en qué condiciones trabajan. Muchas de estas personas no tienen estudios profesionales, y en realidad se han formado como cuidadores de adultos mayores en la práctica, muchos de ellos son mal pagados y con jornadas de trabajo extenuantes; además de ser una de las ocupaciones menos apreciadas por la sociedad.
Es poca la investigación que se ha hecho con relación a los sentimientos que experimenta una persona mayor residente en un asilo hacia sus cuidadores, y aún menos todavía, de corte cualitativo, en la presente, se plasman las respuestas sentidas y textuales de aquellas personas mayores, con una salud precaria que dan a conocer cómo es que se sienten con relación a aquellas personas que tienen la labor y el deber de atenderlos de manera integral para hacer más llevadera y, de ser posible, más grata su existencia.

MÉTODO
Investigación de corte cualitativo, planteada con una secuencia transversal, los diseños de investigación transversal recolectan datos en un sólo momento, en un tiempo único. Su propósito es describir variables, y analizar su incidencia e interrelación en un momento dado (Hernández, 2003).

Participantes
La casa hogar “Mariana Sayago” contaba  aproximadamente con 78 residentes y 31 enfermeras al momento del estudio. De estos residentes, 33 son hombres (42%) y 45 (58%) mujeres. Del total de ellos, 25 están en silla de ruedas, 8 usan andadera, hay 28 incontinentes, 31 hipertensos, 18 diabéticos y 27 diagnosticados como casos psiquiátricos.            De estos 78 residentes se eligió a las personas que participaron en  este estudio. Para la realización de la investigación se utilizó un muestreo convencional, tomándose una muestra de 10 residentes adultos mayores, cinco hombres y cinco mujeres, que representan 12.5% de la población total. Aun cuando los participantes se seleccionaron al azar,  debían cubrir el criterio de inclusión que fue que vivieran en la casa hogar de referencia, que desearan responder a las preguntas y que tuvieran la capacidad intelectual y auditiva para entender y responder a lo que se les estaba preguntando.

Instrumento
Se trata de una entrevista elaborada por el equipo investigador, este instrumento cuenta con 10 preguntas abiertas, las cuales están elaboradas para identificar las emociones presentes en los adultos mayores, y la relación percibida de sus emociones hacia el trato que sus cuidadores tienen para con ellos. Cada respuesta es analizada de acuerdo al marco referencial interpretativo del interaccionismo simbólico, que, de acuerdo con Álvarez Gayou (2007), este método está basado en que los seres humanos (residentes) actúan ante los objetos y ante las personas sobre la base de significados que tienen para ellos, éstos se originan de la interacción que se tiene con otras personas (cuidadores).

Procedimiento
Se contactó con la directora de la casa hogar para obtener los permisos correspondientes. Se seleccionó la muestra a entrevistar considerando los criterios de inclusión. Se realizaron las entrevistas semi estructuradas y con preguntas abiertas, para tal fin se utilizó una grabadora con la autorización del entrevistado.
Para finalizar, se transcribieron las entrevistas y se interpretaron las respuestas
de los entrevistados

RESULTADOS

A continuación se irá mostrando cada pregunta y, al final de las respuestas otorgadas a dicha pregunta, se hará el análisis grupal de las mismas, de acuerdo al marco referencial interpretativo mencionado.
La clave puesta entre paréntesis después de cada respuesta corresponde al número de pregunta, el sexo del entrevistado: M=masculino, F= femenino y la edad en años.

1.¿Sabe usted qué son las emociones negativas?

“Pues no estoy segura, debe ser algo como la tristeza o la depresión, me imagino que sentirnos enojados también puede ser una emoción negativa, no se me ocurre alguna más o otra cosa que pueda ser…” (1F74)
“Sí, por supuesto las emociones negativas son las que experimentamos luego de una mala experiencia, por ejemplo la tristeza después de la muerte de un ser querido…” (1M75)
“Las emociones negativas deben ser por ejemplo la tristeza, el coraje, el miedo, la desesperación que es tan fea, y que yo particularmente seguido experimento en este lugar porque me aburro…”  (1F78)
“Pues la emociones negativas son las que sentimos cuando estamos enojados o tristes, esas que aparecen cuando no estamos bien o cuando nos pasan cosas que nos hacen sentir mal, también creo yo que pueden ser pensamientos negativos lo que suponemos de otras personas cuando pensamos cosas feas de ellas…” (1F79)
“Sí, sí sé, son por ejemplo la tristeza el enojo, cuando estamos frustrados también me imagino que puede ser una emoción negativa…” (1M81)
“Me imagino que deben ser el coraje, la ira, la envidia, todas esas cosas que uno siente cuando algo malo nos pasa, porque pues uno se siente como le va en el día…” (1F82)
“La tristeza que es la emoción más fea que uno puede sentir es muy feo sentirse triste, esa es la emoción negativa…” (1M82)
“Por su nombre me imagino que son las que nos hacen sentir mal, yo creo que podía ser la furia por ejemplo… también el miedo, además creo que nos deben hacer sentir mal, porque  a mí me duele la cabeza cuando me enojo…” (1M83)

