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Número 28 - Diciembre 2011

Acercamiento a la dimensión ambiental en las funciones del geroeducador cubano.

Dra. C. Clara Lig Long Rangel y M. Sc. Erena Lig Long Rangel
claraliglong@infomed.sld.cu / erena@reduniv.edu.cu

Resumen

Los programas educativos para adultos mayores se iniciaron en Cuba en el año 2000, con el proyecto educativo Universidad del Adulto Mayor, posteriormente denominada Cátedra Universitaria del Adulto Mayor. Desde entonces la sistematización de la práctica educativa, ha facilitado mediante aproximaciones sucesivas, se construya la teoría pedagógica para el mejoramiento de la calidad de vida del adulto mayor cubano.

Este trabajo tiene como objetivo exponer desde una dimensión ambiental las funciones del educador dedicado a la labor con los adultos mayores (el geroeducador). La caracterización de la actividad pedagógica desarrolladora define el curso de la elaboración teórica realizada que considera las aportaciones teóricas de diferentes autores, en especial de la Educación Popular y las vivencias de los participantes en el hecho educativo.

El aprovechamiento de las sinergias que se producen, redunda en el crecimiento y desarrollo personal de los participantes, repercute en el medio ambiente social y familiar favorecedor de las relaciones interpersonales en la comunidad y sugiere la dimensión educativa en los procesos de desarrollo comunitario. De ese modo y mediante la: investigación acción participación y la observación participante, se mo dificó la actuación de los geroeducadores y se logró una posición activa de los adultos mayores ante su autodesarrollo.

 

.Palabras claves: adulto mayor, educación, desarrollo, educadores de adultos mayores.

Título: Acercamiento a la dimensión ambiental en las funciones del geroeducador cubano.

 

 

INTRODUCCIÓN

Los programas educativos para adultos mayores se iniciaron en Cuba en el año 2000, con el proyecto educativo Universidad del Adulto Mayor, posteriormente denominado Cátedra Universitaria del Adulto Mayor (CUAM). Desde entonces la sistematización de la práctica educativa, ha facilitado mediante aproximaciones sucesivas, se construya la teoría pedagógica del adulto mayor cubano para el mejoramiento de su calidad de vida.

El proceso de elevación sostenida y equitativa de la calidad de vida de las personas, mediante el cual se procura el crecimiento económico y el mejoramiento social, sin dañar la naturaleza, el desarrollo sostenible, requiere de forma cada vez más evidente la participación de todos los ciudadanos entre ellos los adultos mayores. En el afán de satisfacer las necesidades actuales sin ponen en riesgo las de futuras generaciones, los ciudadanos todos, personalmente, han de estar preparados para proteger su entorno socionatural, es decir, los elementos bióticos, abióticos y socioeconómicos que componen el medio ambiente, más cercanos, para establecer relaciones armónicas.

A partir del paradigma de la educación para todos a lo largo de toda la vida, que promulga la universidad cubana, corresponde al educador dedicado al trabajo con los adultos mayores, denominado por Román González, M (2006), geroeducador, lograr que el accionar de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor (CUAM), en vínculo con el entorno socionatural, estimule el desarrollo personal de los gerontes, logre sean protagonistas de su bienestar, desarrollen las capacidades humanas y participen en el desarrollo sostenible de su localidad, en síntesis elevan su calidad de vida.

La calidad de vida –definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según Urbano, C. (2005), como la percepción del individuo de su propia vida en el contexto de la cultura y el sistema de valores en los cuales vive en relación con sus objetivos, expectativas, patrones y preocupaciones- se sustenta en determinado desarrollo económico, cultural, educativo, jurídico, ético y en un sistema de valores, de ahí que la percepción de bienestar o malestar asociada a la calidad de vida difiera de una persona a otra en dependencia de las necesidades. En la educación de adultos mayores la ca lidad de vida es congruente con el envejecimiento saludable y exitoso; la salud y el buen envejecer, se alcanzan mediante la participación e integración social, la actividad y el mantenimiento de la autonomía individual esenciales para el desarrollo personal.

Entonces, comúnmente, afloran varias interrogantes, qué entender por calidad de vida de los adultos mayores; cómo la CUAM puede incidir en la calidad de vida de los participantes; qué entender por desarrollo personal en la adultez mayor; cómo promover el proceso de desarrollo personal y qué puede hacer el geroeducador para lograr se sostenga a lo largo de toda la vida; entre otras.

