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Número 25 - Diciembre 2009

Los programas educativos para personas mayores: la vejez como oportunidad

Carmen Mas Tous
Universidad de las Islas Baleares
carmen.mas@uib.es

Resumen.

En este trabajo se realiza, en primer lugar, una revisión de los programas educativos dirigidos a personas mayores que se realizan en España. A continuación el trabajo se centra en las motivaciones, beneficios y dificultades que las personas mayores encuentran en estos programas, y se reflexiona sobre algunos aspectos a destacar. Para ejemplificar los datos aportados por estudios previos y las reflexiones realizadas, se incluirán algunos fragmentos de las entrevistas realizadas a 4 participantes en este tipo de programas. Pretende ser un trabajo de revisión del estado de la cuestión, pero también una ocasión para escuchar la voz de los mayores al respecto.

1- Introducción.

Uno de los hechos más significativos que caracterizan la realidad social de los países más desarrollados es el proceso de generalización de la educación a todos los sectores sociales. Efectivamente, la institucionalización de la educación ha sido y es uno de los fenómenos más significativos desde la perspectiva de la democratización de la educación. Una democratización de la educación que no sólo ha llegado a todos los sectores sociales, a las mujeres y a los hombres y a todos los territorios, sino que cada vez se acerca más a personas de todas las edades, lo cual da cabida a la idea del aprendizaje a lo largo de toda la vida, de la educación permanente que afecta a todos los grupos de personas, independientemente de la edad o de cualquier otra circunstancia personal. Así pues, como señalan Orte y March (2008), uno de los grandes retos a los que se ha enfrentado el sistema educativo, desde su institucionalización legal y desde la consolidación del derecho a la educación para toda la ciudadanía, ha sido la consecución real de la democratización educativa, lo cual posibilita la igualdad de oportunidades.

El aumento de la esperanza de vida de la población, el aumento progresivo del envejecimiento demográfico y la situación social, cultural y económica de la población mayor han contribuido a que, de una manera continua, se observase, sobre todo en los países más desarrollados, un interés por la difusión de la cultura y la formación hacia las personas mayores. Como señalan Orte, Macías y Vives (2008), se está generalizando la apertura de la mayoría de instituciones, incluso las universidades, a este colectivo y se está apostando por desarrollar propuestas formativas para el grupo de población a partir de 55 años con una finalidad de educación permanente y de mejora de la salud física, mental y social y de la calidad de vida en general de las personas mayores.

Las actividades formativas dirigidas a las personas mayores parten de la consideración de la vejez como una etapa del desarrollo en la que las personas pueden continuar aprendiendo. Dicha consideración se inscribe en un contexto en el que la noción de "aprendizaje a lo largo de la vida" adquiere progresivamente más fuerza. Como señalan Jódar, Pérez y Yanguas (2002), el desarrollo de las iniciativas de formación dirigidas a las personas mayores se puede analizar como el resultado de influencias de dos tipos: de un lado, tenemos que considerar la extensión de la noción de educación permanente como respuesta a las necesidades de actualización del conocimiento, y de otro, debemos tener en cuenta el enfoque de la vejez como modelo de madurez que conduce a optimizar el funcionamiento. Asimismo, las iniciativas de formación tienen sentido si consideramos el esquema planteado por las Naciones Unidas para promover la adaptación al envejecimiento, en el cual la educación de las personas mayores ocupa una posición clave.

En España, las actividades de formación en las que participan las personas mayores se inscriben en programas y organizaciones diversas, como escuelas de formación de adultos, universidades populares, programas universitarios para personas mayores (PUM), con diferentes formatos, y programas de conferencias y talleres. Algunas se organizan específicamente para personas mayores, mientras que otras están abiertas a diferentes públicos. También es diversa la duración: algunos funcionan a lo largo del curso académico y requieren asistencia continuada, otros permiten la asistencia discontinua y, en otros casos, se organizan periódicamente. Además, algunos programas están vinculados a proyectos asociativos e incorporan finalidades específicas. En lo referente a los temas tratados, cabe señalar también la variedad de los mismos. Los programas se pueden centrar en: áreas de conocimiento (historia, artes, ciencias, etc.), la comprensión del proceso de envejecimiento (en su conjunto o en dimensiones específicas), temas de actualidad social o política, temas de educación sanitaria, temas jurídicos desde un enfoque descriptivo o aplicado, actividades creativas, aprendizaje de técnicas específicas, actividades físicas, idiomas, informática…