En general los adultos mayores entrevistados son conscientes de lo que son y representan las emociones negativas y varios de ellos las asocian con los sentimientos que experimentan hacia otras personas. Esto habla de que existe conciencia de las emociones que presentan. Para González (2009) conocer  las emociones presentes en nosotros permite el fomento y desarrollo  de una actitud positiva ante el mundo, así como prevenir  conflictos, tanto personales como interpersonales.

2. ¿Experimenta con frecuencia emociones negativas (tristeza, molestia, angustia, enojo)?

“Uff… pues mejor pregúntame cuantas veces no las experimento, la verdad pues yo creo que como unos tres días a la semana, la verdad no son todos los días pero sí es seguido…” (2F74)
“Pues depende, según como me haya ido pero pues yo creo unos tres o cuatro días  la semana…” (2M75)
Yo creo que varias veces a la semana, tan sólo hoy me siento triste por una situación que pasó en el comedor, depende mucho de lo que pase en el día o de la situación…” (2F78)
“Todos los días, mínimo la tristeza sí me pega diario, rara es la semana que no me sienta triste, esa es la única que seguido me está haciendo sentir mal…” (2F79)
“Como cuatro días a la semana, sí, la verdad me siento muy triste seguido, por lo que sea…” (2M81)
“Pues te diré que a estas alturas ya todos los días me siento triste o como mínimo unos tres días a la semana, aunque a veces también depende mucho de lo que me pase en el día, verdad, porque uno muchas veces está bien y de repente te dicen o te hacen algo o ves algo en la tele que te pone triste…” (2F82)
“Muchas veces, la verdad no sé, pero a mí edad según yo eso es normal…” (2M82)
“Dos días a la semana mínimo, a veces son más pero a la semana lo menos son dos días…” (2M83)
“No sabría decirte, la verdad nunca había pensado en eso…” (2M87)
“Pues no sé, cuando se meten con mis cosas, no me gusta que me agarren mis cosas, porque yo no me meto con nadie y diario es que se metan con mis cosas, pues todos los días me enojo entonces…” (2F89)

Experimentar emociones negativas de manera esporádica es normal, e inevitable; el problema surge cuando estas emociones se presentan con frecuencia y hasta pueden llegar a ser patológicas, en especial cuando no se tiene la capacidad para canalizarlas, o bien, cuando existen diversos factores ajenos a la persona y a su control del medio que las detonan, es entonces cuando éstas salen a flote perjudicando muchas veces la salud de los adultos mayores. Sin embargo es importante aprender a encauzarlas cuando se presentan, especialmente a desahogarlas, si no es posible erradicarlas, al menos se puede hacer lo anterior, ya que, según Frederickson (1998) una exposición constante a ellas puede ocasionar problemas en la salud tanto física como mental de quien las presenta.

3. ¿Cómo describe la relación que tiene con sus cuidadores?

“Pues… es buena, con la mayoría, hay algunos que son muy groseros, como que ya no nos tienen paciencia pero pues la verdad es que uno qué puede hacer, yo quisiera no necesitar ayuda pero pues no puedo caminar y necesito que me apoyen, los comprendo ¿no? porque tienen mucho trabajo pero pues uno que puede hacer…” (3F74)
“Bueno, sí, no me gusta meterme en problemas con ellos, hay algunos que son llevados con nosotros, pasan y te saludan y te hablan bien, pero hay otros que son bien doble cara, pero mejor ya para no meterse en problemas con ellos pues nada más me atengo a hacer lo que debo y ya…”(3M75)
“Pues… es buena, la mayoría pues te hablan y todo,  a mí nunca me han hecho nada, pero a algunos sí, a veces me ha tocado ver que les hablan fuerte o cosas así, pero pues yo como no me pongo al brinco con ellos pues hay la vamos pasando… sin problemas creo que así es mejor…” (3F78)
“Yo digo que es buena, afortunadamente nunca me han tratado mal ni me ofenden de ninguna forma, la verdad es que sí nos cuidan bastante bien en este lugar…” (3F79)
“Muy buena la verdad me llevo muy bien con muchos de ellos, creo que son muy atentos conmigo y me gusta estar aquí…” (3M81)
“Bueno, aquí hay algo importante, en apariencia la forma en cómo me llevo con el personal es buena, pero no es que nos llevemos bien es que yo ya aprendí que no me debo quejar porque no sirve de nada, entonces yo nada más me quedo callado pase lo que pase, así como ellos no me hacen caso yo a ellos tampoco, aunque no son todos sí lo es la mayoría…” (3M82)
“Tranquila, como yo dentro de lo que cabe, mientras no les des mucha lata o trabajo están bien con una y pues así le hago yo, no las molesto tanto, sólo cuando de plano si es muy necesario…” (3F82)
“Muy buena, la verdad nos llevamos muy bien, bueno no con todos pero sí con los que conozco y con los que me llevo…” (3M83)
“Buena, son buenas gentes nos ayudan mucho a los viejitos, a todos nos ayudan…” (3M87)
“Depende porque unos son groseros conmigo ahí andan todo el día molestando y diciéndome cosas, pero otros son buenas personas nos ayudan porque ya estamos grandes, ya no servimos, ya necesitamos ayuda…” (3F89)