Desde la dimensión ambiental e n las funciones de los geroeducadores es posible asegurar durante la ejecución de los programas educativos, la actividad pedagógica desarrolladora, es decir, que promueva el desarrollo personal de los adultos mayores. Sin embargo, en esa dirección se avanza lentamente. La actividad pedagógica, que conduce la CUAM, a veces se desvincula de la comunidad -ese espacio físico y relacional de existencia real y objetiva-, de ese modo se hace imposible que la comunidad revalorice el conocimiento que tienen sus adultos mayores, ni los de éstos sobre aquella. La comunidad desconoce el sentido de pertenencia que los gerontes expresan, su sistema de normas, valores, costumbres y relaciones dominantes así como el carácter de su participación en el entorno socionatural.

Es frecuente, en Cuba, encontrar trabajos referidos a programas educativos para los adultos mayores, que incorporan la dimensión ambiental, es decir, orientados a la asimilación y generación de conocimientos, sentimientos y actitudes, de nuevas formas de interrelaciones de los seres humanos entre sí, con el medio ambiente y con la sociedad en general. Pero son infrecuentes, aquellos que explícitamente incorporan la dimensión ambiental, o sea, la relación de los seres humanos entre si y de ellos con la naturaleza y el entorno socionatural en relación con las funciones del geroeducador. Es que, desde el punto de vista cultural, aún constituye un reto para las Ciencias de la Educación fundamentar el diseño y ejecución de los programas de educación para adultos mayores y clarificar las funciones del geroeducador, en la ejecución del proceso educativo y de aprendizaje que sitúe a los gerontes a la altura del tiempo en que viven.

Este trabajo tiene como objetivo exponer desde una dimensión ambiental las funciones del geroeducador; el vínculo de éstas con el entorno socionatural de los adultos mayores. La caracterización de la actividad pedagógica desarrolladora define el curso de la elaboración teórica realizada que considera las aportaciones de diferentes autores, en especial de la Educación Popular y las vivencias de los participantes en el hecho educativo.

El aprovechamiento de las sinergias que se producen durante la actividad pedagógica desarrolladora, redunda en el crecimiento y desarrollo personal de los participantes, repercute en el medio ambiente social y familiar, favorecedor de las relaciones interpersonales en la comunidad, incorpora la dimensión ambiental en el proceso educativo y la dimensión educativa en los procesos de desarrollo comunitario.

 

DESARROLLO.

Aprender es intrínseco a la condición humana, desde el nacimiento y en el transcurso de sus vidas, las personas aprenden. Cada persona logra aprender con mayor o menor facilidad en la medida en que aquello que se ha de aprender sea coherente con sus habilidades y hábitos, valores, creencias, y tenga significación en su vida personal y en el contexto en que vive y actúa. Por eso son de significación para los adultos mayores, los programas educativos que incorporan la dimensión ambiental, pues los ubican en su entorno socionatural.

La ejecución de dichos programas reclama de los geroeducadores un diálogo de saberes que estimule la concientización, reafirmación y elevación de la autoestima de los gerontes ante sus realidades, así como la previsión y elaboración de formas de afrontamiento que sin desestimar su pasado los movilicen hacia el mejoramiento actual y perspectivo de esas realidades, en otras palabras esos programas promueven realmente su desarrollo personal y contribuyen a elevar la calidad de la vida en la adultez mayor.

Mediante la revisión bibliográfica, inves tigación acción participación, la observación participante y el intercambio con participantes en la CUAM, se procedió a buscar la respuesta a varias interrogantes: qué entender por desarrollo personal y calidad de vida y cómo incidir en ellos a lo largo del curso de la vida. Como punto de partida se consideró que podrían ser las mismas funciones que realizan los educadores, personas que cotidianamente inciden en el conjunto de relaciones del sistema naturaleza-sociedad del cual forman parte, y que como profesionales de la educación realizan las funciones docente-metodológica, investigativa y de orientación.

 

Actividad pedagógica desarrolladora. Sus características.

Ante el acelerado proceso de envejecimiento poblacional, la búsqueda de alternativas que potencien, a lo largo de toda la existencia, la utilización y el desarrollo de las potencialidades humanas -pensar, sentir, actuar creativamente, convivir, redescubrir el mundo y la dinámica de sus relaciones recíprocas- para una vida más plena y de mejor calidad, justifica la presencia de las CUAM en los centros de educación superior.

