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Número 3 - Septiembre 1999

Nuevos paisajes sonoros:
una experiencia creativa con adultos mayores

Psic. Valentina Kosak
pinku@impsat1.com.ar

Psic. Gabriela Bravetti

La experiencia de la que relatamos aquí nuestro recorrido adquiere sentido si la incluimos en el contexto en el que acontece: un taller que propone un acercamiento a la música, mediante la exploración y la creación sonora en el marco del Programa de Educación Permanente que pertenece a la Secretaria de Extensión Universitaria de la F.H.C.E. de la U.N.L.P. Este Taller surge como consecuencia del interés de los integrantes del programa y la propuesta y sugerencias de la directora, Prof.Psic.Graciela Petriz. Desde el inicio, el taller va cambiando con cada grupo de integrantes y con ellos el modo de implementación y los contenidos y hasta el título del taller se ha ido modificando. Sin embargo los objetivos, la retroalimentación constante y la supervisionde la Prof. Petriz, nos ha posibilitado que nuestra propuesta tenga un eje conductor, que se concientiza en este intento de manifestar nuestro recorrido.

El Programa de Educación Permanente para Adultos Mayores, ofrece una serie de talleres, cursos y seminarios para los cuales se permite el ingreso de todo adulto mayor, sin requerir ninguna preparación previa en el tema específico de cada curso. A su vez, la duración de cada taller o seminario es de un cuatrimestre, constituyéndose así un grupo nuevo cada vez, caracterizado por su heterogeneidad, ya que muchos de sus integrantes siguen concurriendo y compartiendo la experiencia con los que recién lo inician.

Queda planteado de esta manera el desafío de articular lo nuevo y lo ya conocido sin que ello se transforme en repetición. Así, al volver a comenzar periódicamente se reedita una cuestión que creemos central en la modalidad del aprendizaje permanente con los adultos mayores: la convivencia de lo viejo, lo conocido, lo que permanece, con lo nuevo, el cambio, la potencialidad de una experiencia creadora.

Hace ya varios años que la enseñanza de la música, en cualquiera de sus ámbitos, intenta un giro que le de un carácter práctico, activo, creador y dinámico. En particular, creemos además que la mejor manera de acceder a una audición comprensiva, activa y creadora es a través del contacto con los mismos mecanismos que puso en juego el creador de una obra. La propuesta es por lo tanto que juguemos a ser los creadores de la obra.

La construcción de un cuerpo de conocimientos acerca de los diversos géneros, estilos, el lenguaje musical y estético de un período histórico viene como segundo paso, como resultado de un proceso reflexivo sobre el propio "hacer". Así, definimos nuestro enfoque de la enseñanza musical desde una perspectiva experimental y creadora. La experimentación con sonidos, la audición compartida, el canto colectivo improvisado durante las clases, el uso de materiales no convencionales para explorar sus propiedades tímbricas, el recurso del lenguaje hablado desde una perspectiva lúdica, también exploratoria, se orientan a promover una sensibilización y conciencia frente al entorno acústico, que forma parte del paisaje de todos los días, y al cual muchas veces estamos sordos. La vida se manifiesta tanto en el sonido como en el silencio, cargado de reverberaciones. Es posible apreciar la belleza en todo el entorno sonoro también restituyendo la fluidez de comunicación entre la música y las demás artes, develando cada vez la inmensa riqueza sonora del lenguaje hablado.

Creemos que este proceso de sensibilización, creación y exploración del lenguaje musical aporta al adulto mayor otros recursos para simbolizar, significar su realidad subjetiva , y también la compartida, alimentándose estas mutuamente.

Esto constituye nuestra apuesta y nuestro juego. En el transcurso de la tarea descubrimos que lo que se abre no es solamente el "oído" sino un camino que carece de límites preestablecidos, donde siempre existe el lugar para la sorpresa.

NUESTRO CAMINO RECORRIDO

Comenzamos con la experiencia del taller a mediados del año 1997, con muchas expectativas e incertidumbres, pensando las variables a tener en cuenta en un taller de música destinado a adultos mayores. Pero recién en el transcurrir del tiempo y los grupos fuimos descubriendo sus particularidades: aquellas generadas por lo específico de nuestra propuesta, y las características específicas que aportó cada grupo de adultos mayores en su modo de recibirla, procesarla, elaborarla.

Sin embargo, en la historia de nuestro recorrido se presentan, como distintos momentos en el grupo, ciertas constantes que enunciamos aquí a modo de interrogantes para los que hoy contamos con respuestas transitorias, que nos sirven para seguir pensando.

Primero fue el juego

La Lametodología propuesta implicó desde un principio un desafío: no consistía en dar una clase expositiva de conocimientos teóricos (idea con la que generalmente los adultos llegan al taller) sino en ofrecer herramientas y conceptos claves para que en cada alumno, a su modo y de acuerdo a su historia (conocimiento previo o no, relación con la música, etc.) se propicie el aprendizaje mediante la exploración musical, a través de la apreciación auditiva, la exploración con distintos sonidos y la propia voz, el escuchar al otro y escucharse.