Cuando hablamos tendemos a catalogar todo en términos de bueno o malo, o bien, positivo o negativo, en ocasiones estas categorías  pueden ser descartadas en el discurso de las personas, puesto que las razones que se exponen para llegar a estos términos no corresponden a los mismos (Íñiguez, 2003), tal es el caso de los adultos mayores entrevistados, califican las relaciones que tienen con sus cuidadores como buenas, pero con sus condicionantes, por ejemplo, buenas, si no se quejan, o sólo con algunos, o si no les dan lata o no molestan o dan problemas; aspectos que finalmente descartan la autenticidad de unas buenas relaciones.
Se puede decir, que se es capaz de entablar relaciones interpersonales efectivas, cuando todos quienes se encuentran en dicha relación encuentran estabilidad y son capaces de satisfacer sus necesidades mediante la convivencia que se desarrolla en tal relación, en ocasiones la convivencia entre los miembros de un grupo se ve limitada a la convivencia más elemental o necesaria, este tipo de relación no se puede tomar como efectiva, puesto que, si bien, los miembros del grupo pueden satisfacer sus necesidades, no existe un lazo afectivo y emocional positivo que permita el desarrollo humano entre las personas (Carpio, 2000).

4. ¿En general, qué causa que se sienta  molesto, triste, angustiado…?

“Pues yo creo que sentirme sola, a veces extraño mucho a mis hijos y a mis papás, pero pues no puedo hacer nada, también estar aquí todo el día sin poder hacer nada porque las piernas no me sirven…” (4F74)
“Que no me hagan caso, me deprime mucho me siento muy molesto, digo, se siente feo que nos ignoren pero pues a esta edad ya que nos queda ¿no?, ya no puede hacer uno nada…” (4M75)
“Que no me atiendan en el hospital, que cuando necesito medicinas no me las den y que tenga que estar dando vueltas varios días…” (4F78)
“No sé, molesta casi no me siento, no me enojo mucho, es raro pero ya ni sé que me hace sentir triste, qué es lo que más me pega pero sólo sé que lo siento y así es, ya no sé…” (4F79)
“Estar solo, no tengo familia y la que tengo nunca me visita, la verdad estoy solo…” (4M81)
“Seria la soledad, porque casi no me visitan… mi familia ya casi no viene a verme, y pues aquí casi no me llevo con nadie, también la falta de apoyo porque no puedo moverme muy fácil y las enfermeras no me ayudan, a veces lo entiendo porque trabajan mucho pero no siempre están haciendo algo y me ignoran mucho y no sólo a mí también a otros compañeros, si tú vas y les preguntas verás que te dirán eso…” (4F82)
“Estar aquí encerrado y no me malentiendas, estoy agradecido de todo lo que hacen por mí, me dan un techo y comida, pero me gustaría salir y andar en la calle pero ya no puedo caminar y pues aquí me tienes…” (4M82)
“Pues son muchas cosas, la verdad a mí personalmente es  la soledad, porque, pues no tengo familia y me siento muy solo, aparte también la falta de dinero que no tengo nada y necesito cosas como medicinas y pues no tengo para comprármelas y no puedo hacer nada…” (4M83)
“Tener un mal día, porque si me va mal o depende lo que pase en el día pues me enojo o me pongo triste…” (4M87)
“Que se metan con mis cosas, que no me las respeten porque yo no me meto con nadie…” (4F89)

Como puede observarse en las respuestas anteriores, los adultos mayores expresaron como principales causas de sus emociones negativas, la soledad, la falta de apoyo y el cuidado de la familia y el personal que los atiende, manifestaron también vivir completamente estas emociones, puesto que no dicen tener problemas para identificar lo que sienten.
El conocimiento de aquellos factores que producen variaciones en las manifestaciones individuales, tanto en la frecuencia e intensidad como en la duración de las diversas emociones negativas, y pudieran llamarse hasta dañinas para la salud, por su frecuencia, es fundamental para poder planear y aplicar estrategias que fomenten el desarrollo de emociones positivas, y por ende una mejor calidad de vida (Frederickson, 1998).