En el ámbito de la formación permanente en la adultez mayor, la actividad pedagógica con los adultos mayores que acuden a la CUAM no tiene la intención de reponer la escolaridad inalcanzada en etapas anteriores de la vida. Su propósito lograr activar en los adultos mayores los recursos necesarios para su desarrollo intelectual, emocional y social, es decir, su desarrollo personal, que les permita conocer mejor el mundo en que viven, comprender los problemas de la contemporaneidad, sus desafíos, tanto en lo social como en lo tecnológico y participar, en la medida de sus posibilidades en los cambios que se producen en su comunidad, se entiende entonces como actividad pedagógica desarrolladora.

Durante la ejecución de los programas educativos para adultos mayores, la actividad pedagógica desarrolladora, proceso que abarca el conjunto de acciones formativas que en interacción, con criterios de horizontalidad y participación realizan los geroeducadores y los adultos mayores en situación pedagógica, los geroeducandos, por su diseño y conducción debe asegurar las condiciones para el desarrollo personal de los adultos mayores. Asegura las condiciones que permiten intercambiar información y ofrecer orientación vital que facilite la reflexión, propicie la resignificación del sentido de la vida y guíe la identificación de las nuevas necesidades y de las potencialidades, para su satisfacción en los marcos de la relación singular persona - contexto sociocultural, que da coherencia entre lo individual y lo socialmente valioso.

La actividad pedagógica desarrolladora tiene en cuenta que las apropiaciones formativas sistematizan y conjugan los procesos de internalización y externalización de las experiencias que los adultos mayores hacen suyas integradas a las ya existentes. También tiene en cuenta las relaciones típicas emergentes en la actividad pedagógica con adultos mayores, es decir, los nexos que se establecen entre los componentes personales (los participantes) y no personales (objetivos, contenidos y métodos) recogidos en los programas:

Relación de la formación con la problemática circundante: La formación se realiza teniendo en cuenta situaciones problemáticas del entorno físico y social que viven los adultos mayores, es decir, se focaliza en los problemas y no en la materia, por cuanto ellos buscan soluciones prácticas a problemas reales.

Relación de la formación con los intereses del adulto mayor: En el proceso formativo los geroeducandos definen sus necesidades, las cuales constituyen el centro de su actuar, por lo tanto, jerarquizan sus motivaciones e intereses.

Relación plurimotivada de los fines de la formación: El contenido de la formación se solicita por los adultos mayores, a partir de motivos e intereses diversos consolidados a lo largo de su vida, tales como saber y poder, pensar y actuar, percibir y decidir, recordar y producir.

Relación interdisciplinaria consecuente: Los problemas que afrontan los adultos mayores, a partir de circunstancias sociales, históricas, culturales y evolutivas concretas, son multicausales y multifactoriales. Por consiguiente, su abordaje desde una sola disciplina científica no basta para solucionarlos consecuentemente.

Relación de aplicabilidad inmediata de las apropiaciones formativas: Los adultos mayores se preparan, se forman para el uso inmediato y la generalización de las apropiaciones formativas a otros contextos relacionales: familia, grupo de amigos, comunidad, entre otros.

Relación grupal gerontagógica: La interacción interpersonal que se origina entre los participantes de la actividad pedagógica propicia el proceso de formación grupal, único y diverso, pues está mediatizado por las prácticas que esas personas han desarrollado en el curso de sus vidas, producto de sus estrategias frente a los acontecimientos y de la historia social que las condiciona.

Los argumentos anteriores soportan la actividad pedagógica en la CUAM de Facultad de Ciencias Médicas de la Isla de la Juventud, donde se identifica por el término actividad pedagógica desarrolladora, la que además implica un sistema actividad - comunicación interactivo, autorreferencial gratificante, que propicia la movilización de las potencialidades y recursos personales d el adulto mayor en función del desarrollo, los que transferidos al ámbito de las relaciones sociales cotidianas, contribuyen a su transformación en una persona capaz de encontrar su continuidad existencial, dando un nuevo sentido a las experiencias interactivas de su entorno en una proyección trascendente de la vida.