Esta variedad de iniciativas formativas y la extensión que están alcanzando es expresiva del interés creciente de las personas mayores por este tipo de actividades, que, con un diseño adecuado, les permiten reconocer el valor de sus propias experiencias y aprovechar su capacidad para extraer conocimientos de dichas actividades. Cabe señalar además, que, en la diversidad existente en las actividades formativas para personas mayores, hay unos trazos comunes. No se busca un diploma ni una promoción profesional. Las actividades tienden a considerar a las personas en su conjunto y, por tanto, atienden las diferentes dimensiones. La motivación es muy elevada y la satisfacción es expresada por docentes y estudiantes, libres los unos y los otros de los condicionantes de una programación reglada o de las exigencias de evaluación.

Entre las iniciativas de formación que han tenido más difusión figuran los programas universitarios para mayores (PUM). Iniciada en la ciudad francesa de Tolosa en 1973, esta iniciativa adquirió rápidamente popularidad y se extendió a diferentes países, como lo muestra el dato de que en 1979 se contabilizasen 150 universidades de la tercera edad. Si nos centramos en los PUM, en España, también presentan formatos diversos, aunque el predominante es el programa formativo dirigido específicamente a personas mayores. En otros casos, se complementan los cursos específicos con otros que se comparten con los estudiantes "tradicionales", en la perspectiva de promover la relación entre generaciones. La mayoría de universidades españolas llevan a cabo actividades de formación dirigidas a las personas mayores, bien organizándolas directamente, bien colaborando en los programas que organizan asociaciones de personas mayores u otras entidades. Algunos de los programas promueven además, el asociacionismo y la realización de proyectos comunitarios (IMSERSO, 1999). De todos modos, aunque los PUM están muy extendidos a día de hoy, esto no nos debe llevar a pensar que constituyen la actividad formativa en la que participa la mayoría de las personas después de la jubilación. La diversidad de intereses, de tiempo disponible y de motivaciones también se plasma en relación a este tipo de actividad.

Entre las ventajas de las actividades de formación dirigidas a las personas mayores, hay que destacar que, en la medida que las actividades de formación facilitan una comprensión más ajustada de los cambios derivados del envejecimiento, por un lado, permiten distinguir la vejez de la enfermedad y, por otro, favorecen que las personas mayores desarrollen formas de vida saludables. La formación constituye un instrumento favorecedor de las competencias de las personas mayores. Igualmente se puede considerar que las actividades de formación permiten a las personas mayores desarrollar nuevas relaciones, ampliar los puntos de vista y también, en grado diverso según el tipo de actividad, comprender mejor el entorno cambiante en el que viven.

Además, los programas de formación contribuyen a desarrollar una imagen social de la vejez más positiva en la medida que hacen emerger valores distintos a los de pasividad, repliegue o decadencia, al tiempo que ayudan a poner de manifiesto la diversidad existente. Los programas de formación constituyen un instrumento idóneo para favorecer que las personas mayores no resulten víctimas de los estereotipos y los prejuicios en la medida en que les permiten tomar conciencia de sus capacidades concretas y experimentar situaciones que, para muchas de ellas, eran percibidas como inaccesibles, y también conseguir resultados que anteriormente eran inalcanzables. Es decir, son iniciativas que transmiten la noción de la vejez como oportunidad.

2- Objetivos del trabajo.

El objetivo principal fue conocer las motivaciones de las personas mayores para participar en programas educativos, los beneficios y dificultades que encuentran en ellos, y las creencias sobre sus capacidades de aprendizaje. Aunque en un segundo plano, no queríamos tampoco perder de vista la relación de la temática tratada con otros aspectos como la imagen de la vejez, la atención a la diversidad o las relaciones intergeneracionales.