5. ¿Se ha sentido agredido alguna vez por sus cuidadores? De ser así, ¿Cómo fue?

“Pues es que hay de agresiones a agresiones, ¿verdad?, porque una piensa que una agresión es un golpe, pero a nosotros a veces nos agreden ignorándonos, yo he visto que a veces las señoras de aquí arriba necesitan ayuda y la piden pero las ignoran o le dan preferencia a otras personas, y eso también es agresión, que nos discriminen…” (5F74)
“Agredido como tal no, pero pues a veces no me hacen caso o no me atienden bien y eso pues yo creo que también es una agresión…” (5M75)
“No, como yo me mantengo alejada de las personas para no meterme en problemas, pues no tengo problemas con nadie, ya una se acostumbra a las malas caras que te ponen y todo eso, pero ya no queda más que ignorarlas…” (5F78)
“No, agredida no, nunca, digo nunca me han golpeado ni me insultan no, no…” (5F79)
“No, nunca, son muy amables y atentos, siempre me han tratado bien…” (5M81)
“No, la verdad nunca, son muy atentos cuando no les das mucha lata, si no, pues no te hacen caso, pero no te agreden…” (5F82)
“Sí, pues a mí el otro día el señor ese que no sé que es, la semana pasada me lastimó el tobillo con la silla de ruedas, me lo prensó porque no me avisó que me iba a mover y tenía el pie en el suelo, y me lo dobló hacia atrás, pero pues dice que no se dio cuenta, yo ya ni dije nada porque uno se queja y no hacen caso, ya lo dejé pasar, pero es más común que te digan cosas, luego te hablan de mala gana y eso no está bien yo creo que las agresiones son de tipo psicológico…” (5M82)
“No, con los que me llevo son muy amables conmigo…” (5M83)
“No…” (5M87)
“Aquí me ayudan, no me hacen nada…” (5F89)

Para analizar las respuestas de los adultos mayores, no sólo basta indagar en el diálogo de las personas, es necesario también considerar las condiciones contextuales y ambientales en las que se desarrollan los hechos relatados en el discurso de la población, realizar este análisis permite contar con una fiabilidad en la información recabada (Amezcua y Gálvez, 2002).
En las respuestas anteriores se demuestra que los adultos mayores han sido agredidos por sus cuidadores formales; las agresiones no son físicas, a decir de ellos, son generalmente de tipo psicológico, dado que, según su testimonio, son víctimas de falta de atención y descuido, lo que legalmente es llamado maltrato por omisión, de los diez entrevistados sólo uno  expresó alguna vez haber sido agredido físicamente, esta agresión se presentó de modo brusco al transportarlo (se encuentra en silla de ruedas).
La violencia hacia el adulto mayor puede presentarse en diversas formas, como por ejemplo, física, psicológica, sexual por mencionar sólo algunas de las principales, las manifestaciones de estos tipos de violencia también son variadas, una de las principales es la omisión, que se refiere al hecho de no brindar la atención necesaria al paciente cuando es posible y necesario hacerlo, es importante que el cuidador vigile que las necesidades del paciente sean satisfechas en la medida de sus posibilidades para evitar que se produzca un acto de maltrato (Barahola, 2006).

6. ¿Cree usted que las emociones negativas que experimenta afectan su estado físico?

“No, hasta el momento, no me he sentido mal por ello…” (6F74)
“Pues a veces, cuando me siento muy molesto me duele el cuerpo y cabeza, pero me imagino que también se debe a que estoy enfermo de la azúcar que me baja nada más de momento, pero sí he notado que me baja más cuando me llevo una emoción fuerte…” (6M75)
“Sí, a estas alturas de la vida ya cualquier cosa te afecta físicamente… no, pero sí es cierto, a veces sí me duele la cabeza cuando me hacen enojar o me siento triste, también me provoca dolor de cabeza  a veces hasta asco siento de las impresiones o los corajes que a cada rato hago aquí…” (6F78)
“No, ya estoy muy achacosa y me siento mal seguido, me duelen los huesos y la cadera pero no creo que tenga que ver con la tristeza que siento…” (6F79)
 “No, porque las controlo, pero ya me había dado cuenta que cuando me entristecía como que se me bajaba la presión o no se tú… pero me daban unos mareos y dolores de cabeza como no tienes idea…” (6F82)
“Sí, me duele mucho la cabeza cuando me siento cansado o triste o me enojo, pero así es la diabetes es muy caprichosa esa enfermedad, no puedes tener una emoción muy sentida porque te sientes mal, el miedo también me dispara el malestar…” (6M82)
“No me he enfermado hasta la fecha por cosas así…” (6M83)
“Estoy enfermo pero no por eso, ya estoy achacoso…” (6M87)
“No, por eso no te enfermas, por otras cosas sí, pero por eso no…” (6F89)