Por las particularidades referidas, la actividad pedagógica desarrolladora reafirma a los adultos mayores como sujetos de derecho a una educación que potencie al máximo su desarrollo como personas, condición que no se pierde por el hecho de cumplir años de edad. Esa reafirmación social y autoreafirmación personal les ayuda a insertarse e influir en la sociedad y naturaleza en la que están inmersos. Por otra parte, propiciarles que hagan uso pleno de las capacidades identitarias del ser humano, es una expresión de humanismo y respeto a su condición humana, que incide favorablemente en la calidad de sus vidas.

De mismo modo contribuye al desarrollo personal de los gerontes, la integración de los contenidos de la educación a lo largo de toda la vida de los pilares, de la educación para el Siglo XXI (Delors, J. 1996 ) al programa educativo con adultos mayores, como eje transversal interdisciplinar. La actividad pedag ógica desarrolladora enfatiza en aquellos pilares más deficitarios en lo personal y grupal, a partir de los resultados del diagnóstico contextualizado de las necesidades educativas. De este modo, con estrategias personalizadas, se logran resultados directos y perceptibles que proporcionen a los adultos mayores, además de satisfacción, beneficios y entretenimiento, incentivos para continuar aprendiendo a:

ser, a vivir consigo mismo: para conocerse, autoestimarse y autovalorarse, para construir la propia identidad, actuar con autonomía, juicio y responsabilidad personal en las distintas situaciones, identificar sus potencialidades y elaborar nuevos proyectos para esta etapa de la vida;

conocer, a hacer, a afrontar la vida: para ampliar la cultura general y los conocimientos que alimenten su curiosidad, para reaprender y actualizarse en la sociedad del conocimiento; desarrollar las capacidades y habilidades para enfrentar nuevas situaciones, colaborar y desenvolverse en diferentes contextos; emprender el fomento de una actitud proactiva e innovadora, haciendo propuestas y tomando iniciativas;

convivir y a comunicarse con los otros: desarrollando la comprensión y valoración del otro, la percepción de las formas de interdependencia, mejorando las relaciones humanas, respetando los valores del pluralismo, la comprensión mutua y la paz; continuar siendo una persona socialmente activa y participante creativa de la comunidad, aprovechando los recursos y espacios disponibles.

Las sinergias que se producen durante la actividad pedagógica desarrolladora, incorpora la comprensión de la formación grupal de los adultos mayores , del grupo como recurso pedagógico. Ello implica prever el empleo de procedimientos interactivos que propicien que todos puedan opinar, decidir, ser parte, es decir, participar, y se logre el despliegue de la inteligencia cristalizada, basada en la experiencia de vida, lo que proporciona un clima emocional de gratificaciones mutuas que clarifica las relaciones interpersonales, las relaciones sociales como una dimensión de la realidad ambiental.

Así, en el transcurso de la actividad pedagógica desarrolladora los adultos mayores, trascienden el espacio físico de la CUAM y llegan a compartir sus saberes con la comunidad y, por su parte, la comunidad se va preparando para recibirlos y ofrecerles oportunidades de desarrollo personal, proceso mutuamente enriquecedor para la convivencia social con un amplio espectro de resultados en correspondencia con la armonización de la diversidad de recursos personales de los adultos mayores y de los recursos socionaturales de su comunidad.

La actividad pedagógica desarrolladora va adquiriendo significación para los gerontes, en la medida en que logra satisfacer las necesidades propias de los adultos mayores y posibilita su participación en un proceso de formación que les permite expresarse con claridad, reflexionar, resolver problemas, analizar críticamente la realidad, vincularse activa y solidariamente con los demás. De ese modo, ellos llegan a perfeccionar sus habilidades intelectuales y prácticas para proteger y mejorar el medio ambiente, el patrimonio cultural y las propias condiciones de vida. Por eso es importante que toda la sociedad y sus políticas sociales creen las condiciones para el real aprovechamiento en la vida pública de las potencialidades de los adultos mayores.

Propiciar a los adultos mayores la relación con otros miembros de la comunidad, en las que se comparten vivencias comunes y diversas, es un fuerte estímulo al sentimiento cívico, que merece y debe ser activado y aprovechado por toda la sociedad para provocar el protagonismo sociocreativo que une a las personas y dota de sentido todo aquello que rodea a los adultos mayores.

Por las influencias educativas que ejerce en las maneras de concebir el mundo y de actuar sobre él, el educador de los adultos mayores, el geroeducador, debe recordar lo valioso que resulta que la sociedad planetaria haga uso de todo cuanto una a sus miembros; sólo la unión de toda la especie humana asegura la perdurabilidad bienhechora de las naciones.