Las preguntas clave serían ¿qué buscan las personas mayores en los programas de formación? y ¿qué aspectos debemos tener en cuenta los profesionales para mejorar las intervenciones o programas planteados?

3- Participantes y método.

Para responder a estas preguntas contamos con el siguiente material:

Los datos extraídos de un estudio piloto realizado por Mas, Macías, Orte y Fernández (2008), en el que se contó con las redacciones de realizados por 47 alumnos del primer curso del programa universitario para mayores de la Universitat de les Illes Balears (15 hombres y 32 mujeres entre los 55 y los 82 años, con una media de edad de 65.94 años). Dichos trabajos versaban sobre su trayectoria educativa, motivaciones para decidir matricularse en el curso y reflexiones sobre su propio proceso de aprendizaje en su incorporación al programa.

4 entrevistas exhaustivas realizadas a participantes en programas educativos de distinto formato.

En lo referente a los participantes en las 4 entrevistas exhaustivas, sus datos y algunas reflexiones a considerar se exponen a continuación:

a) Dos entrevistas fueron realizadas a participantes en el programa UOM (Universitat oberta per a Majors) de la Universitat de les Illes Balears (UIB). Los elegidos fueron Pepe y Catalina, con el objetivo de representar dos perfiles diferentes, ambos habituales en el programa UOM:

- Pepe es un hombre de 67 años (relativamente joven). Es "novel", pues empezó en el programa en el curso anterior a la realización de la entrevista. Está casado y comparte los estudios con su pareja (algo habitual entre los hombres de la UOM). Aunque no pudo estudiar de joven, pudo realizar estudios superiores ya en la edad adulta antes de entrar en la UOM,

- Catalina es una mujer de 84 años, es decir, de la franja de edad de los más mayores. Es veterana en el programa, pues ya lleva en él 7 años, y además es un miembro muy activo dentro de su grupo. No tiene estudios superiores por motivos familiares y es viuda (un perfil muy habitual entre las mujeres de la UOM).

Ambos participan en un programa de formación universitaria dirigido específicamente a las personas mayores (el formato predominante en España), en concreto un programa universitario dirigido y gestionado desde la UIB, que funciona a lo largo del curso académico y requiere de asistencia continuada. Cabe decir, no obstante, que, a día de hoy, en los casos del alumnado que ha finalizado el programa de 5 años, pueden asistir a asignaturas "sueltas", por tanto no es necesaria la asistencia durante todo el curso, sino que pueden asistir sólo durante algunos periodos. En el caso de Catalina, ella se ha organizado para asistir durante todo el curso a alguna materia uno o dos días por semana.

b) Las otras dos entrevistas se realizaron a dos personas que participan en programas educativos no dirigidos exclusivamente a personas mayores, para abarcar experiencias en distintos formatos de actuación educativa. Los dos participantes son:

- Juan, hombre de 62 años y estudiante de Medicina en la Universidad de Barcelona. Juan pertenece al grupo de personas mayores de la franja de edad más joven, tiene un buen estado de salud y un alto nivel educativo (era médico y, como el mismo dice, siempre ha estado en "reciclaje" estudiando diferentes cursos).

- Esperanza, mujer de 71 años, con un bajo nivel de estudios y algunos problemas de salud. Realiza cursos de cocina en el Ateneo de su pueblo, junto con personas de otros grupos etáreos (no es un programa dirigido específicamente a personas mayores).

Es interesante destacar en este apartado de descripción de los participantes la diferencia observada en cuanto al género: los dos hombres son más jóvenes y tuvieron oportunidad, en un momento u otro de su vida, de cursar estudios superiores. En el caso de las mujeres, el acceso a los estudios se vio dificultado, y el factor género no fue precisamente neutro (ambas explican cómo no pudieron continuar estudiando por motivos que tienen que ver con los roles propios de su género; por ejemplo, esperanza dice "Porque para qué, si lo único que tenía que hacer era dejar de trabajar para los padres para trabajar en casa para un marido, y para eso ya había bastante. Lo que més falta me hacía era saber hacer las cosas de casa y de eso con toda la "tropa" que éramos en mi casa, tenía un sobresaliente").