Es importante que las personas sepan identificar las emociones que experimentan, en especial cuando sienten que les resultan perjudiciales para su salud, para que puedan canalizarlas  y/o descargarlas sin causarse daño o dañar a otros, con el fin evitar repercusiones en un futuro por la presencia de éstas. También resulta necesario que ellos se den cuenta cuáles son las repercusiones que estas emociones pueden tener sobre su salud física y mental (Frederickson, 1998).
Para poder lograr una buena calidad de vida, debe existir un adecuado equilibrio en el organismo, ya que ésta depende directamente del sistema que se encuentra interrelacionado con elementos tales como, la vida social, la salud física y el bienestar psicológico, por mencionar algunas. Estos elementos se encuentran directamente relacionados entre sí, provocando que se desarrollen problemas en todo el sistema cuando se presentan problemas o desequilibrios en alguno de ellos (Carpio y cols., 2000).

7. ¿Alguna vez ha experimentado una emoción negativa por el trato de quienes lo atienden? Si es así, ¿Por qué?

“Sí, me pongo muy triste cuando me ignoran, yo comprendo que no pueden estar siempre para una porque hay muchas personas aquí, pero creo que a veces no están ocupadas porque están platicando y no me hacen caso y yo me siento muy triste…” (7F74)
“Sí, por la forma en cómo nos tratan, algunos son muy altaneros y prepotentes y nos ignoran mucho, cuando pasa eso me siento muy triste, por eso me gusta estar mejor aquí abajo yo solo viendo nada más la televisión y convivir con las personas que nos vienen a visitar…” (7M75)
“Pues sí, es que a veces te ponen malas caras y se siente una mal, a mí me pone muy triste que me pongan esas caras, digo la verdad pues sí no nos quieren atender pues que no lo hagan pero que no nos traten tan déspotas…” (7F78)
“Pues es que sí, de repente sí te llegas a sentir triste por la forma en cómo te hablan… no todos, hay unos que son muy buenas gentes, te atienden bien y te cuidan, pero no es raro que me llegue a sentir mal por cómo me hablan o tratan, sí se siente una mal porque pues creo yo que no hago nada malo y a veces me ignoran mucho aunque no estén ocupados y no me atienden y pues no necesito mucho, sólo a veces quiero platicar y ellos como si nadie les hablara, se siente una mal por eso…” (7F79)
“No, tampoco…” (7M81)
“Pues ya no, hace tiempo cuando caí en la silla, me enfermé también y seguido me soltaba del estómago y necesitaba ayuda para cambiarme a veces no me ayudaban rápido y me ponía triste pero ya me acostumbré y ya no me siento mal…” (7F82)
“Sí, cuando me tratan mal o hacen algo que me lastime como lo del tobillo, me pongo triste y me enoja pero no hago nada, porque aunque me queje no hacen nada y no mejora nada, por el contario, luego se desquitan y me siento peor…” (7M82)
“Me enojo cuando me molestan como el señor que anda por ahí viene y me agarra las costillas, no me gusta y ya le dije y no me hace caso…” (7F89)

En las respuestas anteriores puede observarse que la mayoría de los adultos entrevistados dijeron sentir emociones negativas debido al trato que tienen con sus cuidadores, específicamente por omisión y/o falta de atención.
En varias frases se constata uno de los principios básicos del interaccionismo simbólico (Lucas, García y Ruiz, 1999): a partir de los lazos que unen a las personas, se construye la idea que tienen de sí mismas, en este caso, los sentimientos de los adultos mayores hacia sus cuidadores.
La relación cuidador-paciente es una relación profesional, es necesario que los pacientes entiendan que si bien no es una relación superficial tampoco es íntima, por lo que el cuidador no puede ni debe transgredir la línea profesional del cuidado, sin embargo esta distancia puesta por el cuidador debe depender de la personalidad y necesidades del paciente, por lo que la omisión del cuidado y la falta de atención al paciente, puede, en muchas ocasiones, derivar en problemas tales como depresión estrés, e inclusive dependencia (Piqueras, Ramos, Martínez,  y Oblitas, 2009).
Ya anteriormente se había mencionado que los adultos mayores identifican al descuido o falta de atención por parte de sus cuidadores como una forma de negligencia, que provoca problemas en su estado emocional, para este caso, la mayoría de los adultos mayores en su discurso afirman que el trato de sus cuidadores es un detonante de las emociones negativas que presentan.

8. ¿Alguna vez ha experimentado problemas para identificar sus emociones?