 

El rol de educador y del geroeducador. Similitudes y diferencias.

Desde el punto de vista sociológico, Talcott Parsons, según Banco Pérez, A y Recarey Fernández, S (2004) conceptualiza rol, como el papel específico que un individuo ocupa dentro del sistema de relaciones humanas, por lo que un mismo individuo desempeña diversos roles sociales que se manifiestan a través de funciones. Teniendo en cuenta el concepto anterior, no se identifican diferencias respecto al rol de los educadores y los geroeducadores, ambos ocupan una misma posición, ambos tienen a su cargo la educación, la preparación de las personas para la vida.

El análisis documental, la observación participante, el intercambio con varios profesionales, la investigación acción participación, métodos seleccionados para realizar este trabajo, y los análisis anteriores referidos a la actividad pedagógica desarrolladora conducen a una conclusión: El rol del geroeducador, puede considerarse como el de un personal preparado para ejercer las obligaciones que implican la planificación, dirección, control y evaluación de la educación de los demás; él es evaluado por ello y se le exige una conducta coherente con el ejercicio de esa responsabilidad social.

Aunque el rol se considera similar, se aprecian algunas diferencias respecto a las funciones, debido a las relaciones que tipifican la actividad pedagógica en esta etapa de la vida y a las características de los propios adultos mayores cuyas maneras de pensar y hacer desempeñan un papel fundamental en las relaciones interpersonales.

 

Funciones del geroeducador. Sus características generales.

Por funciones del geroeducador -reinterpretando a Blanco Pérez, A y a Recarey Fernández, S (2004)- se entienden aquellas actividades que les son asignadas socialmente en su condición de educador de los adultos mayores, en correspondencia con su rol social, ellas son:

Función docente - metodológica: actividades encaminadas a la planificación, ejecución, control y evaluación de la actividad pedagógica desarrolladora, las que por su naturaleza inciden directamente en el desarrollo exitoso de la tarea instructiva y de manera concomitante en el cumplimiento de la tarea educativa.

Función investigativa: actividades encaminadas a la reflexión crítica, problematización y reconstrucción de la teoría y la práctica educacional en los contextos de actuación del geroeducador: la CUAM y en el entorno socionatural de los adultos mayores que a ella acuden.

Función orientadora: actividades encaminadas a la ayuda para el autoconocimiento y el desarrollo personal mediante el diagnóstico contextualzado y el apoyo psicopedagógico desde su concepción pedagógica en interés de la formación holística del adulto mayor, o sea, como unidad biopsicosocial única y diversa. Por su contenido la función orientadora incide directamente en el cumplimiento de la tarea educativa, aunque también se manifiesta durante el ejercicio de la instrucción.

En un breve análisis de cada una de esas funciones desde la dimensión ambiental se pueden apreciar sus características más generales.

 

Características generales de las funciones del geroeducador desde la dimensión ambiental.

I. La función docente - metodológica abarca:

1. Dominio de los contenidos y de las potencialidades educativas del programa que imparte para su aplicación práctica en las actividades de la vida diaria de los adultos mayores, según su entorno socionatural.

2. Dominio de procedimientos y herramientas interactivas que estimulen el interaprendizaje, así como métodos educativos y de orientación, que promuevan las relaciones interpersonales en el entorno socionatural.

3. Estructuración de la actividad pedagógica desarrolladora a partir de las relaciones que la tipifican y vinculando el pasado y el presente de los adultos mayores de modo tal que dote de sentido vital el futuro posible, haga sostenible el proceso de desarrollo personal..

 

En cumplimiento de esta función se tiene en cuenta que como acción intencionada al desarrollo personal de los adultos mayores, las apropiaciones formativas que resultan de la actividad pedagógica desarrolladora deben trascender el momento físico, temporal, es decir, el tiempo y espacio de presencialidad en la CUAM, aun después del egreso de los adultos mayores de la Cátedra. Cuando los geroeducandos logran aplicar lo aprendido en sus contextos relacionales en la familia y la comunidad, aprovechando las oportunidades que ofrece su entorno socionatural, refuerzan las autorreferencias positivas y las vivencias y surgen otras nuevas, lo que favorece el proceso de desarrollo personal y asegura su sostenibilidad, favoreciendo su calidad de vida.