Una de las particularidades que se repite en todos los grupos es la alusión a parecerse a niños de jardín de infantes, chicos de escuela primaria, en el momento que se les pide una tarea práctica, ya sea ejemplificar con dibujos, usar colores, tocar instrumentos, recitar refranes populares, o cantar. Creemos que esta asociación va más allá de la similitud con "tareas de chicos" o "escolares". Pareciera que lo lúdico y el placer que esto conlleva sólo está permitido desde este lugar de lo infantil, sintiéndose el adulto mayor temeroso del juicio del otro, o del propio prejuicio. Esta es una lectura, quizá inicial de lo que recogemos como comentarios que insisten. Infaltables son las frases como "Parecemos un jardín de infantes! O "Señorita, esto es un desastre, qué chicos ruidosos!", "Estoy como mis nietos!".

Lo más llamativo es que luego de hacer lo encomendado , con mucha creatividad y buen criterio, del temor y la ansiedad pasan a un estado de excitación, por lo que dicen: "Al Colón!, Al Colón!", donde cada uno es protagonista de lo creado, y lo exhibido con éxito.

A modo de hipótesis, nos preguntamos si este aspecto del aprendizaje que reactiva actitudes relacionadas con lo infantil, no se estaría movilizando un camino inverso, o sea, un ir hacia atrás en un saber adulto establecido, de gustos preformados, de lenguajes consensuados. En el caso del niño se espera que como resultado del proceso de aprendizaje incorpore un saber al que se le atribuye un valor indiscutido como bien cultural. En el adulto mayor, la referencia a sentirse como niños del jardín de infantes muestra por un lado la faceta de asumir una posición activa en la exploración lúdica con la ganancia de placer que conlleva, y por otro, la comprensible resistencia a verse en esta posición, temiendo exponerse al otro y a renunciar a un saber seguro, cristalizado.

Seguramente habrá más connotaciones que las mencionadas para aportar aquí, por ahora podemos pensar el valor que tiene esto para el yo de los adultos mayores como logro alcanzado.

La luz de la razón

Por momentos, los grupos se aferran al conocimiento previo, manifestando la necesidad de encuadrar toda novedad dentro de lo ya conocido, escuchado, clasificado. Esto da lugar a la idealización de las obras y los compositores consagrados, obturando la posibilidad de pensarse en otro lugar que no sea el de oyentes fascinados por la belleza de la música. Cuál es la alternativa entonces entre la apelación a un saber objetivo, pensado como indiscutible, ("la" interpretación válida y definitiva de una obra, por ejemplo) y la subjetividad puesta en juego en la apreciación y análisis del lenguaje musical.

Doble desafío entonces: por un lado "trabajar" con material sonoro, intangible, teñido desde lo subjetivo y lo sensible, y formalizarlo de alguna manera, entendiéndolo como un lenguaje y compartirlo. Y por otro, correr al adulto mayor de un lugar pasivo, de recepción de algo ya elaborado o consensuado, y lograr que recorra un camino propio, poniendo en movimiento sus recursos no sólo para comprender y admirar lo "genial" de un concierto de Mozart, sino para reconocer sus propias sensibilidades requeridas para ello. Es decir, trabajar con sus vivencias, con su propia exploración como recurso para lograr que el conceptualizar sea un punto de llegada, y no una exigencia en el principio. No obstante, en las primeras clases los que "saben" se encargan de mostrar "cuánto saben", y los que no, de señalar cuán lejos están de los otros. Pero la misma coordinación, la tarea propuesta y la dinámica del grupo se encargan de demostrar que se trata de otra cosa. Y ahí aparece el placer.

Placer que se instaura en dos registros: en el plano de lo sensitivo, reconociendo la belleza de los sonidos, apreciando auditivamente una forma musical; y en el plano de lo intelectual, podríamos decir, no como mera racionalización , sino como el placer en el aprender, en el reconocerse activo en este proceso, descubriendo potencialidades ya sean olvidadas, desestimadas o completamente insospechadas. Así es como al final del taller alguien dice que "antes escuchaba con el corazón, y ahora lo hago con el corazón y con la mente", u otro de los integrantes, más gracioso, dice irónicamente: "Qué feliz que era antes, cuando escuchaba ingenuamente!". Suponemos que en ambos comentarios se da cuenta de un terreno ganado para el yo: el placer del aprendizaje.

El solista y la orquesta: lo individual en la producción grupal

La disonancia en la música tiene el sentido de un ruido, una interferencia, algo extraño en relación a un código de referencia. Así suena y trata de silenciarse en un principio todo lo que no es homogéneo entre los miembros del grupo y lo que musicalmente no se ajusta al parámetro de los gustos, lo permitido, etc. Es interesante mencionar que las disonancias no están ausentes en las creaciones musicales, sino que suelen señalar la dirección que tomaron los cambios, las ampliaciones y las transformaciones de los códigos a lo largo de la historia. Del mismo modo, en lo grupal, las individualidades, las diferencias dan lugar en la creación colectiva a un pasaje desde una simultaneidad de tantos solistas como integrantes tiene el grupo a la conformación de una orquesta que conjuga las diferencias de sus integrantes.

La transformación sucede en dos planos, tanto en lo que el grupo produce (canción, improvisación, juego) como en el plano subjetivo del proceso creador y del aprendizaje. Apuntamos a dicha transformación cuyo resultado siempre tiene un final abierto.

 

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