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Número 31 - Abril 2014

Levántate y anda.
Herramientas psicológicas como freno para el deterioro de
la calidad de vida de pacientes con enfermedades crónicas

Marcelo Buchcaiger
                                                                   

Resumen

Este trabajo recorre un proceso terapeútico de más de 15 años en que la pasividad frente a una enfermedad invalidante se convierte en resiliencia mediante el teatro y la literatura, dos pasiones del consultante en su adolescencia.  También se reflexiona sobre el rol del psicoterapeuta no sólo como facilitador sino también como constructor de un esquema subjetivo que ayude al paciente a superar la parálisis frente a las situaciones conflictivas que se le presentan.

Palabras clave: resilencia – carencias subjetivas – contratranferencia – subjetividad – relato biográfico

“La oportunidad perdida, es de lo único de
lo que no se puede volver” (Proverbio Chino)

El caso

“Licenciado venga a casa lo antes posible;  Claudio, mi hijo no puede más, no tiene ya motivos para vivir, prácticamente ya no camina. Le suplico que venga, ¡ lo tiene que ayudar!”, este fue el mensaje de la madre de un hombre de 45 años durante una fría tarde de Invierno.

¿Cómo configurar esta consulta?, ¿Qué expectativas se sostenían detrás de ese llamado? ¿A quién estaría dirigido? Con todas estas preguntas se inicia el trayecto terapeútico de Claudio, quien tiene su primer encuentro con el psicoterapeúta,  replegado en un cuarto, casi a oscuras, en su cama, rodeado de libros y olor a humedad. Durante su primera intervención explica , casi con tono de advertencia : “sufro de Esclerosis Múltiple (EM), hace más de 10 años, me la diagnosticó el Dr. R.M; es una dolencia que evoluciona por brotes y se manifiesta por la desmielinización de de los nervios y la interrupción de las conexiones eléctricas en varias partes del organismo, es una enfermedad progresiva  Ahora estoy en una crisis, me postran”.

Estos brotes ya  obligaron a  Claudio , empleado público desde xxxx- a tomarse tres licencias. “Temo que ya no me tengan paciencia en la oficina”, confiesa mientras suplica a su terapeúta que lo ayude a seguir adelante  porque tuvo “pensamientos muy oscuros últimamente” . En ese momento la respuesta del profesional marca la meta de la intervención: “estoy aquí para  ayudarte a que te pongas en marcha”.

El consultante , llevaba más de 10 años cursando en la universidad. Tenía además una relación de gran apego con su madre, sobre todo desde el fallecimiento de su padre en 1985  -a causa de un cancer de pulmón- con el que siempre tuvo una relación difícil. En algún diálogo aseguró que “parecía una persona del siglo XIX”.

Claudio se casó en  con su novia de la adolescencia, para él esto fue el Nacimiento de la Tragedia (1). En una oportunidad, conversando sobre este matrimonio, comentó:
“Para mí esa experiencia fue una mezcla de angustia, dolor y equivocaciones”. Cabe consignar que el casamiento fue apenas un poco antes del diagnóstico de EM y dos años después de la muerte del padre. El matrimonio duró tres años  y fruto del mismo  nació una hija, que el consultante veía una o dos veces por año porque la chica vivía en el Sur junto a su madre.  Otro de los saldos del vínculo fue una serie de enemistades reforzadas por presiones económicas y cotidianas de la esposa.

En resumen; el consultante se encuentra con su terapeuta en medio de sensaciones de duelo, ruina, fracaso y auto reproches, en el contexto de una dolencia orgánica, crónica y de un tipo, en ocasiones,  altamente invalidante

La construcción de un cambio de posición

Si se toma como punto de partida, la perspectiva de las carencias subjetivas (2), se puede pensar en un sujeto predispuesto a situaciones de claudicación, y que en algunos casos aparecen como correlato a dolencias orgánicas de evolución aguda o crónica, en la mayoría de las cuales el punto de apoyo del esquema vital del sujeto pierde estabilidad.

Éste punto de apoyo enlaza en Claudio, su representación del mundo, que incluye a su vez sus fantasías, anhelos, ilusiones, especulaciones, proyectos que por el funcionamiento psíquico encuentran un equilibrio provisorio, que cuando se quiebra, deja generalmente al sujeto a merced de un goce (3) mudo y devastador. En cierto sentido ese goce que se describe en su dolor y su postración, opera como balance a sus culpas y temores.

¿A qué lugar es convocado un psicoanalista bajo estas circunstancias? Seguramente no es sólo a corroborar -escuchar una historia-, la implicación exige del terapeuta una disposición a caminar con el consultante, que en este caso se vuelve literal.

Una de aquellas mañanas, Claudio comentó que escribía poesías, relatos, que estaban guardados en “el cajón de su escritorio”, el paso del tiempo revelaría a la poesía y al teatro, como dos de sus grandes pasiones.

La semana siguiente, expresó -en el living de su casa- sentado en su sillón  rodeado de  cuadernos y libros que se levantó a buscar unos cuadernos después de que su psicoterapeúta se fuera. Allí se puede marcar el punto en donde se comienza a escribir otra parte de la historia.

¿Contra quién se levanta Claudio? ¿Contra su cobardía?, ¿Contra su historia? ¿Contra la EM?, ¿Contra su bronca? Psicoanalísta y consultante se pusieron a leer y a compartir el trabajo de Claudio. Esto representa un cambio de posición subjetiva.