“No, siempre he sabido lo que siento y como lo siento, a veces uno como que se siente mal y de repente no sabemos por qué, al menos así me pasa a mí, pero cuando es el caso, yo personalmente me quedo solita y me pongo a pensar hasta que entiendo lo que me pasa…” (8F74)
“No, aunque a veces siente uno tantas cosas que ya no sabes que pasa, es que uno se desespera y no sabes que será, enojo o tristeza, desesperación o de plano todo eso al mismo tiempo…” (8M75)
 “No, la verdad siempre sé que siento, porque no es lo mismo sentirse triste que sentirse contento, no, nunca he tenido problemas para saber lo que estoy sintiendo, o por qué, muchas veces te sientes mal y no sabes por qué, a veces te levantas de malas y andas así todo el día y no sabes por qué pero a mí no me pasa…” (8F78)
“Pues no, desde niña siempre he sido muy consciente de lo que me pasa…” (8F79)
“No, creo que siempre me doy cuenta de lo que me pasa…” (8M81)
“No, ahí sí ya estaría grave pero afortunadamente no, todavía no estoy tan loca…” (8F82)
“Sí, pero yo creo que todos los viejitos no sabemos lo que sentimos, también más que no saber que siento, sino que no sé porque lo siento, simplemente lo siento y ya…” (8M82)
“No…” (8M83)
“No, nunca he tenido problemas para saber qué siento…” (8M87)
“No, si yo sí sé, cómo no va uno a saber lo que se siente…” (8F89)

Las emociones negativas traen consigo diferentes problemas a nivel psicológico e inclusive físico que afectan la calidad de vida de las personas, por el contrario el desarrollo de emociones positivas se plantea como un medio para encontrar una solución adecuada a los problemas que se presentan a lo largo de la vida (Frederickson, 1998).
Es importante que las personas sean capaces de identificar y diferenciar las emociones que presentan, puesto que esto las apoya a tomar conciencia, no sólo de su estado emocional, sino también de los eventos o factores que facilitan la presencia de estas emociones y por ende lograr controlarlas.
La conciencia que los adultos mayores tienen de sus emociones se comprueba con las respuestas enumeradas anteriormente. Aunado al autoconocimiento de las emociones, es también importante tener conciencia de las razones de estas emociones.

9. ¿Ha sentido en alguna ocasión que sus cuidadores descargan sus problemas en usted o sus compañeros?

“No, eso sí no, a veces sí, como te digo siento que nos ignoran pero creo que nunca se ponen a descargar en nosotros lo que les pasa, aunque pues quien sabe no, porque no sabemos lo que pasa en su vida ¿verdad?…” (9F74)
“No, pero nota uno cuando están mal cuando llegan y están molestos o con mal carácter, sí es notorio en su trato no porque nos maltraten pero en sus expresiones se da uno cuenta…” (9M75)
“No, la verdad nunca lo he sentido así, pero déjame te digo una cosita, he notado que luego llegan de malas y se desquitan, o no es que se desquiten, pero como en todo sí se nota en su trato y en su forma de hablarnos, pero no es que se desquiten con nosotros, como tal no…” (9F78)
“No, muchas veces escucho que se quejan las señoras que están aquí, pero pues afortunadamente no me ha tocado, sí es cierto que no nos pelan pero que se desquiten con una pues no, a mí no me ha tocado…” (9F79)
“No a mí no me han hecho nunca nada de ninguna forma…” (9M81)
“No, no me gusta hacerme la víctima como a algunas otras pero la verdad no, unas son muy enojonas pero pues hay que saberlas manejar, nada más te las llevas tranquilitas, no las provocas mucho y no les das mucha lata, más que para lo necesario y no hay problema…” (9F82)
“Pues no es que descarguen sus problemas sólo son como son, se portan como saben comportarse y pues uno no les importa sólo hacen su trabajo como salga, uno ya es otro tema aparte que sale sobrando…” (9M82)
 “No, tan sólo yo me llevo bien con, ellos pero de repente sí, cuando están molestos o así pues si se nota, hablan cargado o cosas así pero no se desquitan, es como para todos, si está uno molesto pues se nota…” (9M87)
“No, o no sé pero no creo…” (9F89)

Cuando se analiza el discurso de las personas con la intención de encontrar un objetivo en específico, muchas veces se puede guiar a éstas a la respuesta que quiere escuchar el investigador, por ello es necesario poner mucha atención al discurso que proporciona la información, así, se puede eliminar la mayoría de los posibles errores de interpretación, esto favorece también a lograr comprender la realidad de la situación evaluada o investigada (Amezcua y Gálvez, 2002).
En el presente estudio se demuestra que los adultos mayores son capaces de discernir las causas por las que los cuidadores pueden, en algún momento, y de determinada forma, afectar la atención que prestan a los residentes, esto resulta positivo puesto que da muestra de la objetividad con la que los adultos mayores evalúan su situación.
En general, los entrevistados expresaron que sus cuidadores no descargan sus frustraciones en ellos, aunque es notorio para ellos el estado de ánimo que sus cuidadores presentan y, si bien, no afecta el cuidado cotidiano que les proporcionan, sí afecta su manera de comportarse con ellos.