Otro aspecto a destacar es la diferencia entre el nivel educativo y cultural de los participantes. En este aspecto, Esperanza se desmarca del resto, presentando un nivel más bajo. Los dos hombres tienen estudios superiores. Catalina merece una mención especial, pues, a pesar de que no pudo seguir estudiando, ha mantenido una vida cultural activa (vinculada a su marido cuando éste se jubiló, o ayudando a su hija en los estudios). Esto se refleja por ejemplo en el contenido de los programas que eligen: Esperanza se decanta por un curso de cocina, adaptado a su capacidad y formación, mientras que los demás se interesan por programas universitarios o, en el caso de Juan, por estudios reglados.

Pero, a pesar de todas las diferencias mencionadas entre los cuatro entrevistados, destaca una similitud importante que se nota a lo largo de las entrevistas: la inquietud y las ganas de aprender (¿será ésta la clave de un envejecimiento exitoso???).

4- Resultados y conclusiones.

A continuación, se comentan las principales conclusiones obtenidas a partir de la información proveniente de las entrevistas y del estudio piloto, estructurándolas en función de los objetivos planteados en el estudio.

4.1.- Motivaciones.

Como señalan Jódar, Pérez y Yanguas (2002), en la realización de programas de formación, las personas mayores buscan satisfacer diferentes tipos de necesidades, entre las cuales podemos considerar las siguientes: mejorar su funcionamiento básico, prepararse para realizar algunas actividades, conocer a otras personas y ampliar sus conocimientos.

En este punto, vamos a abrir un paréntesis para comentar el estudio piloto de Mas et al. (2008). El objetivo fue realizar un estudio piloto sobre los motivos que mueven al colectivo de adultos mayores a matricularse en los programas universitarios a ellos dirigidos y sobre sus preocupaciones y vivencias al incorporarse, en muchos casos por primera vez, al ámbito de la educación universitaria. Pretendíamos realizar una primera aproximación dirigida a acotar las áreas relevantes a estudiar para conocer las características y principales problemáticas referidas al proceso de aprendizaje de este colectivo. Los resultados se resumen en la tabla siguiente:

 

Motivaciones para matricularse en el programa % que lo manifiesta
Para aprender 87.2
Para estar al día y conocer cosas nuevas 72.3
Para estudiar lo que no pudieron cuando eran jóvenes 29.8
Para estar activo/a 68.1
Para compartir conocimientos con otras personas 27.7
Para ocupar el tiempo 23.4
Para recordar cosas 34
Para relacionarse 51.1
Factores facilitadores/entorpecedores del aprendizaje y la motivación % que lo manifiesta
La salud física 19.1
La situación familiar 4.3
Tener tiempo libre 8.5
Tener inquietud por aprender, actitud activa 68.1
Asistir a clase 14.9
Dificultades de concentración 38.3
Problemas de memoria 48.9
Interés y variedad de los temas 46.8
El profesor 44.7
Sentirse un/a estudiante más 31.9
Expectativas/preocupaciones % que lo manifiesta
Dificultades derivadas de la edad 34
No estar a la altura (por falta de estudios previos…) 34
Valoración positiva de uno/a mismo/a como aprendiz 55.3

Podemos ver en las entrevistas realizadas que las motivaciones coinciden con los resultados del estudio piloto de Mas et al. (2008) y con otras aportaciones como las de Jódar, Pérez y Yanguas (2002) o Sancho, Blasco, Martínez-Mir y Palmero (2002).