A partir de su dolencia y de la adversidades biográficas, Claudio pudo construìr  un cambio de relato (Faur, 2007), permutando pasividad por resiliencia. no quebrándose frente a la adversidad. Primero recurrió a la poesía  cómo refugio frente a la obstáculos de la vida; luego, reapareció una de  sus pasiones adolescentes : el teatro; actuó, dirigió, hizo emocionar a la platea y en el camino , resignificó su relato.

A través de la actuación, la  creatividad, la literatura, Claudio, pudo dar vuelta su historia. Ésta articulación de proyectos, actitud resiliente y el cambio de relato,  le otorgó un nuevo sentido a su vida , a los 60 y pico, más allá de algún coletazo a nivel de su autoinmunidad como una Retinitis Pigmentaria en estadio intermedio de evolución-Enfermedad oftalmológica autoinmune, de pronóstico imprevisible.

La psicoterapia como marca registrada. Una aproximación

Algunas intervenciones psicoterapéuticas, en ciertos casos, denotan una modalidad y una marca particular del terapeuta que tiene a su cargo el tratamiento; y del particular vínculo que pueda armar con el consultante.

Cuando se analiza  la situación de Claudio  desde la perspectiva de las Carencias subjetivas aparece como contraparte toda la fuerza del estilo y la firma del psicoterapeuta instalando un dispositivo, en el cual el concepto de contratransferencia del terapeuta y presencia activa, son puestos a prueba, frente a una situación clínica en la cual hay que suplir una realidad nunca desplegada por el consultante, que incluye prestar  el aparato psíquico y la actitud activa.

La intervención psicoterapéutica como marca registrada se enmarca en una línea que va desde una mirada un tanto facilitadora, hacia la construcción de un esquema subjetivo, allí donde éste no se constituyó o ha fallado de manera contundente, paralelamente al despliegue de una afección orgánica.

El estilo de un terapeuta se pone en juego y asume riesgos desde el primer movimiento en la dirección de un tratamiento. Ninguna práctica psicoterapéutica, carece de consecuencias para los profesionales a cargo, tomando como referente el ámbito de la claudicación y a veces la parálisis subjetiva, o en ocasiones la desesperación del consultante, las consecuencias para la subjetividad del terapeuta son factores a mediano plazo de un potencial desgaste profesional.

Esto no debería superponerse con la idea de que en ciertas situaciones clínicas, hay que acercarse con una posición “Sin Cobertura” (4) asumiendo siempre algún riesgo, citando a Silvia Bleichmar :

Al malestar agregado de la época, en la práctica del psicoanálisis, en un contexto de pauperización del ejercicio profesional, de condiciones de trabajo indignas o éticamente lesionantes, a la caída del “Sujeto supuesto saber”, a la mercantilización del trabajo psicoterapéutico, habría que añadirle la instancia de confrontar con la incertidumbre de los consultantes y en ocasiones de los mismos profesionales.(2005)

En el camino que va del primer contacto con Claudio  hasta la actualidad (marzo del 2013) , psicoanalísta y paciente atravezaron  angustias, parálisis, quejas, desalientos, esperanzas, ambigüedades, hipocresías, sueños, logros, desilusiones, pero siempre en un contexto de continuidad histórica, bajo el hilo conductor de una idea: Claudio, más tarde o más temprano se iba a levantar, iba a comandar su propia “revolución subjetiva”.

La experiencia psicoterapeútica como espacio de transformación

La práctica psicoterapéutica nunca ES sin algún tipo de consecuencias, sin algún costo subjetivo. La idea sería que también pueda facilitar un cambio de posición, no en términos mágicos o milagrosos, sino a partir de ciertos movimientos subjetivos. Se trata, nada más ni nada menos, de que alguien asuma una consigna por la cual luchar.
Es recomendable que al atravesar por una experiencia psicoterapéutica, nadie salga igual de como entró.

Entre las diferentes realidades que se entrecruzan en la experiencia descripta, predomina un contexto inicialmente oscuro e inaccesible. Entre los mandatos y las posibilidades, entre el respeto a los mayores y la dependencia, entre el coraje y la cobardía, entre los fantasmas y la vida cotidiana.

Claudio en algún momento, pudo empezar a cortar con el pasado, y perderle un poco de miedo a la vida, paradójicamente cuando volvió a escribir. Varios años después, fortaleció el vínculo con su hija – una médica que lo convirtió en abuelo- y superó sus conflictos con su ex esposa. Y lo más destacado: recuperó los sueños y retomó su relación con el teatro, experiencia llena de anécdotas y avatares. En este contexto la actuación se constituyó como la posibilidad de retrasar  el avance de una dolencia progresiva y se empezó a delinear como una alternatiba. La vida de Claudio, se va construyendo hoy - a más de 25 años de los primeros síntomas de la EM - alrededor del eje de los deseos y los proyectos; pero esta historia continuará …

Notas

(1) Título de una obra de Federico Nietzsche publicada en 1872

(2) Insuficiencia, remite aquí a algo que a nivel subjetivo no se terminó de constituir o no se pudo desplegar en los momentos iniciales de la vida.

(3) Goce, remite a un punto de vista lacaniano a lo que se opone al placer y supone un plus de sufrimiento para el sujeto.

Referencias bibliográficas

Bleichmar, S. (2005)  La subjetividad en Riesgo . Buenos Aires , Ed. Topía
Faur, P. (2007) Amores que matan. Buenos Aires Ediciones B

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