10. ¿Cuándo experimenta una emoción negativa hace algo para controlarla?, ¿Qué hace?

“No, sólo la dejo pasar, ahí me quedo hasta que se me olvida o sólo pasa algo que me hace sentir bien o de plano que me hace sentir peor…” (10M75)
“Pues mira, a mí me gusta que cuando me siento mal mejor me quedo solita aquí, pienso las cosas hasta que me tranquilizo o se me olvida y ya…” (10F74)
“No, nada, nomás la dejo pasar, siempre pasa, ya a mi edad eso es lo único que queda, esperar y esperar y dejar que las cosas pasen y avancen a su ritmo…” (10F78)
“Nada, sólo la dejo pasar, con el tiempo siempre se calma todo lo que siento, a veces me acuerdo de cosas tristes o feas que me han pasado pero pues ya no queda de otra más que esperar a que las cosas pasen hasta que nos llegue la hora …” (10F79)
“Nada, me la trago y hay ando como fantasma penando, no pues me llevo bien con la gente que también vive aquí pero no tengo mucha confianza para contarles mis cosas, y pues a los muchachos que trabajan aquí a veces ni les importa o no tienen tiempo, ya mejor me trago lo que siento…” (10F81)
“Nada, me quedo aquí cuando me siento triste o enojada no me gusta hacer nada, me gusta que me dejen aquí solita…” (10F82)
“Pues a veces me acerco a las personas que sé que sí me van a escuchar, nada más, la mayoría de las veces no hago nada…” (10M82)
“Nada…” (10M83)
“A veces platico con los muchachos pero es raro nada más me pongo a ver la tele y distraerme por allí en cualquier cosa para que se me olvide, pero pienso que me hace falta hablar de eso porque siento que tragarme mucho las cosas me hace daño, antes no hablaba con nadie, pero me sentía mal, me dolía la cabeza y el pecho por eso comencé a platicarlo…” (10M81)
“Nada…” (10M87)
“Yo nada, no yo no…” (10F89)

Como puede observarse, los adultos mayores  no hacen nada para controlar o canalizar sus emociones negativas, simplemente dejan que éstas pasen solas, sin hacer nada, hasta que, aparentemente, desaparecen.
Las emociones y sentimientos tales como la ira, la ansiedad, la tristeza y las rabietas son necesarios y es necesario manifestarlas o, al menos, decir que se están experimentando en el momento, puesto que expresan el malestar emocional e incluso físico que experimentan las personas. Vivir las emociones no basta, pues estas emociones y/o pasiones pueden dispararse en momentos determinados si no se ejerce el debido manejo de ellas y a su tiempo. Es recomendable dejar que éstas salgan de maneras saludables, ya sea hablando de ellas, o bien, descargando la emoción mediante acciones especificas, no nocivas para nadie y que permitan a cada persona dejarlas salir, de lo contario, pueden salirse de control, lo cual puede llegar a afectar el bienestar psicológico, físico e incluso contextual del adulto mayor (González, 2009).
 
DISCUSIÓN

La mayoría de los adultos mayores integrantes de la muestra estudiada presenta emociones negativas, algunas de ellas pueden atribuirse al trato que sus cuidadores tienen hacia ellos, sin embargo, esta no es la única razón, también se encuentra la soledad y la falta de apoyo por parte de su familia, aunadas a todas las pérdidas que suelen presentarse en esta edad y más aún en personas que se encuentran confinadas en un asilo público, con todo lo que ello acarrea. Las emociones negativas que expresan algunos de los adultos mayores se manifiestan también a través de síntomas físicos, entre los que se encuentran dolor de cabeza y mareos.
A partir de esta investigación se detectó la problemática que representa  para el estado psicológico la presencia de emociones negativas o dañinas en el adulto mayor, algunos problemas relacionados con esto son retraimiento social, pesimismo, problemas de adaptación, comportamiento dependiente y depresión.
Entre los detonantes que los adultos mayores consideran que causan estas emociones en ellos, son la soledad, la mala o escasa relación con sus cuidadores, la falta de dinero y en menor medida el encierro. Podemos notar que los adultos mayores identifican la relación con sus cuidadores como algo que afecta su estado emocional, también identifican en el trato de sus cuidadores hacia ellos, un cierto grado de violencia, específicamente, a decir de algunos de ellos, de tipo psicológico, esta violencia se relaciona con el descuido y la falta de atención.