En el caso de Catalina, no fue ella quien decidió matricularse, pero enseguida la motivó el hecho de poder relacionarse ("Ya me gustó el ambientillo aquel día…yo recordé mis tiempos de estudiante cuando niña…y aquí mmmh me pasó bien igual…y pronto nos hicimos amigooooos…eeeeeh…nos sentábamos siempre juntos los mismos"), aprender cosas nuevas y estar al día ("la inauguración, que por cierto, me acuerdo que hizo la lección inaugural Feliciano Fuster hablando de las energías renovables…mmmh que me, bueno, me impactó mucho y yo…ay qué cosa más linda (sube el tono de voz)…meee…me gustó!", "Yo a veces llegaba a casa de mi hija…sabeis…sabeis…eh eh hoy nos explicaron esto y nos explicaron lo otro!", "porque comparas con cuando yo era joven , pero…es que hay tantas cosas nuevas (habla rápido y con entusiasmo) y y yyyy, yo que sé, cuando estudiamos física que…¿física yo?...pero no, entonces fuimos a lo de los satélites y nos explicaron cómo se hacía la información del tiempo y todas esas cosas que todo es totalmente nuevo…¡y lo entendías taaan bien!! ¡eso es una satisfacción!...¡pero grande!"), ocupar el día ("Entonces, esos dos días que tengo clase me van muy bien para llenar la semana") y le preocupa poder continuar para mantenerse activa ("Hombre…si a mí me dejan opción de continuar…continuaré! Ahora no sé el programa cómo será…y espero que nos digan cómo podrá ser para entonces hacer una cosa o la otra…de todas maneras, si yo puedo…sí que quiero continuar! […] de todos modos querría hacer alguna cosa…si no puede ser en la universidad tendré que mirar lo que hago…pero no me quiero quedar encerrada en casa sin hacer nada…Quiero estar activa, quiero tener la mente activa!).

Podemos decir que, de entrada, la motivación de Catalina parece más relacionada con la posibilidad de relacionarse socialmente y rehacer su vida después de la pérdida de su marido, aunque, como hemos visto, la motivación intrínseca por el aprendizaje es también muy importante en su caso y presenta una elevada satisfacción con sus posibilidades de aprender cosas nuevas.

Esperanza lo resume diciendo "Para mí es importante hacer cosas, estar en contacto con la gente y conocer gente nueva, aprender cosas nuevas, poder cocinar cosas ricas para mi niño chico que está hecho todo un hombretón con casi 18 años. Mi hija está muy contenta que me entretenga, porque todo el día en casa con la tele es muy aburrido. Así me distraigo, aprendo y hago amigas, genial, ¿no?"

En el caso de Pepe (y también de su mujer), les animó básicamente "el seguir estando activos", aunque también la posibilidad de acceder a unos estudios universitarios a los cuales no habían podido acceder de jóvenes por motivos económicos. Pepe hace también referencia a la importancia de relacionarse con otras personas "hicimos las salidas correspondientes, que fueron muy gratificantes…bueno…compartimos esa actividad con personas de nuestra edad yyy…bueno pues…muy bien, muy bien!..."

El caso de Juan quizás es un poco diferente, pues su motivación principal es cumplir un sueño, el de estudiar Medicina, aunque, si leemos la entrevista con detenimiento, también coincide con los compañeros en que quiere aprender, estar activo y relacionarse (destaca como el aspecto más positivo de sus estudios el "relacionarse con la gente joven y la renovación mental").

Por tanto, podemos decir que, a pesar de las diferencias de edad, sexo, nivel de estudios y estado de salud de los participantes, se vuelve a producir una interesante coincidencia en las motivaciones para participar en sus respectivos estudios o programas de formación.

4.2.- Beneficios.

Jódar, Pérez y Yanguas (2002) indican, como señalábamos en la introducción, que los programas de formación constituyen un instrumento idóneo para favorecer que las personas mayores no resulten víctimas de los estereotipos y los prejuicios en la medida en que les permiten tomar conciencia de sus capacidades concretas y experimentar situaciones que, para muchas de ellas, eran percibidas como inaccesibles, y también conseguir resultados que anteriormente resultaban inalcanzables. Además, en la medida que las actividades de formación facilitan una comprensión más ajustada de los cambios derivados del envejecimiento, por un lado permiten diferenciar vejez de enfermedad y, por otro, favorecen que las personas mayores desarrollen formas de vida saludables.