 

II. La función investigativa, en el ámbito de la educación de los adultos mayores, reinterpretando a Chirino Ramos, M. V., referida por Antonio Blanco (2004), tiene como contenido esencial:

1.- La identificación y jerarquización de los problemas que afectan la actividad pedagógica desarrolladora y que limitan la satisfacción de las necesidades educativas de los adultos mayores según los resultados del diagnóstico contextualizado, es decir, de sus contextos relacionales fundamentales: Cátedra-familia-comunidad en vínculo con el análisis de la actividad autovalorativa que ellos realizan de su realidad ambiental.

2.- La teorización o problematización del problema identificado, es decir, su asunción desde una posición científico ambientalista que sostenga las propuestas de cambios que emanen de la búsqueda y actualización teórica, se asegura con el diseño de estrategias personalizadas en correspondencia con el entorno socionatural de los gerontes..

3.- La introducción y evaluación en la práctica y sobre práctica de los resultados obtenidos con vistas a su perfeccionamiento continuo, mediante la observación y el análisis reflexivo, en un permanente proceso de investigación acción participación.

4.- La colaboración, consentida, en la determinación de los problemas socio-familiares fundamentales que afectan la calidad de vida de los adultos mayores, con vistas a ofrecer, por la vía de la investigación, asesoría y apoyo en su solución.

 

En correspondencia con su contenido esencial, la actividad investigativa constituye un recurso para el conocimiento, valoración y transformación de las acciones que se realizan en cumplimiento de la función docente-metodológica y de la función de orientación. La dificultad mayor, para su ejecución es la preparación que en ocasiones poseen los geroeducadores para el análisis reflexivo y crítico de su labor desde posiciones integradoras, por la tendencia que se tiene de dispersar las influencias educativas en diversas acciones y programas de atención a los adultos mayores.

 

III. La función de orientación a partir de la opinión de Silvia Recarey Fernández (2004) y considerando los propósitos de programas educativos para y con adultos mayores, se reestructura y se concibe como un sistema cooperativo y de apoyo compuesto por cuatro momentos, los que a su vez abarcan un sistema de acciones de orientación que permiten promover el desarrollo de modo holístico (biológico, psicológico, social y espiritual), es decir, el desarrollo personal del adulto mayor. Tiene como contenido fundamental:

1. La identificación de las características de los adultos mayores, sus necesidades afectivas y educativas, sus potencialidades y las oportunidades que ofrece su entorno socionatural, mediante el diagnóstico contextualizado.

2. La valoración personalizada de las acciones educativas que se proponen a partir de los resultados del diagnóstico contextualizado..

3. La aplicación diversificada de las acciones educativas individuales y grupales consentidas por los adultos mayores.

4. La evaluación (autoevaluación y coevaluación) individual y grupal, sistemática de las transformaciones logradas por los adultos mayores durante la aplicación de las acciones educativas y sus impactos en los distintos contextos relacionales.

5. La coordinación y el asesoramiento para la integración de las acciones educativas en los distintos contextos relacionales de los adultos mayores.

 

La función orientadora, en la actividad pedagógica desarrolladora se ejecuta en el sentido de ofrecer una orientación para la búsqueda y no es el resultado de la búsqueda misma.Se ofrece orientación para promover la amplitud de análisis, convocar a la reflexión y llamar la atención sobre aquello que los adultos mayores no están percibiendo.

En su desempeño como coordinador grupal, no directivo, ni interventivo, el geroeducador guía e interpreta la dinámica grupal gerontagógica; ofrece información, clarifica y orienta cuanto es necesario al proceso de formación permanente individual y grupal. En su dinámica de orientación facilita la circulación de los saberes producidos en el grupo; rompe la separación jerárquica de la escuela tradicionalista, entre alguien que supuesta-mente sabe y enseña (educador) y otro que supuestamente ignora y aprende (alumno). Promueve la reflexión para abordar los contenidos de la educación a lo largo de la vida, en vínculo con las problemáticas del adulto mayor; dialoga sobre el pasado y el presente histórico para destacar el protagonismo de los adultos mayores en el desarrollo social y reafirmar y sostener las autorreferencias positivas para promover se proyecten hacia el futuro con nuevas metas y proyectos.

