Volver a la página principal
Número 26 - Agosto 2010

Bioética, Salud Mental y cuidado de ancianos

Mirta Lidia Sánchez

 

El tiempo es la gran perversión del siglo.
La gente corre detrás de cada momento y no se da cuenta que es la propia existencia la que se va"
Gabriel Garcia Marquez

El avance de las ciencias médicas y las mejores condiciones sociales en muchos países hacen que el aumento en la expectativa de vida sea un cambio importante en el ciclo vital. Correlativamente con la prolongación de la vida en la actualidad, han surgido nuevas problemáticas como: la calidad de vida en la vejez, el cuidado y asistencia a los ancianos, que abren interrogantes acerca de qué constituye una vida plena humanamente vivida y qué deberes y derechos tienen las personas en relación con su edad. La Bioética, que surge alrededor de la década del 70 en un contexto cultural de crisis de valores y de gran desarrollo tecnológico, brinda aportes para reflexionar sobre esas cuestiones. La experiencia en el trabajo con adultos mayores permite afirmar que el paso del tiempo no es la única variable a tener en cuenta en la manera de envejecer, sino que, el propio sujeto, su estilo de vida y su entorno socio cultural, también intervienen para mejorar o empeorar la calidad de vida en la vejez. En este trabajo se abordarán algunas cuestiones relacionadas con el cuidado de ancianos y también con el cuidado del cuidador principalmente cuando este no es profesional. En nuestro medio por lo general esta tarea recae en el ámbito familiar, pero, dadas las características de la sociedad actual, el ritmo de vida, las modificaciones de la familia torna importante también que los Estados se comprometan para proteger y velar por el bienestar de este sector social que es uno de los más vulnerables. Ha propósito de lo cual las Naciones Unidas ha enunciado y sugerido los siguientes principios en favor de las personas de edad: Independencia, Participación, Autorrealización, Dignidad, Contar con los cuidados necesarios.

Cuidar es un acto indispensable para la vida individual de los sujetos y también para el grupo social, en el transcurso de la vida el ser humano aprende a cuidar de si y a cuidar de los otros siendo muy importante sostener esas capacidades a lo largo de la vida. La palabra cuidar significa atender, proteger, esmerarse, supone afectos a morosos hacia el otro, quien cuida asume la responsabilidad de brindar atención y apoyo. En la definición de cuidado podemos diferenciar dos sentidos: 1) cure que alude a curación, a devolver la salud al enfermo mediante una acción terapéutica.Este significado está vinculado a la función médica, a la vigilancia de alguien o algo que se encuentra en situación de vulnerabilidad, es decir, "cuidar de". 2)care que tiene un significado más amplio hace referencia a preocuparse e interesarse por los demás, con actitud solícita y de servicio. En el caso de los cuidadores de ancianos pueden ser: 1) informales, 2) formales o profesionales, los primeros son generalmente miembros de la familia y allegados, en tanto que los cuidadores profesionales han realizado cursos para poder cumplir esa tarea.

Si bien, no todos los ancianos requieren de cuidados especiales, algunos precisan asistencia debido a limitaciones físicas o enfermedades que afectan sus facultades mentales y cognitivas. Las limitaciones en la autonomía pueden ser consecuencia del proceso envejecimiento, pero, muchas veces son producto de representaciones sociales negativas acerca de la vejez que inciden en el comportamiento del anciano, de la familia y del personal de salud.

La Autonomía es uno de los principios de la Bioética y se refiere al derecho que cada individuo tiene a que se respete su voluntad de elegir y decidir sobre su estilo de vida.El envejecimiento no tendría que ser un motivo para menoscabar la autonomía, según Beauchamp y Mc Cullough (1984) es orientador distinguir entre autonomía y competencia , la autonomía es un autogobierno y la competencia tiene que ver con la capacidad para desempeñar una tarea. A partir de esta conceptualización puede haber ancianos autónomos pero que tienen limitaciones o discapacidad en algún área por lo que requieren ayuda y asistencia.

Los prejuicios que asimilan vejez con debilidad y decrepitud se manifiestan en las conductas paternalistas o sobre protectoras hacia los adultos mayores, generando vínculos donde se acentúa la asimetría. De ese modo se favorecen relaciones de dependencia, donde el anciano queda infantilizado interfiriendo en las posibilidades de establecer un verdadero diálogo donde pueda expresar qué quiere y qué necesita. Esta cuestión es a veces soslayada por la familia quedando excluidos a la hora de tomar decisiones sobre su cuidado. En bioética, como señala (Ferraris)se propone el concepto de paciente como sujeto moral, por lo tanto no es objeto de cuidado, estudio o investigación sino, un sujeto con derechos, un fin en sí mismo; debiendo ser considerado en función de la dignidad ontológica que la vida humana posee.

El padecimiento de una enfermedad crónica o discapacitante , puede potenciar una relación de dependencia con el medio ya sea con los familiares más cercanos, con los profesionales, o con las instituciones. Se ha dado en llamar "anciano frágil " a aquel sujeto, generalmente mayor de 80 años de edad, que suele tener mayor riesgo de padecer alteración intelectual, inmovilidad, inestabilidad, y necesita de asistencia familiar y también comunitaria por su grado de vulnerabilidad.