Hemos podido escuchar en las entrevistas como Catalina está orgullosa de poder ayudar a su nieta en sus estudios, cómo aumenta su autonomía aprendiendo a utilizar el transporte público (bus) para poder asistir a las clases de la UIB y cómo participa en la organización de actividades de la Coral de la UOM, entre otras, implicando a la coral de su pueblo. También escuchamos como Pepe nos decía que por el hecho de asistir a los cursos "tienes que salir de casa, asistir a las clases, eeehh…sigues moviéndote para ir de tu domicilio a la universidad…en el aspecto mental o intelectual porque tienes que estar muy atento en las clases…eeeh….tomas apuntes, con lo cual sigues manteniendo activa tu caligrafía y la atención..eeeh…te sirve para, a la hora de preparar los trabajos finales, para mantener despierta la inquietud y el ánimo de busca, no sólo a nivel de internet o de la información informática de de…del ordenador, sino…las mismas bibliotecas…los periódicos, porque le tienes que seguir las pistas a las noticias y a las informaciones yyyy…sigue estando uno despierto, sobre todo". esperanza, cuando se le pregunta por las aportaciones positivas del curso, señala "El contacto con la gente. Además es un curso muy saludable, cocinar sano ya me conviene porque con los problemillas del corazón, la diabetes y las dificultades para andar me conviene perder un poco de peso, y la forma es cocinando más sano". Y juan dice que estudiar le aporta "una renovación mental porque vuelven a su cabeza posibilidades y potencialidades que antes estaban extinguiéndose, ehhh, perdiéndose".

Podemos ver claramente cómo los programas educativos en los cuales participan transmiten a la sociedad y a los propios participantes una noción de la vejez como OPORTUNIDAD. Las intervenciones consiguen que los mismos sujetos otorguen valor a sus actuaciones y que éstas sean entendidas como un componente de desarrollo social. Es evidente un enfoque de la vejez como modelo de madurez que conduce a optimizar el funcionamiento y promueve una adaptación al envejecimiento.

4.3.- Dificultades.

En el estudio piloto de Mas et al. (2008) concluimos al respecto que los alumnos mayores perciben que el éxito en su proceso de aprendizaje depende fundamentalmente de ellos, siendo principalmente atribuible a su actitud activa en el mismo, aunque también consideran importantes factores que escapan a su control como los atribuibles al profesor y los aspectos relacionados con la etapa vital en la que se encuentran (pérdida de memoria, falta de concentración, problemas de salud o familiares que les impidan continuar con el programa educativo, etc.).

Hemos podido leer en las entrevistas ejemplos de todo ello: "podría haber dificultades a nivel familiar…eeeh…porque ahora mismo tenemos a la madre de Carmen con nosotros, que está un poquito enferma yyy…podríaaa…por ese camino…haber algún pequeño contratiempo…A nivel intelectual y a nivel personal, de momento, las expectativas son que podamos terminar los cinco años sin ningún contratiempo…así lo espero!" (Pepe); "Sé que no tengo la potencialidad que tiene un joven de 20 años o de 18, 19 años, pero yo sé que llegaré, sé que ellos tienen el cerebro más despierto, con más potencia con más posibilidades de tirar hacia delante, y yo voy a mi ritmo, pero como yo no tengo prisa, pues no, no hay problema" (Juan); "doy muchas gracias a Dios porque la memoria me ha aguantado…pero algún día la llegaré a perder" (Catalina).

En este punto, es importante remarcar un tema a reflexionar en relación a los programas universitarios para personas mayores. En las entrevistas y en el estudio nos encontramos con personas con un buen nivel de salud físico y cognitivo (y también social, se puede ver el apoyo familiar con el que cuentan) y que tienen intención de continuar "en marcha" mientras este estado de salud lo permita. La cuetión preocupante es: ¿qué pasará cuando haya un deterioro? ¿No tendría que haber mecanosmos que permitiesen adaptaciones a la diversidad y posibilitasen la continuidad en los programas educativos de las personas con una dependencia o enfermedad?

Como señalan Pérez y Yanguas (2002), a menudo, al abordar el tema de la participación de las personas mayores, se pone de manifiesto la imagen de que la posibilidad de participar corresponde a las personas que viven de forma independiente, gozan de elevada autonomía funcional, son dinámicas, hábiles en la discusión…Esta imagen produce dos efectos. El primer efecto es que restringe las oportunidades de participar, crea barreras y establece un modelo de participación excluyente. El segundo efecto es que nos impide considerar que la participación se tiene que entender en términos de continuidad. De la misma manera que se plantea la necesidad de que haya una continuidad asistencial –referida a los servicios-, se debe considerar la continuidad participativa. En consecuencia, las formas de participación se han de adaptar a la diversidad de situaciones que configuran la etapa vital de la vejez.