Por otra parte, la asesoría tiene como característica que es gerontagógica ofrece los elementos para el comportamiento con la diversidad, se dirige a todos los participantes (geroeducadores, adultos mayores, familiares y comunitarios), en correspondencia con el carácter unidiverso de los seres humanos, con las especificidades de la comunidad, así como de las relaciones en el grupo de gerontes, heterogéneo en cuanto a: sexo, edad, nivel de enseñanza, estado civil, afiliación política, profesiones, condición laboral, culturas, potencialidades y disfuncionalidades propias del envejecimiento, entre otros elementos de personalización.

En la asesoría gerontagógica se conjugan elementos de información y de orientación educativa dirigidos para ofrecer apoyo psicopedagógico, con el interés de que emerjan los elementos implícitos que están gravitando en el proceso formativo y que puedan ser objeto de atención individual, igualmente para estimular el autoconocimiento del adulto mayor y el conocimiento del medio sociocultural donde habita.

Como resultado del cumplimiento de las funciones del geroeducador desde la dimensión ambiental se modificó la actuación de los geroeducadores y se alcanzó una posición activa de los adultos mayores ante su autodesarrollo debido a que se logró:

Las buenas relaciones interpersonales, el bienestar emocional, el desarrollo personal, la integración a la comunidad, la autodeterminación y el bienestar físico y material, que según Urbano Claudio, A. (2005) son dimensiones que se configuran en correspondencia con su filosofía de la vida y con los condicionamientos sociales para cualificar la calidad de vida en la adultez mayor, se favorecen con la actividad pedagógica desarrolladora donde la permanente ejercitación de la comunicación dialógica, sustentada en el respeto, la solidaridad y la tolerancia, se ponen de manifiesto como expresión de los valores fundamentales del buen trato entre los seres humanos.

Los geroeducadores, parafraseando a Freire, P. (2010), son conscientes que trabajan con personas no con cosas. Con personas, con muchos años de vida y en proceso de cambios, pero también de búsqueda, personas que están mejorando. Eso exige de cada geroeducador una alta responsabilidad ético-pedagógica de la cual forma parte su capacidad investigativa y orientadora, y los obliga a una atención dedicada y amorosa a la problemática más personal de este o aquel adulto mayor.

Cambiar es posible, pero difícil. Largo y espinoso ha sido el proceso para lograr que los geroeducadores de manera lenta, progresiva y sostenida modifiquen su actuación y asuman desde una dimensión ambiental sus funciones. La actividad pedagógica desarrolladora, de significación particular en la búsqueda de la calidad de vida, se va imponiendo, también a instancias de los propios adultos mayores que llegan a vivenciar relaciones interpersonales de colaboración, ayuda mutua y de convivencia respetuosa y disfrutan de experiencias de aprendizaje gratificantes, de trabajo grupal cooperado, que refuerzan positivamente sus autorreferentes (autoestima, autoimagen entre otros) y que los motiva a mantener una posición, a participar y a buscar cómo integrarse a las actividades de su entorno socionatual.

 

CONCLUSIONES.

La labor educativa con los adultos mayores exige al geroeducador asumir el reto ético, conceptual, cultural del rol de educador, que evidencie una mejor comprensión de la relación educación-medio ambiente-desarrollo sostenible en la adultez mayor.

La dimensión ambiental en las funciones del geroeducador, demanda la actividad pedagógica desarrolladora , en correspondencia con la realidad personal y ambiental de los entornos socion aturales concretos en que conviven y se relacionan los gerontes e incorpora la dimensión ambiental en el proceso educativo y la dimensión educativa en los procesos de desarrollo comunitario.

Mejorar la calidad de vida de los adultos mayores es posible con el real aprovechamiento en la vida pública de las potencialidades personales y sociales en función del desarrollo sostenible de la sociedad, la movilización de su conciencia ciudadana, el compromiso social, la identidad y el sentido de pertenencia, mediante programas educativos que estimulan el desarrollo personal, el autodesarrollo de forma sostenida.

 

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4. Freire, Paulo. Pedagogía de la autonomía y otros textos. La Habana. Editorial Caminos. 2010

5- Lig Long Rangel, Clara. La Universidad del Adulto Mayor, su impacto en la calidad de vida de la población pinera. Palacio de las Convenciones. La Habana. Cuba. 8º Congreso Internacional Universidad 2008.

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11-Viamontes Guilbeaux, Eulalia. Compendio de legislación ambiental. Tomo 1. La Habana: Editorial Félix Varela. 1998

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