En cuanto a la relación que existe entre los adultos mayores y sus cuidadores, a través del discurso de los primeros, puede interpretarse que ésta no es buena, o al menos, no es saludable ni les aporta apoyo ni calidez cuando lo necesitan, que es la mayor parte del tiempo, de un tiempo que posiblemente ya sea poco. Aunado a la situación de que, una residencia para adultos mayores, como la que nos ocupa, no está diseñada ni tiene entre sus principales objetivos alentar la relación entre sus residentes; estas personas mayores, además, evitan los problemas alejándose de quienes los atienden, lo cual implica una doble problemática, por una parte, ellos requieren de los servicios de un cuidador, usualmente encuentran en éste su mayor punto de apoyo y su principal eje socioafectivo; por otra parte, esto los lleva a experimentar soledad y sentimientos de abandono,  lo que los hace proclives a presentar emociones perjudiciales que afectan su estado psicológico, físico y social.
En el adulto mayor, como en cualquier otra persona, las emociones juegan un papel determinante para la capacidad de socialización, cumplen funciones adaptativas y funciones motivacionales, mientras mejor sea el estado emocional del adulto mayor, éste tendrá mayores posibilidades de adaptarse a su medio ambiente, permitiéndole entablar mejores relaciones interpersonales, ya sea con otros adultos o bien con personas que se encarguen de su cuidado, esto le hará sentir motivado y alcanzará, en la medida de sus posibilidades, una mayor autonomía. Es importante que el adulto mayor trate de vivir de manera positiva y creativa, con pensamientos estimulantes, así como ocuparse de las actividades que él prefiera y disfrute.
Resulta necesario que los administradores o directores de instituciones de salud, en este caso, casas hogar para adultos mayores, en cooperación con sus trabajadores y sin olvidar que su primer compromiso está con aquellos que cuidan, busquen anticipar la situación y aplicar medidas profilácticas efectivas. La prevención primaria es un objetivo primordial. La puesta en marcha de acciones eficaces han demostrado un clima de seguridad y satisfacción mutuos en las instituciones, al mejorar el bienestar y el estado de ánimo de los trabajadores, remitiendo el ausentismo, elevando la productividad y mejorando sustancialmente el desempeño y, muy especialmente la calidad de su trabajo. La calidad del trabajo se traduce, en este caso, en la atención de aquellas personas desprotegidas que necesitan del cuidado de otros y cuyas condiciones económicas están tan deterioradas que necesitan que tal atención se les brinde de manera gratuita, aunque esta gratuidad no debe ir en demérito de la calidad, en donde se incluye, un trato afectuoso y digno (Hernández  y Eherenzweig, 2010).

Mejorar la calidad de vida del cuidador, así como estar pendiente de las consecuencias que el trabajo puede acarrear a su salud, ya sea a nivel físico o psicológico, puede ser una posible solución al estado emocional que el adulto mayor presenta, por la estrecha relación que existe entre cuidador-adulto mayor, si se logra mejorar la condición del factor estresante en cuidadores, es muy probable que mejore también el estado emocional del adulto mayor, y por ende la calidad de vida de ambas poblaciones.
En la medida en que el adulto mayor desarrolle una mayor autonomía, menor presión tendrá el cuidador; como consecuencia de este hecho, el cuidador no se sentirá bajo la misma carga de trabajo. Se debe entonces cambiar la situación actual de la relación cuidador-adulto mayor que consiste en una sobrecarga-dependencia, por una relación de relajación-autonomía.

Existen algunos casos en los que, lamentablemente, por diversas circunstancias, como el estado mental o físico del adulto mayor, donde el grado de dependencia que han establecido con sus cuidadores ha llegado a un punto en el que es muy difícil o inclusive imposible mejorarlo, para estos casos se recomienda seguir las mismas indicaciones para poder, en la medida de lo posible, brindar un poco más de autonomía al adulto mayor; aunado a esto se recomienda mantener aquellas conductas de ayuda que resultan sumamente necesarias para el adulto mayor e intentar disminuirlas en grados cortos hasta donde sea factible, sin afectar su calidad de vida, integridad y dignidad tanto de él como de su cuidador (Piqueras y cols. 2009).
Estudios modernos (Cornachione, 2003) prueban que el enfermo se recupera mejor si además de los cuidados médicos y fármacos cuenta con toda esa red de apoyo acogedor que representa una mano cálida y amable dispuesta a brindarle un afecto incondicional. No sólo el enfermo se recupera mejor cuando es atendido de manera afectuosa, sino que a causa de tal atención, una persona puede permanecer más inmune a la enfermedad que aquella carente de esta satisfacción.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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