¿Cómo se puede contribuir desde los programas educativos para garantizar esta continuidad? La palabra clave aquí es ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD. Es éste un tema muy trabajado en otros momentos de la vida educativa de las personas. Ahora que hablamos de formación a lo largo de la vida, se hace ineludible la necesidad de contemplar tots estos aspectos y ampliar su aplicación y repercusiones en los programas educativos para personas mayores.

4.4.- Relaciones intergeneracionales.

Para acabar, vamos a dejar en el aire algunas cuestiones referentes al tema de las relaciones intergeneracionales. Es éste un tema de actualidad en el ámbito gerontológico al cual hacen algunas referencias los entrevistados. Recordemos que Juan y esperanza participan en programas educativos con personas de diferentes edades.

Esperanza nos dice "Para mí es genial compartir el curso con gente de diferentes edades. Incluso hace poco se ha apuntado una chica joven de la edad de mi nieta o un poco más. A veces me siento la abuela de todos pero ya me gusta! También algunos viernes quedamos nosotras para pasarnos recetas y merendar. Yo siempre que no tengo médico me apunto! […] Yo ya lo veo que voy más lenta que mis compañeras pero no puedo hacer más, ya se han acostumbrado a mí! Son todas muy amables conmigo".

Juan comenta "en principio tenía un poco de miedo por si no me aceptaban o no sé, de no integrarme, pero no no, incluso me ven con una cierta admiración por haber empezado con mi edad yyy, a pesar de que saben que no ejerceré nunca como médico, por la edad sienten admiración. Y yo les pido apuntes y cosas así, trato de integrarme […] …¿de positivo? De positivo, el hecho de estar con gente joven, con ideas frescas, con ideas jóvenes, ideas nuevas, una manera de vivr la vida diferente, de una manera totalmente diferente a como yo lo hacía, cuando yo estudié magisterio, y esto siempre te aporta cosas buenas a la cabeza".

Pepe también nos cuenta cómo estudió Derecho como un alumno más, y además hace referencia a una experiencia de intercambio con alumnado de los estudios de Psicología y Pedagogía: "pero no ha sido mala la experiencia de estudiar con gente joven, me refiero a mi caso particular, y tampoco la ha sido mala en una experiencia que hemos vivido en la UOM en la que también nos mezclaron con estudiantes jóvenes para hacer una serie de trabajos en unas jornadas puntuales…eeeh…la gente joven tiene una motivación y unas ideas que nos son tan diferentes de las nuestras, aunque lo parezca!, y la sorpresa de la llevas muchas veces cuando al estar con ellos notas que..eeeh… muchas cosas que creías que iban por otro lao, pues no van…o sea, que sí que coincides en muchos aspectos de dee…de su vida, ¿no?".

Catalina no hace comentarios sobre este tema, pero si vemos cómo la participación en la UOM ha influido en las relaciones familiares entre las diferentes generaciones: "mis hijos han estado contentísimos, y además me dicen…eeeh…¿tienes alguna cosa en la universidad?...porque me respetan mucho, me han respetado mucho los días que tengo que ir…a veces digo…bueno, quizás podría dejar…no no no!! mamá, ¡lo primero es lo primero!!". En otro momento de la entrevista también nos cuenta como ayudó a su nieta a sacar una matrícula de honor en latín y cómo la continúa ayudando en sus estudios. También nos cuenta que su hija le dedicó una matrícula porque también la ayudó a preparar el examen.