Vulnerabilidad proviene del latín vulnus, que significa herida, y en su uso amplio alude a fragilidad o posibilidad de ser dañado. Se describen como factores que pueden incrementar la vulnerabilidad y la dependencia del anciano las siguientes:

Dificultad para realizar el autocuidado personal, requiere de ayuda para la realización de actividades básicas como: alimentación, baño, vestido, y otras necesarias a la vida diaria.

Reconociendo los propios límites

No poder valerse por sí mismo, es una de una de las escenas más temidas por los adultos mayores, y cuando ocurre es motivo de angustia y conflicto. Se la puede pensar en términos de crisis ya que estas implican una ruptura con lo cotidiano y conocido y una interferencia en el estilo de vida del anciano y su familia. Cuando este es el caso, se presentan distintas alternativas, el cuidado del anciano puede estar a cargo de la familia que deberá planificar y distribuir tareas entre sus miembros, otras veces, la opción puede ser la incorporación de cuidadores profesionales y/o las prestaciones de centros de día o internación entre otras.

Algunos sujetos que reconocen sus necesidades y limitaciones participan de las decisiones sobre su cuidado aceptando la atención que se le brinda, pero otros, desmienten sus dificultades, se niegan a recibir ayuda, entorpeciendo la acción de la familia. En estos casos se generan conflictos dentro del círculo familiar suscitando comportamientos que pueden ir desde una sobreprotección innecesaria, hasta conductas abandónicas, ya sea porque los familiares mismos niega n la problemática o porque permanecen en una posición de sumisión respecto de la autoridad parental.Para el personal de salud, la atención de estos adultos mayores también es complicada, no se resuelve solo con los conocimientos técnicos ya que, surgen otras cuestiones relacionadas con lo ético y a veces con lo legal.

Estos ancianos por lo general presentan una o varias de las siguientes características:

¿Sobre quién recae la tarea de cuidar al anciano familiar?

Se ha comprobado que el trabajo de prestar asistencia a padres y familiares recae mayoritariamente sobre las mujeres, la cuidadora es por lo general la esposa o hija de la persona anciana, existiendo un grupo importante de cuidadoras que superan los 65 años. Según un estudio realizado en Canadá y Estados Unidos un 13% de mujeres de la muestra ocupan más de 5 horas semanales en el cuidado de algún familiar anciano, mientras que el 8% son hombres, Arber y Ginn (1990). En el caso del cuidado de personas con demencia, que es un proceso de larga evolución se requiere un progresivo incremento de atenciones y de tiempo para cumplirlas. Por ese motivo la tarea de cuidar puede resultar estresante, más si quien la realiza es un familiar, a menudo se detecta la aparición de una amplia variedad de problemas de orden físico, psíquico y socio-familiar. Muchas veces las tensiones y malestares que sufre la cuidadora se relacionan con el "olvido" de sus necesidades y de su cuidado. A continuación se mencionarán algunas señales que pueden ser indicadores de sobrecarga del cuidador:

El bienestar de la persona que cuida se relaciona, con la forma que tiene de afrontar la tarea de cuidado, con la ayuda que reciba de su familia, con su salud y también con el trabajo preventivo del personal de salud respecto de la información que brinde sobre la enfermedad y la conexión con grupos de autoayuda si los hubiere.

Conclusión

El cuidado y la asistencia a los ancianos y también la atención que merece el cuidador, que en muchos casos también lo es, toca la dimensión de las relaciones intergeneracionales. Los vínculos parentales y filiales plagados de amores, ternura, odios y rencores se vinieron forjando a lo largo de la historia familiar y lo que ocurre con las relaciones cuando los mayores envejecen es producto en parte de esa historia.Por último recordamos algunas propuestas de la ONU, los ancianos deberán

Disfrutar de los cuidados y la protección de la familia y la comunidad de conformidad con el sistema de valores culturales de cada sociedad.

Tener acceso a servicios de atención de salud que les ayuden a mantener o recuperar un nivel óptimo de bienestar físico,mental y emocional, así como prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad.

Tener acceso a servicios sociales y jurídicos que les aseguren mayores niveles de autonomía, protección y cuidado.

BIBLIOGRAFÍA

Beauchamp, Tl; Mc Cullough, LB.( 1984) Ética Médica. Las responsabilidades morales de los médicos. Labor editorial, Barcelona.

Couso Seona, C; Zamora Anglada,M; Purón Iglesias,I; del Pino,I; La bioética y los problemas del adulto mayor . En: http://www.bvs.sld.cu/revistas/san/vol2_3_98

Ferraris,J (2001) Fundamentos y principios de bioética. Principio de autonomía en la discapacidad. En:Revista Sumario. Nº 212. Colegio Médico de la Pcia de Bs.As.

Lolas Stepke,F. Bioética y Vejez: El proceso de desvalimiento como constructo biográfico. www.gerontologia.uchile.cl/docs/lolas

Sánchez,M (2003) Ansiedades y temores que despierta la tarea de cuidar ancianos wwwpsquiatria.com. Inter.-Salud S.L. España.

Sánchez,M, Monchietti, A.(2005) Conocimientos y prejuicios acerca de la vejez en la capacitación de cuidadores. XII Jornadas de Investigación y Primer Encuentro de Investigadores de Psicología. UBA.

Volver al Indice del número 26 de Tiempo

PsicoMundo - La red psi en Internet