Podemos ver como las diferentes generaciones juntas pueden enriquecerse las unas de las otras. Por tanto, se hace imprescindible tener en mente a la hora de diseñar actividades la perspectiva intergeneracional. Pero, ¿cómo lo articulamos? Ya nos dice Juan: "Vamos a ver, tal y como yo lo pienso sería un poquito imposible, tratar que ofertasen estos mismos estudios para gente joven por un lado y para gente mayor por otro, y de vez en cuando unos intercambios, unas convivencias de integración entre unos y otros…y claro, lógicamente un viejo siempre es un viejo yyy, con los jóvenes es posible que haga más el ridículo de los que pensamos, más que otra cosa, pienso". Nos encontramos aquí con la cuestión de si los programas educativos han de estar sólo dirigidos a personas mayores, si se tendría que facilitar su incorporación a cualquier programa educativo, o diseñar programas mixtos…¿cuál sería la mejor fórmula? Si tenemos en cuenta que en muchos casos los participantes en los programas educativos tienen como motivación establecer relaciones sociales con gente de su edad, la cosa se complica. Pero teniendo en cuenta los beneficios que la intergeneracionalidad puede aportar a todos y todas, ¿no se tendría que fomentar por parte de los profesionales que diseñan los programas? ¿No se tendría que fomentar incluso a nivel institucional? ¿No debería convertirse (o "hacer" que se convierta) en una situación "normal"? Si la educación se ha de dar a lo largo de toda la vida, ¿no debería ser la edad una variable "secundaria" (contemplada sólo cuando fuese necesario a raíz de los cambios físicos y cognitivos en las medidas de atención a la diversidad)? ¿Y qué nos podría aportar en este ámbito trabajar desde enfoques con una perspectiva comunitaria? Muchas preguntas por responder….

"Cuando llegamos al campus, ya me entra como una alegría!...¿sabes? ¡Ya estoy en casa!
Ya me parece estar en un lugar mío, me parece tener una parte de allá….
o que la Universidad tiene una parte de mí….¡no sé quién tiene más de quién?!

Catalina, estudiante de la UOM, 83 años.

 

BELLAMENT UNIVERSITARIS

A tots els companys i companyones
dels diferents cursos

Quan la vida encara és plena
de coratge i voluntat,
de l’empenta que demana
estudiar a la nostra edat,
amb la UOM, oh meravella,
tenim l’oportunitat
i l’orgull i l’alegria
d’anar a la Universitat.

Margalida, estudiante de la UOM, 72 años.

5- Agradecimientos.

A Mar Vázquez y Sara Oriol, compañeras de curso en la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), que realizaron las entrevistas a Juan y a Esperanza, respectivamente.

A Catalina, Pepe, Juan y Esperanza, por enseñarnos tanto.

6- Referencias bibliográficas.

Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (IMSERSO) (1999). Guía de Programas Universitarios de Personas Mayores. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

Jódar, M., Pérez, M. y Yanguas, J. (2002). Línies d’intervenció psicopedagògica. En M. Pérez (coord.), Intervenció psicopedagògica amb la gent gran. Barcelona: FUOC.

Mas, C., Macías, L., Orte, C. y Fernández, C. (2008). Estudio piloto sobre motivación y aprendizaje en alumnos de primer curso de un programa universitario para mayores. Póster. V Congreso Internacional de Psicología y Educación. Oviedo (España), 23-25 de abril de 2008.

Orte, C., Macías, L. y Vives, M. (2008). Educació i persones grans: evolució i característiques de l’alumnat de la UOM (1998-2008). En C. Orte (dir.), Anuari de l’envelliment. Illes Balears 2008. Palma: Càtedra de Gerontologia Educativa i Social (Conselleria d’Afers Socials, Promoció i Immigració i UIB).

Orte, C., y March, M. (2008). Envelliment, educació i qualitat de vida: cap a la institucionalització de la gerontologia educativa. En C. Orte (dir.), Anuari de l’envelliment. Illes Balears 2008. Palma: Càtedra de Gerontologia Educativa i Social (Conselleria d’Afers Socials, Promoció i Immigració i UIB).

Pérez, M. y Yanguas, J. (2002). Les necessitats de les persones grans i les respostes socials. En M. Pérez (coord.), Intervenció psicopedagògica amb la gent gran. Barcelona: FUOC.

Sancho, C., Blasco, M.J., Martínez-Mir, R. y Palmero, F. (2002). Análisis de la motivación para el estudio en adultos mayores. Revista electrónica de motivación y emoción, 5 (10). Disponible en: http://reme.uji.es (septiembre 2009).

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